Editorial

(c) Diseño de portada - Paula Pappalardo



Número 59

QUERIDOS PASAJEROS:

Y el trencito se pone nuevamente en marcha ... para recrear esta hermosa costumbre del encuentro con los amigos que, más allá de la geografía, están cercanos al corazón. Pues las palabras nos unen en el mismo afán de comunicarnos, expresarnos, ser la voz de quienes no tienen voz.

El paseo de hoy comienza por el Litoral, en esos paisajes de río, monte y cuchillas que representan a ENTRE RÍOS. Allí nos encontramos con nuestro primer pasajero ABEL EDGARDO SCHALLER. Nació y vive en PARANÁ. Es Profesor Nacional de Educación, habiendo cursado también la carrera de Profesorado Nacional de Música en la especialidad Dirección Coral en el ISM de Santa Fe, en donde fuera Profesor de dicha cátedra entre 1993 y 1998. En la primera de las especialidades, estuvo becado en Alemania por el Servicio Alemán de Intercambio Académico (DAAD) para cursar una especialidad en la Escuela de Deportes de Köln. En la segunda: es fundador o ha participado en forma directa en la creación de 10 organismos corales en el país, teniendo actualmente a su cargo la Dirección del Coro de la Universidad Nacional de Entre Ríos. Hasta el presente ha resultado ganador de 15 primeros premios en diferentes concursos literarios en el país. Entre ellos merecen citarse: el Concurso Nacional de Poesía "Julio Arístides" en 2003,  el concurso internacional promovido por el diario "UNO" de Paraná en el mismo año, la "Rosa de Plata" de los Juegos Florales del Paraná Rowing Club correspondientes a los años 2004 y 2005, el concurso provincial de Poesía organizado por ADES(Asociación de Escritores Seguienses) de Seguí (Entre Ríos), años 2004, 2005 y 2006, como así también los primeros premios en poesía y cuento en los concursos del "Casal de Catalunya" de Paraná, años 2005 y 2007. También ha actuado como Jurado en los concursos literarios organizado por el Paraná Rowing Club y ADES. Actualmente se encuentra preparando un recital poético-musical con la cantante Nilda Godoy. Cabe señalar que es escritor aún inédito. Sus primeras armas, no más allá de 5 años atrás, fueron propicias al soneto, aunque escribe también versos libres y cuentos cortos.  Es autodidacta por vocación y por obligación y lector por compulsión. Aquí les dejo poemas de su autoría, sencillamente exquisitos.


LETRAS RURALES

Quita estrellas de sueños la alborada,
el sol baja a escarcear en un tordillo,
se hace silencio el vidrio de los grillos
y busca su cencerro la majada;

suena a trinos la paz de una enramada
que del rocío se sacude el brillo,
de leche en las hornallas el sencillo
aroma anda en la luz desperezada.

Entonces, el afán de unas manitos
ensilla mansamente las tempranas
caronas de aprender, y al trotecito
dos inocencias van por la campana
que esparce a cuatro vuelos, como un rito,
las letras que promete la mañana.


VERSOS DE SORPRESA

Mi amigo dice que deberíamos aprender
a no sorprendernos ya por nada;
me habla de las desinencias patéticas del siglo
(alguna vez este siglo y nosotros fuimos futuro);
sostiene que la melancolía suele ser
el costado inmoral de algunas cobardías;
dice que hay generales, obispos y traidores
que pueblan las usinas del infierno
y que algunos pueden vivir sin ideas, mas no sin armas
(aquí mis dudas tienen que ver con el infierno);
dice también que un solo niño con hambre
debiera perturbar el equilibrio del planeta;
que el días más pensado
el globo hará un diluvio de sus polos,
que en el ingrávido azar de las mariposas
residen las ínfulas de todas las mañanas
y un alfiler no puede derogar esas albricias,
que por cada vilano perdido en primavera
septiembre ofrece una suma sinfónica de pétalos,
que el río es ese aire de sangre bruna
con que respiran los modos soberanos de la tierra
y no hay derecho a perturbarlo;
que las semillas del rosario suelen hacer sus nidos
en los campanarios que zurean al ocaso;
mi amigo dice
que no deberíamos sorprendernos ya por nada.
Pero ¿y este zorzal comiendo de mi mano?


PEQUEÑO ADAGIO DE PUEBLO  
                                                       A Diamante, certero en el corazón.

Lo vi tenderse blanco, mansamente.
por un costado, la bruna vastedad de un mar antiguo,
por el otro, la gracia innumerable de los campos,
cuidada por el parpadeo de los girasoles.
Detrás del regio nombre callejeaban sin llaves
los pormenores descalzos de la infancia.
En él había solapas y baldíos
visteando con ahinco los aires secretos de las siestas.
La casa olía a pan gregario en las mañanas
y a riego en las veredas y sillones de la tarde;
en el jardín, la luz colgaba insignias de hojas
como preseas de una alta condición de astros sin nombre,
y en el rumbo lustroso de la galería,
un arpegio de puntuales guardapolvos
se urgía hacia el imán de la campana.
Santiamenes de truenos y aguaceros,
y los barquitos zarpaban con el bauprés cuneta abajo,
de palo mayor algún remoto escarbadientes.
En el verano, el sedoso vaivén de los damascos
llenándonos la boca de fiestas a puñados
hasta el último escollo del carozo,
o la insurrección rasposa de la higuera,
que urticaba la piel como una represalia;
o bien el mundo sonriendo en las naranjas,
o también en la sandía, asomada en un balde
desde las penumbras vedadas del aljibe.
Para escardar las nubes con cometas
sólo hacía falta volar, y eso era fácil:
había que imitar el estilo fugado
de colibríes, mariposas y vilanos
a bordo de un tapial ingrávido de risas.
También, entre nosotros, las primas y los primos de visita,
nombrando la claridad sencilla de las cosas
a través de un teatrino de locos argumentos.
Entre los nombres que me llegan de improviso,
muy cerca del temblor primero, recuerdo el de Emérita,
que cuidó con paciencias de almidón y sopas
las turbulencias disfónicas de nuestra edad sin orillas.

¡Oh admisiones de bonanza los brazos de mi padre,
el delantal temprano de mi madre!
(Vacilo en los espacios sin brumas ni minúsculas
que estos nombres de elegía me provocan).

Algunos miedos, propensos a nuestras horas,
nos unían hasta la médula misma del abrazo.
Mas no se apagaban con agua los fuegos de la hora,
el corazón siempre a mano en los bolsillos,
cuando la pobreza no era asunto de importancia
y vivir, en todo caso, una simple cuestión de fidelidades.

¿Cómo nombrar aquella paz que ni siquiera conocíamos,
aquellos espejos que no nos demandaban,
aquel mañana aún no averiguado?
¿Cómo escribir de un solo trazo
una palabra que traduzca sin pérdidas, fisuras ni traiciones
la identidad de la espiga y las albricias?

Con la callada perfección de la rosa,
el tiempo labra sus respuestas privadas
y la memoria en la nada nos diluye y nos libera.


CRONIQUILLA A UNA VOZ

Ya desasidos del fervor del día,
sobre la mansa patria de la esquina,
censábamos estrellas en un desorden cósmico,
presididos por el rito no menguante de la luna.
Bajo ese claror, tal vez nuestro primer misterio de la luz,
pretendíamos nombrar y entender (y sólo enumerábamos)
las ariscas cenizas del todo y de la nada.
Con un rigor acaso de juguete,
esas perplejidades hacían de la noche
un acto mágico y fundante.
No digo que no hubiera barrancas ni cometas,
celebraciones propias de la hora,
pero esas ganas de respiración contenida
desempañaban con un ahínco de alas
todas las construcciones del asombro.
En el silencio de las no respuestas,
un grillo podía situar cómodamente
sus curubicas de beligerancia.

Ya más crecido en signos de pregunta,
apareció la música, con su cohorte de cercos y alambrados
y aquella vertical germánica del piano,
aquella hora blanquinegra de marfiles eternos
que ponía un mundo de río y alvarillos
en las antípodas justas de mis manos.
Después, con sus lisos secretos de madera
y esa sed precordial que en sus entrañas late,
la niña de seis vuelos cuyas formas de ensueño
huían con premura de mi abrazo.

Y entonces, como una certidumbre de dos cuerdas, fue la voz,
que es este escaso mundo que llevo puesto,
mío y de vosotros, y nuevamente mío y para siempre,
como aquel niño que se ahondaba en estrellas,
presidido por la luna y los misterios
en la patria sin nubes de la esquina.

El Paraná estaba soberbio y ... la verdad ... a la locomotora no le daban ganas de arrancar. Ni que decir de la maquinista que había disfrutado de unos riquísimos mates a la sombra de frondosos árboles. Pero otro pasajero nos esperaba y por ello descendimos hasta la provincia de SANTA FE, para reencontrarnos con GUSTAVO GALLIANO. Ya ha viajado con nosotros en el Nº 49 pero les "refresco" algunos datos biográficos. Reside en la ciudad de ROSARIO. Es escritor y poeta. Docente e investigador universitario. Columnista literario internacional, ha obtenido numerosos premios y reconocimientos. Sus escritos han sido seleccionador y ublicados en revistas literarias y antologías internacionales como Revista NUEVA EPOCA - Cultura de Veracruz  (MÉXICO), El País Literario (ESPAÑA), Revista Sinalefa (New York - USA), Revista Diez Dedos (Tuluá, COLOMBIA), La Zorra y el Cuervo (Washington - USA), Amalgama (Cádiz, ESPAÑA), Cañasanta (Toronto, CANADÁ),  La Buhardilla (Rosario, ARGENTINA), Espacio Latino (Montevideo, URUGUAY), LiterNet.Bg (BULGARIA), Cayo Mecenas (USA), Ariadna R-C (ESPAÑA), Texturas (Valencia, ESPAÑA). Almiar / Margen Cero (Málaga, ESPAÑA), Herederos del Caos (USA), El Hablador (PERÚ), Narrativas (Madrid, ESPAÑA), Crear para Leer (Udine, ITALIA) llegando a ser traducido al inglés, francés, búlgaro, rumano y portugués. Nos deja hoy sus poemas de una veta reflexiva e introspectiva.


© REINA GRIS EN CIUDAD CREPÚSCULO ([1])


Reina Gris gobierna,
Ciudad Crepúsculo observa,
la miel, la mies, la piel,
todo ofrendado a ella.
Baila Reina Gris,
baila  decadencia,
que hoy tu infiel estirpe
al fin ya no procrea.
Sonríe Reina Gris,
sin bufones ni Corte,
la suciedad de tu reino
sentenciando te absorbe.
Ríe Reina Gris,
ríe y alecciona,
que en tu reír bastardo, 
la urbe no da loas.
Jadea Reina Gris,
revuélcate en tu odio,
que el carrusel del olvido
no gravará tu historia.
Estalla Reina Gris,
propagadora del mal ,
en tu paso pestilente,
de catadora seminal.
Solloza Reina Gris,
nosotros lo imploramos,
esclavos de tu lujuria,
con hiel amamantados.
Resígnate Reina Gris,
sin súbditos ni huestes,
nosotros, tus burlados,
reiremos de tu suerte.-

© SEDUCCION, LABIOS  Y  MAR ([2])

Localicé el ocaso del día en mí,
creyendo ver tu sonrisa en la bruma,
evolución del silencio en frescura,
cual tesis desleal de mis sentidos.
Perduras, el olvido aún no erosiona,
te sumerges y emerges en las aguas,
cristalinas aguas de voluptuoso oleaje,
donde Poseidón no reina, sólo mi mente.
¿Fue la seducción mi soledad?
no, creerías que profané la necedad,
fueron tus labios con reminiscencia a Mar,
néctar divino que incendió a mi alma.
Lapso, detente impertinencia burda,
monólogo destructivo de mi ser,
agitarás el recuerdo hasta agotar la luz,
al resucitar tus labios estos versos.
Contemplé el respirar de la noche en mí,
creyendo ver tus ojos en la penumbra,
cristalizó el resplandor de la tiniebla,
ofrenda mortal, en la Bahía del Adiós.-
 
© ALGUIEN OBSERVANDO [3] 


Te he observado espiar tras las cortinas,
con la mirada perdida en algún horizonte,
devorando a otras gentes  tan indiferentes
que machacan veredas sólo por costumbre.
He notado la inquietud de tus pupilas,
con manos crispadas por tanta impotencia,
y un suspiro profundo empaño los cristales,
sin poder destruirlos como hubieras deseado.
Te he visto observar desde tu fortaleza,
con frente sudorosa y aspecto cansino,
bebiendo la brisa que obsequia la noche,
sin penas ni glorias, solo por destino.
He descifrado de pronto tus dudas y temores,
náufrago del llanto que abraza la impaciencia,
soñando una isla sin tesoros ni puertos,
y miles de gaviotas de incesante vuelo.
Te he visto observar hacia mi ventana,
papel y lápiz en mano, escribiéndome  algo,
y dudé entonces si en verdad existías
o un gigantesco espejo pendía del cielo.-


© MIGRAR HACIA EL SOL ([4])

¡Mundo... detén tu destructiva marcha...!
concédeme llegar más allá de mi sombra,
y migrar distendido hacia aquel Sol,
cobijando ilusiones que no saben de ardores.
La silla a mi lado se aturde tan vacía,
vacía está la sala, tan plena de gentío,
pero ella se ha ido, se marcharon sus pasos,
y aún sin conocerla, mi mente fue su estrella.
¡Mundo... déjame respirar... un verano más!
el letargo ha pactado y se declaró vencido...
permítele al dolor que duerma su demencia,
déjame migrar al Sol... migrar a su refugio.
Las voces se diluyen, se disipan en la brisa,
la multitud desaparece  y yo anclado a mi vida,
solo junto a su silla, vacía de marcharse,
de marcharse pronta, para continuar siendo Sol.
¡Mundo... déjame recorrer su geografía!...
Y saborear su recuerdo,  sonriendo, dulce miel,
que el marcharse no siempre se nutre de lo eterno,
que lo efímero, por tanto, no deja de ser tierno.
Que esta barca avance sin temor a tifones,
que esta balsa resista los embates de un eco,
que el faro de sus ojos me guíen suavemente,
y la calidez de su esencia nos refugie a los dos.
Que la marea no evoque ocultas remembranzas,
ni corrientes  alienten venganzas de ultramar,
que el rumbo de la proa  mi surcar no desvíe,
por cantos de sirenas intentando subyugar.

El guardián me avisa: final de la jornada,
nadie queda en la sala, tan solo unas banderas,
y aguardando regreses, suplicaré por refugio,
y que el Mundo me conceda  migrar hacia tu Sol.-


La locomotora hizo sentir su voz solicitando nuevo rumbo y asi, al tranquito corto, partimos hacia CÓRDOBA para recibir a nuestra última pasajera y amiga: MARIA SILVIA PASCHETTA. Ya hemos tenido el placer de compartir sus hermosos poemas, por eso esta vez nos sorprende con un cuento, ganador de un certamen literario. Para los olvidadizos aquí van algunos datitos de Ma. Silvia.  Se crió en San Antonio Oeste, Río Negro, en la costa patagónica. Se radicó en Córdoba Capital en 1978, y la pura buena suerte la llevó a VILLA DE SOTO, en el norte cordobés, en el 2003. Es psicóloga gestáltica y estudiosa de la Criminología y la Victimología. Escribe cuentos, poesías y otras yerbas. Le gusta andar narrando por ahí. Es miembro estable, desde sus inicios en 1992, del grupo de narradores y poetas “El Caldero de los Cuenteros”, y publicó en las cuatro antologías del grupo. Participó regularmente de las reuniones de “El Café de los Poetas” y de los encuentros del “Venique Tecuento”, habiéndose presentado en numerosos eventos narrativos, incluyendo actuaciones en las Ferias del Libro Córdoba, los Encuentros de Cuentacuentos de Alta Gracia, los Córdoba Cuenta, las Ferias del Libro de San Juan, Río III y Río IV, la Universidad de Río IV, escuelas, y en muy diversos ámbitos de la provincia, así como con unipersonales, también en otras provincias. Obras: Una Ceniza Apenas de Naranjos” (1999) poemas (agotado), “Mas cerca de la Sangre que de la Tinta” (2000) cuentos (agotado). Durante 2002 y 2003 editó dos libros de cuentos en forma artesanal (libro-objeto), y una revistita interna para el Trueque de Córdoba, “Madurando Sueños”, con MS Editora. En setiembre de 2006 publicó su libro “Esto de Ser Índigo. La Nueva Humanidad. Una aproximación desde la Ciencia”, con el apoyo del Fondo Estímulo Municipal de Córdoba. Tiene varios libros inéditos de poesía, cuentos y narrativa, una novela testimonial y trabajos científicos. Su cuento es, realmente, muy interesante.


                                                                   EL CAMBIO

Por ser el mayor, era el único en tener derecho legítimo a ser instruido e iniciado.
Pero no quiso serlo.
Jamás un primogénito anterior había defraudado el designio de sus mayores, ni osado resistirse a su destino. Pero él, vaya a saber porqué (tal vez por alguna de esas raras historias de los psicoanalistas, algún edipo medio cruzado  y sin resolver, o no sé qué), decidió que no lo haría. Claro que tampoco se lo dijo a nadie. No era tan estúpido como para atraerse el odio y la venganza de toda la familia, ni el repudio de la tribu. Pero estableció una silenciosa resisten­cia.
Supongo que como forma de callar su conciencia, o para dismi­nuir su culpa de irresponsable, lo cierto es que decidió trans­mitirme todo a mí, su más amada hermana, su melliza, vetada desde siempre como posible oficiante de lo heredado por el solo hecho de ser mujer.
Fue así como el antiguo conocimiento, insospechadamente y sin que nadie pudiera prevenirlo, pasó a pertenecerme.
Paso a paso, rito a rito, conjuro a conjuro, fui aprendiendo los secretos, repitiendo cada uno de los movimientos que hubie­ran debido transformarlo a él en depositario y efector del po­der y la sabiduría de la tribu. Y él, a su vez, olvidaba cada cosa a medida que me la transmitía, fiel a su decisión de no hacerse cargo de aquel pesado bagaje.

Fue pasando el tiempo.
Se acercaba el momento del último ritual, el más tremendo, el más secreto, aquel en que sólo podía sobrevivirse con el uso adecuado de todo lo aprendido.
Si iba él, moriría.
Si iba yo, todo se sabría y moriríamos ambos.
Fue entonces que se nos ocurrió lo de la metamorfosis. Después de todo, éramos mellizos, aún no despuntaba nuestra adolescen­cia, y yo había aprendido lo suficiente como para fraguar un par de trucos: él comenzó a hablar y moverse como yo; yo co­mencé a moverme y hablar como él.
Nos arreglamos el pelo de la misma forma. Nos perforamos las orejas exactamente igual. Nos tatuamos el muslo con idéntico diseño. Día a día fuimos mimeti­zándonos.
Yo tomaba brebajes para que aún no crecieran mis pe­chos. Le preparaba a él cocimientos para retrasar su creci­miento muscu­lar. En secreto, pero delante de todos, fuimos ase­mejándonos más y más, igualándonos, confundiéndonos: dos delga­dos andróginos  indistinguibles, excepto por la ropa.
No fue difícil reemplazarlo para el rito final.
Tampoco me causó dificultad superar las pruebas. Después de todo, las barreras mágicas, los enigmas terribles, habían sido elaboradas para templar y probar a un varón, cosa que yo no era; la propia naturaleza me había preparado para resistencias diferentes, como el trabajo de parto o la crianza. Sin contar con que, además, amaba y conocía intensamente el saber de los an­tepasados.

Cuando regresé, éramos definitivamente diferentes: en mi pelo, el inconfundible color blanco de los regresados de la muerte; en mis mejillas, las cicatrices rituales de los iniciados; en mis manos, la energía de los curadores...
Después, ni siquiera fue necesario explicar el aparente capri­cho de los espíritus ancestrales que hicieron que el chamán adolescente (yo) creciera floreciendo como una mujer plena y rotunda, y que su hermana melliza (él) se transformara en un robusto y potente muchacho que disfrutaba activamente su viri­lidad, y la irresponsable vida de los solteros de la tribu.
¿Para qué explicar lo inexplicable?
Éramos mágicos.
Éramos intocables.
Y el poder había cambiado de sexo.


Había llegado la hora de regresar al pago, para repostar fuerzas y prepararse para el próximo encuentro. Encuentro que se verá embellecido con los trabajos que Uds., mis queridos plumíferos, remitan, junto con una minibiografía. Los espero en: millaco@ciudad.com.ar. De más está recomendarles que hagan circular la revista pues sé que este trencito pampa ha llegado a sitios insospechados.
Y con un abrazo cálido y global me despido hasta la próxima ....

                                               CRIS



[1] Publicado en la Antología “Poetas y Narradores Contemporáneos 2007”, organizado por De Los Cuatro Vientos Ediciones, Junio de 2007. Buenos Aires, Argentina.
[2]  Publicado en NOCHES SOÑADA. Editado por el Centro de Estudios Poéticos de Madrid, España. Mayo de 2007.
[3] - Seleccionado y publicado por Hispanic Culture Review, Volumen Nº XIV,  de la George Mason University, Fairfax, Virginia, USA (Fall 2008 / Spring 2009).
[4] - Finalista del Ier. Certamen Bienal Internacional de Poesía y Narrativa Breve, de San Vicente, República Argentina. Publicado en la respectiva antología. Mayo de 2008, Santa Fe, República Argentina