Editorial

(c) Diseño de portada - Paula Pappalardo



Número 24

QUERIDOS PASAJEROS:

¡¡Bienvenidos a este trencito que reaparece luego de larga ausencia!! Que las Fiestas ... que las vacaciones ... que el retorno al trabajo ... ¡en fin! que la máquina andaba retaceando la vuelta  a los caminos de la Patria ...
Y ¿qué mejor que volver con amigos?

Así que viajamos a Bahía Blanca (Bs.As.) para saludar  a HORACIO GOSLINO. Ya habíamos estado con él y su poesía, por primera vez, en el nº 4. Para quienes no lo conocen (y no quieren allegarse a la Bitácora Global donde están todos los números anteriores) les cuento: Horacio ejerce la docencia en su ciudad natal, donde reside. Multipremiado en el país y el exterior ya cuenta en su haber con varios libros publicados, y algun otro a la espera de buenos vientos para llegar a la imprenta. Les traigo aquí cuatro poemas, de diferentes temáticas, que muestran cabalmente el alto vuelo de su pluma. No le hago "propaganda" porque sea un amigo del alma, sino porque realmente escribe MUY bien. Los dejo a Uds. para que opinen ...

DE MIS MANOS


No le creas a mis manos.
Dicen que sueltan palomas desde las cornisas
y apenas si dibujan
arrebatos de alas trashumantes.

Te prometen espasmos de tibieza
jugando en la comba de tu blusa
y apenas si trazan arabescos
en el aire empañado de la célula.

No le creas a mis manos

cuando buscan la intimidad de tu cintura
cuando recorren los pliegues de tu piel
cuando cortan la flor en los jardines.

En realidad son dos muñones de la ráfaga
dos caparazones sin sonido
anclados al fondo del océano.

No le creas a mis manos
cuando en tu nuca enredan
la nostalgia.

Míralas a contraluz
desde la palma al dorso
y hallarás laberintos en sus líneas
enmarañadas venas por donde surca
una vieja sangre
marcada por el fuego de otros días.

Si acaso en la concavidad cansada
de mi pulso
hiciera un alto tu ternura
déjalas descubrir el sitio
para que alguna chispa baje por la espalda,
hazles un hueco pequeñito
en tu soplido
para que vuelvan a empuñar
la fragua


Callaron la palabra
cortando la lengua de los que hablaron.
Callaron el paisaje
vaciando los ojos
de los que vieron el amanecer
y para siempre lo aprendieron.
Callaron la sangre
de los que quisieron amar
sin retaceos
machacando su cuerpo
acribillando sus entrañas.
Pero no pudieron acallar mi poema
porque no lo encontraron.
No tenían sus señas.
Sabían que existía
que crecía en las sombras
entre las ramas de los árboles.
Supieron que era una espina
que dejaba, al clavarse,
un escozor profundo
pero nunca lo hallaron.
Lo buscaron en la sierra,
en el monte,
en las calles,
detrás de cada barricada.
Hasta en el templo fueron a buscarlo.
Casa por casa fueron, vestidos de fantasmas.

Revisaron los libros,
el cajón de recuerdos
y la carta de amor
olvidada debajo de la lámpara.
Lo revisaron todo
pero no lo encontraron.
Cuando se fueron,
colgando de su odio
se llevaron mi verso
y nunca lo supieron.
        
En cada espacio violentado
dejaban una sílaba latiendo.
En cada muerte oscura y tenebrosa
dejaban un mensaje
para el canto del viento.
Por eso vive y crece mi poema.

Aunque yo me haya muerto.
                                                   Del libro “De Regreso” B.Blanca, 1985

          A LA MUERTE DE LA CAJERA DEL SUPERMERCADO
                                                                                             A  Andrea Juan
                                                                                                           “Te dormiste, sin saber que te haría
                                                                                                                            un lugar en mis versos...”
                                                                                                                                      Gladys Lopreto

Desde su taburete
dígitos de azucena
                                vuelcan
la cifra en el teclado de la registradora
                                 y van
y vienen
              recorren etiquetas
esas manos
destinadas al canje del instante.

La cajera del supermercado
cabellos de azafrán
deja en el ticket su perfume
su trigal
su casi mayoría de edad
el valor de su piel y de su vientre.

Ausente la doncella en la moneda
da el vuelto en caramelos
muchacha apenas madre
                    sola madre
por el escaso tiempo que dura la luna
en el estante
de la sección juguetes.

Andrea Juan
                      dicen que no marcaste un precio
                      dicen que te olvidaste de marcar
 el precio de tus días
tu cabellera pan de miel y tu sonrisa
la austera longitud de tu almanaque.

Andrea Juan
                      dicen que te guardaste un vuelto
y vino la muerte a reclamarlo
intempestivamente
anónima cliente
metida en tu costado.

Andrea Juan
                      cuánto vale tu historia
tu dolida inocencia
muchacha apenas madre
                    sola madre
cuánto
en este viernes santo
en que enjugo el rocío de tus ojos
crucificados
por la máquina torpe
de calcular la vida.

 

SABER QUE ESTA EL POETA


 el poeta sabe de señales en los caminos
de piel a contratarde
y de jirones cayendo en el vacío

el poeta estuvo en el lugar donde se izan llamaradas
expectante
al acecho
y rescató la lumbre
cuando la luna se llenó de miedos

es consigna en los labios
urgencia en las banderas
y pronuncia tu nombre
tan cercano 
tan lejos

saber que esta el poeta es desandar las velas
es destejer el viento
y orillar los fantasmas

saber que está el poeta es pedir esperanza
porque él también sucumbe
y precisa la estrella donde ubicar el grito
para que no se muera de pena la distancia

saber que está el poeta es recordar la hora
del casi y del me animo
del te quiero
y vayamos

Y del sur bonaerense la máquina, ya revitalizada por los aires marinos, decidió emprender la ruta del noroeste. Y así llegó a Santiago del Estero, cuna de bardos y cantores, para encontrarse con GLADYS PAZ. La dama ha sido Presidente de la Sociedad Argentina de Escritores - S.A.D.E. Filial Santiago del Estero- es socia honoraria del "Gruipo Literario Reencuentro" e integra la Comisión Directiva de la "Asociación literaria y artística María Adela Aguado"; desde allí trabaja sin desmayo por la cultura de su pueblo. Participa activamente en paneles, mesas de debate, conferencias, presentaciones de libros, etc. Ha participado asimismo como jurado o en calidad de delegada en Convenciones, Encuentros Literarios, Ferias Internacionales del Libro y numerosos eventos de carácter cultural y literario. Como verán tiene una vida muy activa. Escribe poesía, cuento y teatro. Entre los libros publicados tenemos: "Los panales del desierto" (de donde son los poemas que hoy publico), "Cinco rostros al sol", "Nacimiento santiagueño" (obra de teatro que fue galardonada con el primer premio del 1er. Concurso de Teatro organizado por la Dirección Municipal de Educación y Cultura de la Municipalidad de Santiago del Estero), "El niño de porcelana", "Hojas de azul y granada", "La iniciada y otros cuentos". Sus cuentos y poesías están incluídos en: Revista "El Alba" (California U.S.A.), "Narradores de Santiago del Estero", "Colorín Colorado", "Santiago en sus letras" (Universidad Nac. de Sgo. del Estero), "Selección de la poesía Santiagueña Actual". Colabora con: la página cultural del diario El Liberal (Sgo. del Estero); Cuadernos de Cultura (municipalidad de Santiago capital); revista Meridiano (Dirección de Cultura de la pcia. de Sgo. del Estero); Tiempo de Compartir (Tucumán); Gaceta Literaria(Santa Fe), etc.
Los cuatro poemas que he incluído nos muestran a los habitantes de su provincia, delineados con ternura y un certero flujo de calidez poética. ¡A disfrutarla!

ROSQUETERA DE LORETO

Y son tus manos
en el blanco cráter de la harina
las que dan luz a esas palomas quietas.

Así son tus silencios
en el largo confín de los recuerdos.

Te has quedado
clavada a tu tierra, sola desmembrada.

Ya no tienes hijos.

Año a año
desde que se han ido
has contado los cogollos tiernos de la morera vieja.

Hundes los dedos en la batea
con pausada destreza.

Y en el afán del milagro blanco
son los cabellos
de tus changos
los que revuelven tu ardorosa espera.


 LE DIGO A DON CRISTÓFORO

Hoy te busco, Cristóforo señero
pues no hemos conversado, todavía.
En esta dimensión de pasajeros
perdí la cercanía de tu tiempo
y no te pregunté, maestro
de los pájaros sonoros, el secreto.

A escucharte vengo en esta tarde
y saber por tu voz, el pensamiento
de la tierra montaraz cuando se extiende
a latir con los vahos de la siesta.
Y porqué las vestales del rocío
van felices y al sereno, en desposorio,
con las sales avaras del desierto.

Yo quiero preguntarte los motivos
de ese manto dorado tan efímero
Con que el huiñaj sorprende a menudo
y el lenguaje del jaguar al humucuti
instruyéndolo en el arte milenario
de robarle un color al arcoiris.

No te pregunté, maestro,
de todas las leyendas de mi suelo;
de aquellos milagreros de Atamishqui
y aquellas rezadoras de angelitos
del patriarca lugareño que atesora
un violín con memoria de “Cielitos”
y del duende ladrón de los maizales
y de aquella Salamanca en las Salinas ...

Hoy vengo a conversar de todo eso
y encuentro que no estás
que ya te has ido.

CANTO A LA TELERA


Desde el hilo naciente de las hojas
hasta el pardo derrumbe de las tardes
te quería ese simple estarte quieta
con las manos bailando sobre el huso.

Y te veo otra vez iluminada
hincadas tus rodillas de verano
y pronto a dispararse tu cintura
en el rítmico vaivén de los telares.

Cierto es que partiste con el viento
y el merino capullo está cerrado.
Cierto es que la tierra ya no grita
la raíz desflorada de sus jugos.
Pero siempre que la tarde deshilacha
esas franjas vestales amarillas
te pienso
¡Y qué ardores de luz tienen las mantas
en las tintas vegetales!
Y qué sombras llameantes en los ojos
me trama el corazón en baetones.

A la espera de tu nombre
telera
cuaja el monte sus sienes arboladas

 

EL ALJIBE


Un aljibe polícromo, sereno,
aquietado en el centro de la casa
que tenía el don de hacerse ala
cuando yo le pulsaba la garganta.
Ese aljibe debía ser patriarca
por lo grave, lo tierno, por lo altivo;
y sin duda, el alma contenía
de algún genio poeta y bizantino

Era el lujo mayor que los abuelos
construyeron en morada campesina.
Adornado con albahacas y malvones,
su brocal jardinero respiraba
un olor de arlequín, de sonajero,
con el rocío de cada mañana.

Cuantas noches vislumbré su fondo
con impuso travieso y temerario,
para ver que la luna es el diamante
que se puede beber de un solo sorbo
y quedar translúcida, de seda,
una vara de luz sobre los sauces.

Eran días de feliz holganza;
de la simple canción de la roldana
y chorreantes hilos minerales.

Hoy volví a la casa solariega
a saciar la sed de aquella infancia
en su ruedo musgoso y cantarino.
Lo encontré callado y solo.
Sin la verde alegría de las plantas.
Con el vientre seco de murmullos,
la cadena cortada, sin el balde.


Ya venía pegando la vuelta el trencito ... pero se tentó ... y decidió hacer una paradita en Córdoba ... ¡total! ¡quedaba de paso! Y allí se encontró con JUAN MARTÍN VELÁZQUEZ, joven valor de las letras mediterráneas. Nacido en Córdoba, ciudad donde reside, Juan Martín escribe desde su adolescencia cuentos y poemas para niños.Es miembro de la A.A.L. -Asociación de Lectura- Filial Córdoba; integrante del grupo "El Caldero de los Cuenteros". Ha publicado en distintas revistas y periódicos cordobeses: "Córdoba Chicos" Diario Córdoba; "La voz infantil" Diario La Voz del Interior y Revista Panorama. Publicó: "Bichimentos" (1988); "Casa de papel" (1993); y participó en las Antologías: "El Caldero de los Cuenteros" (1994 y 1995); "Cuentos con pocas luces" de la Colección Dulce de Leche, Editorial Nuevo Siglo (1995). Obtuvo diversos premios en su provincia y en la ciudad de Pico Truncado (Santa Cruz).De su libro Bichimentos elegí cuatro poemas. Si bien son para chicos ¿por qué no disfrutarlos también los "grandes"?

COPLITAS DEL BICHIMENTOS


En el predio del pantano
se encontraron unos bichos,
una siesta de verano
ventilando sus caprichos.

La rana quería croar
serenatas a la luna
pero no lo pudo lograr
pues no tenía laguna.

El grillo quiso rascar
su violín desafinado
que comenzó a carraspear
por un virus mal curado.

Un loro tenor cantaba
con un fa exagerado,
la ópera que desgranaba
su pico desfachatado.

Coplitas del bicherío
sonando en algún pantano,
cantando este coplerío
contentos se dan la mano.

El sapo come lombrices,
las moscas salen zumbando.
Los búhos y las perdices
alegres siguen cantando.

Cucarachas bandoleras,
garrapatas insolentes,
cien arañas hilanderas,
cascarudos muy valientes.

Pulgones listos, al acecho
de tomates y lechugas,
apestando por despecho
el corazón de la oruga.

Escarabajos tenaces
y abejitas libadoras;
moscardones pertinaces,
y polillas voladoras.

Un ratón impertinente
desde un terreno baldío
canta con voz potente
embichado coplerío.

Un gusano patizambo
-apellidado Ciempiés-
se lanza con un malambo,
chacareras, chamamés.

Coplitas del bicherío,
coplitas de bichimentos,
embichado coplerío
ya cantan todos contentos.

CANCIÓN APOLILLADA


Lana lanilla
¿dónde te has ido?
Doña Polilla
se ha desnutrido.

Lana lanucha:
¿qué ha sucedido?
está debilucha
¡se ha deprimido!

Por un instante
dejó de verte,
y en un estante
halló su suerte.

Lana lanilla
¡cómo te ovillan!
Con las puntillas
se maravillan.

En el ropero
alguien espera,
montando guardia
entre polleras ...

Medias y guantes
encajonados,
y los estantes
almidonados.

Por la bufanda
-su tobogán-
huele a lavanda
¡Ya morirán!

Intrusa, volátil
la naftalina
se hace presente
¡y la fulmina!

Mi verso pide
en seguidillas
¡que no se metan
con las polillas!

CLODOMIRA, LA ARAÑA

Clodomira
la araña
teje y estira
su telaraña.

Entre las patas
de un silla
donde se hamaca
doña polilla.

Teje que teje
desesperada.
Hila que hila
entusiasmada.

Clodomira,
la araña,
teje y estira
su telaraña.

Y todo el mundo
con asombro mira
cómo en segundos
teje y estira
su telaraña
Clodomira
la araña ...

POR LA PLAYA

Por la playa
los cangrejos
andan rengos,
sordos, viejos.
Cornalitos
y mariscos
se pelean
por ariscos.
Todos salen
de paseo:
unos lindos,
otros feos ...
Caracoles
van cantando.
Mejillones
recitando.
Y don pulpo
con sus brazos
les regala
mil aplausos.
Muy cansadas
y más viejas
ya se sienten
las almejas.
Las gaviotas
marineras
revolean
sus polleras;
y las algas
marinas
lucen siempre
femeninas ...
¡Mientras los mira,
dele mirar,
muerto de risa
don calamar
desde la orilla
del ancho mar!

                        Del libro “BICHIMENTOS”


Ahora sí ... el trencito ha llegado a su estación habitual y se dispone a descansar. Quienes no deben descansar son Uds. pues espero trabajos, sugerencias y opiniones. ¿Sí???????? 
En el DÍA DE LA MUJER (que son TODOS los días pero ... ) un saludo especial y muy afectuoso para mis féminas lectoras. Bye bye !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

CRIS FERNÁNDEZ