Editorial

(c) Diseño de portada - Paula Pappalardo



Número 79

PASAJEROS AL TREN !!!!!!!!!!!

Los árboles son una sinfonía multicolor en este mayo otoñal. Y también debe ser nuestro corazón un canto a la vida. Más allá de lo negativo, lo trágico y lo doloroso siempre el amor y la esperanza deben alentar en nuestro interior. Y porque hay esperanza y amor estamos de vuelta para conectarnos con la palabra que no reconoce fronteras ni límites.

Y el trencito se dispone entonces a partir ...

La locomotora puso rumbo al sur para recibir a su primer pasajero, un amigo que ya nos ha acompañado en otros números: ALDO NOVELLI. Les recuerdo sus datos: Poeta, cuentista, ensayista, inquisidor del alma humana y habitante de bares nocturnos. Nació en la ciudad de NEUQUÉN, el 4 de marzo de 1957 en una madrugada de juerga y carnaval. Vivió hasta los 13 años en Challacó, un campamento petrolero en medio del desierto patagónico, hoy un caserío fantasma y luego vagó por el país hasta retornar al terruño, la ciudad de las manzanas prohibidas enclavada en el valle de las quimeras, donde reside actualmente. Libros publicados: “La noche del hastío” Ed. Limón – 2003 - Neuquén; Plaqueta “16 poéticas” Ed .Limón – 2004- Nqn -“Agonistas del fin del mundo” Ed. La luna que – 2005 –Bs. As. – “Desierto” Ed- El llanto del mudo” – 2007 -Córdoba –  “Mínimo mundo” fragmento, del libro homónimo con una tirada inicial de 90.000 ejemplares a distribuirse en escuelas y bibliotecas populares de Neuquén, Edición del Min. Educ. de la Nación Arg. - 2008 -, “Estúpidos mirones de televisión” Ed. Textos de Cartón – 2009 – Córdoba – Arg., “Archibaldo, el gran exhibicionista” Ed. Cartonerita Solar – 2009 –Neuquén – Arg. Edita el plegado de arte y literatura ‘Animal Urbano’. Posee varios libros inéditos. Ha sido traducido parcialmente al inglés, portugués, italiano y catalán y su libro “Agonistas del fin del mundo” fue editado en el sistema Braille para ciegos. Publicó por invitación o concurso en las siguientes antologías: “Poesía y cuento patagónicos” - 1992, “La Poesía en Neuquén” Ed. Sec. de Cultura del Neuquén – 1993, “Poesía y cuento de la Patagonia” Ed. FBPN – Neuquén-1994; “La Palabra escondida” Poesía escrita durante la dictadura militar – Neuquén-1996;  Poesia Neuquina de los 90” Ed. Narvaja Editor – Córdoba-1996; “Canto a un Prisionero” de Ed. Poetas Antiimperialistas de América – Otawa – Canadá - 2005; “País de vientre abierto” Antologia de poesía social argentina – Ed. Ediciones Patagonia –Bs. As. 2005; “El verbo descerrajado” Antología en solidaridad con los presos políticos de Chile – LOM ediciones Chile-2005; “InSURgentes” – Antología de las Jornadas de Literatura argentina en la Patagonia, Ed. Limón – Nqn-2005 – “En un lugar de las letras” Libro didital en Homenaje a Cervantes –Ed. Letralia – Venezuela-2005;  Antología de Poesía Social “Legado de poetas” ED. Patagonia – Bs. As. 2007; Antología Argentino-Libanesa - Ed. Tantalia- Bs. As.2008 compilada por Edgardo Zuain.- Traigo aquí su poesía, comprometida y fuerte, que no dudo les gustará.



EN MEDIO DE LA RUTA 22

al maestro Carlos Fuentealba
fusilado por la policía neuquina

Una columna de gente avanza por la ruta 22
son cientos/ miles y se siguen sumando
van cantando/ lanzando consignas al viento
de a ratos bailan y ríen
ríen como si el cansancio fuera una bendición
son maestros/ profesores/ alfabetizadores/ alumnos
que van en pos de un mundo mejor
un mundo de hijos y padres con ansias de sabiduría
para crear un mundo nuevo de hombres y mujeres libres.
Esos maestros reclaman pan y libros
esos alumnos reclaman palabras y sueños
maestros y alumnos aprietan una tiza en la mano
y el cielo del desierto del sur
es un inmenso pizarrón de esperanzas aladas.
Entonces aparecen los esclavos del poder
con esos uniformes manchados de inagotable sangre
desde hace mucho tiempo/ desde hacen tantas muertes
y la orden del poder es: REPRIMIR
“repriman a esos hombres y mujeres
que muestran una luz en medio de la oscuridad/
y elijan a uno para escarmentarlos/
a uno que enseña en un barrio tomado por la necesidad
en una villa con hambre de conocimiento y sed de justicia/
elijan a uno y FUSÍLENLO por la espalda
a un metro de distancia
apúntenle directamente a la cabeza
destrocen esa cabeza que piensa y enseña
ahí adentro se esconde el mayor de los peligros
ahí adentro se esconde la LIBERTAD”.

ELLA A PESAR DE TODO

Ella avanza
sin descanso en el camino
ella va
atraviesa montes y llanuras
bajo soles incendiados y lunas heladas
y avanza
el poeta se detiene
afloja el ritmo
a veces se confunde
se sienta en la silla del poder
pero ella no transa
llega a la ciudad
camina por calles nocturnas
corre el último colectivo
mira la luna con una mujer ciega
habla con los mudos
juega con niños en el parque
ladra junto a un perro callejero
huele una rosa negra
y sigue
cruza las bocacalles sin mirar
la atropellan
la insultan
la quieren arrestar
pero ella sigue
entra en el alma de un suicida
y lo salva
sube a las alturas
habla con los dioses
y discute con Satanás
entra al cuerpo de un menesteroso
y bebe vino barato
se emborracha
y se droga
con los muchachos en la plaza
incendia gomas en la ruta
reclama paz y pan
pan y rosas
verdad y justicia
enfrenta la usura
al poder de los totalitarios
a torturadores y genocidas
no quiere circo
ni hueso
ni vino agrio
ella no se arrodilla
no se vende
grita sueños y libertad
hace amigos sin tiempo
compañeros entrañables
reclama lo imposible
cambia el mundo
lo destruye
y crea
un mundo nuevo
ríe y llora como un niño
como un hombre libre
como un sueño realizable
y sigue adelante
persigue utopías cabalgando unicornios
navega los siete mares de la tempestad
sobrevive
y sigue sin tiempo
para pausas tramposas
para habladurías vulgares
entra a los barriadas marginales
a los barrios abandonados a la mala del diablo
se interpone entre dos contrincantes
y le disparan a la cabeza
pero ella: la poesía
no se inmuta
solo sigue
debe llegar al final
de un camino sin fin
debe llegar a destino
a la salvación de todo hombre y mujer
debe llegar al amor fundamental.


¡FELICES FIESTAS! ¡FELICES FIESTAS!


Esa tarde eran siete
cuatro varones y tres niñas
jugando a la mancha sobre el montículo.
Después de un largo rato
transpirados de cansancio
cuando el sol brillaba sobre latas vacías de tomate
sintieron voraces mordidas en el estómago
y se sentaron a buscar algo comestible.
Natalia, la mocosa de cinco años
la de piernas como palitos de helado
encontró un pedazo de guirnalda dorada
la enlazó formando un efímero corazón brillante
y le gritó a sus amigos:
¡Felices Fiestas!, ¡Felices Fiestas!
y rió con picardía
como un esmirriado ángel de alas rotas.-



a mi hijo Manu


Cortamos un manojo de pasto verde
llenamos una lata con agua
y colocamos todo cerca de la puerta/
después nos sentamos a escribir la carta:
- ¿que le vas a pedir a los reyes?-
- justicia papá - me dijo
- no, pero eso es muy difícil -
- cómo, ¿no son magos? -
- sí, pero... -
- no me dijiste que pasan por el ojo de la cerradura
porque es más fácil eso/ a que un rico entre al reino de los cielos -
- tenés razón Manu, le pediremos justicia -
y cerré la carta con un "que así sea".

A la mañana siguiente
el padre de Carlitos
consiguió trabajo en la fábrica de papel.-

NOTA: hace poco me enteré que mi hijo menor, sabía la “verdad” sobre los Reyes Magos hacía mucho tiempo, cuando le pregunté porqué no me lo había dicho, me dijo: “no quería romper tu ilusión”.

AMIGOS

a todos aquellos que alguna vez
me golpearon el pecho

Juan y José nacieron en distintas ciudades.
vivieron cuarenta años sin conocerse.
una tarde cualquiera José
con el corazón inmóvil
cayó en medio del gentío.
la gente miraba al tipo tirado
y lograba esquivarlo.
Juan se detuvo
y se agachó a golpearle el pecho.
cuatro horas estuvo en eso
entre las sombras de una calle desolada
hasta que el tipo abrió los ojos:
- no sabía bien como se hacía esto...- dijo Juan.
- bueno, tuviste tiempo de aprender - balbuceó José.
desde ese día nunca más se vieron.
nunca se olvidaron.

Nos despedimos de las bardas neuquinas mientras paladeábamos unas deliciosas manzanitas y el tren puso rumbo al noroeste, pues en CATAMARCA aguardaba una gran amiga que, también, ya ha venido en otros viajes: ANALÍA PASCANER. La recordamos: Nacida en Buenos Aires, actualmente reside en la ciudad de Catamarca. Estudió Psicología en la Universidad de Buenos Aires. Es profesora de piano y se dedicó a la enseñanza cuando vivía en Buenos Aires. En Catamarca concurrió a un taller de narrativa e integró un grupo literario. Tuvo a su cargo la dirección de la primera revista virtual de su provincia. Desde noviembre de 2006 es editora y directora de la revista digital "CON VOZ PROPIA", emprendimiento independiente de difusión de literatura clásica y contemporánea. Participó con lectura de textos propios y de otros autores en todos los cafés literarios realizados en la ciudad de Catamarca, en recitales poéticos-musicales en Feria del Libro de Catamarca y Feria del Libro de La Rioja, en diversos homenajes realizados a escritores catamarqueños. En mayo de 2008 participó –a distancia- en la mesa redonda de Archivos del Sur (de revistas digitales), realizada en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, con la coordinación de la periodista y escritora Araceli Otamendi (directora de la revista digital Archivos del Sur).Publicó algunos de sus cuentos en las Antologías 'Escritos en La Cueva' (2003, 2004 y 2005), y el libro 'La Noticia', perteneciente a la Colección de literatura infanto-juvenil La Cueva (2005). Sus cuentos y relatos son leídos en algunos programas radiales y publicados en revistas digitales: Isla Negra, El Ciruja, La Bodega del Diablo, Literarte, Letras en el Andén, La Máquina de Escribir, Poemas en Añil, Archivos del Sur, Axxón, Revista Almiar, Artesanías Literarias y en diversos sitios literarios de la web. Colabora con radios y publicaciones virtuales y en papel, en diversos proyectos literarios. Se desempeña como correctora de textos." Aquí nos trae dos cuentos breves que, espero, disfrutarán.



                                                 UN PASEO COTIDIANO

Luciana deambulaba por calles desiertas. La joven sabía que nadie se asomaba en aquella hora del crepúsculo y ese día menos aún con la mansa llovizna que cubría al pueblo desde la noche anterior. Caminaba tarareando una canción, sin recibir miradas curiosas ni esquivar conversaciones inoportunas ni responder preguntas triviales. Ella ya conocía la soledad que se esparcía por las calles, por eso elegía ese momento del día para dirigirse hacia el campo de lavanda ubicado detrás de la estación de tren, como todas las tardes desde que descubriera esa magia celeste.  Sus padres habían decidido mudarse a ese pueblo para alejarla de su primer amor, para desintegrarle el dolor de la traición, para apartarla de la jungla de cemento, para arrancarle sus propios fantasmas. Sin embargo los fantasmas de la joven no poseían la forma de ese primer amor ni se hallaban escondidos en la ciudad: los demonios dibujaban su rostro reservado, humedecían sus ojos apagados, latían al mismo ritmo de su corazón desilusionado, se los palpaba en su piel desganada.  Luciana caminaba hacia el campo de lavanda como todas las tardes anteriores. Un sonido lejano acarició sus oídos. Se detuvo y cerró sus ojos disfrutando de ese sonido tan misterioso como conocido, tan ajeno como propio. Escuchó levemente el rechinar de las ruedas del tren y lo imaginó en su recorrido entre los campos y las montañas, absorbiendo plenamente cada paisaje y depositándolo en los parajes que recorría.  La joven se apresuró para llegar al terraplén y su corazón galopante la preparó para efectuar su inocente carrera cotidiana: cruzar las vías cuando el tren estuviera cerca y luego, ya desde el otro lado, observar a esa mole de hierro cortando el aire. Se detuvo en la pequeña lomada que contenía las cintas relucientes y grises, filosas y amenazadoras; su cuerpo mojado oscilaba liviano como un junco. Cerró sus ojos nuevamente y reconoció el sonido cada vez más cercano, invadiéndola, acallándola, invitándola.
Su destino se hallaba cerca: encontraría la libertad momentánea en el campo de lavanda detrás de las vías del tren. El tren se aproximaba raudamente y sus reflectores rasgaban la penumbra con insolencia. Observó con precaución: debía permanecer atenta pues en cuanto las luces se acercaran, ella daría los dos pequeños saltos que ahora la separaban de su sitio predilecto.
Sin embargo esa tarde no fue igual a todas las otras. Esa tarde sus quince años se deslucían, su sangre bullía con furia, su respiración se dificultaba, su corazón procuraba encontrar el ritmo de la inocencia, sus brazos colgaban como plomadas, sus piernas eran de acero, todo su cuerpo semejaba un pilar enclavado en ese terraplén. En ese atardecer, un dolor desconocido crecía dentro de sí, un dulce dolor se adueñaba de su existencia. La llovizna del crepúsculo mitigaba ese dolor ardiente que soportara desde que saliera de su casa.  Luciana observó al tren, sus párpados cedieron ante las luces que reventaron en diminutas partículas. Los demonios se reubicaron en su vida: el contorno preciso de su cuerpo, el recorrido exacto de sus venas, los laberintos implacables de su mente. Supo que ése era el momento de cruzar e intentó correr. Los reflectores se acercaron, el piso rugió, las vías se sacudieron, los pastizales se agitaron y todo su cuerpo tembló. Luciana alcanzó a mirar el campo de lavanda apenas visible en ese gris atardecer. Percibió el aroma y se regocijó con el contraste de los colores. Los recuerdos de su vida se agolparon inquietos, las imágenes de su vida se sucedieron difusas. Su sangre corría más despacio y su alma despegaba de su cuerpo. Las ruedas de acero sacaron chispas a un destino que no estaba escrito pero que era inevitable. El tiempo se detuvo y sus sueños se desvanecieron en esos rieles. Sus ojos lloraron sin saber dónde mirar y el intrépido metal se hundió en su piel sellando las puertas de su vida. A pocos metros de allí, un impertinente camino sinuoso se abría paso entre el celeste embriagante. Luciana comenzó a transitar ese sendero como si flotara, con sus ojos vivaces y su rostro sonriente; luego se apartó del camino y desapareció dentro del campo de lavandas.  En ese instante, un grito recorrió las calles solitarias del pueblo. En el cuarto de Luciana, su madre se hallaba de pie frente a la ventana abierta, observando un frasco y una jeringa tirados en el piso.  Nadie en el pueblo conoció jamás los senderos deambulados ni los aromas percibidos por Luciana. Nadie imaginó jamás las imágenes aprisionadas en la mente de Luciana. Nadie se enteró jamás cuáles fueron sus sueños adolescentes. Sólo se supo lo que la autopsia mostró.



                                           POR UNOS MINUTOS DE MAGIA …

¡Hay tantos globos en el patio! Toda mi casa está adornada porque hoy cumplo los seis. Me encantan las fiestas de cumpleaños y mis padres se esfuerzan por complacerme: me regalaron este vestido rojo que me queda precioso, la cocina está llena de comida y hay bolsitas con juguetes para repartir a mis amigos. Pero ¿la verdad la verdad? lo que más me gusta son los regalos y… suena el timbre ¡bien! debe ser alguna de mis amigas. No, es un compañero que trae un regalo chiquito. ¡Timbre otra vez! Otro varón ufa. Pasá que recién llegó Fernando. ¡Otra vez timbre! Mi mamá abre y voy corriendo. Por suerte son mis amigas y ¡cuatro juntas! Pero falta Viviana, mi mejor amiga. Timbre y teléfono, todo junto, mejor atiendo el teléfono porque está más cerca. Es Viviana. ¿A qué hora vendrá? Pregunta mi mamá. Los chicos gritan y corretean en el patio, ya quiero ir a jugar con ellos. Má, Viviana no vendrá porque no compró un regalo. Andá al patio vos… Querido, andá a buscar a la compañerita de la nena, mirala vos a esta chica pretenciosa.

Vale, esperá que tengo señal de llamada, te corto te corto, en dos minutos te llamo, dale. Paaaaaula menos mal que me llamaste porque tengo que contarte algo. ¡Justo en mi cumpleaños viene a pasarme esto! Es de no creer Pau… no no no, esperá que te cuento yo primero. Y ni se te ocurra contarle a nadie, eh? Recién hablé con Valeria pero a ella nada, eh? Te acordás de Matías ese chico que me avanzó en los quince de Mercedes? Ni te imaginás lo que me pasó en la plaza esta mañana a la salida del cole. Tengo señal de llamada Pau, te corto te corto, en dos minutos te llamo. ¿Hola? … Fraaaanco … sí, hoy salimos, estoy arreglando con las chicas, te llamo en un rato … bueno … bai bai. Hola Valeria, mirá, te llamo antes que se entere Paula y te cuento… Jurame que no le vas a contar a nadie, si? Te acordás de Matías ese chico que me avanzó en los quince de Mercedes? Pero jurame que no se lo contás a Paula porque ésa va y se lo cuenta a todo el mundo. Bueno, resulta que hoy estaba en la plaza y… Tengo señal de llamada, te corto te corto Vale, te llamo en dos minutos, dale. Hola Paula justo te estaba por llamar, era Franco, el tipo se puso repesado y no cortaba por nada. Dale… te cuento lo de Matías porque no lo podía cre-er Pau, pero jurame que no lo vas a contar y menos a Valeria que se lo cuenta a todo el mundo … Ufa Pau ¿justo ahora está entrando tu viejo? Te lo cuento después … sí sí ya cortamos. Nos encontramos en casa de Jimena a la una y de ahí vamos todas juntas. ¡¡Vamos a festejar mi cumple con todo!! Tengo señal de llamada, Paula, te corto te corto. Ahhh Pau, ¿qué te vas a poner esta noche?


Los días se deslizan en silencio, los años caen sobre mis hombros, mi vida transita sin sosiego, el tedio me arrastra, el trabajo me resulta insoportable. Mis estudios quedaron relegados, mis sueños se disolvieron, mis ilusiones se esfumaron, mis proyectos se perdieron.
Cada año, este día tan especial se va calcando sobre el anterior. Otro año similar, otro año sin brillo, otro año sin sueños ni deseos ni planes ni esperanzas. Otro año tan sólo para probar que el tiempo transcurre inexorablemente, para recibir en mi cuerpo y en mi cara y en mi alma y en mi vida misma, todas las frustraciones. Hoy festejo (¿festejo?) un nuevo cumpleaños de la misma manera que desde hace tantísimos (ni sé cuántos) años atrás: sin sorpresas ni alegrías, sin expectativas ni emociones, sin ruidos ni visitas, sin torta siquiera. ¿Para comerla los dos solos? Pregunta siempre él. Sí, para comerla los dos solos, para comerla al día siguiente, para recordar momentos agradables del pasado, para tener unos minutos de magia. Al menos unos minutos de magia… No te preocupes, no compremos una torta, no seré yo quien realice gastos superfluos en casa.Recuerdo con cuánto esmero preparaban mis padres cada fiesta de cumpleaños. 

Recuerdo con cuánta ansiedad esperaba ese día que se escurría entre juegos, globos, corridas, piñata, gritos, regalos, peleas y la torta. La torta. Yo deseaba soplar las velitas al comienzo de la fiesta; sin embargo la torta siempre quedaba para el final, cuando muchos timbres habían interrumpido y muchos chicos se habían retirado de la mano de sus padres. Yo esperaba la torta: el momento en que apagaban las luces y ese misterioso movimiento en la cocina aumentaba mi ansiedad. Desde el equipo de música brotaban aullidos acompañados por la melodía del “Feliz Cumpleaños” y mi mamá ignoraba mis ruegos para evitar escuchar ese cassette ridículo que me había regalado no sé qué tío.

Viene a mi mente un cumpleaños de aquellos que me engrandecían. Habré cumplido seis o siete… no recuerdo con certeza… Una chica de la escuela, mi compañera de banco, me llamó por teléfono y me explicó que no podría venir a mi fiesta pues su mamá no le había podido comprar un regalo. Y me pareció lo más natural del mundo responderle que no viniera si no tenía un regalo para mí. Cuando le conté a mi mamá, ella se indignó y mandó a mi papá a buscarla. No recuerdo mucho más de esa anécdota, de esa actitud interesada de niña consentida. Sí recuerdo con claridad el rostro de la chica: rubia con su cabello corto, alta y delgada, su cara pálida y llena de pecas; su nombre era Viviana… Pero ni siquiera sé si lloró al hablar conmigo por teléfono. Luego comprendí que era de condición humilde; antes sólo veía su guardapolvo amarillento, no tenía tantos juguetes ni ropa nueva, vivía en una casa pequeña y sin patio, sus padres no tenían auto y nunca le festejaban los cumpleaños. Ella no tenía las cosas que teníamos los otros chicos y nunca supe si eso le molestaba, nunca le pregunté nada porque yo no sabía nada acerca de esa diferencia. Ella fue, simplemente, mi mejor amiga durante esos primeros años de escuela.
Recién terminamos de cenar, mi pareja se fue al dormitorio a mirar algún partido de fútbol y yo disfruto la soledad de la sala. El sillón me abraza con calidez, la música suave me envuelve, la copa se calienta en mi mano, el color del líquido me atrae, el aroma del vino me embriaga, la penumbra me permite flotar y volar lejos de aquí.


Viviana… donde quiera que estés… en este cumpleaños levanto mi copa por vos. ¿Serás feliz? ¿Tendrás una torta en cada cumpleaños?


Después de haber paseado por los cerros que circundan esta linda ciudad y de haber compartido empanadas y vino con los amigos, la locomotora resopló ... sonó el silbato ... y seguimos haciendo camino ... que iba a ser largo pues debíamos arribar a CITY BELL en la provincia de BUENOS AIRES. Allí nos esperaba una nueva pasajera: EMILSE ZORZUT. Nacida en La Plata (Pcia. de Bs. As.) reside en CITY BELL. Es Psicóloga Clínica egresada de la Universidad de La Plata. Cursó estudios de Periodismo en la Escuela del Círculo de Periodista de La Plata. Incursiona en narrativa (cuento y novela), poesía, teatro, guiones de cine y TV. Libros publicados: “SOBRE MUNDOS ABISMALES” Compartido con la escritora Marta Multini. Poesía – Año 1990. Arg. - “AL COMPÁS DE LA RONDA”, Cuentos – Año 1995 – Ed. Cumacú. Arg. - “MORADA DE LOS CUATRO VIENTOS” – Prosa poética – Año 2000 – Ed. Cumacú.- “MORADA DE MI SOMBRA” – Poesía – PREMIO PLATERO 2000 – Naciones Unidas – Ginebra – Suiza -  “CALEIDOSCOPIO”  Poesía Haiku – Intercambio Cultural Argentino/Cubano Año 2003 – Ed. Cumacú. - “SÍNDROME  X” – Cuentos – Año 2006 – Ed. Cumacú. - “MORADA DE MI SER” – Poesía – Año 2007. Arg. - “MORADA MIRANDO AL SUR” – Poesía poética – Año 2008.  Arg. Recibió premios y distinciones a nivel nacional e internacional: 1er. Premio  PLATERO con MORADA DE MI SOMBRA – Naciones Unidas – Ginebra- Suiza. 3er. Premio Grau Miró –Poesía Haiku - Barcelona – España Año 2009. 1er. Premio Grau Miró – Poesía Tanka – Barcelona – España – Año 2010. Sus obras han sido incluidas en Antologías nacionales e internacionales y colabora con revistas literarias virtuales de Argentina, España, Honduras, México, Austria, Italia y Dinamarca. Nos deja hoy sus poemas, emotivos y plenos de clara sensibilidad.

E Mail: zurmy@yahoo.com.ar

SOLEDADES

I
Años fluyen de mis manos
cuando acuno caricias
sin destino.
Las eché a volar de madrugada
y esperé su regreso
en mi alcoba.
Al partir el sol
se diluyeron.
Aterida y sin nada
dejé de esperar.

II
No pesa la soledad,
es como una amiga
que cubre mis pisadas
con certera mágica.
Es manto, almohada,
canción de cuna
en noches de invierno,
estufa con leños ardientes,
café compartido al alba,
charla amena en las noches
sobre la vida y nuestros sueños.



MI  PRESENCIA

Lentamente dejo mis huellas
en la ruta de mi sino
impregnadas con respuestas
de los ritos y los signos
que hirieron mi costado,
que avasallaron mis gritos,
que disecaron la fuente
de rebeldes alaridos.
Podrán decir que calló
mi boca con sus designios,
se equivocan, sigo viva
en mi furor y mi instinto
y en las huellas que hoy dejo
he sepultado proclamas
y cuando alguien las transite
se adherirán a su alma
porque maté el olvido.


DE OLVIDO Y SOMBRA
                         
                  Si pudiera de noche,
                  perdidamente solo,
                  acumular olvido y sombra.
                                    PABLO NERUDA


La noche abriga recuerdos
que acunamos en soledad
pretendiendo evaporarlos
y que partan con el día.
Solo que forman esfinges
que se lucen como olvidos
vestidos con añoranzas
que acusan, que lastiman...
Y clamamos por la noche
para que llegue el sueño,
siempre solos y con frío;
los cobertores del alma
volaron al infinito.

Como ustedes sabrán, al trencito le gusta viajar a otros países. Y en esta oportunidad decidió llegarse hasta PARAGUAY para recibir a nuestra última pasajera. Que ya viajó con nosotros en números anteriores: DELFINA ACOSTA. Nació y reside en ASUNCIÓN (1956), pero su infancia y su juventud pertenecen a Villeta, donde cursó sus estudios primarios y secundarios. Su primer poemario Todas las voces, mujer... obtuvo el Primer Premio ‘Amigos del Arte‘. En relación con este libro cabe mencionar que el mismo figura entre las obras más consultadas de la Biblioteca Virtual de Cervantes. Integró durante mucho tiempo el Taller de Poesía ‘Manuel Ortiz Guerrero‘ y dio a conocer algunas obras poéticas en publicaciones colectivas del citado Taller. Publicó el poemario La cruz del colibrí. Reunió sus cuentos que obtuvieron premios y menciones en concursos literarios en el libro El viaje. Su obra Romancero de mi pueblo ganó el segundo premio ‘Federico García Lorca‘. Dio a conocer un poemario llamado Versos esenciales, dedicado íntegramente a honrar la memoria del gran poeta chileno Pablo Neruda. Fue presentado al público paraguayo en 2001, en la embajada de Chile en Paraguay. Varios ejemplares del poemario se encuentran en exposición permanente en la casa museo Isla Negra. El PEN Club del Paraguay otorgó al libro el Primer Premio destacando su elevado vuelo lírico y su lenguaje universal. Su libro, editado por Portal de poesía, que lleva el nombre de Querido mío: es best seller en Asunción, ha recibido el premio ‘Roque Gaona 2004‘. Sus obras (cuentos y poesías) están incluidas dentro de numerosas antologías nacionales y extranjeras. Es columnista del diario ABC Color; hace comentarios literarios sobre los escritos de los poetas y narradores paraguayos en el Suplemento Cultural del mismo diario. Dirige el Taller de Poesía de la Manzana de la Rivera. Aquí acompaño dos poemas de hondura filosófica y un breve relato. Que los disfruten.



ROPAJE

Es el mar mi ropaje: así desnuda
como una enorme ola a ti yo llego.
Mi ocasión la tormenta y los relámpagos,
y es la montura de mi amor el viento.
No retorno: yo voy pues son mis pasos
como a la hierba la pasión del fuego.
Soy la bestia de larga cabellera
que lame la otra lengua que es el beso.
En la forma de piedra me hallo a gusto
porque es así tan duro mi silencio
que no lo vencerá el dolor del mundo,
ni del odio la gota de veneno.
Es el mar mi ropaje: así desnuda
como una enorme ola a ti yo llego.
Brotaron en mis manos de agua sucia
las flores venenosas de estos versos

LAS LEYES

Culpable soy. Si solamente atiendo
a mi engañoso antojo que no mira,
ni ve, ni oye, de las culpas libre
estoy. Yo me aconsejo con la prisa
de quien tan sólo divertirse quiere.
De tantos sitios salgo con la risa
horrible de sentirme sana y bella.
Mas hoy subí los muros de la vida
y vi que soy culpable de las faltas
que no se curan. Me encontré vestida
con piojos, sarna y pulgas de las necias.
Perdón, te pido Dios. Si tú me citas,
las aguas de mi río irán en paz
al mar donde se ahogan las malditas
mujeres que las leyes no obedecen.
Yo soy culpable Dios de ser yo misma.


EL BOSQUE

Olvidé cómo se escribe un cuento.
Solía sentarme a las siete de la mañana  frente a la máquina de escribir remington, que ocupaba la mitad de mi escritorio, a un costado de la enorme ventana que daba a la calle. Durante los primeros momentos no ocurría nada, hasta que alguien, y otra persona parecida, y muchos individuos o sombras más que se dirigían  a la fábrica textil del pueblo, pasaban con prisa por la vereda; entonces me entraba la angustia por  escribir las primeras líneas, aquellas frases fijas que definen el inicio de una historia.
A las diez,   Cándida, la vecina que me prestaba el auto para viajar los fines de semana a alguna villa veraniega, salía  a hacer una revisión minuciosa de su jardín delantero; yo solía temer que me hablara sobre los cornezuelos que a menudo desfallecían a  sus caléndulas y a sus helechos porque entonces una larga  distancia me separaba de  mi cuento hasta que terminaba por perderlo de  vista.

Y ocurría que a veces me hablaba, y otras, no. El caso es que su presencia entre esas flores agitadas por los vientos de estío o de invierno me ponía ansioso, y acababa levantándome, bruscamente, del asiento, con un cigarrillo en la boca, para observar  la  borrosa lejanía de la zona portuaria.
A las once, o a las once  y media, entraba en el gabinete la empleada doméstica, y hacía tal silencio de mosca mientras pasaba una trapo humedecido con alcohol  por el único mueble de estilo provenzal de la casa, y con el mismo silencio de mosca se retiraba, que me gustaba pensar, con un extraño sentimiento, que era un desperdicio tanta precaución  de su parte; total,  al meterse la mujer  en la habitación, no  me venía una sola línea a la cabeza.
Es difícil escribir sin interrupción. Ocurre que alguien te llama por teléfono y te dice esas cosas que uno escucha como desde lejos: “Fue imposible hacer nada... Tendré que comprar otra camisa. La tinta no ha desaparecido  ni siquiera con cloro...”.
A la hora del almuerzo, cerraba con la fuerza de un latigazo que hace brincar a la bestia,  la puerta del gabinete. Debía asegurarme de que mis personajes se quedaran bien encerrados en esa habitación de luces apagadas, para que yo pudiera, sin apresurar el sabor, disfrutar de aquella tregua: un plato de milanesa de pollo y otro de  escabeche de berenjenas, acompañados de una botella de buen  vino rosado. Luego venía la modorra.
Como
a las cuatro y media de la tarde, cuando el calor caía sobre el aljibe sin roldana  del patio, yo me tendía sobre las baldosas   de la sala, aguardando la visita de Adelfa. Mi amiga rubia, rubiácea,  me solía hablar después de fumar un cigarrillo, sobre  las virtudes y necedades de mis cuentos. A mí me daba igual que objetara la presencia de una antigua vitrola  en la habitación donde sucedía la parte más densa de las acciones; para eso tienes el piano, Miguel, el viejo piano alemán de la familia; que tanteara una crítica sobre determinada situación o trama por su estilo tan apasionado, que desaprobara un nombre común como José o Pedro, y que, a veces, me restregara la muerte del protagonista de turno, quien merecía vivir, después de todo; total,  con un final abierto, la obra quedaría bien igual.

No es que fuera terco. Pero yo conocía a mi criatura. Ella era un bosque donde todos los animales (ciervos de ancas ligeras y vientres suaves, leopardos de ojos relampagueantes y aves de plumaje azul mezclado con el color de la sangre) convivían en cósmica armonía; su enorme  cascarón resistía maldiciendo, pero resistía, los embates y las furias de las tormentas.
Mi criatura era una luz que se abría paso entre los gajos de los eucaliptos, los algarrobos y los abedules de su propio bosque para mostrar un camino, hecho con un polvillo como de oro y de azúcar, que tentaba a los hombres y a las mujeres que intentaban cruzar el río, para que desistieran de su propósito y se internaran en él.
Al llegar la noche se me presentaban en el gabinete. Una vez fue un hombre que deseaba viajar a un pueblo donde pensaba encontrar a la mujer que había amado, y llegó, y ella estaba vestida de triste desde los pies hasta  los cabellos; sentada sobre un sillón de mimbre observaba las formas humanas que tomaba el ciprés según como el viento lo cabalgara.
Entonces escribí: Se vieron y se dieron un beso.  En mis horas nocturnas se me rebelaban las profecías. Y entre humo y humo de cigarrillo cobraban sentimientos mis personajes, y yo debía decidir, desde luego, qué harían: la libertad o la prisión; la vagancia o el encierro; y aún esos detalles ínfimos: el viaje en barco o en tren. O la simple caminata por las calles. Perdí la manera de escribir cuentos.
Este es el relatorio que - necesariamente - debo hacer sobre la maldición que ha caído sobre mí para que mi familia  comprenda la decisión que he tomado.
No puedo más.



Nos despidieron las arpas al compás de una guaranía. Daba pena partir pero ... el hogar aguardaba nuestro regreso. Al tranquito lento la locomotora devoró distancias y aquí estamos de vuelta al pago. Como siempre los invito a participar de esta aventura ferroliteraria, enviando sus trabajos y una minibiografía a: millaco@ciudad.com.ar

Un enorme abrazo y hasta la próxima !!!!!!!!!!

                                          CRIS FERNÁNDEZ

1 comentario:

  1. Querida Cris:
    Muchas gracias por incluir mis cuentos en tus Letras de este mes. Me reconforta tu gesto generoso, gracias.
    Reitero mis felicitaciones por tu esfuerzo, tu constancia y dedicación.
    Mi abrazo y mi cariño y mis deseos que estés muy bien
    Analía

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