Editorial

(c) Diseño de portada - Paula Pappalardo



Número 30


A veces se hace largo el tiro, pero el trencito debía tomarse un descanso reparador. Y retorna hoy con fuerzas renovadas para seguir transitando los senderos del país y del exterior, siempre con nuevos amigos que se suman en las diferentes estaciones.

Y la locomotora, humeando su chimenea en un saludo al viento recaló en Buenos Aires. Allí ascendió ALBERTO FERNÁNDEZ (nada que ver con símil político de nombre homónimo) Me parece graciosa su historia por eso dejo que él la relate: "Nací el 21 de julio de 1928 (o sea en el siglo pasado). No recuerdo si llovía o había sol. Al primero que vi fue a mi abuelo que me ayudó a respirar el aire de Buenos Aires. A mi madre ya la conocía por dentro. Llegó la comadrona y arregló los entuertos. Me acercaron a la teta y mamé. Mamé y mamé hasta que me dormí. ¡Qué placer dormir junto a voces conocidas y al calorcito del regazo de una madre! ¡Cuándo no!, era una época de crisis. -¡Esta es tu primera crisis pero no será la última! - Tuvo razón. Mi abuelo era un visionario. Crecí y crecí hasta que esas crisis me lo permitieran, que no fue mucho. Después de adquirir algunos conocimientos (luego se demostraron erróneos), quise ser Farmacéutico. Y lo fui. A esa edad marcada por la Biblia, donde uno murió por sus ideas morales, me casé. El  más conocido, porque hubo otros hombres. Quise tener hijos y los tuve de a seis. Esos hijos trajeron nietos de a once. No sé si traerán bisnietos. Creo que sí. Como para ser hombre son necesarias otras cosas,  planté un árbol y escribí un libro. Por eso recibo ahora el inmerecido título de escritor. No abundo más porque escribir sobre uno, casi siempre, son puras mentiras. Vanidades, que las llaman". Les traigo un cuento de su autoría que me gustó mucho. E mail: albertofernandez@speedy.com.ar

DESAYUNO PARA DOS

No sé quién me lo dijo. Tenía diez años cuando desperté sobresaltado. Una voz me repetía un año, un día, una hora determinada en la que moriría. No quise contarlo. Me revelaba despreocupado. Sin embargo era mi sueño recurrente.
Mi vida transcurrió normal. Hice mis estudios. Trabajé en mi profesión. Tuve hijos. Desparramé mi amor entre los que me rodeaban. Entraron en mi calle desolada. Viví una vida plena. Dejé ingresar la luz a mi ventana. Gocé del encanto de las rosas, del viento, de las olas del mar. Me sentí pequeño frente a la montaña. Feliz de pertenecer a este universo. Dichoso de convivir con los frutos recién paridos.
El amor de Adela me sonrió desde muy joven.

Hay cavilaciones que nos habitan por dentro. Están en la memoria. Mejor dicho por debajo. Olvidarlos no es posible. Sólo dos caminos: convivir con ellos o pensarlos con obstinación hasta que el fango las recubra con una costra inaccesible. Sentir que ya están en la eternidad. Mi espíritu eligió el primero. El más doloroso.
Las respuestas eran tan torturantes como las preguntas.

Pasó el tiempo. Llegaba  el año treinta y tres de mi vida desde que dejé de navegar en las aguas de mi origen. La fecha clave era el veintiocho de julio. La hora nueve.
El otoño nos dejaba un césped de hojas muertas. Flores descoloridas. Relámpagos castigando elevaciones que pretendían conocer los secretos de los dioses. Cataratas de agua inclemente desde el gris del cielo. La lluvia era caliente y fría. Los suelos parecían llenos de libélulas. Las gentes blasfemaban contra el dios implacable. ¿Es que estás sordo? Por fin cesó de llover. Hubiera querido que siguiera el mal tiempo o mejor que continuara el otoño. De pronto temía al fantasma del invierno.

Camino por largos túneles. Oscuros. Nichos estrechos en el camino. Deshabitados. La luz que aparenta estar al final, cada vez se aleja más. Raíz cuadrada de menos uno. Luz inútil. Multitud. Esperan en largas colas. ¿Qué esperan? Una boleta que dice “Oscuridad”. Algunos me saludan como si los conociera. El señor que cuida pide a cada uno su boleta. Me saluda como si alguna vez nos hubiéramos visto. La cara es de un antiguo amigo. Despierto acongojado. Adela se asusta y acaricia mi frente sudorosa. Pregunto “¿Qué día es hoy?” –Veintisiete, me responde. –Hoy no es el día, ella ignora mi secreto.

Veintiocho de julio. Treinta y tres años desde mi primera aspiración de este oxígeno lleno de pestilencia. Continué mi sueño de los túneles. El final había desaparecido. Sólo el angosto camino y el techo. Fuera de todo alcance. Inaccesible. Un frío que congelaba los pies. Estalactitas.
De pronto, como viniendo del terminal, la voz. Esa pretérita y registrada voz. La minuciosa. La que daba los detalles. Año, día, hora. Acostada a mi lado. Fría. Interpuesta entre ella y yo. “Ya es el turno” Pero no, no era el turno. Faltaban aún dos horas para las nueve. “Ya es el turno” Con resonancia imperativa y enérgica. Absurdo negarse. Aún así lo hice. El reloj se rehusaría a contradecir lo estipulado.

Temblando, desperté. A mi lado Adela muerta. Cuando dieron las nueve, me levanté, besé su frente otrora cálida y preparé el desayuno para dos.

Y como estaba interesante Buenos Aires y daban ganas de caminar, fuimos a visitar a un amigo que ya ha sido publicado en el Nº 25: LUIS CARLOS AGUIRRE. Les recuerdo algunos de sus datos biográficos (para los fiacas que no quieran ir de nuevo al número pasado): nació en Posadas (Misiones) en 1956. En 1963 su familia se estableció en Bella Vista, noroeste del Gran Buenos Aires. Entre 1974 y 1984, junto a Daniel Serra, edita la revista alternativa "Antimitomanía", publicación que marcó una época en su género, organizando encuentros y recitales literarios. En 1978 publicó su cuaderno de poemas "Apuntes en la tierra" Entre 1989 y 1994 crea y conduce, junto a su amigo Héctor D. Suárez, el programa radial NOCHENAUTAS, que obtiene dos veces el premio Sin Anestesia. Suma a su pequeña actividad cultural un dilatado compromiso en la militancia política desde 1982, de la que se ha retirado en Diciembre de 2003. Luis edita una revista literaria electrónica "Paradecir", que gentilmente me envía. El material de poemas que acompaño es de un nuevo libro "Rondar por los andenes (o diario de un excluido)". Vale la pena su lectura.

ESA MARIPOSA

Una sola vez se posó en
su espalda
una mariposa inesperada
y sostuvo su esperanza.

Estaba cayendo en los abismos
de la bruma y de la nada.

Bastó esa mariposa
esa vez
que, como un farolito en la
oscuridad,
empecinadamente
lo empuja hacia la luz.

Es necesario amanecer.


EMULSIONES

Hay emulsiones
que permiten grabar
imágenes en papel
y retener instantes
(de luz).

Hay otras emulsiones
misteriosas
(que no pudo concebir Daguerre)
que permiten instalar
sensaciones en la piel
en el alma
en el brillo de los ojos
y retener amores
(de luz).


PALABRAS

Esos sonidos con ritmos
y músicas que designan
(como Adán)
cada cosa, cada dolor,
cada vibración del alma.

El animal humano
canta sus historias y sus amores
en cada comarca
en cada región
con la ayuda de esos
ruiditos encadenados y ardientes.


GORRIONES EN PLAZA ROBERTO ARLT[i]

¿Quién vuela cada mañana
de rama en rama?
¿Es el mismo gorrión
de plaza Arlt de 1975?
¿Es su hijo, su nieto
o su sombra?

¿Quién se hamaca hoy
en Esmeralda y Rivadavia?
¿Algún otro soñador
que despertará tarde
y no llegará a tiempo
al amanecer?


NACER DE NUEVO

(a Mariana que se va)

Hay quien dice que
partir es morir un poco.
Eso puede ser verdad
para quienes quedan en el muelle
agitando sus pañuelos de nostalgia

En realidad partir
es como volver a nacer
y amasar nuevos sueños,
que crecerán (como los hijos)
con mañanas distintas
en otros mares
y otras montañas.

Hay nuevas vidas
en otros puertos
y otras estrellas
en cielos diferentes.

Partir es nacer nuevamente
como el mismo pájaro
que siempre es otro.
Volá a tu horizonte,
pintalo de tus colores
sin lágrimas ni cadenas.


Pero el smog y el ruido porteños la cansaron a la locomotora, y decidió sabiamente que era hora de regresar al ranchito donde el cielo es azul y el ruido es mínimo. Y cuando estaba por dar fin al viaje, unos metros antes nomás, subió a las corridas otra pasajera. Ella es NORMA ETHEL ALLORI de DANIEL quien publica bajo el seudónimo de ALMA.  Poetisa pampeana radicada en Gral. Pico. Ha obtenido premios en certámenes provinciales, nacionales e internacionales. Ha publicado en revistas y diarios regionales; en antologías junto a otros escritores. Editó el libro “Poesías y Sentimientos” . Nos trajo unos poemas que espero disfruten. E mail: poetisapampeana_alma@hotmail.com

OTOÑO

Tu mirada enceguecía el alba,
derramando ternura en el espacio.
Tu voz dulce vibraba en una canción,
aliviaba a los ojos… y encendía el corazón.

El otoño lloraba una tarde sutil,
perfumando rosas rodeadas de luz;
alumbraban el camino sabiéndose capaz…
bajo una luna brillante; daban luz y paz.

Se durmió el otoño… y tú no estabas ya;
dejaste tus poemas así como al pasar.
En ellos estampaste tus sueños y tu amor…
quedaron en tus versos… tu voz y mi dolor.

Mi tristeza encerré en el otoño
junto a la tarde, la luna, los versos,
las rosas, la canción, tu voz y tu sentir.
Así, todo lo tuyo vivirá siempre en mí.

                                                            
EL ME OFRECIÓ SU SOMBRA

Yo soy pampeana de ley
les doy mi mano y mi fe,
en ellas senil yo llevo
acariciando un Caldén.

El me ofreció su sombra
cuando yo tenía sed,
el me protegió del viento
sabiendo de mi niñez.

Cuando yo sembraba sueños
él sabía comprender
y me ofrecía sus brazos
como tendiendo una red.

Entre sus ramas tan fuertes
teñidas por la vejez,
abrigaba a las calandrias
como flores de un vergel.

Había quedado muy solo
y nadie supo por qué,
el viento lo llevó lejos…
una semilla tal vez.

Para él no había razas
solo quería ofrecer,
al caminante cansado
la sombra y el amanecer.
                                
COMO QUISIERA

¡Cómo quisiera estar entre tus brazos
y que en tus brazos el arco iris se durmiera!
En ese lapso de letargo transparente
nos sorprendiera feliz la primavera.
Veremos rosas blancas y jazmines
la luna más intensa y cautivante;
cantaremos canciones melodiosas
y enseñaremos a la luna a ser cantante.

¡Cómo quisiera estar entre tus brazos
para abrigar los pájaros perdidos!
Que alumbran la noche con sus ojos
y en un abrazo acurrucarlos en sus nidos.
Halo quisiera ser un abrazo tuyo
sin penumbras que entorpezcan nuestras almas.
Sólo violines dulcemente susurrando…
quiero un abrazo para encontrar la calma.

¡Cómo quisiera estar entre tus brazos
Y que en tus brazos el arco iris se durmiera!.


HABLAR CON DIOS

Solo sombra... una sombra eras.
Como pájaros en el cielo.
Querías escalar cimas,
derribar llanuras.
Aflorar en la soledad
minerales transparentes,
divagando palabras que no se escuchan...
pero dicen.
Perderte en el horizonte
oscurecer el sol como tus ojos...
y cuando ellos callen...
no brillarán las estrellas
porque con tus lágrimas,
apagarás su fulgor.
Cruzaste un camino invertido.
Pensaste una vida...
sin imaginar que la tenías entre tus manos.
Soliloquio en brumas.
Epígrafe equivocado.
Ibas vestida de nieve.
Volaste como una paloma herida...
buscando el mas allá.
¡Querías hablar con Dios!


Llegamos al final del viaje. Pero nos estaremos reencontrando como siempre. Les recuerdo a los escritores que pueden enviar sus colaboraciones y una minibiografía a: millaco@ciudad.com.ar
¡¡¡¡¡¡Gracias por el aguante!!!!!!!!!! Un abrazo

                                         CRIS FERNÁNDEZ