Editorial

(c) Diseño de portada - Paula Pappalardo



Número 5

El tren llega resoplando .... ¡ chuffff ! .... ¡ chuffffffff ! ......
La locomotora pide una nueva carga de agua y de carbón (es de las viejas).
La maquinista también pide un respiro. Viene duro este fin de año...
Pero renuevan energías... y parten... para dejar en vuestros andenes esta carga de poesía y amistad.
Que hoy llega de la mano de dos MAESTROS (así, con mayúscula) de la poesía de Córdoba. Amigos dilectos que me honraron con su afecto y su cálida ternura, y de quienes mucho aprendí.
OSCAR GUIÑAZÚ ALVAREZ, el Don Oscar creador de los Encuentros de Poetas en Villa Dolores, aquel pionero de quien recrearon este encuentro de poesía y amistad (como él siempre lo definió) muchos otros escritores del país y del exterior.
Nacido en Candelaria provincia de San Luis, vivió desde la infancia en Villa Dolores, Córdoba.  Docente de los de antes, de esos que ya están casi extinguidos, varios pueblos vieron de su tarea prolífica y ejemplar.  Y un buen día decidió convocarnos a los poetas, a reunirnos para ejercer el dulce oficio de la poesía y la amistad. Desde entonces y más allá de su muerte el Encuentro Dolorense ha perdurado.  Autor de varios libros, creador de la página literaria del diario Democracia de Villa Dolores, infatigable obrero de la cultura.  Más allá de sus logros, quienes lo quisimos lo recordamos por su bondad, su generosidad sin límites, su empuje, su ternura, y la picardía que brillaba en sus ojos claros.  Con esa picardía seguramente me estará mirando desde alguna nube...

OCASO DE LA MEMORIA


Con un hacha acerada de silencios
se abatió el vegetal.
Y cayó el nido
con su temblor de trinos y de plumas.
Cómo es que asesinaron mis gorriones,
esos de mi ventana,
mensajeros.
Todo viene de allá
desde el volumen
del océano próximo a ese nombre.
Aquel sismo de culpas y de audacias
alrededor del vuelo de un secreto
que no debió jamás abrirse al mundo.
El secreto en fervor cristalizado
que no debió tentar revelaciones,
enciende hoy la corteza del momento
y se escapa a la voz y a la palabra..
Oh, la noche ...
La noche cautivante
debió haberse tendido sobre el tiempo
y quedarse anudada en su misterio
tal como debió ser
insospechada.
Una brisa secreta ...

Solamente.

                              
                                                          Del libro “CALLES CON ESQUINAS”

POEMA Nº 3



No sé si estás allá...
o estás acá ...
(El hilo del teléfono es testigo
de este temblor de voz... )
Detrás, allá...
o acá, conmigo...
no tiene claridad mi subconsciencia.
Las palabras
navegan por un aire de juguete...
¡Qué sensación tan dulce se detiene
al borde de la imagen!
Raudal de luz manando del vocablo;
la verdad, dialogamos con premura.
(El hilo del teléfono insinúa
un complejo de finas sensaciones)
¿Dibujará tu gesto una sonrisa
o anunciará tu ceño algún fastidio?
No sé a que viene esta pregunta...
(El hilo del teléfono lo sabe...)
De este lado te siento...
tan cercana...
contra toda la lógica.
Te siento
un sabor cenital que bebo a sorbos
(Es un testigo falso este teléfono)
Dice que estás allá...
Y estás acá.
                                 Del libro “... Y POEMAS CIRCUNSTANCIALES”


JULIO HORACIO YOFRE MOYANO, nacido en la ciudad de Córdoba y residente de la misma desde siempre. Colaborador en diarios y revistas de su ciudad natal, autor de varios libros, viajero infatigable de los caminos poéticos. Otro grande desde lo humano y lo literario. Su poesía no deja de estremecerme nunca, en cada relectura. Tiene una cualidad diría etérea, leve, intemporal.

A VECES

A veces,
de mi raíz asciendo hasta la copa,
para beber la luz como los árboles.

A veces,
de mi raíz asciendo a mis neuronas,
a beber de su savia hasta la sombra.

Enceguece la luz, como la sombra.
Profundidad y altura, se confunden.
Revelación del límite. Comprendo.

... La claridad regresa en mis latidos
a renovar mis sueños.


                                          Del libro “Lo que el ángel me deja”



De mi puerto interior
Tengo un puerto interior sin litorales,
desprovisto de golfos y bahías;
muelle de soledad y lejanía,
sin apoyo en raíces minerales.

Lo frecuentan no sé qué manantiales,
ni que vientos del sur le dan su fría
apariencia de gris melancolía,
lluvia mezcla de barro y vegetales.

De allí mi corazón, barco carguero,
leva el ancla hacia un mar que lo convoca,
sin capitán ni guía marinero;
y en su bodega de pulmón vacío,
carga el aire de playas que no toca
y regresa inventando un claro río.

                                                   Del libro “OTOÑO ADENTRO”

Y sigo esperando, queridos viajeros, sus opiniones y colaboraciones, Que este tren está abierto a los trabajos de quien quiera ver reflejada su poesía en él.
¡Hasta la próxima parada!

CRIS