Editorial

(c) Diseño de portada - Paula Pappalardo



Número 156

QUERIDOS PASAJEROS:



Regresa la maquinista luego de larga ausencia. Y es que estamos de fiesta pues el trencito celebra su ¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS Nº 18!! Nunca creí que esta empresa literaria pudiera prolongarse tanto, pero el incondicional apoyo de autores y lectores lo ha hecho posible. Por eso les digo ¡¡GRACIAS!!

Y arrancamos …



La campana sonó convocando a los pasajeros a partir y allá fuimos …La locomotora puso rumbo al litoral para visitar a un amigo:  RAMÓN GODOY ROJO. Nacido hace 84 años en Conlara, Provincia de Córdoba, se siente hijo adoptivo de Concarán, San Luis, donde pasara su infancia y parte de su juventud. Residió tres años en la ciudad de San Luis, donde cursó el bachiller, continuando sus estudios universitarios en Córdoba, egresando con el título de Odontólogo. Hace más de 45 años que reside en RAFAELA (SANTA FE).Retirado de su profesión dedica la mayor parte de su tiempo a la actividad literaria, habiendo publicado su primer libro de cuentos “Historias de vidas” en el 2010 y luego su segundo libro “Historias debidas”. Varios de sus cuentos han merecido distintos premios en concursos nacionales. Nos acompaña con un relato, pleno de sentimientos que, espero, disfruten.







                         MI TIO EDUARDO



Cuando perdí a mis padres en un accidente automovilístico, tenía sólo tres años. Es muy vago el recuerdo que tengo de ellos

Mi tía Elvira, hermana de mi mamá y el tío Eduardo, prácticamente me adoptaron. Aunque me criaron como una hija, siempre los llamé tíos.

Tía Elvira fue realmente la madre que no tuve  y sólo buenos momentos recuerdo de ella. Pero con mi tío Eduardo era distinto. No sé porqué nos queríamos tanto. Siempre fue él quien  me acompañaba a la escuela, el que se hacía tiempo para llevarme a los juegos, el que me leía los cuentos antes de dormirme. Para él nunca tuve secretos. Sabía aconsejarme con infinita paciencia ante mis dudas, y sus palabras eran  la justa solución a mi problema. Compartí con él los momentos  más importantes de mi vida. Fue el primero que se enteró cuando me  puse de novia con Fabián y, lógicamente, con mi tía Elvira fueron mis padrinos de casamiento. Era realmente el bálsamo al que recurría en mis momentos difíciles y  mi jolgorio en los momentos de felicidad.

De lo que hablamos poco y nada era de religión. Mi tía me explicó  que era ateo. No se oponía a que ella practicara su religión pero él permanecía siempre con su obstinación.  Cierta vez le pregunté por qué  tenía esa posición negativa hacia Dios   y rápidamente me respondió que  él no podía  creer lo que no podía  ver o comprobar. 

-Eso que ustedes llaman verdades de fe a mí no me satisface. Yo no estoy en contra de ninguna religión, pero mantengo mi posición porque ninguna me satisface. Simplemente quiero saber quién lo creó a Dios y para qué hizo al mundo en que vivimos.

-¿Y cómo fue entonces que te  casaste por la iglesia?

- Ah! Es muy simple. Porque estaba y estoy muy enamorado de tu tía Elvira. Si me negaba la perdía. Y como para mí ese acto no tenía ningún valor, no tuve problemas en satisfacerla. 

-¡Pero juraste ante el altar que la querías! 

-Sí, efectivamente. Y lo volvería a hacer sin ningún problema de conciencia ante el altar de la religión que sea, o de  la persona que me lo pida, porque realmente lo siento.

Después de esa explicación, que me pareció muy coherente, nunca más volví a tocar ese tema.

Pasaron los años y cuando tía Elvira falleció después de sufrir las consecuencias de una penosa enfermedad, quedó muy deprimido.  Lo llevé a vivir conmigo. Y todo el cariño que me demostró cuando era sólo una niña, lo volcó  en mis hijos que lo llamaban abuelo con ostensible alegría.

Aunque lo gozamos mucho tiempo, nos hubiese gustado que fuesen interminables esos años. Pero un día enfermó y el médico nos dio la triste noticia de que su mal era irreversible y  de pronta resolución.

Efectivamente, vimos como día a día se nos iba yendo, hasta que ya no se pudo levantar de la cama. La única medicina era aplicarle calmantes para que no sufriera, aunque nunca lo sentimos quejarse ni protestar  de su suerte.

Imposible pensar en llamar a un sacerdote para que le diera la extremaunción como hubiese correspondido en otro caso, ya que conocía perfectamente su manera de pensar al respecto. Por eso me sorprendió mucho cuando en la mañana fui a atenderlo me dijo: 

– Tengo que hacerte un pedido

-Sí, lo que quieras.

-Alcanzame  ese santo que tenés  en tu dormitorio.

Sorprendida,  le traje una imagen de  la Virgen María  que tenía sobre la cómoda. Cuando la vio me dijo: 

–No, esa otra; la que tenés en la cabecera de la cama. 

Se la entregué en silencio. 

-Ahora dejame solo un momento y cerrá la puerta.  

Sin salir de mi asombro hice lo que me pidió, y me quedé cerca por si me llamaba. Como no escuchaba nada, estaba muy silencioso, a la media hora abrí la puerta y no podía creer lo que se presentó a mi vista.

Había cerrado  sus ojos para siempre, abrazando al Sagrado Corazón de Jesús.





Y nos despedimos de los amigos santafesinos y el trencito siguió viaje hasta la provincia de Buenos aires, para que ascendiera en Morón OSVALDO HUESONacido en Liniers vive en MORÓN (Prov. de Bs. As.). Trabajó en la empresa Guereño S.A (artículos de limpieza y tocador), luego fue martillero por 20 años en Castelar. Representó a la Argentina en Atletismo. Al jubilarse se dedicó a escribir cuentos, a pintar y hacer alguna escultura. Comenzó a escribir y entre regulares, malos y peores, escribió 95 cuentos. Actualmente integra el Consejo de Adultos Mayores en la municipalidad de Morón. Entre los premios que ha recibido (se ve que tan malo no es el hombre escribiendo) se cuentan: Mención “El Desierto” (narrativa), S.A.D.E. San Fernando, Pcia. Bs. As.; 2do. Premio (narrativa), en Berisso, Pcia. Bs. As.; 3er. Premio (narrativa) en Editorial “Raíz Alternativa” Quilmes - Pcia. Bs. As.; Mención de honor (Poesía) en “CATHEDRA” Capital Federal, Concurso Nacional “Sol de Invierno”; 2do. Premio (narrativa) Remedios de Escalada, Pcia. Bs. As., Certamen Raúl González Tuñon; ler. Premio en revista literaria “Noticias de la Musa” –Morón- Pcia. Bs. As.; lra. Mención en Certamen Literario Nacional “Atilio S. Giraudo” -Arrecifes-Pcia. Bs. As..... y algunos más. Nos trae un cuento muy interesante.








EL TRUEQUE…   



Una vecina le avisó; detrás de la verdulería. Un lugar de trueque. Miró un poco y encontró lo que quería, un par de zapatos, los cambió por su campera vieja. Se los probó; justo, me quedan justo, apenas gastados los tacos, un poco más altos de lo normal, con unas chapitas en la punta, el dueño parecía milonguero, los usó  por poco tiempo –se alegró-

El sábado había baile en el club de jubilados y le venían fenómeno con el pantalón negro y la camisa de seda blanca a rayas finitas negras, que compró con los pesos que ganaba haciendo changas. Me voy a lucir con la Teresa aunque no soy buen  bailarín -se dijo-

El viernes, con sus zapatillas viejas ayudó en la verdulería del tano Felipe, donde ganaba sus pesitos ayudando a su mísera jubilación, pensó que algún día viviría en un barrio mejor, estaba fuerte todavía y el tano tenía un departamento de un ambiente, que le podía alquilar. Donde cobraba la jubilación, le daban un préstamo a 60 meses con bajo interés, podía  pintarlo y comprarse un televisor usado.

Recordaba como la conoció a ella, a su esposa fallecida que nunca olvidó; pero habían pasado tantos años que a veces el recuerdo se le borraba. Sintió urgencia de orinar y se arrimó a la pared del cementerio, era un descampado hasta la casa que alquilaba. Ni bien llegue, pongo la olla con agua, prendo el gas, pelo una papa, una zanahoria, choclo, una pata de pollo, calabaza y flor de pucherito; mientras espero, tomo unos mates. Miró los zapatos, le pasó un trapo, el cuero reseco, no le sacaba brillo. Mañana compro pomada negra. Tengo que sacarle buen brillo, así la impresiono a la Teresa de entrada, lástima que soy medio maleta para bailar y a  ella le gusta el tango. Empezó a ensayar unos pasos simulando un ocho, el sanguchito y otros pasos que había  aprendido en el club de jubilados que después dejó. Ya no le salían.

A la mañana siguiente temprano pasó el cementerio y llegó justo que el tano abría la verdulería. En seguida lo ayudó a ordenar los cajones de fruta y verdura. Comió algo al mediodía y a las siete de la tarde el tano le dijo: andá, te espero el lunes. Ni bien llegó se bañó y afeitó prolijamente. Se puso el pantalón negro y la camisa blanca a rayas finitas negras se peinó y perfumó. Lustró los zapatos y salió con cuidado de pisar bien las veredas desparejas, hasta el asfalto que empezaba a tres cuadras de su casa. Llevaba una franelita en un bolsillo del pantalón para sacarle la tierra a los zapatos en cuanto llegara al club de jubilados.

Entró. Ya se estaba armando el baile, al otro lado de la pista estaba la Teresa bien emperifollada con su amiga. Saludó de lejos y ella le sonrió, eso le bastó para darse ánimo; hoy tenía que arremeter, ya en una oportunidad sentados en un colectivo, que tomaron juntos para ir al médico de cabecera, las piernas se rozaron y sintió el calorcito de ella. Hay tiempo dijo y pidió una cerveza. Fue al baño, se repasó el pelo, le pasó el trapito a los zapatos que recuperaron su brillo y volvió al salón, varios ya bailaban. La cabeceó a la Teresa y ella asintió; se acercaron, la tomó del brazo y la mano en la espalda para marcarle los pasos y se encomendó a Dios y todos los santos para no pisarla. La Teresa era como una pluma, tomó el centro de la pista y los pasos que   no había logrado sacar, ahora le salían. Ella le sonreía y se pegaba. Se tomaron un descanso y la acompañó al lado de su amiga.

Repasó mentalmente esos pasos que tan bien, lograba. Todo marchaba sobre rieles, hoy no se me escapa; y volaba su imaginación; pero no, la Teresa era una mujer buena y debía respetarla; no apurarse, para no pasar por un desaforado. Se le acercó y la invitó a tomar una cerveza. Sé que te gusta con maníes, vamos a esa mesa, ahí, un poco alejada de la pista. No sé cómo me salieron tan bien los pasos, no soy milonguero, a lo mejor los santos que invoqué me ayudaron, le decía riéndose. Bueno pero bailaste muy bien -dijo ella- charlaron un rato. Querés que a la salida te acompañe hasta el colectivo –se animó-  Sí, está bien.

En la parada se despidieron, ella le dio el teléfono. Caminaba alegre hacia su casa, la mujer era buena y tenía linda figura. Tengo que practicar bien los pasos para el sábado, tengo que ganarla con el tango, por fin voy a dejar de estar solo; hablaba como si alguien lo escuchara mientras se acercaba a su casa. Algo sintió al pasar por la puerta del cementerio. Lo sintió en los pies, porqué entraba si él no quería, la fuerza que hacía para volver atrás no lograba cambiar el recorrido. Se asustó, empezó a transpirar, sus pies se detuvieron en una tumba con una inscripción sobre la cruz  JACINTO REYNOSO NADIE BAILÓ EL TANGO COMO ÉL quería regresar pero los zapatos no querían. Una luz parecía salir de la tierra. Empezó a temblar y supo que,  había una sola forma de salir de ahí, y un llanto abatido, inundó sus ojos



Dejamos la provincia y el trencito decidió seguir hasta la capital, pues allí aguardaba otra amiga: CRISTINA VILLANUEVA. Nació en la ciudad de BUENOS AIRES, donde reside. Psicóloga egresada de la universidad de Buenos Aires, poeta y narradora oral. Le otorgaron numerosos premios en poesía y cuentos breves. Publicó en revistas del país, Austria, España, Uruguay e Israel, en papel y virtuales. Publicó en antologías de Argentina, Cuba y Colombia, entre otras una antología de poetas editada por la Biblioteca Nacional y otra antología de poetas cubanos y argentinos. Forma parte del consejo de redacción de “Te doy ni palabra", noticias de los cuentacuentos, escribe el editorial y otros artículos. Se desenvuelve como animadora cultural de espacios de literatura en bares, librerías, centros culturales y en la radio. Participó como invitada en encuentros de narración oral en el país, en España, Uruguay, Colombia y Cuba. Dictó talleres literarios y de narración oral en Misiones, en la Feria del libro de Catamarca, Mendoza, La Plata, Olavaria. Es también Coordinadora en la Argentina de la Bienal de Oralidad que se realiza en Santiago de Cuba. Participó y dio talleres de N.O en encuentros de culturas hermanas y en encuentros de poetas en Cuba. Coordinó junto con Claudio Ledesma el encuentro Cultural Habana en el año 2009 y 2010 que se realiza en Cuba. Publicó Cuentos para Convidar, Editorial Mima, 2002Lengua Suelta, Editorial Generación 2220, gente de arte, 2007. Relaciones Textuales de Editorial Patagonia Poesía, 2009. Festín Efímero de editorial Instituto Lucchelli Bonadeo. Forma parte del Círculo de Cuenta cuentos que todos los años realiza el Festival Internacional “Te doy mi Palabra”. Participa en la organización tanto del Festival como de "La noche de los Cuentos" en bares de la ciudad de Buenos Aires y en la Narratón24 horas de cuentos. Participó de la Cátedra de Narración oral en La Facultad de Periodismo de La Plata. Les traigo hoy mini relatos y un par de poemas, sensibles y plenos de emoción.



E Mail: cristinavillanueva.villanueva@gmail.com




Y SE HICIERON HUMANOS
La lengua de fuego en el  cruce, en la frontera, pequeña chispa originada en el espacio oscuro de las estrellas muertas. Tanto brillo apagado guardaba la semilla de un incendio. Ella se escondía en cavernas. Él,  loco por encontrarla, se decía  de una forma imprecisa,  porque el lenguaje no estaba inaugurado, "la voy a hacer hablar". Ella,  rodeada de bisontes salidos de su mano, él rodeado de dragones hacía restallar un bastón luminoso, la galaxia era excesiva para los dos. Luceros perdidos que  podían alumbrar respuestas a preguntas no formuladas. Las nubes se detuvieron ante la caverna que reunía un espacio extraño. Alguien, agazapado en la penumbra de una idea, se deslizó oscuro como un presagio. Tendió un mantel de hojas, estrujó las frutas para hacer pintura  del jugo rojo, se volvió a esconder. Ellos mojaban los dedos en esa pasta, los pasaban por las paredes de la cueva, se hacían humanos. Luego, el arte fue a los cuerpos. Como en un sueño hipnótico, él desvanecía la blancura de ella con fuertes soles. Ella se animaba apenas, le tuvo miedo por el resplandor con que se presentó y esas armas de la cacería que el portaba, pero empezó a tatuarlo y se encontró con el alma, la embebió de colores. El alma luz- sombra,  pozo, cumbre, ella lo palpó con perfumes, él ejecutaba  música sobre ella, con ella,  la hizo  su instrumento, su concierto, su partitura, le arrancaba notas, por fin palabras. Era el encuentro de todas las citas. Inocentes, perversos se hundieron en el abismo, cuando se despertaron, comprendieron  que ese abrazo   profundo era un  pequeño sol. Perdieron el terror a ser puntitos en el mar de las galaxias. Mientras tanto el perverso salió del escondite, buscó  su  inventada  tinta y con lo que quedaba escribió prohibido, prohibido, prohibido, incesante, rabioso. 
Pero era tarde.


EL BELLO DURMIENTE




Ella, la princesa azul, lo besó para despertarlo. Cuando él se levantó de su largo letargo, se fueron juntos soñando. Otro mundo es posible se decían, amándose las diferencias tan encantadoras. Un mundo en el que no sea necesario adormecer a otros. Un mundo en el que la violencia no imponga sometimientos aletargados. Un mundo en el que se prendan las luces de lo múltiple para iluminar el placer de los descubrimientos.)





FUERA DE TEMPORADA



El viento y el mar nos  rodean como un anillo de espuma vagabunda. La noche  disimula su  oscuro fulgor con luces perdidas en la sombra.  Las  sillas de playa   atenuan la dureza de  la  piedra  de la torre. La mesa está servida El tiempo pasa y como los bárbaros no han llegado aún,  las horas son otras.

El salmón es una fiesta revuelta entre verduras, brilla.



La idea del fin aumenta el placer del café frente al mar 





EL VALOR DE LAS METÁFORAS



Ella le pedía la luna, él le traía poemas, pétalos de jazmín, un espejo donde ella vería esa luz plateada y hasta un cheese cake redondo y blanco. Ella golpeaba su zapatos contra el suelo gritando, no quiero otra cosa, dame la luna de verdad.



Una extraña escalera sin final frente a la ventana del dormitorio  de la mujer que  quería las cosas al pie de la letra, le permitió verlo subir, subir, subir al infinito   hasta perderse

Cuando ya no lo vió, lloró lágrimas de cielo porque había empezado a  creer en el valor de las metáforas.



REGALOS PARA BENITO, UMA, HUAYRA, LEÓN

    Una voz que roce apenas, un ruido de envoltura de caramelos, un movimiento de agua ,un vaivén, muñecas rusas en plenitud de colores campesinos. Un pedacito de durazno dentro de la manzana, como un misterio a develar, el secreto de una sonrisa pintada, una multitud de japoneses cazando fotos.

    Historias de cómo la humanidad, el mundo, las ciudades, las ideas, los libros .... Había tantas veces.....

    Los manifiestos, la alegría de manifestarse, un perfume italiano desde la isla dorada de naranjas.

    El idioma español con su eñe tan mañosa y con la mudez exagerada de la hache. Un recuerdo del chocolate de la infancia, oscuro y denso. Se le pone maicena, se lo encuentra en Madrid, se lo toma en antiguos cumpleaños sin Coca Cola.

    Una Rayuela para alcanzar el cielo, un zapatito, una piedrita. El cielo está en el juego.

    Un poema de Miguel Hernández a su hijo, nanas de la cebolla y de la libertad..

Música para bailar a Buenos Aires haciendo rondas alrededor de los malvones, de los jazmines. Un globo rojo para aprender lo etéreo, lo rotundo, a sostener y a soltar. Títeres para saber y no saber que son inermes y habitados. Una escondida para encontrarse. Una verja en filigrana como un resguardo pero no tanto. Unas puertas para salir al mar y todo el mar con sus islas desconocidas. Un pedacito de pizza para valorar la ternura de la muzzarella en el abrazo con la masa;  La pintura roja y verde, tomate y aceitunas, buscando en la albahaca el aroma de lo simple y compartido.  Una mariposa bordada en el tapiz, el juego de la luz tapizando las alas de las mariposas.

Los rulos de mi pelo para abrir y cerrar ventanas y asomarse a los pajaritos de mi cabeza . Un caballo naive de papel maché.

    Unos mimos por fin, listos para desatar historias.



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El océano piensa soy infinito



mis olas son abanicos de gotas golpeadas por la luz



hay una nena en la playa jugando con arena



que quiere venir a cabalgarme

le da miedo  y decide montar a las palabras





sé que a veces llaman a eso poemas

la nena esconde la belleza en el baldecito húmedo





y espera



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Marea verde

una terrible hermosura



como un mar duplicado





como un cielo infinito



Una terrible hermosura se abre



marea de pañuelos

                  con gotas de dolor

                                bailando

en la fiesta de  verdes y violetas







No olvidó la locomotora dar la tradicional vuelta al Obelisco antes de emprender el regreso al pago. Y aquí los espera el trencito para que viajen con sus cuentos y poemas. Pueden enviarlos (con una minibiografía) a: letrasenelanden@gmail.com

Nos estamos encontrando!! Un abrazo



CRIS FERNÁNDEZ

1 comentario:

  1. Bienvenida la letra
    Saludo la palabra
    Atesoro sus formas
    Valoro estos tesoros
    Y a quienes los expresan
    Y comparten.
    18 veces
    12 meses
    Gran universo
    Gran logro

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