¡¡¡BIENVENIDOS AL TREN !!! ……
Que festeja en esta edición su cumpleaños Nº 19. En medio de las tristezas y pérdidas provocadas por el virus que nos aqueja, es un punto de alegría para celebrar. Las letras siguen vivas y los escritores continuamos en la diaria tarea de mostrar un mundo posible y mejor. Que la esperanza y la luz sigan brillando en nuestros corazones.
Y sin más preámbulos iniciamos este viaje virtual.
El trencito estaba preparado en un andén engalanado
con globos y carteles de felicitaciones. La locomotora resoplaba y ¡partimos!.
Nuestro primer destino era cercano, apenas unos kilómetros para recibir a la
primera pasajera: NORA ASTUDILLO. Nacida en la ciudad
de Bahía Blanca, actualmente reside en SANTA ROSA (prov.
E Mail: directana@gmail.com
1
EL PRECIADO METAL
El cielo eligió teñirse de
rosa, en un atardecer de verano.
Las gaviotas, familiarizadas con las olas acordaron
marcharse. No quedaba suficiente alimento en la ría, para aletargar la llegada de la noche.
Al día siguiente, las barcazas marcharon hacia el corazón del mar.
Los
pescadores se hallaban a punto de
finalizar la tarea, cuando el viento se presentó.
La corriente de aire creció a pasos agigantados.
Venía a llevarse las pesadas redes.
El irascible
tornado respetó cada uno de los pasos de su plan. Luego giró sin culpa para
inutilizar las comunicaciones del
humilde caserío.
Sorprendidos, atinaron a pedir auxilio a la guardia
costera. Pero, la ayudó no llegó.
Pedro, trastabillando alcanzó el frenético timón,
para detenerlo.
Enseguida, busco
con desesperación a los compañeros. Sin embargo, las cortinas de agua
entorpecían la visión.
Se acurrucó sobre el catre para detener el temblor del cuerpo,
mientras la barcaza era presa del
diluvio.
Pedro quitó la manta de la cabeza, cuando descubrió un resplandor que
atravesaba el paño.
Los ojos buscaron sin descanso su procedencia.
Cuando se esfumó el silbido del tornado, la luz
reapareció y con mayor intensidad.
Emergía
detrás del perchero. El pescador
corrió las prendas cubiertas de humedad
Allí estaba. Una simple medalla, regaló de la madre poco antes de
morir.
Aprisionó el preciado metal entre las manos, en señal de súplica.
2
El viento
regresó y con más fuerza. Quería aniquilar
el deseo que escondía el objeto
encontrado. Agotado, por no lograr su
objetivo se marcho.
Al fin, Pedro
recuperó el aliento.
En segundos, el cielo desnudó todas las constelaciones.
Sobre la superficie del mar no quedaba un solo
elemento, que probara la desaparición
del resto de las barcazas.
El pescador, antes de ingresar al helicóptero se detuvo unos minutos.
Sujetó sobre el pecho
la medalla, para agradecerle a la madre, creyendo verla entre las nubes.
Nos despedimos de los
amigos santarroseños y la locomotora puso rumbos al sur, para recibir a JORGE CASTAÑEDA. Poeta, escritor y periodista nacido de
padres rionegrinos en la ciudad de Bahía Blanca y radicado en VALCHETA
(prov. de RÍO NEGRO). Tiene publicados numerosos libros entre
ellos: “La ciudad y otros poemas”, “Poemas breves”, “30 poemas”,
“Poemas sureños”, “Sentir patagónico”, “Los atabales del tiempo”, “Valcheta, un
pueblo con historia”,“Suma Patagónica”, “Raíces de piquillín”. Ha
participado en varias antologías. Es conferencista sobre temas patagónicos.
Miembro de
E
Mail: jorgecastaneda20032000@yahoo.com.ar
A LAS GRUTAS VOLVERÉ
A Las Grutas volveré
Con ganas de ver el mar
Y la playa tan bonita
Que tanto invita a soñar.
A Las Grutas volveré
Con ganas de caminar
Y escuchar a las loradas
Que parecieran hablar.
A Las Grutas volveré
Con ansias de libertad
Y en la blanca costanera
No cansarme de mirar.
A Las Grutas volveré
En busca de mi solaz
Cuando la luna se posa
Sobre las olas del mar.
A Las Grutas volveré
Cansado de trajinar
Y en su regazo dormido
Al fin poder descansar.
A Las Grutas volveré
Como un caminante más
Recorriendo silencioso
Su avenida peatonal.
A Las Grutas volveré
-con Valcheta es mi lugar-
Y tendré tantos recuerdos
Que no los podré contar.
A Las Grutas volveré
Mis amigos lo sabrán
Y una salva de gaviotas
Me habrá, sí, de saludar.
AMOR EN EL VALLE
Valle lindo, valle angosto,
Valle del cielo cantor,
Cuando me miran sus ojos
Se me alegra el corazón.
Hasta los pájaros cantan
Porque ha llegado el amor
Me saludan las acequias
Con su sonrisa mejor.
Hasta los sauces llorones
Se alegran de corazón
Mi vida será más linda
Si la cantamos los dos.
Los amores de mi valle
Son distintos sí señor
Son claveles en el aire
De clarísimo primor.
Valle lindo, Valle angosto,
Las delicias del pintor
Prisa del enamorado
Para servir al amor.
Si tus ojos me contemplan
Yo ya me siento mejor
Hasta las nubes del cielo
Me demuestran su favor.
Valle lindo, valle angosto
Donde canta el ruiseñor
Yo quiero ser tu romero
Para quererte mejor.
La primavera regalaba un airecito cálido y el perfume de la caña de azúcar nos llamaba. Y a Tucumán nos fuimos para recibir a un nuevo pasajero: SERGIO GABRIEL LIZÁRRAGA. TAFÍ VIEJO (PROV. DE TUCUMÁN) es profesor en Letras (UNT) con estudios de postitulación y posgrado en Alfabetización, Lectura, Escritura y Educación. Formador docente, gestor cultural. Ex becario Fulbrigth-Nación. Su último libro es “En tajos a la sed” Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2017.
E Mail:
lizarragasergiog@yahoo.com.ar
I
Saborea los huesos, los
rompe con sus colmillos para llegar a la médula, la que considera un verdadero
postre.
Cuando comenzó la
cuarentena, temió quedarse sin alimento, por eso, ante cada bocado, mira con
devoción la estrella de seis puntas que cuelga en la pared, y da las gracias
porque el estómago se llena cada día.
Una vez que está
satisfecho, se dirige a la habitación donde tiene guardadas las reservas,
algunas presas aún gimen, suplican, otras, se muerden entre ellas
reconociéndose como alimento. Por fortuna, aun puede cazar porque las calles no
quedaron vacías.
Para que sus hijos no
mueran de hambre, el maligno diseña nuevos virus e inspira en los ciudadanos la
tentación de la desobediencia.
II
La cuarentena la dejó sin
reservas, con tantas restricciones, no pudo sostener ninguno de sus ingresos.
Desesperada, recordó la historia de la abuela, la de esas joyas que guardó en
algún rincón del jardín.
Cavó, cavó y cavó sin
encontrar nada. Se desprendió de toda razón y decidió recurrir a Mae Wanda, que
según el aviso del diario, curaba mal de ojo, y también de amor, unía y
separaba parejas, te devolvía la pasión y además, con el poder revelador de la
ouija, resolvía cualquier misterio.
Invirtió los últimos
billetes en esta última opción.
-¡Abuela!- Exclamó Mae
Wanda, -¡ayuda a tu pobre y desdichada nieta, dinos dónde están las joyas!-
El espíritu se hizo
presente, y las letras comenzaron a marcarse: z, m, o, x, p, w, s…
Con la paciencia agotada,
la nieta gritó: -¡ vieja mezquina, decime dónde están tus joyas!-
-¡Nieta estúpida!- pensó
el espíritu de la abuela, -¡te olvidas que yo era ciega!-
III
Perdió dos patas, se
desprendió el caparazón, gracias a unos filosos dientes, su mandíbula tomó un
aspecto amenazante. Finalmente se irguió.
Pese a tantos cambios,
seguía siendo el mismo ser extraño. En el edificio, después de siete meses, ya
casi no se escuchaban gruñidos.
Sintió mucha hambre, como
la de un tiranosaurio rex. Sin interés alguno por analizar la situación,
ni muchos menos escribir, miró por la ventana, y vio, a sólo un edificio de
distancia, que un muy apetitoso jovencito, convencido de que no se contagiaría,
salía a la calle a disfrutar de la noche.
IV
Otro día más. Igual al de
ayer y exactamente igual al de mañana.
¿Por qué el calendario
tiene tantos días?
¡Llueve al fin!
Tomo el cuaderno donde
debería haber escrito versos, y escribo el número 2020 en cada una de sus hojas,
luego con cuidado, las voy doblando hasta formar barquitos. Corro, sin barbijo,
y dejo los barquitos en el riachuelo que se formó junto al cordón.
Me quedo bajo la lluvia,
e imagino que cada barco podrá llevarme a otro puerto, sin el peso de este
tiempo.
V
Rompió la computadora con
ciego enojo, sus micro partes quedaron diseminadas por toda la cueva y el
garrote desgastado de tanto dar golpes. Finalmente
Cuando despertó temprano
en la mañana siguiente, el mundo seguía en cuarentena y los dinosaurios le
recordaban que aun era imposible salir.
VI
Sopla la vela y pide tres
deseos: verlos, tocarlos, sentirlos. La familia se ha reunido para celebrar su
cumpleaños. Pero zoom no huele a nada, la pantalla de la tablet no tiene ningún
sabor, los auriculares no abrazan, la internet no tiene huesos.
Mira al ave que se posa
en su balcón y le recuerda que cuando era niño, en sus cumpleaños, pedía el
mismo deseo, volar, volar, volar.
La soledad vino a su
departamento a festejar su cumpleaños, pero como siempre, no le trajo de regalo
ni una sola pluma.
VII
El escritor contempla sus
libros, apilados en la habitación porque tampoco se han vendido. No pudo hacer
la presentación, y no ha podido ver a los parientes y amigos fingir interés,
llevarse cada uno un ejemplar, no sin antes prometer leerlos.
En estos meses, las
palabras también se han escondido, plagadas de silencio.
Toma los libros y
comienza a fabricar avioncitos con sus hojas. Pero ninguno de esos aviones
despega.
Cuando los críticos leían
sus poesías siempre le decían que sus palabras no sabían volar.
VIII
Si no hubiera ido a
terapia, hoy al menos tendría a su lado esas tres personas que veía con
frecuencia y sus oídos le aportarían los versos de esas voces que antes lo
aturdían.
La cordura en tiempos de
pandemia no ha sido más que la mala praxis de un psicólogo que le prometió que
sin visiones, podría disfrutar mucho más de cada día.
Unas
riquísimas empanadas reconfortaron a la maquinista y silbando bajito el
trencito se desplazó hasta el norte cordobés para recibir a una querida amiga: ELBIS GILARDI. Nació en San
Guillermo (prov.de Santa Fe) y desde hace más de 40 años reside en BRINKMANN (prov. de CÓRDOBA). Docente,
los últimos años de su carrera se desempeñó como directora de nivel primario y
como docente en el Colegio Universitario “María Justa Moyano de Ezpeleta” de la
ciudad de Morteros (Córdoba). Organiza desde hace más de 30 años los Encuentros
Nacionales de Poetas en el mes de agosto en su ciudad. Se dedica además a
visitar escuelas de distintos niveles para realizar talleres de animación a la
lectura. Dicta talleres literarios para adultos en la zona. Algunos de sus
Libros: “Destierro”, “Entre Salmos y
Mariposas”, “Identidad del viento”, “La otra voz del pájaro”; “Rescoldo de
Caracoles”, “Al paso que vamos”; “Bilingüismo de lo cotidiano”. Para niños:
“Carasucia”; “Olor a Naranjas”, “Cuatro
gatos y una luna”; “La culpa es de la hormiga”. Inédito: Salomón (Sangre
Azul).
E Mail: elbisgilardi@gmail.com
OTRA ERA
Era el tiempo de
desarrugar el aire
era la palmada sobre la
luz de la linterna
era la púdica manera de
dar cuerda al reloj.
Era la media luna sobre
la boca de la jarra.
Era verte detrás de la
noche…
Era la posibilidad del
miedo…
un poco de sal sobre la
carne magra
era otro tiempo.
Desavenencia de marzo.
Como siempre. Marzo
aumenta
la longevidad de mis
pulmones.
CENTENARIO PASO DE LOS PÁJAROS
Por allí pasamos
cuando la tarde no puede
escamotear el picoteo de nubes.
Por ese túnel de pájaros
nos calzamos la luz
desde la garganta hasta los pies.
Hay una tertulia de calandrias
bajo las faldas del atardecer
una llanura de gorjeos
que impide controlar la lejanía…
es la inmensidad
herida por los vidrios del silencio.
Unos matecitos con peperina … unos ricos
criollitos … y estaba dispuesta la locomotora para el último tramo del viaje,
que nos llevaría a
E Mails: lidialeticiarisso@yahoo.com.ar
AMANECERES
SIN SOL
De
miradas
lejanas,
de
tortuosos
destinos,
de
noches
oscuras,
de
agónicos
caminos
De
amaneceres,
sin
sol
y
anocheceres,
sin
vino
Se
apaga
la
vida,
se
acaba
la
esperanza
y
la mesa
compartida
Estornuda
la
tierra,
tose
el
Universo…,
ya
ni siquiera,
interesan
los
versos
Tampoco…,
aquéllos
que
mencionaron
su
dolor,
o
su alegría,
su
sudor,
o
su melancolía,
ya
nada importa
La
esperanza,
mira
absorta,
porque
todo
lo bueno
se
aborta….
y
se convierte
en
fantasía
¿COMO NO HABLAR
DEL SILENCIO?
Como
no
hablar,
del
silencio
que
nos habita?
Si
es
el
que más
nos
provoca,
el
que más,
nos
palpita
Su
acentuado
caminar….,
muchas
veces,
nos
habita
También
nos
suele llevar,
por
inhóspitos
caminos,
para
encontrar
un
destino,
que
aún…,
no
hubimos
de
descifrar
Solo
él…,
nos
puede
enseñar,
cómo
sortear
las
heridas,
que
nos produjo
la
vida,
en
su largo
cabalgar
CABALGAR,
A OSCURAS
Hube
de dar
un
paseo,
por
todos,
los
tiempos
Un
sudor
frío..,
atravesó
mi
frente
y
un templo
de
amarguras,
fueron
esparcidas
por
el viento
Extendí
mis
brazos,
hacia
la misma
nada,
que
me miraba
absorta
y
se mostraba
enfadada
Aprendí
a
conocerme,
desde
el silencio
y
a cabalgar
a
oscuras,
mientras..,
las
amarguras
jugaban,
con
sus dejos
de
locura
Rabia
de
soledad,
sin
consuelo
y
un costo
vitalicio,
de
desvelos,
me
recordaron
que
aún así..
en
esta vida…,
es
bueno…,
tener
anhelos’’’
Nos despedimos de los amigos porteños
mientras el trencito sorteaba algunos piquetes y manifestaciones. Y ya en el
camino, al tranco lento (porque el recorrido había sido largo) la locomotora se
detuvo en el andén pampa.
Y aquí los espero con sus poemas y sus
cuentos (más una minibiografía o actualización de la misma). Pueden enviarlos
a: letrasenelanden@gmail.com
Un abrazo a la distancia y con
mascarilla … ¡¡Y nos estaremos reencontrando!!
CRIS F.
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