QUERIDOS PASAJEROS:
El viento hace danzar las hojas otoñales mientras el
invierno se acerca. Tiempo de cambios, de dejar partir esas “hojas secas” que
guarda nuestro corazón y nos impiden seguir adelante. Tiempo de reflexión ante
los cambios vitales a que nos obliga la pandemia que no cesa. Quienes
enarbolamos la pluma y el papel somos testigos y mensajeros, aportando nuestro
humilde grano de arena ante esos cambios.
Y sin más vayamos al encuentro de los amigos que esperan viajar …
La locomotora se preparó
enviando su humito hacia el cielo y partimos rumbo a la provincia de SAN LUIS,
que allí esperaba JERÓNIMO CASTILLO. Nació en Luján de Cuyo (Mendoza)
el 30 de septiembre de 1943. Hijo único, a los once años vino a SAN
LUIS donde reside. Estudió en el Colegio “Don Bosco” hasta tercero y
luego culminó en la nocturna del ex Colegio Nacional, hoy “Juan Crisóstomo
Lafinur”. Influido por los salesianos, Castillo estrofa su música interior
desde la adolescencia y a los 30 publicó su primer libro. Desde entonces
alumbró 18 más. Su última obra editada este año se llama “Pensador
furtivo” y contiene sonetos. Muchas de sus publicaciones están también
en formato digital. Padre de tres hijos, casado con Clelia hace 48 años, y
jubilado, el escritor acaba de recibirse en el 2017 de abogado,
en
E Mail: jeronimocastillo8@gmail.com
RETORNO
Cada imagen que atrapo de un pasado
donde estuve con vaga somnolencia,
me golpea con saña la conciencia
y descubre un olvido no olvidado.
Este tiempo que llevo caminado,
esta pena que siento por tu ausencia,
me devora la fe con inclemencia
castigando mi ausencia de tu lado.
Los impulsos que siento para verte
se despiertan de pronto como un río
que mantuvo su cauce casi inerte.
Y al volver la esperanza en que confío
de un futuro que viene a sucederte,
se destruyen las dudas y el hastío.
ESE VERANO
Sólo así pude amar lo deshojado
cuando un tiempo distinto se ofrecía
con la pálida luz del mismo día
que te supe sin fuerzas a mi lado.
El dolor de un amor imaginado
desde el tiempo senil de la agonía
ya mostraba su ocaso y su avería
con indicios de haberse desmayado.
Cuando el Fénix distinto, alucinante,
que en cariño novísimo y tirano
sus cenizas soplaba hacia adelante,
te guardaste en el hueco de mi mano
olvidando un oprobio ya distante,
y te fuiste conmigo ese verano.
CONTIGO
Desde entonces caminas con mi paso
bajo el palio de estrellas acalladas
donde se hunden quizás nuestras
pisadas
hasta un tiempo sereno y sin ocaso.
Mientras bebes el vino de mi vaso
en las tibias y tiernas alboradas
musitando palabras encantadas
cada vez que me miras y te abrazo.
La visión que te guardo en cada
instante
que revivo tu porte junto al mío
me unifica contigo si distante
permanezco, y ansío cuanto ansío
porque siento latir, ritmo vibrante,
un reguero de angustia dentro mío.
NO TE MARCHES
No te marches sin rumbo por la vida
separada del hálito de fuego
que nos une por veces cuando ciego
ni respiro ni escucho tu partida.
No te marches que ahondas en mi herida
la dolencia que habrá de ser más
luego,
por el resto, la voz que eleve el
ruego
porque vuelvas en súplica sentida.
Ni te quedes por mucho separada
de esta fiesta de internos alaridos
donde muere la pena enamorada.
Si te marchas la fe de mis latidos
cambiará sus latidos por la nada,
en un mundo de sueños y de olvidos.
Nos despedimos de los amigos puntanos y el trencito
apuntó al Litoral, pues en ENTRE RÍOS aguardaba ABEL EDGARDO SCHALLER. Nació y vive en PARANÁ (Prov. de ENTRE RÍOS).
Es profesor Nacional de Educación Física, egresado del Instituto Nacional de
Educación Física de Santa Fe con Premio al Mejor Promedio de su Promoción,
diciembre de 1962. Entre 1970 y 1972 residió en Alemania, becado por el
Servicio Alemán de Intercambio Académico para realizar dos semestres de
perfeccionamiento en su especialidad. Realizó estudios en
-Primer Premio “Poesía”.Concurso Diario “UNO” de
Paraná. Febrero de 2003.
-Primer Premio Poesía Concurso Literario Nacional
“Julio Arístides”, de
-Primer Premio Concurso Provincial de Poesía
organizado por ADES (Asociación de Escritores Seguienses.Noviembre de 2004. -
Idem, noviembre de 2005, 2006 , 2009 y 2010.
-Primer Premio en el Concurso Literario de Poesía
“Juegos Florales” oganizado
por el Paraná
Rowing Club. Septiembre de 2004. -Idem, septiembre de 2005.
-Primer Premio Poesía en el Concurso Literario
“Homenatge a les Avis i Avis Ca Talans”
organizado por el Casal de Catalunya. Paraná, junio de 2005. -Idem en junio de
2006. -Idem, en el género Cuento, junio de 2006.
-Primer Premio Literario, género Poesía, organizado
por la SADE (Sociedad Ar gentina de Escritores, Filial Paraná. Noviembre de
2006.
-Primer Premio en el XVII Salón Municipal del Poema
Ilustrado. Paraná, sep-
tiembre de
2009. Ilustró: Gito Petersen.
-Primer Premio en Poesía en el Concurso organizado
por el Casal de Catalunya de Paraná, septiembre de 2011.
-Primer premio en Poesía en el Concurso organizado
por
-Primer Premio en Poesía en los Juegos Florales
Nacionales 2011 “Amalia Aguilar Vidart” organizado por
-Primer premio en el Concurso Nacional organizado por
E.R.A(Escritores Rafaelinos Agrupados), diciembre de 2.016.
-En 2.012 resultó ganador, con voto unánime del
Jurado, el Premio Literario “FRAY MOCHO”, en el género Poesía, que es la mayor
distinción que otorga la provincia a sus escritoresados de Entre Ríos, Filial
Concordia. Septiembre de 2004.
-Diploma de Honor a
-Reconocimiento a
-En agosto de 2.001, y en esfuerzo conjunto con las autoridades de
Aclaro que he resumido la mención de los premios por
cuestiones de espacio.
E Mail: abelnegroschaller@yahoo.com.ar
JUAN
A Juan Gelman
Ocurre
que hubo un Juan de pluma y seso,
un
pájaro de vasta fantasía;
un
Juan que sin parar, verso tras beso,
urdió
de a siete leguas la poesía.
El Juan que nombro, un Juan de valentías,
se
volaba la capa de los huesos
y
andaba entre las luces de los días
rico
de maresnubes y regresos.
Y fue
este un Juan tan empalabrecido,
tan
vésrico en gotán como en ausencias
que a
todos nos resulta conocido:
una
alarma de piel y de conciencia,
un
sitio donde estar sin ser vencido,
SAGA DE
HIERRO
(tríptico)
1)
Agudo
miriñaque entre los pastos
hiende
las quietas soledades frías,
sobre
designios de la geometría
monótono
le cruje el duro trasto.
Como
enhebrando pueblos en el vasto
y
añoso mapa de las lejanías,
con
negritud bufante engulle vías
por
rumbos de durmientes y balasto.
Lleva
una estrella temblorosa y sola,
una
pequeña mota de rezago,
que
parpadeando en su furgón de cola
señala
la quietud del horizonte
cuando
suspenso en un humito vago,
se
funde entre las sombras y los montes.
2)
Resoplando
entre los sigilos del alba,
venían
por los campos, humedecidos por la extendida ingenuidad del trébol.
En el
andén gregario comadreaban sus horas las sencillas esperas,
y era
un contento ver las estaciones claras,
llenas
de ásperas manos de trato delicado,
mujeres
aferradas a cestos minuciosos,
niños
que a puro niño corrían mariposas con redes de sonrisas,
algún
viejo bichando desde un chala, anónimo de años,
perros
vagabundos detrás de cualquier gesto
con
una fidelidad muy parecida al hambre;
los
descifrables, apacibles modos
de un
regocijo que el pueblo hacía suyo
por
obra y gracia de la soledad y de los mapas.
Después,
en una diáspora de augurios y vapores,
la
voz de la campana urgía los pañuelos.
Sobre
el temblor overo de algún carro,
un
par de adioses largos se sacaba despacio los abrojos.
3)
Hay
que verlos allí, en medio de un páramo de olvido,
indefensos
de solemnidad y herrumbres, los aceros reumáticos y solos.
Junto
a galpones que esparcen silencios y oquedades, los han llevado a morir...
¿Qué
de aquel bronce tañidor de andenes,
de
vidrios empañados que juntaban ahíncos de mejillas?,
¿qué
del pitido largo que agitaba los brazos con recomendaciones mudas?,
¿qué
del asombro de los girasoles, del espanto sesgado de las liebres
ante
sus correrías de humo y panaderos,
y aquel raudo miriñaque desflorando las
ofrecidas donosuras de los campos?
Hay
que verlos allí, verificarles esa postración inútil,
la
luna interpelándoles los lomos, o el sol a pique sobre los vestigios rancios.
Una
campana ausente desala gorriones invisibles
y el
tiempo los enyuya de tristeza y
hastío.
Pesados
de oscuridad sin culpas, los han llevado a morir...
yacientes desinencias del óxido y del siglo.
Sobre
los pueblos que albriciaban con su paso
se
abate un desánimo de estrellas
y una
orfandad sin párpados se ahonda en las miradas.
La maquinista se reconfortó con unos ricos matecitos y todo estaba dispuesto para seguir el viaje. Nos esperaba DAMIÁN JERÓNIMO ANDREÑUK. Nació en City Bell en 1986 y reside en VILLA ELISA, ambas localidades ubicadas en el partido de LA PLATA (Prov. BUENOS AIRES) Publicó siete libros: Omisiones (2010), Portales al vacío (2011), Formas concretas (2013), Silencio de crisálidas (2015), Metástasis (2015), Vértigo insondable (2017) y Música del polen (2021)
E Mail: odessa86@hotmail.com
CINCO ESTROFAS
Si el temor desmesurado
nos traspasa como un búho
que vuela en la noche
hay que decir “no importa”.
Si el paraíso de la infancia
es manchado por piratas
una llaga permanente
una feroz herida roja.
Si el canto se convierte en elegía
abrir la puerta de la sombra
arrancándonos las dudas milenarias
bebiéndonos las luces del rocío.
Quiero vaciarme del inútil pensamiento
hasta que en mí sólo haya vida.
Quiero sacarme de los ojos el paisaje de
otoño
la lluvia la tristeza la distancia.
FUEGOS MALOGRADOS
Decir “amor” o “poesía” no me basta
tengo vicios poderosos como mandatos de Otro
Reino
vi los labios de lo impronunciable besando a
la locura
vi los ojos del temor y la avaricia y eran
ojos de gárgola.
Hay psicópatas tras bambalinas
titiriteras y titiriteros con malas
intenciones
para comer angustia fría de espíritus
eternos
a imagen y
semejanza.
Tanto sexo enaltecido en fuegos malogrados
pero baila la bondad como cardúmenes de
peces escarlata.
Crujen mis certezas cuando algo dentro me
abandona
alimañas confundidas que atacan a mansalva
o aroma a invierno agrio en un páramo sin
luz
o la intensa comunión de los búhos con la
noche
absurdo como Sísifo que sube
partidas de ajedrez que siempre tablas.
TALISMANES
Su cariño esplendoroso se llena de
libélulas.
Su piel, suave como un pétalo purísimo,
aleja las oscuras
entidades.
Sus ojos, talismanes que revelan lo divino,
pueden ver el más allá.
Sus labios,
lago escarlata donde es dulce sumergirse,
saben a vida y a vainilla y a esperanza.
Me marcaron el alma sus tatuajes de luz.
La observé siempre embelesado
con un temblor adentro
y como si llorara.
Había que seguir el
rumbo, esta vez hacia la Reina del Plata para encontrarnos con OSVALDO HUESO. Nació en BUENOS AIRES,
ciudad donde reside. Como escritor recibió premios en cuentos y poesías por
concursos a nivel Nacional e Internacional. Participó en varias antologías
entre ellas “90 Aniversario de
E Mail: Osvaldohueso@yahoo.com.ar
se movía ágil, dulce,
graciosa, insinuante, hermosa, decididamente hermosa; pelo negro, sonrisa
blanca. Todo su cuerpo moviéndose gracioso, siguiendo esa música, con su
contoneo, su girar sin pausa, su risa, sus pies, apenas tocando el suelo.
Mis cuarenta y pico, que no
tenían nada que hacer en ese lugar, estaban pegados, pegados a ese ondular
gracioso y movedizo, cual sirena en el ponto, y deseando que me ataran al palo
mayor como al héroe griego, para no sumergirme en sus aguas y ondularme con ella.
Y tomarla, tomarla para mi,
para siempre, sin temor, sin dolor, sin
dudas, de mis cuarenta y pico, de sus quizás apenas veinte. Sus quizás apenas
veinte, y un incesante revolotear de alegría, entre ellos, entre sus
congéneres, los de su edad, los de su estilo, de su círculo,
de sus códigos.
¿Y yo qué? ¿Yo estaba ahí?
¿Estaba en ese lugar? ¿¡Qué hacía yo, en
ese lugar!?
Miraba y la admiraba. ¡Todo!
Su pelo negro, su remera, su pollerita corta,
escasa; escasa, apenas cubriendo; zapatillas blancas, con apenas medias;
piernas armoniosas, blancas, girando en esa pista, en ese lugar, donde yo, no
tenía absolutamente nada que hacer.
Se acercó. ¿Quizás se
acercó? Quizás se dio cuenta que la miraba,
quizás me sonrió, sonrió a mis cuarenta, a mis cuarenta y pico y se sentó a mi
lado, a mi lado. ¿O no? Quizás no.
Quizás bailó hasta desfallecer, ella de cansancio, yo de locura.
Vino a mi lado. ¿Vino? Se acercó sonriente, sonrisa perlada;
mientras esas luces extrañas giraban incesantes. Se acercó serena, ondulante,
graciosa, etérea, como la soñé, como siempre la soñé. Senos turgentes, blancos,
asomando casi libres de su remera. Se acercaba flotando, y su sonrisa nívea,
eterna.
Me tomó de la mano. ¿Lo
hizo? La seguí, llevándome de su mano,
tibia, suave, para mi, para mis cuarenta, mis cuarenta y pico, ya gastados, ya
agotados.
Giraba apenas su cabeza y me miraba,
mientras yo seguía, tomado de su mano, tibia, suave, única. Sentía sus
dedos, sus cinco dedos entre los míos, los cinco míos.
Caminamos. ¿Caminamos? Hasta ese lugar; arena, playa, mar, rumor de
olas. Infinito rumor de olas envolviéndolo todo, como un extraño éxtasis, como
un extraño rito. Me miró profundo, desde su profundo azul…y sonrió…
¡Y me amó! ¡A mí, a mis cuarenta y pico, con sus quizás
apenas veinte! Con su piel blanca, sus senos blancos. Todo su ondulante ser
blanco, suave, dulce, tierno; sublime en el fragor de su celo, de su calor, de
su pelo negro, de sus quizás apenas veinte, para mí, para mis cuarenta,
para mis cuarenta y pico.
¿O no? Quizás no. Quizás bailó
hasta desfallecer, ella de cansancio, yo de locura…
El trencito dio la tradicional vuelta al Obelisco y,
como le quedaba resto, decidió emprender el vuelo hacia SUIZA. Tierra donde
aguardaba ULISES
VARSOVIA: Nació en 1949 en Valparaíso, Chile y reside en SAN GALLEN (SUIZA). Estudió en
universidades de Chile, Suiza y Alemania, país éste ultimo donde se doctoró en
1990. Trabajó como docente en tres universidades chilenas, y actualmente trabaja
un par de lecciones en
E Mail: Ulises.varsovia@bluewin.ch
BUENAS MANERAS
A veces, de repente, morirme
sin despedirme, a secas,
cerrar la puerta de un portazo,
o lenta, lentísimamente,
mirándolos de frente, desafiante,
disfrutando su íntimo furor.
Emitir un notorio exabrupto,
ofender sus buenas maneras
con un exagerado eructo
en la cena del arzobispo,
o una sonora carcajada
en el funeral del alcalde,
con mi solemne cara de tahur.
De vez en cuando abofetearles
su irreprochable traje obscuro,
su corbata de pulcro nudo,
su exquisito perfume francés,
o su pronunciado acento
semipeninsular, semiinsular.
A veces sencillamente huir,
y dejarles días esperando,
semanas tocando a mi puerta,
ufano en mi cabaña bosqueril.
(Inédito)
ATRIBUTO CUÁNTICO
Sobrecogedoramente hermoso
el atributo cuántico
del íncola terrestre,
afanado en su ímproba labor
de transeúnte planetario,
interestelar con su herramienta
inspeccionando el orden
de las absortas esferas.
Aplicado discípulo
del sumo demiurgo
de los siete días,
de su celo empresarial
la preclara corrección
del orden originario,
y por la muchedumbre pluvial
ufano con su atributo cuántico
desmalezando el planeta.
Altivo el bípedo gris,
el amo sobre criaturas
caídas a la esclavitud
desde su inocencia salvaje.
Héroe interestelar,
tu imponente magnificencia
de monarca planetario,
tu arrogante señorío
sobre patas y metales,
sustentado en la hipotenusa
dividida por sus catetos,
y de una crin de extrema tensión
tu propia hez sobre tu cabeza.
Sobrecogedoramente hermoso
tu atributo cuántico
pendiendo sobre ti
con sus siete filos.
CURIOSA
CRIATURA
Curiosa criatura el bípedo,
afanado desde la infancia
en forzar claves y cerrojos,
siempre a la búsqueda del rastro
de sus raíces por las edades,
de cabeza en el laboratorio.
Único entre los seres terrestres
cuya sabiduría el fruto
de largas hileras de cruces
sobre los campos de batalla.
Miradle revisar el átomo,
miradle inclinarse, ceñudo,
sobre el embrión de la mies desnuda,
o irrumpir, altivo, en la antesala
del quid de las claves genéticas,
maravillado de su valía.
Ya en las cavernas indagó tinieblas,
y revestido de su traje argénteo
con lúdicas places tintineantes,
danzó emitiendo salmos agrestes,
atrapando con mágicos ritos
el ser animal en las paredes.
Pequeño dios del follaje cósmico,
cuando el arúspice inspeccionando
el hígado de las víctimas,
o abismado en las constelaciones,
allí ya el fatídico inicio
de las expediciones planetarias.
¿Hasta cuándo descenderá el ojo
para mirarse íntegro por dentro?
¿Qué hallaremos cuando el microscopio
salve los últimos obstáculos?
¿Y qué sentido tiene el dolor humano?
Curiosa criatura el bípedo.
(inédito)
Y era momento de regresar al pago, pues la
locomotora estaba cansadísima de tan largo recorrido. Y aquí los espera esta
maquinista (con barbijo puesto) para recibir sus poemas y sus cuentos. Enviar
a: letrasenelanden@gmail.com
¡¡Sigamos manteniendo en alto la esperanza y no
bajemos los brazos!!
Un saludo afectuoso
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