Editorial

(c) Diseño de portada - Paula Pappalardo



Número 27

PASAJEROS .... ¡¡AL TREN!!:

Mis queridos escribas y amantes de las letras ¿me extrañaron? ¡je! Andaba medio vago el trencito para arrancar. Pero se decidió a recorrer otra vez los caminos de la Patria y por eso puso proa a La Rioja, para recoger allí a su primera pasajera: TERESITA FLORES. Ya nos ha acompañado desde los inicios esta amiga del alma, que enarbola la ternura como un estandarte. Permítanme recordarles alguno de sus datos biográficos (les ahorro el trabajo de consultar revistas anteriores): Teresita, nacida en Sanagasta y residente en la ciudad de La Rioja, es docente, poeta e investigadora de temas folklóricos y mitológicos de América. Autora de libros y artículos sobre literatura regional. Participa en congresos y encuentros de escritores en el país y el extranjero. Ha presentado sus obras en España, en el marco del Encuentro Mundial de la Décima y el Trovo (Andalucía). Integra diversos grupos culturales, entre ellos "La Chirlera" y la "Asociación de Mujeres Riojanas" habiendo sido distinguida como Mujer Destacada en el rubro Letras con el premio Famatina de Plata (1999), y Mujer del Año en 1998. Algunos de los títulos de su vasta y prolífica obra son: "Esa dulce tristeza", "De pie sobre la sed", "Incandescencias", "Ocupantes del Mundo", "La calle y otros sueños" (todos poesía); "La décima y el trovo en América" (poesía); "Cocina típica de La Rioja" (ensayo); "Escenas infantiles" (prosa y poesía) y "Razón de ser en Sanagasta" (en coautoría). De su libro "La calle y otros sueños" elegí los cinco poemas que les entrego, y confieso que la elección fue redifícil. No dudo que les encantarán.

TIERRA DE PIE

En mitad del sendero
la tierra se detiene;
fundacional instante, arrogancia
por demostrar que aún vive.

De pie, denuncia las armas
que profanan su piel y sus verdades;
de pie, eleva sus espaldas
y sacude los besos del rocío,
sus fumatas de nácar.

Pero dulce, al fin, como una madre
bendiciendo a los hijos ausentes,
abre su pecho
para darnos el trigo.

CAMINO AL MEDIODÍA

La anciana vecina me sonríe.
Al fondo de la calle van sus ojos en gavillas de luz,
como estandartes camino al mediodía.
Este sol que almacena la piel
no habrá de ser el último;
es uno más entre nosotros,
un terco fogonazo de orfebrería.

La anciana marcha buscando a Dios
sin encontrarlo;
pero yo se que está, simplísimo y triunfante,
en la propia sonrisa
con que viene a salvarme.

EL LOCO
        A los que no saben que llueve

Tórnanse de vidrio las aceras
cuando la lluvia ejecuta sus bautismos.

Con el torso desnudo
como un fauno apagando el infierno,
el loco danza, con las manos abiertas,
con los dedos, donde humedece el aire
su corazón de escombro.

Hay un canto en el barro
donde reposa el humo;
una lenta emoción pendiendo de los pájaros.
Del sombrero gastado del loco en la vereda
puede caer la muerte
convulsa como el vino
que le calma la fiebre.

Cuando el cielo otra vez sea de cielo,
cuando la tarde surja por las plantas lloradas,
cuando se funde a gritos la propiedad del pueblo,
el loco, de rodillas
juntará sus gorriones
brotando desde el suelo.

RECUERDO POR CELINA NARANJO

Pudo llamarse como dalia del día,
o Petrona ... tal vez, María ...
pero se llama cielo, Celina,
a mano de la luz angélica y divina.

Debajo del pañuelo florido y altanero
viajan sus ojos de agua
una boca de pétalo.

Dueña de la mañana su limpia voz tranquila
vendiendo el pan dichoso de la alegría:
-¡Compre mis tortas, niña!
mire usted! que bonitas!
¡qué sabrosas! ¡que tiernas!
¡Las amasé de seda
con harinas de luna,
con agua azul del pozo
en un horno de estrellas!

Por la calle, su grito,
es una miel de greda.

La siesta la sorprende
dormida en la vereda.
A su lado, un arcángel
le sostiene la cesta.


OTOÑO EN SANAGASTA
                                      A Justina García
                                      A Chicha Herrera

Ocurre que en el pueblo
se han soltado la virtud de los pájaros
atronando el otoño.

En Sanagasta, las espadas del árbol
son de tul amarillo,
tela de la antigua miel
su frou-frou cantarino.

Entonces,
solamente amanece


Y puesta a viajar, la locomotora comenzó a bajar, se pegó una vueltita por Talampaya y el valle de la Luna (¡¡imperdibles!!) y pitando, pitando, alcanzó los andenes de la ciudad de Neuquén. Que allí se encontraba esperándola ALDO LUIS NOVELLI. Como él mismo dice: " Nació en medio del desierto patagónico, en una madrugada de juerga y carnaval. Publicó en "Poesía y cuento patagónicos" 3er premio FBPN - 1992, "La Poesía en Neuquén" Ed. Subsecretaría de Cultura del Neuquén – 1993, "Poesía y cuento de la Patagonia" Ed. FBPN – 1994; "La Palabra escondida" Poesía escrita durante la dictadura militar – 1996; "Poesía Neuquina de los 90" Ed. Narvaja Editor – 1996; "La noche del hastío" Ed. Limón – 2003, la plaqueta "16 poéticas" Ed. Limón - 2004, "Agonistas del Fin del Mundo" Ed. "La luna que" - 2005, y forma parte de la Antología "Canto a un prisionero" Ed. Poetas Antiimperialistas. Ha publicado poemas, cuentos y ensayos en antologías, diarios y revistas de diversa especie. Integró el afamado grupo de poetas ‘Poesía en Trámite’ y el consejo de poetas que conformaron 'La Casa de la Poesía' de Neuquén. Edita el plegado de arte y literatura ‘Animal Urbano’. Su poesía se nutre de la noche, los bares en penumbra, el hambre del mundo y la música negra, de allí tal vez la oscuridad de sus páginas. Se considera un utopista escéptico. Se cree poeta." Les dejo de su autoría dos poemas, vigorosos, diferentes. E Mail: aldonovelli@yahoo.com

Descarrilamiento a eso de las 3 de la mañana

Un pitazo y arrancó el viejo tren
echando humo y saludos por todos lados,
nos miramos rápidamente y trepamos de un salto
yo último como siempre casi me caigo,
adentro caminamos por los vagones
haciéndonos los pasajeros, muy correctos los tres,
- vamos a los vagones de 2da clase, allí aguantaremos -
dijo Raúl con aire de sabihondo de muchos trenes andados
entre 'chicos buenos que estudian en la universidad' y
'los vagos de la calle Paraná' donde estaba el bulo
al que llamábamos 'el templo' porque estábamos como los dioses.
- Allí hay lugar- dijo Marcelo y le creímos,
nos sentamos en los comodísimos asientos de madera
dos de un lado: Marcelo y yo
y Raúl - el portuario - enfrente
al lado de una gorda boliviana llena de bolsas y ropa colorinche.
En la fila de asientos de enfrente
un boliviano gordo y petiso
lo miró a Raúl con cara de cuchillo,
Raúl estiró las piernas y se hizo el boludo.
Sacamos un faso y nos pusimos a echar humo.
Al lado del bolita dos valijas gastadas
y una caja atada con hilo,
enfrente una mujer joven y desarreglada con tres chicos
la nena dormida en brazos, un nene tirado en el asiento
el otro mirando para afuera
-cómo corren los palos, mamá- gritaba
y la madre -caiate, que despertás a María-
-pero mirá como corren- repetía.
A poco de andar, afuera se hizo de noche
y adentro comenzó el viaje.
Dos tipos de adelante largaron el tetrabrik
y empezaron a darle a la guitarra;
los de enfrente chillaban o cantaban alguna cueca,
el traqueteo se hizo monótono
la luz amarillenta del techo de a ratos se apagaba
y una ventanilla se abría y cerraba
con ruido a metal y ráfagas de frío.
Un vaho de vapor y olor a guiso inundó el vagón,
una vieja cocinaba en el pasillo sobre un calentador de kerosene
mientras los chicos gritaban y se peleaban,
una caja de cartón tapada con un trapo
empezó a moverse
la mujer gorda le quitó el trapo
y la gallina empezó a cacarear a lo loco,
un tipo enjuto se paró con los ojos rojos
dijo algo a borbotones y cayó en el asiento donde estaba
cuatro soldados jugaban al truco sentados en el pasillo
- falta un vidrio -
- andá a ponérselo boludo, -
el aire se hizo espeso y caliente
una gorda teñida que mascaba chicle pegó un grito
y después una carcajada
mientras el tipo le apretaba una teta,
corrían los chicos por el pasillo
uno se trastabilló y cayó de jeta al piso
empezó a gritar y llorar como marrano
la madre se levantó lo agarró y lo zamarreaba
mientras le gritaba -queate quieto carajo, -
extrañas figuras cruzaban las ventanillas del lado de afuera
chicos corrían y saltaban en el pasillo
la caja de termidor iba de mano en mano
la gorda de enfrente sacó un sanguche de mortadela
del bolsillo y le metió un mordisco
la cocinera gritaba a los pendejos que no jodan
el olor a kerosene se mezcló con el del guiso
se cayó una caja de arriba de nuestro asiento
le pegó en la cabeza a la gorda
y lanzó pedazos de mortadela y pan masticado
en mi pantalón y en los mocasines negros
se levantó el borracho y dijo: - la vida es una morcilla -
los soldados rieron a carcajadas
la gallina chillaba como si la acogotaran
la gorda teñida pegó un grito
un pibe meaba entre los asientos del fondo,
Marcelo el cabezón dormía como si nada
el muy hijo de puta,
la mujer de verde sacó una teta
y se la dio al nene que lloraba en sus brazos,
el traqueteo monótono me había empezado a vigorizar
me pasé la mano mientras miraba a la gorda de enfrente,
se apagaron las luces de golpe
entonces cerré los ojos con fuerza.
Cuando los abrí
un oscuro silencio me rodeaba,
un cadencioso blues se percibía apagado en la penumbra
mientras yo, con Laura Antonelli en el baño
seguía acompasadamente el dulce traqueteo del tren.
aldo luis novelli
poeta/inquisidor del alma/habitante de bares nocturnos
neuquén/patagonia/argentina/


Yo soy el tipo

Yo soy el tipo, el bebedor de cerveza.

El que vació revólveres
en latas de cerveza
en medio del desierto.

El que se bebió las cervezas
y escribió poemas alcoholizados
en el oxidado pellejo de la arcilla.

Yo soy el tipo que atravesó el desierto
detrás de un luminoso oasis
y cuando lo alcanzó, se encegueció de espejismos.

El que abandonó el desierto
cuando el viento desparramó poemas
con olor a cerveza
y se vino a la ciudad.

Yo soy el bebedor de cerveza
el que navegó en barcas de cristal
cuando todos reían a carcajadas
bebiendo blancas bebidas en lujosas habitaciones.

El que cantó la canción del infinito
en un bar miserable del bajo de esta ciudad,
donde los bebedores de birra
se tiran en la vereda con una bolsa en la cara
a viajar por los bordes del paraíso.

Yo soy el que se acostó con dos minas una noche
y se despertó solo y sediento
a beber una cerveza
entre bardas rojas de un desierto amarillo.

Yo soy el tipo cansado de este mundo viejo
de hipocresía y usura,
el perseguidor de una palabra luminosa
que cure las llagas de infelices y hambrientos.

Yo soy el bebedor de cerveza
el que intenta la salvación o el desesperado perdón
escribiendo sucios poemas
plagiados a otros poetastros y poetitas
en medio de esta ciudad de tristes corazones.

El poeta in-mundo peleando en este mundo
de absurdas razones para la miseria,
vate urbano o lenguaraz de baratija
esparciendo bagatela poética
a ingenuas mujercitas que lagrimean de emoción.

Yo soy el que conoce el sabor de su sangre
desde el día que nació,
y mi garganta conoce la sed
antes que el sabor de una mujer.

El que se junta con bardos y borrachos
en bares pringosos y escucha su alcohólica musa
y hace que les cree y se emociona
al menos por un rato,
el tiempo necesario para fingirme poeta
y tomarles una cerveza.

Yo soy el que vio a Dios convertido en francotirador
disparando sobre la cabeza de los creyentes
desde la azotea de un bar en medio de la ruta.

Yo soy el tipo que gritó revolución
en medio de unos cuantos hijos de puta
que honraron a la patria
silenciando la palabra de hombres y mujeres
a punta de fuego y sangre mutilada.
(perdón 30.000 voces desaparecidas).

Yo soy el tipo, el bebedor de cerveza.


Hacía frío por la zona y el trencito decidió buscar rumbos diferentes. Y así arribó a la zona norte del Gran Buenos Aires para conocer a NICOLÁS ANTONIOLI. Este joven escritor, nacido el 19 de enero de 1985, pertenece a una novísima generación de poetas, es socio del Círculo de Poetas de Boulogne y de la Sociedad Argentina de Escritores (S.A.D.E). Ha participado en tres oportunidades de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires y obtuvo varios premios y publicaciones antológicas en Argentina y el exterior. A parte de la poesía, Nicolás también cultiva el cuento, la novela, leyendas urbanas y letras de Tango. En septiembre de 2004 publicó su primer libro, ‘Sentires del alma’. Ha recibido varios premios en poesía: 2º premio del Círculo de Poetas de Boulogne Sur Mer, año 2002; 2ª mención, VI Juegos Florales los Poetas de Encuentro, año 2003; 1º premio Entidades Centro Cultural del Tango Zona Norte, año 2003; 3ª mención Primer Concurso Nacional revista La Bodega de los Poetas, año 2004; 3º premio de la S.A.D.E Seccional Zona Norte GBA, año 2004; 4ª mención VII Juegos Florales Los Poetas del Encuentro, año 2004; Seleccionado por Canal (á) para el Recital de Poesía ‘ Hacenos el verso’; año 2004. Aquí les dejo un par de poemas para que lo conozcan. E Mail: nikopoeta@yahoo.com.ar


Ocaso

La cruel aurora de la muerte
enceguece mi más profunda miopía
ante mí cual cometa fugaz
se pulveriza lo concreto en abstracto
ya la luna no brilla como antes
Zeus me proclama parte del ocaso
me erizo enteramente
ante el eterno fracaso de la vida
la memoria se esfuma
en los estúpidos oídos del capricho
emigro a la tertulia de los astros
corrompiendo el índigo platinado de las almas
bebo el último llanto de mi amada
cual letal veneno en la tarde púrpura
las hordas se aproximan bramando gemidos de agonía
me desangro por dentro me saturo por fuera
se aligera mi semi cuerpo
me enamoro de la divinidad genocida
y soy parte de la multitud de vacíos serenos
y se infinita el descanso
en el último frenético desaire
ostentando el paraíso


Calma

Entre la tierra y la bóveda diurna
reina el silencio y la nada
formando parte de ese universo
me encuentro en bautismal roce
con el simposio de la serenidad

mi imagen es imperturbable
me hallo conmigo mismo
me contemplo desde adentro
y me adentro desde el exterior
y siento que alcanzo a escudriñar
en la tenebrosa soledad de mis entrañas

existe una imperceptible brisa
que sacude mi cuerpo en su inercia
y retoña el misterio
el silencio realiza su cueva
construye un imperio subcutáneo
y nada me moviliza
se crea una descomunal elipsis
sustentada por la eterna placidez
reina el sigilo del ambiente tranquilo
una paz interna y sencilla
oculta mis ojos tras los párpados
el nocturno aljófar me estremece
y creo ver mi espíritu volar
e inmediatamente me sublevo
y aseguro haber soñado
en un vaivén
de tardecidos labios
a la deriva

¡¡Nos vamos!! Les recuerdo a quienes escriben y quieran ser publicados en estas letras, que deben enviar sus trabajos y una minibiografía a: millaco@ciudad.com.ar 

Un abrazo a todos
                                           CRIS FERNÁNDEZ