PASAJEROS AL TREN!!!!
Crujientes mantos de hojarasca cubren aún las veredas.
Mientras el frío ya avanza con sus dedos helados por estas pampas. Pero ni los
rigores climáticos ni los convulsos días que solemos transitar pueden detener
la palabra y su mensaje. Quizá porque los escritores somos idealistas que
sueñan con un mundo mejor … Y no perdemos la esperanza o nos damos por
vencidos. La consigan es resistir a los avatares externos. Y con esa idea en
mente retomamos el camino …
Y comenzamos recordando a un escritor de estas pampas:
MARCELINO CATRÓN. Nació en DOBLAS (Prov. LA PAMPA ) en 1940 y
falleció en SANTA ROSA (Prov. LA PAMPA ) en 1994. Fue
maestro en escuelas de Buenos Aires y Santa Rosa (L.P.) En 1987 recopiló
poesías y relatos pampeanos que se publicaron en el libro “La Pampa
cuenta y canta”. En 1991 la Fundación
Chadileuvú publicó su poemario “Ojitos de Agua” y en 1997, a través del Fondo Editorial Pampeano,
Adriana Lis Maggi reúne su obra y se publica “Marcelino fue y vino”. Sus poemas han sido musicalizados e
interpretados por artistas pampeanos. Chicos y grandes lo recuerdan como un
maestro que sabía escuchar y comprender a todos y repetía “…yo enseño en el aula pero aprendo en los recreos” Les dejo hoy sus poemas, plenos de frescura y
musicalidad.
La banda de los gorriones
tiene reuniones
para ensayar.
Hoy se les ha ocurrido
y ya no hay nidos
para alquilar.
En el viejo eucalipto,
un pajarito
colgó un cartel:
“No queda un solo asiento,
para el concierto
del veintitrés”
Redondeles de plumas,
bajo la una
vienen y van.
Helados de lechuga,
el que madruga
puede comprar.
¡Qué noche de parranda,
para la banda
del gorrional!
Hay palmas de repente
y hasta el agente
sale a bailar.
ALGUNA RAMA
Por la cuna
y la guitarra,
yo comprendo que se lleven
cada tanto alguna rama.
Si es posible
no dejen
que los árboles caigan.
Con los restos
el fuego,
un asado, la pava
y ese mate amiguero
que calienta hasta el alma.
Si es posible
no dejen
que los árboles caigan.
AQUÍ NOMÁS
Quiero una cueva
con salamanca,
llena de magia,
para explorar;
un bosque alegre
con choza y todo,
entre las copas del caldenar.
Quiero un desierto
con ojos de agua,
fondos marinos de sal y arena;
restos antiguos
de un megaterio,
que al verse solo murió de pena.
Una tapera
abandonada
y luces raras sobre el cardal.
Quiero que cuenten
nuestros abuelos,
la historia cierta de este lugar.
BROTES NUEVOS
Los piquillines armaron
una ikebana
en la loma:
isla verde,
azul la sombra,
abajo amarillo el trigo,
tenían adornos de liquen
y en las copas doce nidos.
Se los conté una mañana,
por jugar,
con unos amigos.
Hoy estaban hechos leña
en la quinta de un vecino.
Sus bolillas coloradas
sangraron por los caminos.
Algunos brotes quedaron
y allí dejamos
los nidos.
¡Qué alegría de pichones
siempre abiertos los piquitos!
Pueda ser que el tiempo deje
cumplir lo que prometimos.
PIRINCHA
Pirincha
hizo una cueva
con la santa paciencia
tortuguera.
En el tibio misterio
del refugio,
sueña colores
de otra primavera.
La rodean tortugas
muy chiquitas,
que la siguen
por médanos y sierras.
Tan ligero
pasaron por las rutas,
que un agente
les hizo la boleta.
Orgullosa Pirincha,
la tortuga,
pagó con varias hojas
de lechuga.
Y parte el tren con la locomotora humeando … Nos
dirigimos a la llanura cordobesa para recibir a una amiga: MARÍA CRISTINA CHIAMA. Nació
en Buenos Aires y reside en LABOULAYE, (Prov. de CÓRDOBA). Poeta,
narradora y ensayista. Entre sus publicaciones: “Darwin” en Plumas al Viento, Neuquén, 2013; “Poemas para afirmar las alas”, Chubut, 1988; en la U.N .R.C, 2002; “Leer da trabajo”, Cba. Año 2006; Antología de poesía. Fundación Victoria Ocampo. 2012. CABA;
“Cuentos Regionales”.
Chubut, Neuquén, Río Negro, Santa Cruz y Tierra del Fuego. Ediciones Colihue,
CABA, 1994; “¿Cómo leemos literatura en el
aula?” Editorial Biblos. CABA, 1910. En la Web : Editorial Piso 12, Revista Digital, en
http://www.anthropologies.es, 2014, “Cita en las Diagonales”, marzo de 2015, “Celebración de la sangre”,
nouvelle, Imprecom Editora, RC, 2013; y “Guardia de cenizas”, nouvelle, en Edit. Ruinas Circulares (2015). Hoy nos trae sus poemas
que espero disfruten.
E Mail: cristina_chiama@hotmail.com
1.-
Me atrevo a escribir poesía sabiendo que reitero
el pasaje por un palimpsesto (adorable palabra)
de aires pisoteados, no, no, ya sé, que no,
que en realidad son aires transitados
por tantas miradas
bajándose a lenguaje
para dejar sus vestiduras de
raíces roídas reponiéndose de pisadas y pisotones
y patadas.
Ahí enhiesta y con frío dejo a mis palabras:
un pisotón más para “En el principio fue el Verbo”.
2.-
Entras en el extrañamiento de no ser ya
ni lenguaje pero sí pura naturaleza
-dice Saer en una de sus mejores reflexiones-
como catedral de haces de luz muda
como muda de dedos vacilantes
como dedos hurgando semillas
hundidos en el dolor de la revelación.
3.-
Si sufro, si angustio con angustia plena mi alma
si acudo a la poesía
parece que el dolor de pájaro con ala quebrada
disminuye
se sesga
oblicuo en la luz
mezquina de unos ojos otoñales
disminuye
disminuye
sesgadamente se inmiscuye
disminuye
un soplo de alivio
el dolor compartido con otro
¿Qué es eso?
¿Alguien tiene una respuesta?
5.-
Por ello ya no acudo a las academias
Leo poesía en los ojos vacíos de una piedra
-por ejemplo- Sé que parece demasiado racional.
No soy tonta.
Dejé los estudios sobre la palabra. Y me hundí
entre las piernas ¿de quién? No recuerdo.
Fue muy sensual pero no se termina allí.
6.-
Ahora dentro del bosque
leo.
No puedo citar lo que leo:
son cantos rodados compactos los poemas
que escriben y leo
es pared muda
no puedo citar
recordar
no puedo
me llamo a un silencio
respetuoso.
Compartimos unos mates y unos criollitos, nos despedimos de los queridos
amigos de Laboulaye y seguimos hacia el norte, pues el siguiente destino era la
provincia de Santiago del Estero. Allí aguardaba un nuevo pasajero: JUAN MANUEL ARAGÓN,
59 años. Nacido en Tucumán vive desde 1970 en la ciudad de SANTIAGO DEL ESTERO. Periodista, editor de la revista de cultura y
educación "El punto y la coma".
Autor del Libro "Platita" y
de la trilogía "De última".
Cuentista con ínfulas de literato. Trabajó en la Municipalidad de la Capital de Santiago del
Estero, en el Nuevo Diario y como vendedor callejero de cohetes, jugos para
diluir, cremas íntimas, bolsas mágicas. Colaboró con los diarios "El
Liberal", de Santiago del Estero, "El Tribuno" de Jujuy y
participó en antologías variadas. Sigue escribiendo, al menos una página por
día, dice que es "para tener la mano liviana". Nos deja un relato simpático
con el cual algunos lectores se sentirán, quizás, identificados.
CABALLO SIN PATAS, OREJAS
NI COLA
No tiene patas ni orejas
ni cola. La bicicleta es un caballo sin órganos superfluos ni extremidades
sobrantes. Los que no somos ciclistas de carrera, profesionales o amateurs, la
usamos para ir de aquí para allá. Tenemos la bici esencial, la que trae, a saber,
un cuadro, dos ruedas, un manubrio, pedales, cadena. El freno es opcional, lo
mismo que la luz trasera. El foco delantero es de un hedonismo sirupítico sin
ley.
Es un medio de movilidad
sin folklore, no tenemos graves asuntos para contar, tampoco anécdotas
curiosas. No tiene una historia, como los cordones de los zapatos, que son
útiles para lo que sirven, es decir para atárselos y nada más. De vez en cuando
a uno se le ocurre un viaje largo, digamos visitar a la Virgen del Valle en
Catamarca o a San Mailín en Santiago. Una madrugada nos ponemos en camino y
vamos. No nos disfrazamos con pantaloncitos cortos ni lentes oscuros ni
camisetas de colores chillones, sólo la boina de todos los días y a la ruta se
dijo, Si hay viento a favor, mucho mejor, si no, pelearla todo el camino.
No quebramos ningún
récord, tampoco queremos entrar en ningún libro. El impulso interior que nos
lleva a Catamarca es espiritual, parecido al que nos induce a ir a la casa de
un amigo a tomar unos mates, ir a la plaza a ver qué pasa o visitar a la Número Dos , antes de
que se nos vaya del todo.
La vida nunca nos apuró,
siempre estuvimos en el mismo lugar. Alguna vez soñamos con marchar a lejanos
lugares a conocer otros cielos, otros soles, otras lunas y estrellas de otros
colores. Pero qué íbamos a ir con la chaveta floja, rengueando de una pata,
como quien dice. Nos conformamos con quedar tranquilos en el pago de siempre,
viendo crecer el paraíso de la puerta de casa y ayudando a los hijos a hacerse
hombres y mujeres de bien. Qué otra felicidad vamos a esperar los que tenemos
el espíritu cortito, oiga. Ninguna.
Hemos sido y seguimos
siendo los que todas las mañanas van de la casa al trabajo y después del
mediodía del trabajo a la casa. Salvo los domingos y fiestas de guardar, que
nos ponemos nuestra mejor pilcha para ir a misa con la patrona y los chicos, a
agradecer porque además de ellos, todo lo tenemos: una ciudad mágica que es
nuestra por derecho propio, un barrio maravilloso de veredas amplias y lapachos
rosados que tiñen de lila el cielo todos los fines de agosto, amigos de fierro
que vienen de toda la vida y la sensación de libertad cuando salimos a pedalear
las calles en busca del mango que nos hace morfar.
La vida es simple, nacer,
desarrollarse, conseguir una buena compañera, criar los hijos y uno de estos
días, mandarse a mudar para siempre al lugar para el que no hay parche y
solución. Ni inflador.
Que otros canten las
maravillas de los paisajes que visitan con sus hermosas bicicletas rodado
veintinueve, con 80 cambios, asiento con un hueco para los huevos, diseño
ergonómico y tan livianas como una pluma, allá ellos si viajan a hermosos
países a conocer las maravillas de las playas del mar, la montaña o el bosque
tropical con monos aulladores trepándose a los cocoteros. Nosotros preferimos
las doble caño, las balonas que les dicen, las de carteros, repartidores de
antes o tomadores de siempre, esas que no hay problemas en atarlas con una
cadena a cualquier árbol porque total quién va a robarla, si además está
herrumbrada por todas partes.
Una sola cosa le pedimos
a los dioses, si existen, es que la vida no nos halle sin inflador y, por las
dudas, gomín de repuesto. Después, que se haga agua la achilata.
Y
el trencito (que no es santiagueño) quería subirse otra vez al avión. Y allá
fuimos con rumbo a la tierra de los mariachis par reencontrarnos con otro
pasajero frecuente: WASHINGTON DANIEL GOROSITO PÉREZ. Nace en
Montevideo, Uruguay el 24 de junio de 1961. Vive en IRAPUATO,
MÉXICO desde 1991. En el año l999 obtiene la ciudadanía mexicana por
naturalización. Estudios en Periodismo aplicado a los Medios de Comunicación
Social, Licenciado en Sociología. Postgrado en Enseñanza Universitaria
.Diplomado en Desarrollo Humano Integral. Master en Ciencias con Especialidad
en Sociología. Actualmente cursa Doctorado en Ciencias con Especialidad en
Pedagogía. Catedrático Universitario, Periodista,
Conferencista, Poeta, Ensayista e Investigador. Ha obtenido premios
de periodismo, ensayo, cuento y poesía en México, Uruguay, Brasil, Argentina,
Venezuela, Estados Unidos, Alemania y Francia. Ha integrado 17 antologías
literarias en Uruguay, México, Argentina, Italia,
España y Estados Unidos. Columnista de Análisis Internacional y
Temas de Seguridad y Defensa en publicaciones de México, Uruguay,
Argentina y Ecuador. Ha prologado obras en Uruguay, México y Ecuador. Miembro
de la Unión
Católica Internacional de la Prensa (UCIP), Poetas
del Mundo y Red Mundial de Escritores en Español (REMES). Ha publicado en
Brasil, Ecuador, Suiza, Italia, México, Argentina, Uruguay,
Colombia, Estados Unidos, Chile, Cuba, España, Rusia, Israel, Holanda,
Suecia y Paraguay. Integra 18 antologías internacionales y 3
nacionales (Poesía, haikus, poemínimos y microcuentos). Su poema “Gaucho
del Uruguay” fue ilustrado por el pintor Mario Giacoya y forma
parte de la colección pictórica denominada “Homenaje a los Poetas
Uruguayos”. Hoy nos deja su poesía.
E Mail: w.daniel.gorosito@gmail.com
EMANCIPACIÓN MARINA DE ALFONSINA
Una
sola ola es suficiente
para que sea un velero
y
navegue
en el mar remoto,
partiendo
de un puerto,
en
una playa del Sur.
El
agua temblorosa,
me
golpeará,
empujándome
al abismo.
Los
peces llorarán lágrimas salobres
entre
enormes esqueletos de navíos.
Me transformaré
en sirena
y
naufragará mi pluma.
Escribiré
mi último verso a la deriva
“voy
a dormir”.
Los
sonidos del mar, me reclaman,
y las
bellas caracolas
quieren
guardar mis sueños
de
emancipación.
LOS
ÀNGELES DE ANDRÉS ELOY
Poeta bolivariano
navegando por tu río
el Orinoco ancestral
ese que es tan enorme
es un río casi un mar.
Entre letras y poesía
lo supiste navegar
guiado por siete estrellas
y el dios de la profundidad.
Desde México llegaste
de ese tu exilio final
a tu tierra Venezuela
donde encontraste la paz
unos dicen que estás muerto
otros dicen que jamás.
Lo cierto que te trajeron
en un bote de cristal
angelitos
multicolores
te acompañaron acá
entre ellos varios negros
que tuvieron su lugar
en el cielo junto a
estrellas
que tú pediste pintar.
EL POETA GUERRERO
a José Martí
Nuestra tierra
americana
siempre te venerará
hombre íntegro y de ideales
blandiendo la dulce pluma
que nos ibas a obsequiar
extraordinarios escritos
rosa blanca y amistad.
Fuiste un poeta guerrero
cuando debiste trocar
la pluma del creador
por la espada del
libertador
para forjar pueblos libres
y que muera la opresión.
A tu “América Mestiza”
luz le supiste dar
la chispa que un día
encendiste
bien se supo propagar
y ese fuego libertario
jamás se podrá apagar.
Un tequila … unos
tamales para disfrutar y aliviar el viaje y … ¡partimos!. De regreso a
estas pampas donde los aguardo con sus cuentos y poemas (más una
minibiografía). Pueden enviarlos a: letrasenelanden@gmail.com
¡¡Los espero!! Un abrazo
CRIS FERNÁNDEZ
FELICITACIONES! MUY INTERESANTE , COMO DE COSTUMBRE! GRACIAS POR COMPARTIR!
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