Editorial

(c) Diseño de portada - Paula Pappalardo



Número 160

PASAJEROS AL TREN!!!!!!

Los tiempos siguen complicados. Y es difícil no perder la esperanza de un futuro mejor. Y es difícil no bajar los brazos y comenzar a pensar que todo está perdido. Pero es necesario seguir en la diaria lucha. Por eso los escritores continuamos, más allá de las dificultades, entregando nuestro mensaje. Que un mañana mejor es posible.

Y con esa consigna nos ponemos nuevamente en marcha.


La locomotora larga su humito y se dispone a partir con rumbo a la provincia de Santa Fe. Nuevos escritores han querido acompañarnos desde allí y aquí los presento. ALICIA BORGOGNO. Nació y vive en CAÑADA DE GÓMEZ (Prov. de SANTA FE).  Publica en revistas, blogs y antologías (nac.e intern.) Es Miembro de REMES (España), Embajadora del Museo de la Palabra (Toledo,España.), Integrante de Naciones Unidas de las Letras (Colombia) y también de Poetas del Mundo.  Galardonada en POESÍA, NARRATIVA y TROVA, en Argentina, España, Uruguay, Perú, Panamá , Chile, Brasil, EEUU, Francia, Israel, Japón, República Dominicana y Méjico, con numerosos premios. Por su trayectoria fue nombrada Mujer Destacada en su ciudad (2017).  En 2005: 1er.Premio (Ed.Dunken) Publicación de su 1er.Libro “Madura de Sueños” (Poemas)… En 2015: 1er.Premio (Méjico) Publicación de su Libro virtual “Hasta tu orilla”  (Poemas y Trovas) pasado a papel en 2017.(Ediciones Pirca).  Actualmente pertenece al Grupo Alternativa con el que publicó la Antología “En este espacio que somos” (2016) 

E Mail: borgognoalicia@hotmail.com

 

                        BUSCANDO LUCES

                                                   Tú sabes bien que en mí,

                                                      no muere la esperanza.

                                                                    Rafael Alberti

 

En este mundo

 de deshilachadas fronteras

              la carne se oprime.

Se entremezcla la sangre,

se borran las esquinas,

se confunden los horizontes.

Los murciélagos tapan la luna fantasmal,

la inocencia se desvanece,

se almacenan destinos

y las calles se llenan de sombras.

 

Escondamos las derrotas,

encendamos nuestros ojos

              buscando luces…

para dejar de llorar en las cornisas.

 

 

OTRO ROSTRO

                                                       Un rostro de relámpago y tormenta

                                                        corriendo entre los árboles nocturnos.

                                                                                   Octavio Paz

 

 

 

 Descalzo

            deshilachó un rezo.

Percibí

       su temblor

            en aquella soledad

                    concurrida de vacío.

Penetró

       en su noche

            siendo otro rostro.

Y se derrumbó…

            no escuché el sonido.

 

                                              

                                  CABALLO HERIDO

                        La noche de ojos de agua en el campo    

                        dormido,

                        está en tus ojos de caballo que tiembla…

                                                        Octavio Paz

Tarde gris, adormecida.

A orillas del arroyo

el caballo agoniza.

Están

         viniendo

                      a buscarlo…

Sus ojos fijos, vidriosos,

suplican al que cargó a sus espaldas,

              al que lo abrazó mil veces,

              al que fue su sombra

                          como algún pájaro,

                          como aquel rocío.

Están

         viniendo

                      a buscarlo...

y el caballo aquí tendido,

             con su mirada dulce,

             con su respiración herida,

             con sus patas en cruz

                         como un vaticinio.

Sobre la alfombra de pasto,

con sus piernas vencidas,

está el niño arrodillado.

Están

         viniendo

                        a buscarlo…

Están llegando.

                  

  MALVINAS…AYER, HOY Y SIEMPRE

 

 

Ayer,

       tierra caliente entre espinillos,

       pasos decididos buscando libertades,

       reflejos borrosos como testigos,

      deseos tejidos con palabras heladas.

Hoy,

      tierra verde… cofre de sepulturas desvalidas,

      sobre el mar aquietado… nubes recortadas, luna tatuada.

Ayer,

      tierra hambrienta de cuerpos moribundos.

Hoy,

     ronda de llantos ornamentando las tumbas.

 

Siempre, siempre…

     almas con dolor de ausencias,

     con la sed de un grito

    buscador de perfiles

    que delaten presencias.

 

 

Nos trasladamos para recibir a OLGA NORA MANSILLA. Nació y reside en ROSARIO (PROV. DE SANTA FE). Poeta – Escritora. Taquígrafa parlamentaria. Promotora cultural. Libro editado de poemas e ilustrado con fotografías de Silvia Marmori: “Palabras al viento”. Publicaciones en tres antologías: una del año 2018 y dos del 2019 (editoriales de C.A.B.A. y Córdoba). Distinciones nacionales e internacionales (entre otras: Foro Femenino Latinoamericano; Fundación Educacional de la Cooperativa Sebastián de María; XXI Concurso de Poesía, San Valentín, España). Participación en narrativas y poesía en diversos talleres. Integrante del Directorio Mundial de Literatura, Historia, Arte y Cultura (Sede México). Secretaria de la Filial Argentina de la Sociedad Académica de Historia Iberoamericana (México)

 

E Mail: cuadernos76@yahoo.com

 

MADRE

Soy la sombra otoñal de tus raíces,
la que vaga incierta
entre las musas...
me he desprendido fatal de tantos versos,
que me tienta hoy más la muerte que la vida.

 

Busco enredar mis manos en la hojarasca,

para que el viento disperse mi quebranto...
ser una huella más en el camino,
de desdibujada historia sin destino.

 

Avizoro el vuelo del pájaro herido,

que por soñar la cumbre quebró el ala.

 

Quiero encontrar sedienta tus cenizas,

para calmar el ansia de abrazarte...
para esculpir tu corazón de tiza,
y volverte a la vida tras segundo.

 

No encuentro el color ni los aromas,

de soledad las rosas...los jazmines...
De tu candor de cisne me abrigaba...
Era mi mundo el paraíso...

 

Está dormido el tiempo entre cerrojos,

un silencio implacable guarda luto;
sólo la memoria se despierta...
Mientras... yo: un cuerpo más,
incierto entre las musas...

 

La magia... en un intento

de reinventar albores...
y el poema, con su bagaje de sueños
hacia el cielo...
El poema... el último baluarte de mi risa...

 

 

Y siguiendo en la misma ciudad ascendió al tren SUSANA SOLANES. Nació y vive en ROSARIO (Prov. de SANTA FE). Es docente y escritora. Trata especialmente temas de Literatura infantil: cuentos, poesías y obras de teatro. Secretaria de la Biblioteca Popular Homero de Rosario. Coordinó diversos talleres de Escritura Creativa para adultos y niños en varias instituciones culturales. Actualmente, está a cargo del Taller “Aquelarre de palabras” del Centro Vasco de Rosario. Tiene un postítulo en Literatura Infantil expedido por la UNR. Visita escuelas de Rosario y la región para llevar a cabo actividades de lectura y escritura con proyectos propios. Participa en Antologías y colaboro con páginas virtuales y programas radiales literarios. El 08 de julio de 2012, se estrenó en la Manzana de las Luces (CABA), sala Trinidad Guevara, la obra infantil de su autoría “Solcito Garay en el País de Guirigay”, con la dirección de Daniel Malagrino, basado en poesías de María Hortensia Lacau. Libros publicados: “Terror y Cía.”(2004), “Los hijos del ceibo”(2006), “El callejón de los fantasmas”(2009), “Había una vez una plaza”(2013) y “¡Pasa el heladero!”(2019). Los Cuentos de su libro “Alegre, el caballito del verdulero”, fueron publicados por la Revista Infantil “Rayuela” durante el año 2018. ”Apuntes de una flor herida” cuento seleccionado para la Antología de cuentos de ANSES (2014).*”Dónde estará” Mención de Honor en el Concurso de Cuentos Infantiles de Ed. Mis escritos (2012). ”La oveja negra” Finalista en el Concurso de Cuentos Infantiles de Ed. Mis escritos (2014). ”Pipí perfumado” Tercer premio en el Concurso de Cuentos Infantiles de Ed. Mis escritos (2015)

 

E Mail: solanessusana@hotmail

 

 

 

                              POCHOLO, EL AYUDANTE (Cuento infantil)

  Mucha gente piensa que los libros cuentan historias irreales, sin embargo, a veces en la realidad pasan cosas que no se pueden creer. Especialmente, el lector debe tener cuidado con los trabajos que les ofrecen porque pueden esconder algún terrible secreto. En estos casos, lamentablemente se puede hacer realidad lo que cuentan los libros, y si no se ha leído lo suficiente, la bibliotecaria no lo puede ayudar.

 

    -¡Cuánto me alegro que hayas encontrado trabajo, Pocholo! En tu casa estarán muy contentos- De esta manera, Liria felicitó al muchacho cuando le contó de su flamante ocupación.

  -Sí, más o menos. Porque al principio iba a la mañana a la casa del Doctor, después me quedaba también a la tarde y ahora hasta duermo allí. Yo creo que es porque él me tiene confianza.

  -Seguro que sí, ¿y qué trabajos hacés allí?

  -De todo, porque el Doctor es un hombre muy ocupado y no hay nadie más en la casa. Así que soy mucamo, cocinero, mandadero, de todo un poco.

  -Y te trata bien, por supuesto.

  -No sé, es una persona un poco extraña, casi ni lo veo. Me dio unas indicaciones los primeros días y después nada más. Cada vez conozco más la casa y parece que está conforme conmigo. Pero él pasa el día y a veces la noche, encerrado en su laboratorio y escucho unos ruidos muy raros, pero ni me atrevo a golpear porque él es muy serio pero me paga bien y todos los fines de semana. ¡Ah! Gracias por el libro que me recomendó, esta noche empiezo a leerlo.

  Liria quedó conforme con la conversación que había tenido con el muchacho a quien conocía desde chiquito. Siempre había tenido problemas de integración en la escuela y la familia se preocupaba por su futuro. Los que lo conocían no confiaban en su capacidad para relacionarse o para resolver problemas, por eso es que esta oportunidad de trabajar lo hacía sentirse muy satisfecho.

  -Pero tengo que observarlo y vigilar su tarea. Pocholo es un poco inocente en ese sentido- reflexionó Liria.

  A los dos o tres días, el muchacho volvió a la biblioteca.

  -Y, ¿cómo sigue el trabajo?

  -¡Muy bien, Liria! El Doctor me aumentó de sueldo. Pero escuche lo más importante. Me dijo que si sigo trabajando así, el mes próximo puedo ser su ayudante en el laboratorio. Y voy a ganar más, por supuesto. Como no tengo que pagar en comida ni vivienda, todo lo que gano lo ahorro. Me compré ropa, zapatillas nuevas y le di lo que me quedaba a mi mamá.

  -¿Y qué dicen en tu casa del trabajo que encontraste? ¿No te extrañan?

  -¡Sí! Yo también los extraño, pero ahora que encontré esta oportunidad no pienso desaprovecharla. Ya me anoté en una escuela para terminar la secundaria y después voy a seguir estudiando. A lo mejor, Medicina, porque ¿se imagina lo que voy a aprender en el laboratorio del Doctor? ¡Ah!, aquí le dejo el libro. Muchas gracias, pero es mucha fantasía lo que cuenta allí, ¡quién se lo puede creer!

  Algo inquietaba a Liria, pero no insistió ante el muchacho. Y a los pocos días cuando regresó a la biblioteca continuaron con la conversación:

  -Y, ¿ya entraste en el laboratorio del Doctor?

  -No, todavía no. Me dijo que está en fase preparatoria de un experimento que lo va a hacer famoso. Pero por ahora, sigo limpiando y haciendo los mandados. Lástima que tengo problemas para levantarme temprano porque casi no puedo dormir.

  -¿Por qué no podés dormir?

  -Porque el Doctor sale todas las noches y vuelve muy tarde. Y hace mucho ruido tanto cuando se va como cuando vuelve. Me inquietaba esa situación de modo que una noche lo espié por la ventana. Cargaba en el auto palas, picos, sogas, linternas y qué sé yo cuántas cosas más. Y cuando volvía, traía  bultos enormes que metía enseguida al laboratorio.

  -¿Y siempre estaba solo?

  -No, lo ayudaba un grandote y parecía que lo que traían era muy pesado porque al grandote le costaba cargarlo. Después empezaban los ruidos en el laboratorio, pero era tan tarde que al final me dormía.

  -¿Le contaste a tu familia lo que estás viendo en esa casa?- preguntó inquieta Liria.

  -No, ¡están tan felices con mi trabajo! A la única que se lo cuento es a usted, porque le tengo confianza. Pero no será nada raro, ¿qué le parece? Raro era lo que pasaba en ese libro que saqué de la biblioteca, a veces me acuerdo y me da risa.

  Los días pasaron y Liria no podía olvidar este asunto. Por eso, cuando Pocholo volvió se alegró de verlo bien.

  -Señorita Liria, tengo dos noticias importantes que contarle. La primera, el martes que viene según me dijo el Doctor, voy a empezar a ayudarlo en su laboratorio. ¡Qué emoción! Porque aparte de aumentarme el sueldo, voy a conocer el proyecto que está realizando. Cuando él sea famoso, yo también voy a compartir su fama. ¿No le parece?

 -Te felicito, pero prometeme que vas a seguir viniendo para contarme lo de tu trabajo en el laboratorio del Doctor.

  -¡Cómo no! Vendré cuando pueda y voy a compartir con usted mis progresos en el campo de la Medicina. ¿Lo digo bien?

  -¡Claro, estoy muy contenta por vos!,  y ¿cuál es la otra noticia?

  -¡Ah, casi me olvido! Mire qué cosa rara, el Doctor me dijo ayer  que tenía que leer ese libro que le devolví hace poco. Que lo leyera muy bien, porque me iba a ayudar mucho. No sé por qué lo habrá dicho, a mí me pareció un libro con mucha fantasía. Pero como él me lo recomendó, ¿me puede volver a prestar Frankenstein de Mary Shelley?

 

 

                                    SUEÑOS QUE ENSEÑAN

 

 Tomasito se iba a dormir tranquilo todas las noches, porque  sabía que cuando tenía un sueño intranquilo, aparecía su perrito Tim y se lo llevaba de vuelta a la cama. Era muy compañero con su perrito, por eso a él no le extrañaba que lo ayudara aún cuando estaba dormido.

  Pero sucedió que otro personaje apareció durante sus sueños. Un sábado, se fue con su familia a la casa de la abuela Rosa, que vivía en un pueblo de campo. Pasearon a caballo, se bañaron en el arroyo y cocinaron pan en el horno de barro.

  También fueron a la quinta de don Alberto. Era muy grande y había muchas verduras y árboles frutales. Tomasito conocía bien a las verduras porque la mamá preparaba muchas comidas con ellas, pero a él no le gustaba comer verduras ni frutas.

  Cuando pasaba eso, la mamá suspiraba y decía: -¡Ay!

  El papá decía: -¡Hum!

 Y Tim, preocupado, se mordía la cola.  

  En el pueblo donde vivía la abuelita, todo era muy grande y había mucho espacio. Las veredas eran grandes, las cuadras eran más grandes y el cielo era enorme. Esa tarde, antes de volver a su casa, vio cómo el cielo se cubría de nubes negras y se formaba una tormenta. Por la noche, se despertó frente a la puerta de su escuela. Había llegado tarde y estaba solo. Golpeaba, pero nadie le abría. Entonces miró el cielo y vio un montón de nubes negras. Empezó a llover y él se mojaba, pero nadie venía a abrirle la puerta de la escuela.

  Entonces sucedió algo extraño. En lugar de venir a buscarlo Tim, llegó don Alberto a la puerta de la escuela y se lo llevó a su quinta. Ahí había dejado de llover y las verduras y las frutas brillaban con muchos colores. Rojo, verde, anaranjado. ¡Qué bien se estaba en la quinta de don Alberto!

  Por la tarde, en su casa,  se acordó del sueño y quiso dibujar las verduras y las frutas de la quinta de don Alberto, el que vivía en el pueblo de la abuelita Rosa. Pidió ayuda a la mamá y  pusieron sobre la mesa algunas de las que la mamá había comprado en la verdulería.

  Tomasito tocó la piel de la papa que era áspera y la del tomate, lisa y lustrosa. También la de la naranja que tenía un montón de pocitos. Entonces, la mamá le dijo:

-¿Qué te parece si ahora dibujás las comidas que preparé para esta noche?- El nene dibujó y pintó una fuente de verduras crudas con muchos colores, otra con todas las frutas que la mamá compró y las verduras asadas que hacía el papá en la parrilla.

Y después se las comió. ¡A las pinturas, no! A las verduras asadas, a la ensalada y a las frutas. Le pareció que estaban riquísimas. Por supuesto, los papás y Tim, quedaron muy contentos.

 

 

La locomotora puso rumbo al sur cordobés, pues allí aguardaba INÉS MONGE. Nacida el 5 de mayo de 1935  en JOVITA (prov. de CÓRDOBA), ciudad donde reside. Ha publicado: “Aún es tiempo…de contar historias” “Andando en un tiempo, sin tiempo” “Recuerdos de familia”.   Participó en certamen Literario Casa de la Cultura de Jovita, cuento premiado “Una madre espera”. Realizó exposición de fotos en adhesión “Encuentro De Teatro” en la Sociedad. Italiana de Jovita. Narradora de cuentos para niños en Biblioteca Sarmiento,de Jovita.

 

E Mail: inesmonge2222@hotmail.com

 

 

CUARENTENA

 

En la soledad de su casa se encuentra la abuela,

Le piden que no salga, ni asome siquiera.

En su mecedora, teje y teje lanas,

en su mente teje recuerdos, quimeras.

Desea ver sus nietos, sus hijos o amigas.

Nada es posible, no se puede abuela.

Su jardín recorre, pero no es el mismo

que ayer cultivara sus hermosas flores.

Tampoco eso logra, los años pasaron

curvaron su espalda, no hagas más eso

que tendrás dolores, abuela no puedes.

Los nietos no vienen…

No entiende la vida, ¿qué habrá pasado?

Le dicen pandemia.

Antes las vecinas pasaban a verla,

a tomar dos mates, con charlas amenas.

Tenemos que aislarnos, le dicen sus hijos.

No nos besaremos, tampoco un abrazo.

Solo desde lejos te hablamos abuela.

La gente se enferma, algunos se mueren.

Ella sabe que ya vivió tanto, vivió cosas feas.

En su mecedora teje la lana y teje quimeras.

Y entre punto y punto, se duerme la abuela.

 

 

ALMANAQUE Y VIDA

 

Se deshoja velozmente el almanaque.

Caen los días uno a uno, como gotas de rocío.

Brillan al sol y luego se oscurecen en los charcos,

macilentos, efímeros.

O como el árbol más bello de la plaza,

tuvo días de esplendor con hojas verdes

que luego se volvieron amarillas.

El viento acunó sus ramas con audacia

su destino inevitable la caída.

Y mancilladas, se convirtieron en arcilla.

Así las personas pasan por la vida,

algunas brillan, otras oscuras, compungidas.

Quiero ser almanaque y que sigan pasando mis días.

Con brillo o sin él, pero rodeada de amigos.

Hasta que el destino indique

el momento crucial de mi partida.

 

 

Ya era hora de volver al pago. Al tranquito lento el trencito regresó a su andén pampa. Y aquí los espera con sus poemas y sus cuentos (más una minibiografía o actualización de la misma). Agradezco a quienes me han enviado sus trabajos y ¡no desesperen! que ya los iré publicando.

Un abrazo con distancia social y barbijo

 

CRIS

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