Editorial

(c) Diseño de portada - Paula Pappalardo



Número 18

QUERIDOS PASAJEROS:

Cuando somos capaces de soñar somos capaces de crear. Y la creación tiene sentido en la medida que se la comparte. Por ello salimos nuevamente a recorrer andenes y a encontrarnos con la palabra, esa que vivifica, nos hace pensar, nos pone nostálgicos, nos da un toque de calidez al corazón.

Nuestro recorrido comienza en la tierra del buen vino donde encontramos a CARLOS LEVY. Nació en Tunuyán (Mendoza) el 7-7-42. Libros publicados: "INMENSAMENTE CIUDADANO"(1967); "LA MEMORIA Y OTRAS PIEDADES"(1984); "TE CON HIELO"(1989); "ANVERSO REVERSO" (con Fernando Lorenzo) (1987); "CAFE DE NAUFRAGOS"(1992); "LA PALABRA Y SUS NOMBRES" (1999); "DESTIERROS"(2000); "DOLORATAS" con Marcos Silber) (2000).  ANTOLOGIAS:"SALVESE QUIEN PUEDA, ESTAMOS VIVOS"  (MENDOZA);  "TESTIGOS DE TORMENTA" ( libro colectivo de la SOCIEDAD DE LOS POETAS VIVOS de BUENOS AIRES). Fue Director de la BIBLIOTECA SAN MARTIN DE MENDOZA; realizó Cine de Paso Reducido; actualmente es Director de  RADIO NACIONAL ARGENTINA FILIAL MENDOZA. En estos momentos se encuentra escribiendo una novela y publicará próximamente un libro de cuentos "LUGAR DEL PERDEDOR". ¡Prolífico para la escritura el hombre! Hoy les incluyo de su autoría un poema, una prosa poética y un cuento del último libro mencionado, cosa que puedan degustar sus diversos estilos.

AL CORAZÓN DE LOS AMIGOS

Qué sería de mi si no tuviera
 el corazón de los amigos
donde encontraría,
una ventana asimilada a la esperanza;
me pregunto de dónde sacaría
la obsidiana pura del ritual,
de cortarme entero y dividirme
poblarme de golpe y despoblarme
en los ires y venires de las cosas que amamos.

Qué haría yo si no tuviera
a veces una mano al alba
un vino extendido y una sinrazón para el vino,
y una ternura perturbada
cuando dejara caer mi palabra;
dónde rompería el sentido brutal del desamparo,
quién escucharía mis tristezas
y dónde aliviaría mis angustias,
las dudas humanas y los miedos;
en qué lugar descansarían,
el grito errabundo y la protesta
sino bajo los árboles crecidos en el pecho
junto a los mil ríos navegables que lo nutren.

Si me preguntan en qué lugar quiero vivir,
diré: en el corazón de los amigos
¿Acaso allí no pasta la oveja junto al lobo?
¿No habita un pueblo agigantado de guerreros mansos?
El yelmo y la coraza las lanzas y las  espadas
¿No fueron trastocados en arados?
¿No es el último lugar donde uno ha de morir?
¿Qué sería de mí, entonces,
dónde encontraría mi propio corazón,
si no tuviera  el corazón de los amigos?


PROSA POETICA

La muerte barco que me navega,
un día se cansa,
y me hace puerto en el corazón

Vendrá la muerte y tendrá tus ojos”
Cesare Pavese

Un pájaro le da eternidad al cielo, sin embargo vendrá la muerte y tendrá sus alas. El pájaro en su vuelo por la plaza pasa, donde un amante con sus manos reza sobre los muslos quietos de su amada, caricia nuestra de cada tarde y jura a su nombre un amor inacabable; igual que al pájaro a los dedos de esa mano un día vendrá la muerte y le amputará los ojos. La mano con sus dedos y el amante y su amada se van, y en la plaza queda un niño que juega y en su juego pisa una hormiga negra con toda su carga; y fue la muerte que vino y de su espalda se llevó los ojos.
El niño que nada sabe canta su canción de ronda que es canción de vida mientras la muerte mira y trama de qué manera silenciará sus ojos. Hablando de canción y ronda una mujer canturreando va y viene; una flor se mueve oronda en su cantero y silba el viento entre los árboles su son de viento; la mujer pasa paso etéreo casi danza y la flor arranca para su florero; fue la muerte que vino y desfloró sus ojos. Un árbol sueña que viene un hacha y de trágica la tarde entusiasma a la muerte que talará sus ojos. Después solo habrá memoria y será la memoria una inmensa piedad desparramada; y sobre la plaza la canción de un pájaro, un niño y una hormiga muerta, un amante con sus manos y su amada, una mujer con su tonto florero, y el viento y un árbol y un hacha que lo persigue
Hablará de nosotros esa canción y yo llenaré los huecos del aire con tu nombre diciéndote que nunca te irás de mi memoria, aunque sepa que después de después vendrá la muerte y golosa tendrá también los ojos de esa memoria.

Génesis del tiempo y los relojes

DIA PRIMERO
Cuando despertó la muerte vio que todo era luz, y que era la mañana esa luz, y fueron niños lo que vio, y eran los niños en la mañana y era su canción de vida. Oyó la muerte su alegría y dijo yo jugaré con ellos y dijo háganse los juegos con prenda y la mancha venenosa hizo, fusiles de madera y una honda y una espada para pelear hizo, y jugó la muerte en la ronda de los niños. Un araña fue pisada y pisada una hormiga negra y una flor fue pisada y probó la muerte el sabor de la vida, y viendo que la vida era buena fue la vida su alimento y comió la muerte en la mañana. No se sació la muerte y dijo necesito más comida y el tiempo hizo, y nombró al tiempo la muerte su general y vio que el tiempo era un general sin tropa. Entonces dijo háganse los segundos y los segundos fueron hechos, los minutos y las horas, y fueron las horas el principio de lo que sería después el día.
Solo de mañana transcurrió el primer día de la muerte y fue el día en que jugó con los niños y descubrió la vida.

DIA SEGUNDO
General dijo, aliméntame y consigue para mi la eternidad y sumiso el tiempo a la mañana le hizo un tajo, y púsole el nombre de adiós al tajo y eterno fue el adiós y la muerte alimentada fue eterna, pero quieto estaba el adiós en el espacio; viendo la muerte el espacio dijo grande es, háganse los puntos cardinales y el este hizo el sur el norte y el oeste y de los puntos cardinales la distancia fue hecha para el adiós y el adiós pudo moverse y fue el adiós placer para la muerte  Así aconteció otra jornada que fue para la muerte el segundo día y sólo de mañana fue, y fue el día del primer adiós.

DIA TERCERO
El día tercero la muerte no escondió su lascivia y la gula y en su gula dijo hágase un adiós para todas las cosas y el adiós puso en cada cosa que vivía, en el amor y en la rosa, en la lluvia en el viento y en el pez, sobre el valle y sobre el mar puso el adiós y sobre el páramo y el vergel lo puso, y un adiós para todas las cosas hubo. Al ver la muerte un niño mirando el horizonte dijo hágase lo lejano, y lo lejano fue y las dudas y las preguntas, dijo; y las dudas fueron hechas y las preguntas, los para y los porqué, y fue canción de dudas la canción del niño en la ronda. Pactó la muerte con el niño la respuesta y el niño fue burlado.  Fue el día tercero también sólo de mañana, cuando en cada cosa fue puesto el adiós, y burlado fue un niño que desertó de la ronda.

DIA CUARTO
Dijo la muerte, General me aburre tanta bulla de niño y pájaro y ya no me alcanza la mañana, hazme la tarde; y hecha fue la tarde por el obsecuente tiempo y llena fue con un desparramo de adioses. El crepúsculo entonces rojo fue de fuego y de fuego fue por tanto adiós quemado en el cielo; y hecha fue la melancolía en la tarde para mirar el cielo, y el fuego del crepúsculo, y la estrella vespertina.  Ese fue el día cuarto cuando la muerte le pidió al tiempo la tarde, y fue ese día mañana y tarde, y jueves fue llamado ese día.  La tristeza vendría después

DIA QUINTO
El día quinto salió la muerte a recorrer el mundo. Llamó a su general y le dijo cuídame la mañana y la tarde mientras yo no esté y que no entre ronda que no pueda yo comer, y partió la muerte mientras el tiempo dejó pasar la vida frágil, pasar los trenes, pasar los barcos y los andenes y con la lágrima de una muchacha que se iba los pañuelos dejó pasar; juntó el tiempo todos los adioses sueltos en la tarde y forjó las campanas de las partidas y celebró para la muerte un vendaval de despidos y tuvo por fin batallas, y armas pidió para las batallas.  Esto fue lo que sucedió el quinto día, cuando la muerte recorrió el mundo y de las batallas fue inventada la guerra y pedidas fueron las armas. Sólo de mañana y tarde fue ese día y fueron mañana y tarde custodiadas por el tiempo.

DIA SEXTO
De la guerra el sexto día fueron paridas la esclavitud y el odio, la prisión y el exilio, la intolerancia el cepo y el garrote; y el látigo fue parido, y por cada uno de los días de la muerte tuvo el látigo una cola, y siete fueron las colas del látigo; y fue el cepo y fue el garrote y fue el látigo de siete colas siempre sobre el lomo del más débil. El sexto día hizo la muerte las armas para el tiempo. Mirando la arena el agua y el sol dijo háganse los relojes y los relojes se hicieron; de arena los hizo, de agua y de sol, y de cuerda y engranajes hizo el reloj con que jugó.  Ese fue el sexto día, el día de las armas y cuando la muerte inventó su hora y esa hora no puso en su reloj, pero la puso en tu reloj y en el mío. Después vendría la oscuridad y esa oscuridad noche fue llamada y en la noche soñó la muerte el Apocalipsis.  Y fue el sexto día mañana tarde y noche y fue ese el penúltimo día.

NO DESCANSA LA MUERTE EL SÉPTIMO DÍA

LA SOLEDAD DE LOS JÓVENES AMANTES

“... entonces el semáforo imbécil dejó pasar todas
las angustias sueltas en la tarde
y comenzó a derrumbarse la razón que se abrazaba al amor “
                                                                                                      del futuro testamento

    El no dijo nada o dijo poco, dijo es por aquí y ella calló porque eran las seis de la tarde y en la comisura de su boca, el silencio se apuraba; y alrededor el jueves se apuraba irremediable en los relojes, en las cornisas; y el cielo gris como los cielos grises de los cuentos tristes se apuraba. Vieron la gente que cada uno en lo suyo se apuraba, y buscándose en los ojos supieron ya que no había caso y sin embargo no apuraron.
    No tengas miedo murmuró por fin él y ella que no, que no voy a tener miedo y te amo le dijo, apretándose a su brazo mientras entraban al hotel; y se dijeron te amo mucho mucho, y yo más todavía se alentaron uno al otro y ya en la pieza no prendieron la luz porque no era necesario y todo aclara cuando se jura la piel sobre la piel. Siete veces se repitieron que se amaban y tres veces fue el amor impío y piadoso a la vez. Una hora pasó y dos y muchas más, hasta que los encontraron y los pusieron en una ambulancia que haciendo sonar la sirena calle abajo se apuraba. En los mismos relojes se apuraba la mañana y una llovizna fría se apuraba; y la gente se apuraba con la misma cara de ayer de no haber caso. 
    El loco de la esquina sólo lloraba solo como siempre abrazado a su fantasma mientras gritaba, la sirena, la sirena. 
   Desde una ventana, se escuchaba la música de un saxo que no apuraba.
   Yo recordé a Charlie Parker


Repone agua la máquina y haciendo camino al andar (Machado dixit) nos lleva a la ciudad de la bandera: Rosario. Allí asciende    Raquel Piñeiro Mongiello. Nacida en Rosario (Santa Fe) tiene publicados seis libros de poesía y uno próximo en imprenta. Participa  en diarios, revistas literarias, antologías, fuera y dentro del país. Asimismo en Encuentros de Poetas y Escritores en el país y en el exterior: Holguín (Cuba), Arequipa (Perú), Montevideo (Uruguay) y Chile. En ellos ha presentado ponencias sobre distintos temas. Acaba de regresar de "Mar del Plata Marathónica Poesía 2.004". Escribe para chicos y ha presentado varios libros. También es narradora. De ella les dejo varios poemas que, no dudo, apreciarán.

REPITIENDOME
Tener el amor
con alas acordonadas
en la espalda
e inventar
espantapájaros geniales,
ovillarme con ellos
cerrar los ojos
en esa pequeñez
no ignorarte nunca,
quedarme así
tonta de tiempo,
en una inmovilidad
sin historia,
repitiéndome
en cada lugar
donde se impone
la memoria,
aferrarme a esos sitios
y contemplarte
hasta donde
me sea posible.



CIUDADES

Confusión de tu piel
borrada de mística acuarela
y el insomnio del cuerpo
enroscándose en el alma;
suave humus
que recorre
ciudades de tu cuerpo
y descifra la inmediatez
de tu cielo.


VENDIENDO HORAS

Me quedé
por esas esquinas
vendiendo horas
y comenzó todo;
no quise pensar
pero pensé;
alguien se había
olvidado del olvido
y no anotó
la rotura
de un niño de la calle,
alguien que no vio
su risa a destajo
sacudiéndole la boca,
ni el grito hachado
que no entiende,
ni su mirada
desde él,
desde la calle,
ni su desparpajo
manoseado de tristeza.


TODA LA AUSENCIA

Quién si pudiera, amor
se quedaría hoy,
ocupado por la lluvia
que se mueve en la ventana
y rompe en gotas
toda la ausencia,
como si conjugara
el clima colgado
por una mancha
que se resume
y me deja
en la hora
que más me cuesta.


ENVEJECER LOS GRISES

La mañana a medias
saluda
desde algún lugar
escribe
su bullicio de horas
y hace frío,
nadie sabe por qué
se puso
a envejecer los grises,
me lleva
por delante
con su boca abierta
y tomo mi café
hasta entender
¿qué?
si de pronto
me está
pariendo de nuevo

Y como la caridad bien entendida empieza por casa (según dicen los que saben) hoy le toca a esta maquinista dejarles algunos de sus poemas. Para quienes no me conocen les cuento: soy CRIS FERNÁNDEZ, nacida en Avellaneda (PBA) y residente desde el 81' en General Pico (LA Pampa). Abogada, mediadora, docente, música, poeta y cuentista. Dos libros publicados: "POEMAS PARA TU AUSENCIA" (1.989) y "EN CARNE VIVA" (1.996). Otros cuatro (2 de poesía y 2 de cuentos) esperando mecenas para ser editados (de ilusiones también se vive). Creadora del Café Literario "Letras en el Andén" y de la Revista Literaria del mismo nombre (G. Pico 1.995-1.998). Actualmente editora de esta revista cyber. He participado en numerosos Encuentros de Poetas: Villa Dolores, Villa Allende (Córdoba); Termas de Río Hondo (Santiago del Estero); Merlo (San Luis); Las Leñas (Mendoza) entre otros. He sido Presidente de la Sociedad Argentina de Escritores - S.A.D.E. Filial LA PAMPA (1.988-1.998). Actualmente me dedico a la profesión y a la docencia secundaria y terciaria. Los poemas que incluyo han obtenido primeros premios en certámenes de Berisso (PBA), Santiago del Estero, La Pampa y  Córdoba. Espero les gusten.

DESOLADA NOSTALGIA



El agua que murmura
algún secreto
trae leves vestigios
del otoño
- frágil vida que late en el silencio -
Se recortan las sombras
sobre el río
y en el cerro la luz
mengua en rosado
el perfil de las águilas en vuelo...

Me descubro buscando
tu latido,
el rumor de tu nombre
por el viento.
Desolada nostalgia
de tu boca.
Con tus manos de lluvia
cava el sueño.




POR LA ESPERANZA ...



Y la luz fue. Colmando aquel vacío
agrisado, silente de la ausencia.
Y fue el tierno brotar de la conciencia
de tu cuerpo yacente junto al mío.

Y fue ardiente el susurro del estío.
Esa lluvia de besos. La vehemencia
de tus manos de clara transparencia
desbordando los cauces de mi río.

Con primicias de fuego enamorado
desatamos la sangre en desmesura
en el vértice mismo del asombro.

Presintiendo el futuro en el pasado,
con tu boca aferrada a mi ternura
en el roce del viento yo te nombro.





SONATA EN GRIS



Gris la tarde.
La tarde y mi latido.
Este suave reloj que marca lento
el fluir de la vida.
Mi destino.
Gris la sombra.
La sombra y mi tristeza
demorada en la bruma. Y el silencio
despenando los cauces
del latido.

Y este dolor

para nombrar tu ausencia,
que en la frágil textura de la tarde
se recorta, fugaz,
en el camino.



ESPÍRITUS DEL AIRE



En esta Sanagasta del silencio,
que percibo plural y desgarrado
por el viento que, eterno en sus insomnios,
deambula por montañas sin edades,
me reencuentro en la piel y las raíces.
Los ancestros, espíritus del aire,
recorren estas piedras sin descanso.
Milenarios fantasmas que la sangre
siente latir clamando desde el alba.
En esta Sanagasta del silencio,
del verde brillo que despunta el agua
me desvelo de sol entre los cerros
polícromos, audaces, que me atrapan
mientras las nubes les dibujan sombras
en un tiempo sin tiempo ni distancia.
Siento crecer la tarde entre canciones
-susurrada tonada en la alameda-
y en un fulgor de oros y de ocres
se adentran, dulcemente, las estrellas.
En esta Sanagasta del silencio,
De las altas paredes gris y greda
Recupero mi asombro adolescente,
Mi identidad primera. Y la promesa
De guardar un retazo de su cielo
En mi pequeño corazón de arena.




DESDE EL CORAZÓN



En planos superpuestos
de grises y de piedra
el horizonte corta la mirada.
Y la tarde dibuja
con pinceles de nubes
las rocas y los cauces.
Guarda el aire la frágil consistencia
de un embrujo secreto.
Obstinada nostalgia de tu nombre,
de la savia vital de tu poesía.
Viento zonda repasa con silbidos
verticales paredes.
Hay un perfil distinto cada hora
mientras el sol matiza los silencios ...
Hay un temblor profundo entre las sombras
preanunciando el regreso ...
Toda la luz negada alza el vuelo
en la mirada clara, pensativa.
En el rastro de un cóndor
sobrevuelo las piedras desveladas.
Y te nombra mi pena,
herido el corazón por la distancia.
En plano superpuestos
de azules y de sombra
apenas el recuerdo te convoca.
Obstinada nostalgia.



¡Nos vamos! ... A quienes tengan inquietudes literarias y deseen publicar en esta revista, les solicito enviar tres o cuatro poemas o un cuento, junto con una minibiografía. El mail es: millaco@ciudad.com.ar
Un abrazo y hasta la próxima entrega

CRIS FERNÁNDEZ