Editorial

(c) Diseño de portada - Paula Pappalardo



Número 54

QUERIDOS PASAJEROS:

El trencito se ha demorado esta vez ... pero nunca es tarde para llegar ... Más allá de los avatares del mundo convulsionado y desgarrado, más allá de la locura global que parece envolvernos .... ¡la poesía sigue viva! ¡las letras siguen vivas! para dar testimonio de que el ser humano puede remontar la adversidad, pintar su tiempo y seguir con un corazón esperanzado en búsqueda de un futuro mejor.

Y con la consigna de "sempre avanti" la locomotora sacó pecho, resopló y puso rumbo a las montañas, pues en CATAMARCA nos esperaba la primera pasajera, vieja amiga (NO por la edad) que ya nos acompañó en el Nº 25: ANALÍA PASCANER. Y así se presenta ella: "Nací en Buenos Aires y actualmente resido en la ciudad de Catamarca. Estudié Psicología en la Universidad de Buenos Aires. Soy profesora de piano y me dediqué a la enseñanza cuando vivía en Buenos Aires. En Catamarca concurrí a un taller de narrativa y fui integrante de un grupo literario. Como integrante de dicho grupo tuve a mi cargo la dirección de la primera revista virtual de esta provincia, luego me aparté del grupo literario y dejé la dirección de dicha publicación. Desde noviembre de 2006 soy editora y directora de la revista digital "con voz propia", emprendimiento independiente de difusión de literatura clásica y contemporánea. Disfruto leer ante el público. Participé con lectura de textos propios y de otros autores en todos los cafés literarios realizados en la ciudad de Catamarca (2002 al 2005), en recitales poéticos-musicales en Feria del Libro de Catamarca y Feria del Libro de La Rioja (2002 al 2006), en diversos homenajes realizados a escritores catamarqueños, Hogar de Ancianos. En mayo de 2008 participé –a distancia- en la mesa redonda De Sur a las revistas digitales, realizada en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, con la coordinación de la periodista y escritora Araceli Otamendi (directora de la revista digital Archivos del Sur).Publiqué algunos de mis cuentos en las Antologías 'Escritos en La Cueva' (2003, 2004 y 2005), y el libro 'La Noticia', perteneciente a la Colección de literatura infanto-juvenil La Cueva (2005).Mis cuentos y relatos son leídos en algunos programas radiales y publicados en revistas digitales: Isla Negra, El Ciruja, La Bodega del Diablo, Literarte, Letras en el Andén, La Máquina de Escribir, Poemas en Añil, Archivos del Sur, Axxón, Revista Almiar, Artesanías Literarias y en diversos sitios literarios de la web. Colaboro con radios y publicaciones virtuales y en papel, en diversos proyectos literarios. Actualmente me desempeño como correctora de textos." Aquí nos trae dos cuentos breves que, espero, disfrutarán.
E Mail:
analiapascaner@gmail.com


SE ME VINO EN CONTRA

¿No te digo? nooo, si es así la cosa, una se empeña en aprender, en hacer algo nuevo y se te viene en contra, encima lo que una dice te lo tiran como idea después, es así creeme lo que te digo porque es así. Vos cómo andás? mientras te voy contando ¿querés? ¿tenés un ratito? ¿si? bueno te cuento entonces. Ja… cuando lo sepas me vas a dar la razón. El otro día sentaditas las dos, charlando de bueyes arados, no… bueyes arados no, bueyes cansados bueyes sueltos… ¿o bueyes que no se dan cornadas? ¿cómo es? bueno no tiene importancia no viene al caso, sigo, el otro día hablando de bueyes (así, bueyes a secas) le pregunté si es difícil escribir un cuento porque ella es profesora de lenguaje baaah de lengua como le llaman ahora, “v-v-vos querés e-escribir?” (me miró de raaaro creeme) “sí ¡yo! te animás a enseñarme porque un poco que me aburro viste?”, “b-bueno podríamos intentarlo, mirá que tenés mucho trabajo por hacer, no es escribir algo y se terminó, ahí recién empieza el trabajo y muy pero muy en serio”, y ya no me gustó nada de nada te aseguro, ya estaba totalmente arrepentida por tirarle la idea y me preguntó “¿estás segura que querés?”, “yyy… seee…”, yo ya no quería, creeme que ya no quería por nada te aseguro, “dale ¡animate! escribir y trabajar de-ver-dad, a-cum-plir con las tareas”, “yyy… bueeeh…” ('ta que me enredé sola ¿viste?). Bueno sigo, la cosa es que pasaron los días y yo me digo ésssta se olvidó, menos mal que se olvidó totalmente porque no pasaba nada ¿viste? ni se acordaba y mirá que nos veíamos. Bueno en eso recibo un meil ¿¡un meil!? ¿podés creer? cuidado que por meil me lo manda a decir, ¿no podía mandar una carta o hacerme avisar con alguien? no sé… algo… ¿pero un meil? si gracias a que mi hijo me abre el internet una vez por semana no me cierran el meil, eso dice él qué sé yo. Bueno sigo, encima toma mis-propias-palabras, era un refrán que yo le dije el otro día ¿viste? en toda mi vida aprendí solamente tres refranes y se me ocurre decirle zapatero a tus zapatos y eso es lo que me manda a decir por meil, aaay… por meeeil… tenías que ver a mi hijo sorprendido: “mamaaá veniiiií mamaaá alguien se dignó a escribiiirte!!” y encima no entiendo porqué se reía tanto este chico, si hasta pensé que le pasaba algo grave por semejantes gritos, qué sé yo. Bueno sigo, y usa mis palabras mis-propias-palabras, bueno no son mis mis palabras pero se las dije yo, ni siquiera la idea se le ocurre a ella, creeme porque es así. Bueno sigo, la cosa es que me manda un meil (ja… un meil) y ahí me lo explica todo! bah… todo es una forma de decir ¿viste? porque de todo no tenía ni la mitad, pero claaaro ella es así, así como la ves no das cinco centavos pero te cuento que sabe un montón eh? en lugar de hablar normal, como una persona normal ¿viste? ahí nomás te mete el verboide y el adjetivo, el apócope y el adverbio, el gerundio y el sujeto (¡a mí que no me venga con otro sujeto que no sea mi esposo ¿viste?), entra a sacar libros de la biblioteca y ¡sabe en qué página abrirlos! creeme porque lo vi con estos ojos que te miran, que el regionalismo de ni sé dónde y encima, escuchá bien porque no lo vas a poder creer, encima me dice “claaaro vos no sabés regionalismos, te voy a prestar un libro”, aaay… qué susto… pero qué libro ni qué libro, me va a prestar un libro mirala vos, eso sí, te aseguro y te lo aseguro como que me llamo Antonia que si ésta me trae un libro de regionalismos yo le busco otro pero de regionalismos franceses ¡o peor! regionalismos alemanes ¡y ahí sí la quiero ver! se va a volver china, porque la flaca es mucho verboide y apócope, gerundio y adjetivo, adverbio y sujeto, pero la sacás de las letras escritas en castellano… y ja… ¡ahí vamos a ver qué sabe! Pero bueno la verdad es que no me quiero ir del tema ¿viste?, la cosa es que de acuerdo a lo que nos dijimos esa tarde hablando de bueyes (bueyes así, a secas) me viene a decir lo que yo le dije en ese momento: zapatero a tus zapatos, y ahora pretende que ponga la mente en funcionamiento, así textual me lo explicó y ¡por meil! creeme. ¿Por qué ponés esa cara? ¿que qué quiero decir? ella se refería a… Ay me puse mal ahora che, hablando de mente quien debería irse con la mente a otro lado soy yo. Uy… y vos no me contaste naaada, bueno otro día porque ahora debo poner la mente en remojo. Chau mi querida nos vemos en otro momentito y saludos a tu gente, me alegro de verte tan bien mmmm qué reseca tenés la piel en las mejillas, a ver… deberías hacer algo, no queda muy bien así.
No… no no no, la mente en remojo no era, en remojo eran las lentejas como me enseñó Matilde. Qué tenía que hacer con la mente? uuuuy no me digas que debo pedirle a mi hijo que me abra el internet para ver qué decía ese meil.
Ja… por meil…



QUIÉN ES?

Mis pies contagian la pereza a ese sol que aún no salta sobre las montañas. Vislumbro un espléndido día: el cielo lucirá radiante, la gente disfrutará del prematuro calor y serán esas mismas personas quienes expresarán en el verano, agobiadas por cuarenta y tantos grados: “qué sofocante, ni un solo día fresco tuvimos en invierno”.
Camino sin prisa reteniendo en mi alma el cielo gris que disfruté días atrás. Miro el rostro de las personas que cruzo. Me vuelvo y observo cada gesto, me detengo y examino cada palabra. Busco algo que me resulte familiar.
No lo veo, no lo puedo hallar. No lo sé encontrar, no sé dónde buscar. ¿Qué conozco de él? ¿Acaso sé quién es? No sé su nombre ni el lugar del planeta que recibe diariamente sus pasos. Mis ojos están vendados, ando a tientas sin saber si algún día lo encontraré.
Cierto acontecimiento lejano detuvo el tiempo mientras nuestras miradas se fundieron en una extraña sensación de deseo y urgencia. Luego el atropello: gritos y empujones, corridas y sirenas me abrumaron dentro de una realidad inesperada. Su mano me arrastró lejos de allí y nos hallamos solos, arrancando nuestras ropas, expulsando los pensamientos, desatando suspiros, explorando ocultos rincones, convulsionando la sangre, estallando de pasión. Y una vez en calma, sus dedos pasearon por cada milímetro de mi piel, me miró con dulzura, me besó con ternura y desapareció tan rápidamente que a nada pude atinar. Salí corriendo y me mezclé entre la multitud, lo busqué en cada rostro y en cada mirada. Nunca más lo volví a ver. Jamás tuve la certeza si estuvimos juntos o sólo fue una jugarreta de mi imaginación. Sin embargo, al evocar aquel instante mi corazón sale de sus límites, mi respiración se torna incontrolable, mi piel se eriza pensando en sus manos, mi cuerpo se estremece ante el deseo.
Nada sé de él. Tal vez está tan cerca mío como lo siento siempre: cuando necesito cerciorarme que no camina junto a mí, o cuando le escribo miles de palabras que jamás leerá, o cuando mi mente se enmaraña en esta obsesión.
Aprieto el recuerdo de ese encuentro, extiendo las palabras escritas, escondo los sentimientos dentro de mi corazón. Sólo eso tengo, sólo eso conservo de él. Sensaciones fugaces rondando mi vida. Un momento que no consigo olvidar… o tal vez no quiero olvidar.
Hoy reniego contra aquél recuerdo que se apoderó de mí. Hoy necesito liberarme de esa persona adherida a mi vida y a pesar de ello muy cerca de él estoy ahora mismo, observando y mirando con la impresión de que realmente está a mi lado.
Camino sin prisa para encontrarme con un hombre. Doy vuelta a la esquina expectante por esta reciente relación que debiera rescatarme. Pocos pasos me separan del bar donde veré a esta persona que conocí hace algunos días y ejerce cierta atracción sobre mí. Alguien se topa conmigo, levanto la vista mientras murmuro una disculpa y de pronto el tiempo se detiene en esa mirada, en esos ojos que jamás creí ver nuevamente. Observo más adelante, aquel hombre ya está esperando sentado al lado de la ventana a escasos metros de allí. Regreso a esos ojos que están frente a mí, esos ojos que esperé todos mis días, esos ojos que se llevaron todos mis sentimientos hace tanto tiempo atrás. Le regalo mi sonrisa más valiente mientras él toma mi mano entre la suya y caminamos presurosos en sentido opuesto al bar.


Aprovechando la ocasión y la gentileza de Analía, la maquinista se nutrió bien de nueces confitadas, pequeña delicia de esos pagos. Tampoco le mezquinó a las empanadas y el vinito ¡claro! ... pero el deber reclamaba por lo cual el trencito puso proa hacia CÓRDOBA para recoger a una nueva pasajera: MARÍA TERESA ARCHINA. Nacida y residiendo en Córdoba capital. Analista  Programadora.  Poeta y narradora. Integra actualmente el Grupo Poético de “El Ático”. Concurre al ”Anden de los Juglares”. Sus trabajos se encuentran editados en antologías  y libros compartidos como: 2005, “Seis para los sueños“ - 2006: ”Búsqueda del sol por el horizonte"  y 2007 : “Jueves”. Está publicada en el blog : Mis poetas contemporáneos, en Artesanías Literarias Argentinas. Participa de encuentros provinciales y  nacionales de Poetas y Narradores. Es asociada de E.C.A. De su autoría les dejo aquí poemas, interesantes en la temática y en la expresión.


LA PLAGA

La plaga se ha instalado
                  en los rincones del alma.
El anhelo de sentirme viva
                y derrochar minutos de pasión
                                                desnudar tu cuerpo.
                y poner al descubierto
                                   nuestras emociones
                 y quedar con un gusto a miel
                                                               en la boca.


RECETA
Sigue al pie de la letra cada paso
Toma un puñado de tierra
Retírale toda impureza,
que no quede relieve amenazante.
Espárcele rayos de sol
                        haz de la masa,
un diáfano cielo donde abran
                                 todas tus ventanas.
Agrega un poco de agua
              para que ahoguen los recuerdos
                                     que obstruyan tu mente.
Enciende –mientras- una fogata
                             que el ímpetu de los leños
                                                  de pasión a manos llenas.
Fusiona todo.
                    Añade tu propia luminosidad
Espolvorea
                    con las esencias del alma
para aromar
                   y moldear todo de un modo consistente.
Obtendrás un talismán,
                              duro como un diamante
 recubierto de energía
 y solo ocupará
un pequeño lugar en tu bolsillo.


CORTAR OBSTACULOS

Al primer canto
hay que rasgarlo
              en la mente,
aún cuando el horizonte
               este lleno de escollos
aún cuando corazón y mente
                                      no lo perciban,
aún cuando el horizonte
                     sea toda bruma
y el corazón  , un barco
                        de voces susurrantes.
Rescatemos soles
                        en lugar de brumas.


UN RELOJ


Un reloj
un instante fijo
un naufragio
         una muerte
              el carmín intenso de la vida.

Cara o seca de un objeto
A veces, oval
que marca horas
las interminables
las fortuitas.


UN LIBRO


Un libro es un estante

Encierra un mundo
Descubre sagas
                Alimenta ilusiones
                                Calma dolores.
Ábrelo

Hallaras cuentos fantásticos

                           Poemas apasionados
                           Misteriosos.
Todo está allí
Desnúdalo  y tu alma
Se llenara de gozo.
Un Libro
             Es parte de tu historia


SIETE ROSAS

Siete Rosas, murmuran

                     en una fuente.
Bajan por
          cadenciosos torrentes.
El crepúsculo manca de tonalidades
                 y los espejismos fluyen.
Ahora las piedras
                      Envuelven
El refulgente paisaje.


COPA DE CRISTAL


Un ramillete
se asocia
             un homenaje.
a ese lapso compartido.
entrelazados  juegan
 en un cuadro sublime
con la valentía de un personaje histórico
que ahora recreo y menciono.


¿La verdad? No daban ganas de abandonar la Docta ... ni la zona serrana que está tan hermosa en primavera ... pero no podíamos dejar esperando en Buenos Aires a nuestra amiga ELISABET CINCOTTA, quien ya viajara con nosotros en el Nº 45. Para los desmemoriados les recuerdo brevemente su biografía: nació en Quilmes y vive en BERAZATEGUI (provincia de Buenos Aires). Docente de profesión y por vocación, trabajó como tal en Berazategui durante 24 años, de los cuales 10 fueron en el cargo de Directora de Escuela. Estudió Comunicación Social. Se autodefine como hacedora de versos, que reunidos se los llama poemas.  Algunos de sus premios: Tercer Mención en el Certamen Nacional e Internacional Poesías y Cuentos del Mundo, organizado por C.E.N. Ediciones/ 2003. Tercer Premio del Primer Concurso de Poesía y Relato ElFausto/2006. Finalista del Certamen Mensajeros Literarios, organizado por C.E.N. Ediciones / 2006. Tercera Mención del Certamen de Poesía Almafuerte 2006, organizado por el Grupo Almafuerte, con el auspicio de la Secretaría de Cultura y Educación de la Municipalidad de Berazategui (Buenos Aires- Argentina) y declarado de interés municipal/ 2006. Primer Premio en los Juegos florales de Poesía del Café literario "Almafuerte", con el auspicio de la Secretaría de Cultura y Educación de la Municipalidad de Berazategui (Buenos Aires- Argentina) / 2007. Ha participado en diversas antologías, siendo participe en Duendes del Sur II, antología del Grupo Almafuerte, presentada en la Feria del libro/2007. OBRA: su primer poemario editado se titula “Bordando la despedida”, Ediciones Mis Escritos, con prólogo del poeta Gustavo Tisocco. Sus poemas se difunden en diversas radios de Argentina, en programas dedicados a la poesía y al tango. Fue diseñadora y editora de contenidos de la Revista Virtual Estrellas Poéticas, participa en varias revistas virtuales literarias. Su poesía es difundida en diversos sitios de internet además de sus sitios personales. Les dejo un cuento breve que ha sido galardonado con un Primer Premio.


PUERTA CERRADA

 Cuando escuchó la sirena Julia lo supuso. Otra niña violada. Otra vez había pasado. Tres violaciones, esto no tenía fin. Hacía 10 años de la primera, por ella tuvo una condena de 5 años. Salió en libertad. Pocos años -pensó Julia- el tratamiento psicológico lo hubiera ayudado pero él no lo quiso terminar, quizás hubiese sido efectivo.
La segunda violación 3 años de cárcel. ¿Cómo es posible? –se preguntó- Y ahora las sirenas policiales la enloquecían. Qué había hecho mal- se auto reclamaba- Seguro vendrá en busca de cobijo, llorará su arrepentimiento, después amenazará con el suicidio y por último intentará convencerme para que le dé una coartada. No está bien, nunca lo estuvo. Esto no puede seguir así, debe tener fin, las niñas no tienen la culpa de sus drogas, de su propia niñez, ni de mí.
Tal como supuso esa noche llegó cansado, llorando, a pedirle algunos pesos. Julia lo abrazó como sólo ella podía hacerlo. Le preparó un café con leche, hasta medialunas había comprado para él esa tarde.
Carlitos se extrañó del recibimiento, por lo general siempre había reproches. Tomó la taza, estaba caliente. Prendió el televisor, mientras ella traía las medialunas.
Julia abrió un cajón de la alacena, se dio vuelta, lo miró con lágrimas y disparó. Cayó muerto, cinco disparos efectivos terminaron con su vida. Se arrodilló para besarlo y en voz muy baja le dijo: Hay cosas que una madre debe arreglar con sus hijos a puerta cerrada. Respiró hondo y apoyó el revólver en su sien.
Al día siguiente los noticieros anunciaban que el violador se había entregado en una localidad cercana.
Primer Premio del "Certamen Cuentos Brevísimos 2008" organizado por el Grupo Almafuerte de Berazategui.

Y ya que andábamos cerca, cruzamos el Riachuelo para ir a saludar a MARIO AISCURRI, escritor amigo nacido en Mataderos, barrio del cual nunca se ha ido en el corazón. Nos recibió en la Reina del Plata y ni lerdo ni perezoso nos entregó el cuento que hoy publicamos. Mario ya viajó con nosotros en el Nº 15, y les recuerdo algo de su vida: es Licenciado en Historia y trabaja en la Legislatura porteña. La escritura de índole política, es el género preferido de sus textos. De esa experiencia política surgieron: "La Patria ... un dolor que se lleva en el costado" y "¡Vivan los perejiles!" Asimismo otros textos que están incluidos en Bitácora Global, página web de la cual es creador y responsable. El cuento que hoy traigo es, precisamente, un recuerdo de otras épocas que, al menos los cincuentones, recordamos con gran claridad.

                                                    LAS CHICAS DE LA PARROQUIA
Al principio era casi maravilloso que Lucía estuviera trabajando conmigo. Su presencia inesperada operó el milagro y pude recuperar a Susana. Aunque que a veces he llegado a arrepentirme de ese sentimiento (digo, del calorcito en el alma que dan las cosas maravillosas y los afectos recuperados)... es que esta pendeja me va a matar... sólo quiere saber. Prometió presentarme a Raúl, su novio, lo estamos esperando en el bar de la esquina del laburo; pero ella no parece muy ansiosa porque llegue... y me repite la escena de los últimos días. Cada vez que estamos solos me atosiga con preguntas sobre mi pasado, sobre cuando su madre y yo teníamos la edad que ella tiene. A veces me parece que sus preguntas tironean para el lado de la melancolía, entonces intento escapar. Hablo apasionadamente del presente y de su futuro; pero ella insiste, me acorrala y me lleva nuevamente a su terreno predilecto. Llega Raúl y no nos deja ni explorarnos, lo ignora y sigue preguntando. Raúl la acompaña en silencio. Antonio no me entiende, le pregunto y quiere cambiar de tema. A los viejos les encanta hablar de su pasado, ¿por qué parece querer eludirlo con sus promesas de un futuro soñado para mí? Yo sé bien que su relación con el presente es una falsa adaptación, le ofrezco una salida, pero no la quiere. Claro que soy egoísta que tengo mucho interés en que me cuente; pero a los viejos les hace bien que los jóvenes nos interesemos en su pasado. ¿Por qué se demora tanto en encender la pipa? ¿Cómo explicarle lo que siento? Mamá me ha contado unas pocas cosas sobre aquellos años, muy pocas; pero yo he leído y tengo un sentimiento raro de explicar. Cuando paso por la esquina de Falcón y Olivera, me parece que algo que está detrás de esas paredes tiene que ver conmigo; me parece que he vivido en esa época y quiero saber más. Ya se lo dije a mami y también a Antonio; pero parece que no me entienden. ¿Por qué me atosiga con preguntas? Ya le expliqué que ella tiene que vivir su tiempo, que lo nuestro es ya cosa de viejos, que para ser grande tiene que dejar de identificarse tanto con su madre, que esa obsesión sólo logrará que finalmente Raúl huya despavorido. Parece no escucharme y ahora que Raúl está ahí sentado, me fastidia que no le dé bola. Me hace recordar, evocar un pasado en el que casi fui el hombre más feliz de la tierra y luego, de golpe, el más infeliz. Recordar a Susana, la morochita del barrio, los ojos rasgados (bueno, eso no lo ha perdido), ese vestidito gris, mini, con listones rojos, la cintura rodeada por los brazos de Coco, la mirada atenta a los discursos revolucionarios de los jóvenes estudiantes en la asamblea de Filo. Me hace recordar a Susana de veinte años en la misa de los domingos; cuando los jóvenes cantábamos los rituales renovados y nos entregábamos a una ternura fraternal cuando el cura nos invitaba a saludarnos con la seña del deseo de paz... para nosotros era una enorme renovación aquello del salam acompañado de besos y abrazos cariñosos... Me hace recordar a Susana cuando le brillaban los ojitos color café al tratar de conciliar lo que aprendíamos en la facultad con el Evangelio. Esas reuniones de los sábados por la tarde, cuando era la fiesta de la Pascua con su promesa de resurrección en la tierra y el ejemplo de Camilo Torres, el que muere para vivir... Me hace recordar a Susana cuando sentíamos que ser peronistas era una manera de reconciliación entre los argentinos... ¿Por qué esta pendeja me hace recordar a aquella Susana, ahora que la he recuperado, ahora que siento que puedo superar el sabor amargo que fue pasar más de veinte años pensando que su cuerpo estaba en el Río de la Plata? ¿Por qué esta pendeja me hace recordar como me gustaba su tía Raquel cuando tenía veinte años (nunca le dije nada porque siempre estaba de novia y eso, para mí era sagrado)? ¿Por qué le estoy contando de nuestras reuniones en la pieza del padre Pablo que soldaba lamparitas descartables a unos cables, mientras Coco y yo imaginábamos que armaba detonadores para explosivos fotosensibles? ¿Por qué le estoy contando de ese sermón en la Misa de Gallo en que el padre Carlos, el joven cajetilla que se había hecho peronista, permitió que los files lo interrumpieran como si pudiera con ese gesto reconstruir la idea de asamblea que hay detrás de la celebración de la palabra y de la misma palabra iglesia? ¿Por qué le estoy contando que el otro padre Carlos, el franciscano que había decidido vivir en la villa, que nos había convocado para armar una catequesis liberadora en la misma villa, aprovechando las enseñanzas de Paulo Freire, prefería emborracharse con vino berreta y coca cola con los muchachos del barrio, a la manera de Jesús con los publicanos y las rameras, antes de quedarse charlando con los chicos de la parroquia? ¿Lucía, por qué si te cuento todo esto, por qué insistís que te describa hasta el color de la camisa que usaba el padre Carlos, el franciscano, cuando salía manejar el taxi? Antonio, entendeme por qué... quedate tanquilo por Raúl, me acompaña en esta... No va a huir...
¡Qué suerte que tuve, Antonio, en encontrarte! Leí lo que escribiste, esa carta de lectores al diario me movió todo acá adentro, nos pone en nuestro lugar... nosotros, los que no nos exiliamos, los que no desaparecimos, los que sobrevivimos ocultándonos de nosotros mismo, también tuvimos un lugar en esa historia! ¡Que suerte que Lucía justo vino a dar con vos! ¡Qué bien me hace estar con vos en esta mesa, qué bien me hace recordar y volver a mirarme en el espejo todas las mañanas, y poder reconocerme! ¡Qué calorcito da compartir esta comida que vos mismo preparaste y este vino que elegiste con cierto detenimiento! Hacía tanto que no sentía ese calorcito fraternal de las misas del domingo y el abrazo de la paz. ¡Qué felices que éramos! ¡Qué felices serían nuestros recuerdos, si no hubiera pasado lo que pasó! ¡Qué felices serían los recuerdos si hubiésemos tenido que vivir bajo la tierra como la cigarra! ¡Qué felices serían nuestros recuerdos si la derrota nos hubiese compensado de alguna manera como a los que se exilaron o murieron! Pero nada de eso importa ahora, esto con vos, recupero ese calorcito y recuerdo... Recordar hace muy bien, sabés... ¿Qué le pasa a esta flaca? ¿No se le estará ocurriendo enamorarse de mí a esta altura de la vida? ¡Ay! ¡Qué boludo que soy! Laura tiene razón, los hombres nos creemos irresistibles y cuando una mujer no quiere pensamos que ahí nomás se está enamorado; mejor no le cuento este detalle a Laura porque se va a cagar de risa de mí... y lo peor es que va a tener razón... Si al final de cuentas, a mí me hace bien haberla recuperado, aunque no se enamore de mí... si al final de cuenta siento que su presencia en esta mesa es un calorcito reparador. Claro que la única manera de recuperar el tiempo perdido está en vivir intensamente el presente y en seguir soñando el futuro; pero me hace bien recordar y contar... me hace bien que a Susana también le sirva... ¡Qué ganas de decirle, “hermanita, cómo te quiero”! Pero no quiero parecer borracho, tal vez porque lo estoy. Antonio, te quiero contar algo que nunca le conté a nadie... Eran los primeros días de la dictadura, yo estudiaba en el profesorado y militaba en la superficie, era una perejila, sin saber que esa era la posición más peligrosa. Estaba con una compañera, cuando cae nuestro responsable, nos cuenta que había un compañero en banda, que le habían reventado la casa, que había escapado por milagro y que necesitaba que una de nosotras lo acompañara a pasar la noche. Me ofrecí. Llegó el compañero con un bolso marinero exageradamente grande. Teníamos que pasar la noche en un hotel alojamiento. En cuanto llegamos al cuarto me mostró el contenido del bolso, nunca había visto tanto fierros juntos, cerró el bolso y lo puso en medio de la cama. Se acostó de un lado y yo del otro. Sentí miedo y un dulce sabor a aventura. El deber de una cristiana comprometida me di fuerzas para bancarme la situación, dormir con un compañero al que no conocía en una situación tan riesgosa. Bueno, la verdad es que no pude dormir en toda la noche... ¡Qué suerte que te lo pude contar, me saqué un peso de encima porque nuca había podido contárselo a nadie, ni siquiera a mi ex marido! A lo mejor me animo y le cuento a Lucía. ¡Qué bárbaro, Susana siempre fue de fierro con sus compromisos, cuando decíamos que Jesús nos pedía que tomáramos su cruz y lo siguiéramos, ella se lo estaba tomando en serio! “Salud, Susana, brindo por la salud.”
Tendré que aprender a bancarme a esta pendeja que me exprime como si fuera una fruta jugosa, justo a mí que casi soy una pasa. Es insaciable. En fin, es también lo que quiero, ¿no?, porque realmente me hace bien transformar los recuerdos en relatos comunicables. Si no, ¿para qué habría escrito esa carta que el diario me publicó? Muchos tenemos recuerdos que nos estrujan el estómago. Los hombres y mujeres de esta ciudad han tenido sobrados motivos para evocar con nostalgia la vida de sus veinte años... “tus veinte años temblando de cariño por el beso que entonces te robé”. Pero para nuestra generación fue tan difícil... que razón tiene Susana, si las cosas maravillosas que vivimos no hubiesen sido castigadas con la horrible tormenta de la represión; seríamos tan felices y aburriríamos a los pibes contándole cosas de viejos. Todos tenemos muchas cosas para contar, pero no las hemos podido contar y cuando alguien se anima a tirar de una puntita, como nos facilita las cosas a los demás. Tengo que tomarme con calma la demanda de Lucía, ya se le pasará la obsesión y seguirá el camino de su propia vida, de la construcción de la propia felicidad de veinte años. Pero ¿por qué Lucía me pide que valide las historias de le contó su madre? ¿Quién es mi madre? ¿Cómo es que durmió una noche con ese hombre sin que él intentar cogérsela, sin que ella tuviera cosquillitas en la panza? Bueno, a las mujeres de la generación de mi madre no les gustaba coger... a mi madre nunca le gustó mucho coger... Dale, Antonio, explicame cómo pudo hacer mamá para pasar esa noche sin tener miedo. Cómo puedo explicarle a Lucía... Éramos una tribu cristiana y en la tribu se protege a las mujeres. Teníamos un sentido del deber y un respeto por el otro muy grande... Bueno, algunos y en algunas circunstancia, pero con las chicas de la parroquia, no... Además estaban las urgencias de la revolución y un cristiano comprometido, así lo decíamos, ponía toda su libido en la política que lo implicaba en cuerpo y alma. Había que darle una coartada a un compañero que tenía que custodiar esas armas y tu madre... Pero qué estoy tratando de contarte, cómo voy a hacer para que me entiendas... Además, tengo tantas dudas que tengo que hacer un esfuerzo por seguir hablando sin que te des cuenta... Por favor, Lucía, no preguntes más... no te metas por los caminos escabrosos, no es justo para tu madre. No entiendo muy bien, pero si mi madre se pasó esa noche así como cuenta Antonio está todo bien... Antonio, contame de los campamentos que hacían en la parroquia.
¿Por qué no puedo contar esa parte, si pasaron tantos años y ahora lo viviría de otra manera, sin culpas? Por supuesto que un hombre bien vestido en un auto lujoso, no me hace coquillas como a Raquel; pero esos fusiles de metal frío que estaban acostados en la cama sí que me conmovían. ¿Por qué no lo puedo decir? ¿A quién se lo podré decir? Hace tanto que no me confieso y la verdad es que con el cura que esta hoy en la parroquia mejor ni pensarlo... ese gordo alcahuete... ¿Por qué no puedo decir que esa noche no estaba tensa pensando que podía venir la cana? La verdad es que el compañero se portó como un hombre. Si no recuerdo mal, pidió algo de comer, nos tomamos un par de botellas de vino y charlamos y charlamos. Creo que como a las tres de la mañana fue cuando decidió dormir un rato... “¿No dormís?”, dijo, o algo, por el estilo mientras acomodaba los fierros en el medio de la cama... No recuerdo bien si se desvistió, lo que sí recuerdo con claridad es verlo tendido de lado, la espalda contra el bolso, recuerdo también que no entendí nada, incluso cuando lo escuché roncar, extraño para un hombre de su edad, aunque esa nariz algo torcida bien podría explicar... sí, sí, la nariz torcida... Entonces me sentí sola, indefinidamente sola y dueña de todo. Creo que intenté estudiar un poco; pero ese hombre ya bastante hombre, indefenso entre ronquidos que jamás recordaría, me llenó de ternura. Era una extraña ternura... ¿Por qué no puedo contar lo que sentí aquella noche, si al final de cuentas...? Aún puedo verlo, tendido de lado, durmiendo y roncando, la espalda apoyada sobre las armas y la ausencia de temor en su gesto. ¿Por qué no habrá querido seguir charlando? Bueno, los hombres son así, si no comen y no duermen, no pueden vivir... Bueno, también cogen... ¡Ay, ¿por qué pienso estas barbaridades cuando lo recuerdo así, durmiendo?! ¿Por qué no podía dejar de mirar a ese hombre que unos minutos antes era una mole protectora de músculos erizados y ahora era una nadita indefensa? Sentí, ¿por qué lo sigo sintiendo ahora?, que hubiese querido hacer algo con él mientras dormía... hacer cosas terrible con él... ser una madre protectora pródiga en caricias y en dulces canciones de cuna... matarlo sin que se despertara... comérmelo lentamente... Recuerdo que fue entonces ¿fue entonces o estoy inventando recuerdo con detalles irreales para reparar los malos pensamientos... ¿malos pensamientos??... Bueno, para el caso no importa mucho porque nunca sabré que fue lo que ocurrió y que inventé... fue en ese momento que sacudí la cabeza y pude apartarme de la cama y dejar de mirarlo. Tomé el Evangelio y lo abrí al azar, leí unos versos y me quedé tranquila. Perdí la noción del tiempo, no sé si seguí leyendo o me dormí sentada en un sillón lejos de la cama (tan lejos como la habitación de un telo puede permitir, claro está)... Lo cierto es que en algún momento, serían como las seis de la mañana estaba parado adelante mío, vestido, listo a partir... ¿Por qué no puedo contar que casi al amanecer, cuando nos abrazamos, cuando sentimos que no íbamos a vernos más, estaba rígida e insensible a sus caricias? ¿Por qué no puedo contar que aún siento la presión de sus brazos en la cintura, el reposo de mi mejilla sobre su hombro y esa confusa sensación de una agradable borrachera que me hizo perder la noción del tiempo transcurrido? Cuando salimos del telo a media tarde ocurrió lo inevitable... no lo vi nunca más.
Y debimos regresar al pago ... que ya nos extrañaban ¡claro! Simplemente les digo "hasta luego" pues, en cualquier momento, nos estamos reencontrando. A TODOS LOS ESCRITORES: me sentiría muy contenta si, quienes desean publicar, me envían sus trabajos y una minibiografía (o datos actualizados). Como Uds. supondrán la revista se hace con vuestro material: si no tengo ... no puedo publicar .... Así que ¡¡NO SEAN VAGOS!! ¡¡MANDEN TRABAJOS!! La dirección es como siempre: millaco@ciudad.com.ar
¡¡Nos estamos viendo!! Un abrazo

                                                                                  CRIS