Editorial

(c) Diseño de portada - Paula Pappalardo



Número 53

QUERIDOS PASAJEROS:

Nos reencontramos aproximándose la primavera (al menos en este hemisferio austral). Hay un aire suave y dulce, cargado de promesas, mientras la vida comienza a resurgir del letargo invernal. Y en este ambiente de expectativas llegamos otra vez con nuestra carga literaria, hermanados en la amistad y la alegría de la escritura y la lectura.

La cercana primavera le reclamaba al trencito un "cambio de aires". ¿Y qué mejor que enfilar para las serranías cordobesas? Pues allí nos esperaba nuestra amiga MARÍA SILVIA PASCHETTA, quien ya nos ha acompañado en el Nº 45. Les recuerdo algunos de sus datos: se crió en San Antonio Oeste, Río Negro. Se radicó en Córdoba Capital en 1978, y la pura buena suerte la llevó a Villa de Soto - Córdoba en el 2003. Escribe cuentos, poesías y otras yerbas. Le gusta andar narrando por ahí. Es miembro estable, desde sus inicios en 1992, del grupo de narradores y poetas “El Caldero de los Cuenteros”, y publicó en las cuatro antologías del grupo. Participó regularmente de las reuniones de “El Café de los Poetas” y de los encuentros del “Venique Tecuento”, habiéndose presentado en numerosos eventos narrativos. En 1999 editó “Una Ceniza Apenas de Naranjos”, poemas (agotado), y en el 2000 “Mas cerca de la Sangre que de la Tinta”, cuentos (agotado). Durante 2002 y 2003 editó dos libros de cuentos en forma artesanal (libro-objeto), y una revistita interna para el Trueque de Córdoba, “Madurando Sueños”, con MS Editora. En setiembre de 2006 publicó su libro “Esto de Ser Índigo. La Nueva Humanidad. Una aproximación desde la Ciencia”, con el apoyo del Fondo Estímulo Municipal de Córdoba. Tiene varios libros inéditos de poesía, cuentos y narrativa, una novela testimonial y trabajos científicos. Ha escrito los textos de espectáculos poético musicales que realizara y presentara conjuntamente con el músico y cantautor Claudio López durante el 2001. Es autora de muchas canciones, tanto sola como en colaboración con varios músicos, y de una “Cantata para el Che Guevara”, inédita, que fuera grabada por el cantante Martín Oliva en el 2000. Ha recibido varias distinciones y menciones por su poesía a nivel nacional, si bien no participa en ningún concurso en el que haya que pagar para hacerlo. Tiene cuatro hijos y espera el cuarto nieto. Es psicóloga gestáltica y estudiosa de la Criminología y la Victimología. Aún cree en el amor. Acompaño poemas de su autoría que, no dudo, encontrarán excelentes.



LA VIEJA LOCA


Ahí anda la vieja loca
vagabunda por el centro
Se pinta dos manchas rojas en las mejillas sin tiempo
Un trapo sucio en la pierna donde la várice sangra
mugre y trapo
trapo y brillo
la vieja camina y canta
Tiene suciedad de siglos
    y abandono de milenios
tiene los ojos perdidos
    y un grito desde el silencio
Nadie la ve
Nadie escucha
Todos bajan la mirada
La vieja loca deambula
invisible
mientras canta

Se pinta los ojos negros sobre la ojera morada
Se pinta la boca roja
y sola en la calle
baila

A veces los artesanos
 (que no temen su locura)
  le convidan de su vino
de su pan
de su ternura
La vieja no tiene a nadie
La vieja no pide nada
Se pinta la boca roja
sola por la calle
y baila
Un trapo sucio en la pierna
Extraviada la mirada
Invisible para todos
es la ciudad que se sangra
es la ciudad que se llora
es la ciudad que se mata

La vieja
en la calle
baila



RAMA QUIETA

Hay una soledad en el invierno
 que se desnuda en árbol
y tiembla bajo el sol adormecido
 de la siesta

El gato ya no puede
se ha entregado
desparrama su cuero en la ventana

Unos limones claros se imaginan
 que alimentan al sol
con esperanza
Acaso un pájaro mueva lo más hondo
 por detrás de la siesta

La soledad desnuda sigue sola

Acaso es nada más
que rama quieta



DE TRENES Y CIUDADELAS

I.

El corazón chatarra
 la bisagra oxidada
 la abolladura torpe
escondida en el pecho
y esta falta de ganas de seguir traqueteando

(como los trenes que se detuvieron)

Borroneados los rumbos
 entre los arenales
la falta de destino
los pequeños derrumbes
el yuyal desbocado

(como las vías después del abandono)

Por detrás de la bruma
 pudiera ser que exista
todavía
un sentido

La ternura no alcanza

El rumbo se disloca

El motor es un ciego
 corazón abollado

III.

El espejo me grita que la bisagra miente
que el viento no perdura
que no gana la muerte

El espejo me grita
 más fuerte que el chirrido
de la estación vacía
que recuerda los trenes
aquellos de la infancia
de vagón luminoso
locomotora larga
de sueño Buenosaires
  y traquetear cansino
de llegar hasta el mundo
desde la Patagonia
de volver al desierto
para ser la memoria

El espejo me grita
que está todo el cansancio mintiéndome derrotas

que puedo traqueteos
 aunque tapen las vías con arena y silencio

que el óxido rechina
 si el corazón chatarra renueva los intentos

que las abolladuras
 se arreglan a martillo con golpes ajustados…

El espejo me grita

El dolor
se ha quebrado

V.

La infancia fue de luz
también
 de llanto
 de derramar asombro
a cuatro vientos
 de creer en las vías
y en los trenes
 de preguntar creyendo

La infancia fue desierto
 mar
 arena

La infancia fue buscar
 lo que aún no encuentro

VIII.

Fue el tiempo de los rieles
la ciudad
los libracos
las aulas revoltosas
los paros
los derechos
las noches de los lápices
          y las de los bastones
las vendas en los ojos
los amigos perdidos
la duda
los escapes
los vuelos especiales
la mirada de ciego

Fue el tiempo sin los ojos
 de mantenerse abiertos para ver qué pasaba

Fue el tiempo del silencio

X.

La grieta del dolor
 abre preguntas

(en tu país de arena sólo miedo)

(no tendrás más temor que el de la lágrima
 que demoró el silencio)

Y lejos de la casa
los espacios
 para escapar más lejos
las puertas
las vidrieras
los hoteles
los aeropuertos densos
jugar a ser señora con marido
jugar a las visitas
a viajar por trabajo
a ser gerente
jugar a la casita

Y lejos de la casa
los espacios
inventando rutinas
para no ver el monstruo
devorando
 detrás de la cortina

XIV.

La ternura no alcanza
Los rieles se dislocan
El corazón se abolla
demorado
Tan enorme el horror de lo no visto
tan pesada la culpa
 el desamparo
tan difícil seguir cuando no hay rumbos
 cuando el futuro
es sueño derrotado

XV.

Pero estaban los hijos…

De allí
las ciudadelas
 para poder cuidar algo de verde
 donde guardar ternuras
pequeñitas
proteger lo que crece
resguardar en las cosas cotidianas
 lo que nos alimente

Ciudadelas aisladas
escondidas
donde crecer lo verde

Mientras tanto
es preciso
si se puede
   recuperar los rieles
o encontrar traqueteos de esperanza
  para rearmar los trenes


XX.

Habrá que ver el modo
 de rescatar lo salvo
 de rearmar estaciones
recuperar el rumbo
aceptar las derrotas
llorar a nuestros muertos
no olvidar las heridas que escriben cicatrices
ir limpiando los sarros
los óxidos
las costras
tanto orín apretado corroyendo bisagras
 y ternuras
y aprender de los cardos
resistencias

(Ferocidad la espina
  resguardando)


Y ya que andaba por la zona, la locomotora decidió correrse un poquito al sur para recalar en la localidad de HERNANDO (Cba.) donde ascendería un nuevo pasajero: JOSÉ DANIEL BROGIN. Es un conocido odontólogo que desde hace años escribe bajo el seudónimo de “Lénida” (su nombre al revés). Nacido en Río Tercero y radicado en Hernando en 1979, este profesional estuvo a punto de ser sacerdote, fue militar, trabajó en la cárcel y en Hernando se desempeñó en distintas instituciones y grupos. Fue uno de los autores del “Plan Municipal de Salud Buco Dental”, un proyecto piloto a nivel país que buscaba preservar en forma gratuita la salud bucal de los niños. Forma parte de la “Peña Amigos del Pedal”, una institución de ciclismo amateur de Hernando y zona. En Córdoba estudió odontología. Las prácticas profesionales de su carrera eligió hacerlas en la cárcel “San Martín”, donde se relacionó con los reclusos entre 1974 y 1977. Terminados sus estudios y su residencia se abocó a cumplir el servicio militar obligatorio pendiente y se interesó por la vida militar y llegó a ser subteniente del Ejército Argentino entre enero de 1978 y junio de 1979. Según sus propias palabras, el amor lo trajo a Hernando en 1979. Se casó con Cristela, su actual compañera inseparable con la que comparte el amor de cuatro hermosas hijas mujeres. Daniel tiene un vasto catálogo de obras: cinco volúmenes de "100 Poesías de Amor" y en breve tiempo presentará su último libro "Días de Amor" que reúne 365 poemas referidos a ese tema. Tiene además cuentos inéditos. Traemos aquí cinco poemas que espero disfruten ...


 
UTOPÍA

HOY...              ...Si los ríos pudieran regresar
          al cauce de sus lechos
          seguro volverían a recorrer
          el mismo sinuoso sendero...

         ...Si mi corazón estallara
          y me pusieran uno nuevo
          seria igual el recorrido
          de la sangre por mi cuerpo...

         ..Si pudiera quitarle
          mis palabras al viento
          me mordería la lengua
          invadiéndome el silencio.

MAÑANA... ...Si pudiera encontrarte
          como siempre intento hacerlo
          cambiaria la historia
          para llenarte de besos...

        ...Si pudiera despertar
          creyendo que son ciertos los sueños
          entonces, amor mío...
          seguiría soñando despierto.

                          
LETANÍA
Tienes mujer...
virtudes y defectos,
que provocan mi locura
y me llenan de afectos.

Eres un resumen...
de milagros y misterios,
reina del amor
en todos sus aspectos.

Cual hoja que se mece
por la brisa de los vientos,
son tus manos artesanas
creadoras de sentimientos.

Breve letanía...
que invocan mis versos,
pidiendo sin dar nada
en todos los tiempos.

Pareces frágil criatura...
pero eres de acero,
con una sonrisa en los labios
por eso...¡te quiero!..

                     
ES EL AMOR


Amor...
            Cada vez que te nombro
            acuden a mi los versos
            nacidos en el absoluto
            momentos de los tiempos,
            creado por los duendes
            imaginarios del pensamiento.

Amor...
            Dueño del vocablo perfecto,
            asimilas el contenido
            de la razón por seguir viviendo
            en la efímera existencia,
            dejas desnudos los verbos
            con los sustantivos muertos.

Amor...
            Recipiente de locuras
            poesías del conocimiento,
            cambias de vestiduras
            en cada nacimiento,
            sos la mágica palabra
            que perdurara con los tiempos.

Amor...
            Creado por los duendes
            imaginarios del pensamiento,
            dejas desnudos los verbos
            con los sustantivos muertos,
            sos la mágica palabra
            que perdura con los tiempos.


           
ABEJA

Escapas...me frenas...
me dices tonteras,
que vuelves mañana
o un día cualquiera.

Entonces mis versos
sin verbos se quedan,
porque amarte un momento
es un sueño, es quimera.

Cuando partes me dejas
de pasión, hinchadas las venas,
en un nuevo fracaso
mis intenciones se quedan.

No se si tocarte
cuando a mi encuentro vuelvas,
con esa mirada
que con la mía juega.

Robándole a mi corazón
como abeja su néctar,
volverás cada noche
en silencio a tu colmena.

               


AMOR ES...

 Fantasía y misterio
darse todo sin miedos,
ver juntos en la noche
una estrella en el cielo
sabiendo que mas allá
podemos decirnos....¡ te quiero!

No necesitar palabras
robadas de un verso,
para decir lo que sentimos
y arrancarnos un beso
del jardín de las pasiones
donde germinan los sueños.

Sentir que nos falta algo
cuando nos encontramos lejos,
y la ansiedad nos invade
queriendo ganarle al tiempo
buscando en la noche
la misma estrella en el cielo.

Amor...es sólo eso...


Nos agasajaron muy bien los cordobeses: matecito con peperina ... maníes ... criollitos, tortas fritas .... pero el deber nos llamaba y así el trencito rumbeó para la provincia de Buenos Aires pues en su capital, LA PLATA, debía recibir a LUIS HOLGADO. Nacido en La Plata, periodista, actor, dramaturgo y director teatral, hasta la fecha lleva obtenidos 41 premios, 7 de ellos en el exterior. Ha publicado: "Cara de lunes y otras aberraciones" (Teatro) e "Intriga en Brandsen y Otros cuentos". Asimismo tiene publicados 19 narrativas mas y 10 poesías en 14 Antologías de narradores contemporáneos. Actualmente dirige el Taller del Teatro del Pueblo de La Plata. Aquí les dejo un cuento de su autoría, donde destaco como muy interesante la inclusión del idioma guaraní.                                 


                           EL SARGENTO AQUINO

     En la penumbra, verde guaraní. Se dibujaba la figura escuálida del Sargento Aquino Nuñez. Mataco de origen. Había sido reclutado, hacía ya, algunos años por un grupo de mercenarios, para luchar a sueldo en favor de las dictaduras de facto, en toda Latinoamérica. La falta de trabajo en el monte chaqueño y la pérdida progresiva de sus tradiciones llevó al hombre a buscar otros horizontes. Pero desde el frustrado, y último  golpe de estado, el suboficial estaba escondido en una humilde choza junto al Parana-i, en la provincia de Misiones. Rodeado por tabas de aguará guazú, que lo protegían de la policía. Si bien, su último jefe, el ex-general Romualdo Meléndez, se ocultaba como las huidizas criaturas de la selva y los pobladores lo habían hecho un mito, Aquino sabía que volvería, y él, ya no estaba para la política, su tiempo de matón se había extinguido, era hora de vivir un poco, la manigua le serviría de ruta de escape, pero debía hacer que su desaparición pareciese definitiva o los seguidores del ex-militar no se lo perdonarían.
    Sacó de una lata en el estante,  ruda macho, yerba y perejil y junto con el mate de asta las colocó en la jangada. Indispensable llevar grasa de yaguá pytá para los dolores musculares, una muda de ropa, el rifle; la pistola; la cartuchera con las balas; el machete; el hacha; el afilado cuchillo y su mandola de tatú. Se marchó en la piragua río arriba, no había llovido y las aguas bajaban lentas, de vez en cuando navegaba con el impulso, mientras sorbía tereré, empujaba la pala del remo a uno y otro lado con fuerza y sincronización. Lo rodeaba el monte espeso y soleado y por momentos se estremeció al distinguir entre los árboles, sombras espectrales. Exhausto, su flaco cuerpo se desplomó sobre la húmeda tierra de la isla Guazú. Abrió sus ojos y miró alrededor, tratando de darse cuenta dónde estaba. Había dormido profundamente toda la noche. El sol ganaba espacio sobre la espesura. Se incorporó. Y tomó conciencia de la realidad, le urgía dejar rastros destinados a hacer creer que había desaparecido en las aguas, preparó con cañas y un tronco, una trampa para cazar coatíes. Igual a la que hacen los Guaraníes-yurumí. Una vez que hubo caído el animal y muerto sin sufrir, con el cuchillo le cortó el gañote y roció la sangre sobre sus ropas, después con la parte de atrás del hacha destrozó la canoa y junto con el atavío las arrojó en un remanso, también se deshizo de la gorra Nike que lo identificaba.
    Ahora, debía bajar unas leguas y esconderse. Con lo que llevaba puesto y sus armas, se adentró en la fronda. Encontró un solar en medio del ramaje y un ñandubay seco le permitió hacer una fogata, localizó el rastro de una piara, armó un foso con palos puntiagudos, lo cubrió con ramas secas y empujó a la muerte a un tayasú joven. Con el pelo haría un peine para el cabello, con el cuero más duro un par de ojotas y la carne le serviría para saciar su apetito y hacer tasajo para las próximas fechas.
    La somnolencia fue tal después de comer, que se durmió apoyado en un tronco. Entre sueños, apareció la sombra de su temor, Romualdo Meléndez trasmutado en Pombero. Tendría urgente, que buscar tabaco y caña para calmar su ira, no podía verlo, pero sabía que estaba ahí, lo escuchaba silbar como el viento, y recriminarle que escapara, tal vez, pensó en su sueño, si le pedía perdón, se convirtiera en su protector o ¿sería  su peor enemigo?, si ello ocurría, se le vendría encima, lo raptaría y aparecería días después,  muerto; putrefacto y carcomido por las alimañas en algún yuyal. Pero no era el único peligro. La bella Caá Matí, se lo había advertido en la fantasía de su descanso la noche anterior, si deambulaba solo por la jungla podría encontrarse con Yaguahú, el enorme lagarto con siete cabezas de perro. El primero de los hijos monstruosos de Kerana y Tao el alma perversa del  mundo. O con los hermanos, que eran tan terroríficos como él, Yateré, rubio de ojos celestes, construía flores dulces para atraer a los niños, a los que luego raptaba, mataba, cocinaba y los devoraba. Kurupí,  el más fértil de los hermanos,  enlazaba con su miembro víril, a varios metros  de distancia, a su esposa y a las hijas que siempre soñó, pero que no tenía y las sometía sexualmente contra su voluntad. Las penetraba con su enorme falo, las hacía temblar y emitían gritos desgarradores. Ao-Ao, era el justiciero de la fauna nativa, tenía un cuerpo gigante y cabeza de oveja, dientes y garras de oso pardo, de un zarpazo le despedazaba la carne de su abdomen, hundía sus dientes cónicos y esparcía por el piso las tripas, pero a pesar de su segura muerte, seguía consciente, y cuando intentaba huir en alocada carrera se topaba con Huichón, mitad hombre, mitad lobo que con un diabólico aspecto, despertó sobresaltado a un Aquino que transpiraba hasta los pies.
     Temblando corrió desaforado y cayó de cara al piso, al enganchar una de sus piernas con una liana, se le llenó la boca de tierra y hojas podridas, las que escupió asqueado, apoyó la mano derecha y su cabeza en la corteza de un árbol, lentamente se repuso y comprendió que muy pronto amanecería, fue hasta el río a lavarse la cara y a tratar de despejarse, subió a lo alto de una barranca y se sentó en una piedra, aún estremecido por la vivencia de la pesadilla.
     El caudal del río había aumentado, arrastraba sedimentos que le daban una coloración marrón y en un momento, vio pasar sus propios restos, ahora tenía que emprender viaje hacia el oeste, porque los partidarios, buscarían en la ribera sur su cadáver y pronto se cansarían de hacerlo. Entonces  sería libre.
     No quiso perder el tiempo, recogió sus cosas y machete en mano avanzó unas cuatro leguas, al oeste y otras tantas hacia el norte, tratando de acercarse al torrente, no podría vivir lejos de el, debía alimentarse, y la caza y la pesca serían el sustento. El cielo ya estaba negro, sólo brillaban algunas estrellas, de modo que, se sentó y sacó de la bolsa la carne seca, comió y luego se durmió.
     El sol estaba en lo más alto cuando despertó. Sería cerca del mediodía. Pero sintiéndose descansado y sin preocupaciones, se aprestó a desayunar. En un encharcamiento del río, tiró un alucinógeno vegetal, los peces, quedaron momentáneamente atontados, eligió un patí. Allí mismo lo limpió y con unas ramas improvisó una parrilla,  y a fuego lento  cocinó su pescado.
     El lugar en que había pasado la noche, parecía el ideal para afincarse, tomó su hacha y empezó a cortar troncos para armarse una cabaña,  los ataría con lonjas de cuero de yurumí, colocaría una ventana mirando al río, un techo de paja de totora a dos aguas y podría volver a tener su horno para el chipá, el delicioso pan de almidón y mandioca. ¡En eso!., sintió un ruido, una embarcación marchaba contra la corriente, Aquino recogió sus cosas como pudo y se tiró entre los matorrales. Eran los hombres de Meléndez, buscaban su cadáver. Sin hacer el más mínimo ruido, casi sin respirar, espiaba entre las matas. La nave se acercó tanto, que pudo percibir que el propio Romualdo, que estaba al mando, le decía a sus hombres:
-Estén atentos,  el agua se concentra en esa pequeña bahía, tal vez el cuerpo este ahí.... o atascado en el totoral, esperemos encontrarlo. Aquino, rogaba que no. Los veía detalladamente. Ellos ni se percataron de su presencia.
     La embarcación siguió avanzando hasta perderse en un recodo. Pensó que el peligro había pasado.  Sin embargo y cuando trataba de reponerse apareció de nuevo la lancha en sentido contrario. Su corazón  corcoveaba adentro del pecho. No había un minuto que perder, tomó su rifle y huyó lo más aprisa que pudo y se arrojó en la maleza.
     De tanto en tanto, levantaba la cabeza tratando de escuchar; pero por su fuerte resoplar no podía oír otra cosa.
     La noche ya esbozaba su negra oscuridad cuando llegó al campamento, no había rastros del bajel.  Ahora sí, habían desistido, ya nadie volvería a buscarlo.
     En absoluta soledad transcurrían sus días, la construcción de la cabaña le había llevado quince jornadas. Descansó una y a la diecisiete empezó a explorar los alrededores, encontró un bosque de plátanos; ananás; limones; cocoteros y papayas, al que inmediatamente bautizó con su nombre.
     El día siguiente, comprendió que era necesario ampliar sus dominios, entonces rifle en mano y algunas provisiones empezó a caminar hasta caer el sol, la luna comenzaba a brillar como una bandeja de plata y en eso, vislumbró la luz de una fogata entre los árboles. El resplandor estaba lejos. Con suma cautela se dirigió al sitio, y al llegar vio a una mujer, acostada y cubierta por unos cueros. Minutos después, se estiró, quitándose el cobertor. Era Walain, la hija menor del cacique Urú de San Ignacio, que solía desaparecer de su casa. Sin aviso previo.  Le dio mucho gusto verla, en más de una ocasión la había espiado mientras se bañaba desnuda en el arroyo, ¡era hermosa!. Saliendo del bosque y con mucho cuidado, para que no se asustara le susurro:
-¡Chist, chist! ¿Walain?.
     Ella, se puso como loca. Saltó de su improvisado lecho como si hubiese tenido un resorte, le rogaba de rodillas, retrocediendo e implorando con sus manos juntas. Le prometía que nunca más se iría de su casa, que ella nunca había tenido un problema con un espíritu, es más, le decía: 
-Los muertos me caean en gracia, porque son buena gente. Aquino tardó un tiempo en hacerla comprender que no era un fantasma, y le transmitió su alegría por haberla encontrado. No temía que lo delatara, ella no sería capaz de hacerlo. Hablaron durante horas. Hasta que de pronto, se besaron en la boca.
    Empezó a soplar un hálito de viento, lo que simbolizaba la presencia del sol. Entonces le dijo:
-Ya es de día,   tengo en mi bolsa plátanos. Comamos.
-¿De eso vives?. Le preguntó.
-De esto, además de la caza y de la pesca.
-Mi padre, comentó ella,  dijo que debes estar muerto, encontraron tus cosas río abajo. ¿Porqué, te fuiste?.
-Quería hacer mi vida y.. me pareció que lo más indicado era fraguar mi propia muerte....
-¿Y todo este tiempo, has vivido aquí?.
-Así es. 
  Aquino estiró su mano derecha, tomó la izquierda de ella, y murmuró:
-Acompáñame, ven a mi cabaña. Ella accedió gustosamente. Cuando llegaron, fue hasta el río y atrapó un surubí, lo limpió, encendió una hoguera y lo puso a soasar, mientras se cocinaba, acarició en su mandola dulces litoraleñas de amor. Walain estaba impresionada. Comieron y luego se tendieron en la hierba, se acariciaron y besaron e hicieron el amor por todos los años perdidos.

Vocabulario: * Yagúa pytá: Puma o León americano. * Guazú: Grande. * Parana-i: Pariente del mar.  *  Pombero: Especie de duende maligno. * Aguara guazú: Lobo americano. * Guaraní: Aborígen sudamericano. * Ñandubay: Palma. * Tayasú: Pecarí de collar. * Yurumí: Oso hormiguero. * Caá Matí: Diosa de la yerba mate. * Yaguahí; Kerama; Tao; Ao-Ao y Kurupí, seres de la mitología Guaraní. *Walain: Boa. * Urú: pájaro.

Y regresamos a la pampa .... Pero no sin antes permitir la incorporación de un grupo de adolescentes, alumnos de la maquinista en la U.E Nº 15, curso 8º III de esta ciudad. Como sabrán me gusta incentivar a los chicos para despertar en ellos las "ganas" de escribir. Así que les propuse que, teniendo como tema de fondo la Contaminación Sonora, elaborasen en pareja una historia. La consigna era ser creativos. Aquí están las tres historias seleccionadas (por cuestión de espacio hubo que hacer opciones) que espero disfruten. Corresponden a: MORAN y PERDOMO; COLOMBO e IGLESIAS; MARTÍNEZ y RIVERA

FRANCO MORANO y FACUNDO PERDOMO

LAS EXPLOSIONES DAÑAN

    Hace mucho tiempo, cerca del lugar de avistaje de ballenas en la Patagonia, en Puerto Madryn, sucedió una matanza de ballenas por las explosiones que producía una obra en construcción, ya que las ballenas tienen un oído muy sensible y las explosiones afectaban su sistema nervioso matándolas o dejándoles secuelas.
    Luego de enterarse, el grupo Greenpeace acudió en su ayuda y organizó una reunión con los responsables de la construcción y las explosiones. En esta reunión se habló sobre el daño que les producía a las ballenas esas explosiones. Greenpeace les explicó la importancia que tenían las ballenas en esa época del año, porque ellas venían a alimentar y criar a Puerto Madryn, y a la mínima molestia podían morir o también podrían llegar a perder sus crías.
    Los responsables de la construcción le contestaron a Greenpeace que si frenaban su trabajo estaban en riesgo de perder su empleo, porque si ellos suspendían la construcción no iban a llegar a terminarlo y sus patrones iban a tener conflicto con las personas que la habían pagado. Greenpeace les preguntó que cosa sería mejor, si perder sus empleos o matar a miles de ballenas.
    Al poco tiempo Greenpeace volvió a la construcción y quedaron sorprendidos por la pausa de la obra. Los responsables de la construcción y las explosiones se habían puesto firmes y hablado con los patrones, y les habían comentado sobre la charla. El jefe, recapacitando sobre su error, se dio cuenta que era mejor hacerle entender a las personas que terminar una vivienda no era mejor que perder un montón de ballenas y que sería mejor continuar la construcción después de que se fueran las ballenas.


IVAN COLOMBO y FRANCO IGLESIAS

11-S

    8.30 A.M. 11 de Septiembre del 2.004.
    Entré al cuartel de bomberos en el que había trabajado casi toda mi vida. Tomé este trabajo porque quería mantener la tradición de mi padre. Ese mismo día (11 de septiembre) tuvimos un llamado de una zona a pocas cuadras del cuartel; había sucedido un pequeño incendio en unos pastizales por una negligencia. Cuando ya estábamos en el lugar las llamar nos ofrecieron mayor resistencia a la potencia del agua, el pastizal quedo absolutamente rostizado.
    Al terminar el incendio dimos algunos consejos a los habitantes del lugar para evitar este tipo de accidentes. Luego volvimos al cuartel. Al llegar estaba muy agotado y encontré una pequeña cama en la cual recostarme para poder descansar un poco.
    Al rato la alarma de incendio me despertó, estaba confundido y exaltado. De repente Bob, mi compañero de trabajo, vino corriendo hacia mí bastante alterado:
-¡Levantate, ven aquí! Tienes que ver esto.
    Me hizo levantar rápido y fuimos a la oficina; cambió la tv al canal de noticias y ví algo que ningún americano quisiera ver. Un avión impactó en el World Trade Center.
    En ese momento tuvimos que ir al lugar inmediatamente. Al llegar la estructura empezaba a derrumbarse y, en ese instante, todo desapareció con un ruido aturdidor. Sentí un agudo dolor en mis oídos, pero todo volvió al ver la nube de polvo y escombros que las perseguía y cruzaba toda la calle.
    Tuvimos que retroceder varias calles para evitar accidentes.
    Al otro día, después de la tragedia, volvimos al lugar para socorrer a los heridos. Me disponía a rescatar a un niño y a un señor que gritaba por salir.  Cuando los fui a levantar me pasó algo raro: ví al hombre pero gradualmente dejé de escucharlo y pedí algo de apoyo pero aún no escuchaba mi voz. Me llevaron al hospital; una vez allí, me diagnosticaron sordera. Al recibir la noticia tuve que volver a mi hogar y recibí una condecoración al valor por mi participación en los rescates.
    A lo largo de los años desarrollé también una grave afección a los pulmones. Pero nunca olvidaré esa imagen del avión impactando contra aquella torre.

ANA SOL MARTÍNEZ y FIAMA RIVERA

ADRIÁN Y SU MP3

    Había una vez un chico que vivía escuchando el MP3. Él no creía que escuchar todo el día música a todo volumen podría dejarlo sordo.
    Un día, viendo un documental sobre contaminación sonora en la escuela, sus compañeros comenzaron a decirle que él terminaría sordo si seguía así.
    Igual, él ya estaba sordo, porque no escuchaba a nadie.
    Pasó el tiempo y él siguió sin escuchar. Pero nunca imaginó que sus amigos, padres y familiares tendrían tanta razón. A los 16 años Adrián quedó sordo.
    Sus padres fueron a todos los hospitales que les recomendaron, consultaron con los mejores especialistas y todo fue en vano. Nadie pudo hacer nada. Él quedó sordo por el resto de su vida.
    Yo les cuento esto porque le pasó a mi amigo. Hoy, perdí toda clase de contacto con él, la última vez que lo ví fue hace dos años.
    Él ya tiene 36 años y 20 de sordo. Siempre les cuenta su historia a sus dos hijos, Ignacio y Gonzalo, no quiere que les pase lo mismo.
    Se siente tan arrepentido de no haber escuchado cuando todavía podía, ahora sufre las consecuencias. No pudo escuchar las primeras palabras de sus hijos, disfrutar su juventud con amigos y muchas otras maravillas que brinda algo tan simple y hermoso como escuchar.
    La moraleja de esta historia es que hay que valorar lo que se tiene, porque hay muchas personas que desearían tenerlo.
    Adrián aprendió su lección y, sin querer, también nos enseñó a nosotros a escuchar.

¡¡ Nos fuiiiiiiiiiiiiimos !!!!!!!!!!!!!!! Pero ya estamos "palpitando" el regreso. Hasta entonces mis mejores deseos para Uds. A quienes deseen enviar colaboraciones pueden hacerlo a: millaco@ciudad.com.ar. Les recuerdo que además de las obras deben enviar una minibiografìa.
Un abrazo

                                  CRIS