¡¡PASAJEROS AL TREN !!!
Que sale al encuentro de amigos y letras, cruzando
fronteras y estrechando en un abrazo hermano a quienes escriben y leen.
Escribimos para dejar fluir sentimientos, o reflejar situaciones de vida, o
denunciar los males que nos duelen. Escribimos para sentirnos libres. Y
necesitamos del otro, del lector que, quizá, se vea reflejado en nuestras
palabras. Por eso retomamos el camino …
La locomotora humeó y el
jefe de estación dio la orden de partir. Nuestro primer destino era una ciudad
enclavada entre montañas (muy bella por cierto): Catamarca. Allí nos esperaba
nuestro amigo RODOLFO LOBO MOLAS. De auténtica sangre catamarqueña, reside en la
ciudad de CATAMARCA. Es Poeta,
Escritor, Piloto Comercial de Avión, Piloto de Planeador, Locutor, Periodista.
Es miembro de la SADE ,
Sociedad Argentina de Escritores. Ha publicado el libro “Catamarca, Ensueño y Leyenda”, sobre historia, arqueología,
costumbres, creencias, etc, editado por la Universidad Nacional
de Catamarca y el libro de poemas “Los
pájaros de la lluvia”. Ha sido seleccionado y ha participado de más de una
docena de antologías nacionales e internacionales de poesía, cuentos y
microficciones y ha obtenido diversos premios literarios, entre ellos, en 2012 ganó
el 1º Premio del III Concurso de Cuentos y Relatos de la Sociedad Italiana
de San Pedro, Buenos Aires, En 2013 obtuvo el 1° premio del VIII Certamen Nacional de Sonetistas y el 3° premio
del II Certamen de Microrrelatos
de Bialet Massé, Córdoba, Argentina. Ha sido seleccionado para integrar ocho
antologías de Microrrelatos en España, ha recibido la “Distinción al Mérito San
Fernando”, por su actividad literaria, otorgada por la Municipalidad de la Ciudad de San Fernando del
Valle de Catamarca y el “Reconocimiento al Aporte de las Artes”, del Poder
Legislativo de Catamarca. Tiene varios libros inéditos de poesía,
microficciones y cuentos además de algunos ensayos y un Diccionario de Voces catamarqueñas de pronta aparición. Organizó y
condujo diversos cafés literarios y
programas de radio y televisión sobre temas artísticos, como así también ha
dado conferencias y talleres sobre temas culturales. Les dejo hoy sus
microficciones, que me gustaron mucho.
E Mail: lobomolas@gmail.com
Caperucita y el Lobo
Todos los veranos iba al bosque a visitar a la
abuelita. Ansiaba ese tiempo de verdes exuberantes porque entre la vegetación
la esperaba el lobo, con quien –luego que se sacara el disfraz de feroz animal-
daba rienda suelta a su ardoroso amor. Después los jóvenes inventarían la
conocida fábula para esconder su romance. La abuelita que sufría de demencia
senil, jamás pudo desmentir nada y fue así cómo la historia llegó a nosotros
como si fuera un cuento.
El canto de las sirenas
Ulises no amaba a Penélope
e inventaba viajes para alejarse de ella, aunque de tanto en tanto volviera a
Ítaca.
Aquella vez en que
regresaba del castillo de Circe no necesitó taparse los oídos con cera, pues el
canto de las sirenas jamás perturbaría su espíritu, ya que en ese entonces
mantenía un apasionado romance con Penémacros, el más joven y apuesto marinero
de su tripulación.
Desencuentro
A mi hija Alejandra Lob Heredia
Se citaron el domingo en la esquina del parque. Sin
haberlo dicho ambos sabían que allí comenzaría el romance. Llegaron
puntualmente pero no se encontraron. Se esperaron. Al cabo de un rato –y desde las opuestas
esquinas donde aguardaban- cada uno se
fue con su decepción a cuestas. Se cruzaron cerca de la fuente, pero el ruido del agua silenció el toc toc de los bastones blancos.
Seducción
Adán deambulaba
solitario por el Paraíso. La víbora aprovechando la circunstancia desplegó sus
encantos y lo sedujo. Cuando Dios advirtió ésto, dijo: No, no; no es bueno que
el hombre esté solo, y creó a la mujer. Adán, entusiasmado, empezó un romance
con Eva. La serpiente, despechada, urdió el plan de la manzana.
Salinidades
A Jorge Paolantonio
La historia bíblica de
Sodoma y Gomorra en verdad también ocurrió en otras partes, solo que las
Sagradas Escrituras no lo consignan.
Es así que en muchos
lugares –al igual que la mujer de Lot- otras mujeres se convirtieron en
estatuas de sal. El inexorable paso del tiempo fue desmoronándolas y hoy sus
restos llegan a nuestras mesas en artísticos saleros.
La cigarra y la hormiga
La hormiga se preparaba para enfrentar el
invierno. El gato subió por el tronco del árbol, pasó a la hormiga que iba con
su carga y cuando estuvo a punto de comerse a la cigarra, ésta le dijo: –no nos
dejes sin fábula.
Perder la cabeza
A Rosa Beatriz Valdés
Nunca entenderé como hay
hombres que pierden la cabeza por una mujer
-meditaba Juan en las
sombras- mientras Salomé le sacaba brillo a una bandeja de plata.
El carpintero
A Teresita Flores
José revisaba las maderas
recién llegadas a su carpintería. Separó un grupo de ellas pensando que
deberían estacionarse más tiempo para un mejor secado y mayor robustez. Y así
fue: treinta y tres años después -secas ya- se erguían sólidas y en cruz al final del Calvario.
Hiroshima
En segundos todo fue un
caos indescriptible. La vida aparentaba haber desaparecido. Ella se sacudió el
polvo que la cubría y se levantó de entre las ruinas: sus ojitos azorados
vieron el espanto. De pronto asomó otra cucaracha y juntas se escabulleron por
entre los escombros.
Juegos
Ajenos al fragoroso ruido
que hacían los adultos con sus juegos de grandes, los pequeños hacían ruido con
sus juegos de niños. Fútbol, para atajar un penal cada uno.
Cuando Jacob hizo su
lanzamiento, Muhamad se estiró pero no llegó a detener el balón: su cuerpo
destrozado yacía al costado del improvisado arco.
Jacob corrió hacia el
sector judío. Algunos palestinos corrieron a levantar a Muhamad…
Escéptico
A mi hija Mariana Lobo Heredia
Cada noche, mientras escribía mis minificciones, el
gato negro y blanco de la casa se acercaba y me miraba casi con éxtasis. Yo
creía encontrar una mirada conocida en esos ojos extraños y penetrantes cuando
nos observábamos por largos momentos sin decir nada. Hasta que un día caí en la
cuenta que se parecía mucho a la mirada de mi padre, pero como yo no creía en
reencarnaciones pensé que debió ser la brisa que entraba por la ventana, aquel
escalofrío que me recorrió la espalda cuando el gato se alejaba con una mueca
de sonrisa humana….
Nos
despedimos de Rodolfo prometiendo regresar y al tranquito corto el trencito
puso rumbo a las serranías cordobesas, para recibir a una nueva pasajera: ANA ELIZABETH TEJEDA. Nacida en Córdoba el 14/04/1960. Reside en RÍO CEBALLOS (pcia. de CÓRDOBA). Realizó sus estudios primarios y
secundarios en la Escuela
de Niños Cantores de Córdoba e Instituto Domingo Zipoli. Creció en una familia
donde el Arte era cotidiano. Recibida de Médica cirujana en diciembre de 1985,
continua ejerciendo hasta la fecha. Ha escrito Poesía desde su juventud, y
también letras de canciones de diferentes géneros, entre ellas la canción
conmemorativa de los 50 años de fundación de la Escuela de Niños Cantores,
junto a Tomi Arinci. Dice que continuará escribiendo hasta que las velas no
ardan. Hoy nos trae sus poemas.
E Mail: atejedadoc@gmail.com
A LOS AÑOS
A los años vividos, fui perdiendo
juventud, soñares, compañeros,
la arrogancia cargada en la mirada,
el candor y la simpleza de la lágrima.
A los años vividos, fui dejando,
la impetuosa arremetida a los amores,
el intrépido asalto de brazos sin memorias,
y la voraz caída hacia la nada .
A los años vividos, le agradezco,
el celeste conservado de mis ojos,
la libre carcajada , sin reparos,
cuando el día es un encuentro fulguroso.
A mis años, a mis días, a mi vida,
les digo "..estoy aquí … me ves ?
reflorecida, tranquila, descubierta,
pacíficamente dócil y entregada.
Lo que traigas, lo que lleves, lo que tomes,
será capullo y nuevo brindis de las noches,
ofrecerás, elegiré,
seré sonrisas.
A mis años, estreno cada día,
nueva savia,
que me nutre, me transforma, me divide.
Soy fulgor ,soy retirada,
soy estrella , soy el sol y tenue nube,
soy ahora,
y también seré mañana.-
SI ME PONGO EL VERBO TRISTE
Hay días sin sus noches en los cuales
solo acercaría tu gesto hasta mi cara,
ya que inconfesado, igual persiste
el irreal sentido de nostalgia.
Mis ojos solo ven, mi boca calla,
y que el tiempo pase, y sople el viento,
el siempre me viajará al oficio
de ser el presente del encuentro.
Si me pongo el verbo triste
no soy justa con todo lo bueno que he tenido,
pero puedo titubear algunas veces
y querer ser pájaro con nido.
DESPEDIDA/OTOÑO/13
Como niño que no quiere
dejar la calesita,
asi se aferra el Otoño
a sus extremos días.
Ven,
caminemos entre los últimos dorados
de hojas y de cielos.
Digamos, por ejemplo,
las palabras de aquel juego
que cuenta como amarse
cuando ya todo se ha perdido.
Yo tendré mi mano en tu hombro
y andaremos.
Que importan los hostiles !
Que dejen rodar sus lenguas
y rumores !
Ven,
cantemos las últimas canciones
antes que silbe el Invierno
sus propias aflautadas notas
de látigo, agua y viento.
Que importan los banales !
Que tomen sus brebajes de amarguras.
Tu y yo nos iremos perdiendo
en el adiós del Otoño.
Luego,
como luz,
renaceremos.
COMO SE AMAN DOS POETAS
¿ Cómo se aman dos poetas?
En algunas ocasiones remedan
los pasos saltarines e intangibles
de los pardos gorriones
y arropan sus mínimas alas al vuelo.
Dos poetas que se aman
no se besan,
se murmuran palabras labio a labio
sin dejar de mirarse,
no podrían.
Transitan las calles,
aunque nunca rectas,
no visitan diques por los paredones,
tampoco estadios
ni altos edificios.
Dos poetas que se aman
se recluyen en el verde
o en la sábana
para urdir las tramas de la lumbre del poeta,
decirse " no te vayas"
decirse " yo me quedo".
Dos poetas que se aman
se regalan vida,
se donan los sueños,
se mojan la boca,
no saben de horas,
desconocen tiempos.
Los reconocerás dónde sea.
Siempre van tomados
por la punta de los dedos,
y cuando tratan de separase,
sus manos se extienden
como pequeños restos de naufragios olvidados.
Dos poetas que se aman
nunca están solos.
Siempre están con ellos.
( dejan huellas de colores
o miguitas de pan..
según la circunstancia que ese día amen)
No podían faltar los criollitos y unos ricos mates para
fortalecer a la maquinista y así, seguir viaje hacia la Reina del Plata. Donde
aguardaba otra pasajera frecuente: CRISTINA VILLANUEVA. Nació en BUENOS AIRES,
ciudad donde reside. Psicóloga egresada de la universidad de Buenos Aires,
poeta y narradora oral. Le otorgaron numerosos premios en poesía y cuentos
breves. Publicó en revistas del país, Austria, España, Uruguay e Israel, en
papel y virtuales. Publicó en antologías de Argentina, Cuba y Colombia, entre
otras una antología de poetas editada por la Biblioteca Nacional
y otra antología de poetas cubanos y argentinos. Forma parte del consejo de redacción
de “Te doy ni palabra", noticias de los cuentacuentos, escribe el
editorial y otros artículos. Se desenvuelve como animadora cultural de espacios
de literatura en bares, librerías, centros culturales y en la radio. Participó
como invitada en encuentros de narración oral en el país, en España, Uruguay,
Colombia y Cuba. Dictó talleres literarios y de narración oral en Misiones, en la Feria del libro de
Catamarca, Mendoza, La Plata ,
Olavaria. Es también Coordinadora en la Argentina de la Bienal de Oralidad que se realiza en Santiago de
Cuba. Participó y dio talleres de N.O en encuentros de culturas hermanas y en
encuentros de poetas en Cuba. Coordinó junto con Claudio Ledesma el encuentro
Cultural Habana en el año 2009 y 2010 que se realiza en Cuba. Publicó Cuentos para Convidar, Editorial Mima,
2002, Lengua Suelta, Editorial
Generación 2220, gente de arte, 2007. Relaciones
Textuales de Editorial Patagonia Poesía, 2009. Festín Efímero de editorial Instituto Lucchelli Bonadeo. Forma
parte del Círculo de Cuenta cuentos que todos los años realiza el Festival
Internacional “Te doy mi Palabra”. Participa en la organización tanto del
Festival como de "La noche de los Cuentos" en bares de la ciudad de
Buenos Aires y en la Narratón 24
horas de cuentos. Participó de la
Cátedra de Narración oral en La Facultad de Periodismo de
La Plata. Les
traigo hoy micro prosas poéticas. Espero les gusten.
Esa niña
la que mira
extrañada el barro
sobre el cuerpo marcando edades
La que se desola
se desierta, se arrodilla cansada de fingir,
se enmuda y no sabe y no entiende
porqué la penitencia, porque la vida a veces
vienen sin ninguna señal.
Esa niña no es la que todos nombran en los manuales
de autoayuda, esa
es la que no ha crecido por una anemia de corpúsculos
de seda
la escondo, trato de sosegarla.
La otra que disfruta del juego es una mujer que
aprendió de grande
Pasa que como los idiomas que no son la lengua
madre, a veces fallan,
Una buena mandarina
Con los ojos cerrados toca la cáscara apenas rugosa, la desprende. La
fruta desnuda se abre en gajos. Los hilos distraen o adornan el jugo dulce son
como vías que cierran o abren los labios, protegen o anticipan la pulpa
naranja.Ella abre los ojos, los caminos llevan al olor, se pregunta por los restos de esa iluminación sensorial. Arman una pintura, el ojo y la fruta se miran.
No hay más que sol en el interior del cuerpo.
Antídoto efímero contra las uñas del tiempo que marcan
BIBLIOTECA CUERPO CASA
Los
libros se aduelan de la casa que es como un adueñarse con pena porque son
nómades, libres, no esperan ser amos, les gusta desparramarse como el agua, van
desde la multiplicidad hacia las manos y los ojos y se derivan en tiempo, azar,
deseo, memoria. Hay una biblioteca que sube escalón por escalón a la promesa de
cielo, siempre incumplida. Estantes blancos que abrazan los vacíos. Mis libros
preciados, están adelante, enfrentados con el jardín, abriendo diálogos
vegetales. Se cuentan un origen común. En ese espacio que es como un balconeo
de cuerpo femenino nutricio. Libros que hablan sobre libros, miniaturas de
cuentos, fragmentos y esas lecturas de placeres textuales, los que producen
cierta exaltación, van y vuelven, a la cama, al sillón rojo del dormitorio .Hay
varios en juego, para darles pequeños mordiscos, o tocarles las páginas hasta
que suelten un olor, un secreto, una caricia.. Son los elegidos que comparten
ese amoroso abrazo con la biblioteca del dormitorio, la de adelante se
pronuncia, me incita. La de atrás, poesía; la del consultorio, psicoanálisis.
La de otro mueble biblioteca, temas sociales, los libros del ausente, sus
marcas, los que nunca leí. Hay una biblioteca, viva, vital y otra que casi no
se toca y otra más, detrás de un mueble como un secreto inmovilizado, mudo.
Porqué dejaremos en la oscuridad ciertas zonas, ciertos libros, en este caso la
dificultad de acceso parece justificarlo, aunque lo perdido, lo soslayado, no
siempre tiene lógica. Pensarlo angustia, esa ciudad que no vimos, el lugar al
que no llegamos, lo que ya no conoceremos. Los oscuros- claros, la civilización
y la barbarie, el cerrado espacio sin salida. Del lado de la luz, la mesa con
su mantel bordado de flores de Guatemala tiene cajitas que guardan poemas y
pequeños textos que convido. Como bombones. En un labrado porta Corán se
ofrecen servilletas y poemas, asoma un Borges dando inesperados giros. A veces,
a cierta distancia, me parece ver un barco entre los libros. Me gustaría
tomarlo, escribir lo que queda del día, navegar ese mar de lenguaje y convidar.
Convidar palabras, muelle, mórbido, huella, preciosa, almohada, hada, Alhambra
como un palacio de las 1000 y una y contar, leer, escribir, infinitos cuentos.
Una noche más para gozar de la felicidad clandestina de los libros que se
pierden y recobran. Una noche más, que han quedado tantos sin leer en los
recovecos de mi propia casa. Una noche más.
Era ya momento de
regresar al pago. Y esta maquinista quiso subirse también al tren. Mi biografía
la tienen en esta página. Acompaño hoy un cuentito de la serie “Galanes en Internet: encuentro@ilusiones.com” Constituyen
una serie de relatos basados en experiencia propias y ajenas, enfocados desde
la ironía y el humor. Ojalá los disfruten.
EL TROESMA
La cita casi concluye antes de comenzar.
Debería haber tomado esa señal como indicio de lo que podría seguir pero … una
está marcada por la ilusión …
Ricardo se fascinó conmigo cuando respondía
a su primer correo llamándolo “Troesma” Según parece no tenía en su haber
muchas damas conocedoras del lunfardo. ¡Je! Esas cositas que una tiene …
Tras un mes de intercambio epistolar
diario, divertido y sabroso, combinamos de encontrarnos en mi siguiente viaje a
la Reina del
Plata. El señor, abogado para más datos, vivía en La Lucila y pasaría a buscarme
por la casa de mi prima Marisa quien me aloja habitualmente.
Mi prima es una mina genial, con quien he
compartido gran parte de mi vida, escuela incluida. Manejamos los mismos
códigos y nos entendemos con la
mirada. Por tanto la supervisión de mi producción fue
rigurosa. Aprobó la pollera negra y la camisa estampada al tono, me retocó el
rouge y me envió a la puerta (a la hora señalada) con las mismas expectativas
que una madre. Ni que decir que, a esa altura, habíamos puesto al doctor del
derecho y del revés e imaginado todas las situaciones posibles.
La avenida Nazca no es, precisamente, un
lugar de poco tránsito. Dado que desconocía el auto que Ricardo manejaba me posicioné
con mi mejor postura en la puerta de entrada (onda lady inglesa a la espera del
lord) e intenté adivinar cual de los innúmeros e ignotos vehículos que
circulaban era el de mi galán. Transcurridos quince minutos de espera comencé a
pensar que quedaría cual una margarita … plantada … Decidí darle algunos
minutos más de chance y ¡oh sorpresa! Justo, justito, un Peugeot se arrimó a la
vereda, descendió un señor y con voz recia de galán me preguntó:
- ¿Marcela?
Era el elegido …
Nos saludamos con besito en la mejilla y
partimos raudamente.
Luego del cortés intercambio de rigor
(salud, viaje, clima) inquirió en que lugar me gustaría almorzar.
Caramba - me dije - es gentil y todo un
caballero.
Respondí que confiaba en su elección (lo
que era una buena manera de “sumar” puntos a mi favor) y concluimos el
recorrido en “La Parolaccia ”
de Puerto Madero. Me vino de perlas pues la zona la conocía de lejos nomás … y
el restaurant era en verdad lindo. Arrancamos degustando una copa de champagne
(ventajas de concurrir a un lugar “paquete”) y Ricardo decidió que las pastas …
también las acompañaríamos con esa deliciosa bebida.
(Se ruega
no hacer comparaciones … ¿recuerdan? … ¿pizza con champagne? …)
Mientras comíamos me confesó que había
pasado dos veces por frente al departamento … que me había visto y no era yo lo
que esperaba … que su target eran las
mujeres altas, flacas y rubias … nada que ver conmigo por supuesto. Que
reflexionó y le pareció de poca educación dejarme esperando y por eso a la
tercera se detuvo. Que ahora se felicitaba de haberlo hecho pues era yo una
personita muy interesante.
¿Qué se puede responder a una declaración
de ese tipo? ¿Recordarle que en fecha anterior le había enviado una
descripción, absolutamente sincera, de mi look? ¿Qué, asimismo, le había
enviado una foto? Sonreí y elegí el silencio … como una opción más civilizada
que clavarle el cuchillo en la carótida
El almuerzo transcurrió en un clima muy
distendido. Ricardo era una persona interesante, con muchos temas de
conversación y ameno en su desarrollo. Al concluir decidimos ir a pasear por la Costanera. Y paseamos
y charlamos y seguimos paseando, con una pausa para tomar un cafecito.
A esa altura del encuentro yo había
depuesto mis intenciones asesinas, viendo que, en verdad, parecía un tipo
normal y con un cierto atractivo.
Pues había química … se notaba …
Cuando regresamos a casa de Marisa
combinamos un próximo encuentro en el lapso de un mes, cuando yo retornase a
Buenos Aires.
Se preguntarán por qué no acordamos vernos
al día siguiente, domingo. Muy sencillo: el doctor era fan de San Lorenzo de
Almagro e iba a la cancha todas las fechas junto a sus inseparables amigos Coco
y Beto. Y post partido celebraban o hacían la catarsis, según hubiera sido la
actuación del equipo.
O sea: una dama recién conocida no era
competencia para el equipo de los cuervos.
Le hice a Marisa un racconto y luego de un par de frases irreproducibles me dejó
librada a mi suerte. Según ella el troesma
era un caso perdido …
La relación proseguía vía mail diario o
teléfono. Los temas eran variados: desde la evolución del lunfardo hasta el
último caso judicial que estaba llevando entre manos, pasando por cuestiones
más románticas y personales.
El siguiente encuentro fue modificado y
terminamos yendo a Mar del Plata, ciudad de sus amores. Durante el viaje
comenzó a contarme la historia de su vida y a lo largo de los 400 kms. fue
desgranando anécdotas de infancia y adolescencia. Era evidente que le fascinaba
el sonido de su propia voz pues la mía poco se oyó. Me dije a mi misma que
tendría tres días para emparejar los tantos y me dediqué a escuchar.
La estadía transcurrió bien. Ricardo tenía
a su favor ser un señor con gustos de sibarita, por lo que frecuenté
restaurants y confiterías que jamás había conocido excepto desde el exterior.
La primera tarde estábamos en el Richmond
tomando un aperitivo y contemplando el mar, cuando sonó el celular. Se disculpó
y atendió. Era Beto. Cual no sería mi sorpresa al escuchar la conversación,
donde el letrado le detalló nuestros pasos, sus sensaciones y emociones al
estar conmigo y otra serie de detalles. ¿Rendición de cuentas? ¿Informe de
situación?
Confieso que no sabía si reír o abandonarlo
allí. Consideré que era solo una muestra de inmadurez … que ya había perdido el
colectivo de ese día rumbo a mi hogar … y lo dejé correr.
Durante la charla, entre otras cosas me
confesó que le encantaba el juego, razón por la cual venía con frecuencia a
estas playas junto al infaltable dúo Beto-Coco. Que los azares de la suerte
casquivana casi lo habían fundido por lo que se había llamado a reposo y hacía
dos años que no pisaba la casa de piedra enclavada en la Rambla. Proseguí
mentalmente anotando los puntos relevantes para tener en cuenta …
La estadía culminó yendo a presenciar un
show de tango, con un joven cantor marplatense. El espectáculo era realmente
bueno y no pude menos que entusiasmarme y gritar algunos ¡bravo! llevada por mi
natural pasión musical. ¡Para qué!
Ricardo me miraba con cara de horror y tiraba premiosamente de mi blusa
para que me sentara. ¡Pobre! Según parece era alérgico a ese tipo de
manifestaciones. Para él lo sensato era escuchar calladito y aplaudir nomás …
Si esperaba una disculpa … no la obtuvo …
Pese a que estuvo gentil y me regaló un Cd del cantor.
El viaje de regreso fue tranquilo,
prosiguiendo la historia personal del señor a toda máquina. Con lo cual, al
depositarme en Retiro para tomar el ómnibus que me devolvería a mi hogar, sabía
más de su vida que de la de mi ex marido.
Y comenzó la época de las catástrofes.
Una quincena había transcurrido desde el
viaje cuando un jueves se cortó la comunicación. El correo no traía nada y el
teléfono estaba mudo. ¿Qué suponer? Que el letrado había decidido “borrarse”
sin más ni más.
El lunes a la noche sonó ¡por fin! el
teléfono. Cual no sería mi asombro cuando, al atender, se presentó un señor que
dijo ser Beto. Casi forzado y medio lloroso, me explicó que me llamaba de parte
de su amigo Ricardo, quien había sufrido un grave accidente de auto. Al parecer
un camión se había cruzado en su camino y el letrado terminó impactando contra
un árbol. Que lo habían tenido que rescatar los bomberos, que estaba grave pero
se recuperaría.
¡Y yo que creía haber sido abandonada sin
más trámites! Me sentí culpable … en verdad.
A los tres
días llamó el propio accidentado. Si bien en la clínica no le dejaban tener el
celular, aprovechaba que Beto estaba de visita para usar el de su amigo.
Necesitaba escuchar mi voz y mis palabras de aliento porque me extrañaba
demasiado … ¿no era romántico?
Comprenderán si les digo que durante una
semana mi voz en el celular lo acompañó todas las noches. Saqué a relucir mis
mejores recursos para confortarlo, alentarlo, hacerlo reír … una terapia
telefónica de luxe.
Y al fin volvimos a la normalidad … o eso
parecía …
Dada la gravedad de las heridas (fractura
de un par de costillas, desgarro del gemelo y algunas cositas más) era necesaria
la rehabilitación.
Por lo que quedaron descartados nuevos encuentros por el
momento. Ofrecí mis servicios de enfermera (onda Florence Nigthingale) pero fui
informada que, amén de su hija, lo cuidaban amorosamente … ¡Beto y Coco! Esos
son amigos me dije…
Pasaron los meses, la rehabilitación
concluyó. Yo debía viajar a Buenos Aires por lo que combinamos otro encuentro.
Nos reunimos un sábado para cenar.
Todo venía de maravillas hasta que me
confió que, a raíz del accidente y de algunas molestias que sentía, se había
hecho análisis completos. Y que el resultado no era agradable: tenía cáncer de
estómago.
Se me atragantó el bife de chorizo, lo miré
despavorida y pregunté
-¿Y ahora qué vas a hacer?
El diagnóstico era definitivo por lo que no
quedaba otro recurso que operar. En pocos días se internaba. Que el pronóstico
era bastante favorable dado que se había descubierto el tumor en una etapa
temprana de desarrollo.
El día señalado para la cirugía fue
viernes. Por esas cosas de la vida el mismo día que la selección argentina
jugaba (por el Mundial) un partido decisivo contra los ingleses. Semanas atrás,
habíamos acordado en el grupo de amigos juntarnos para verlo. Realmente no me
sentía con ánimo pero tanto insistieron que allí terminé a las ocho de la
mañana, comiendo tortas negras y mateando mientras penábamos con nuestra
gloriosa albiceleste que, en rigor de verdad, no tenía una fecha inspirada. Los
chicos gritaban, saltaban, agitaban banderas, alentaban y yo … lloraba nomás …
¿Pueden creerlo? Y no era por el fútbol … claro …
A esta altura de las circunstancias ya no
sabía que esperar. En su próxima comunicación Ricardo me informó que la
operación había sido un éxito pero … que en dos meses debían completar la
extirpación del tejido canceroso que no había podido ser removido en esta
cirugía. Que había estado realizando varias consultas con especialistas y que
había decidido, para esta segunda operación
¡viajar a los Estados Unidos!
Soy bastante ingenua … debo confesarlo …
pero el aguijón de la duda comenzó a clavarse profundamente en mi corazoncito.
Comencé a desconfiar.
Seguimos comunicados vía correos y
teléfono. Supuestamente fue y volvió recauchutado por los americanos a nuevo,
según me informó lleno de alegría.
-¡Albricias! - dije. Y acto seguido pregunté
con mi voz más dulce - Entonces … ¿cuándo podremos vernos otra vez?
Después de varios dimes y diretes
combinamos otra ida a Mar del Plata.
Paseamos por al Rambla, comimos alfajores,
nos hicimos una escapada a Pinamar. Ya la primera noche me había sorprendido
que no luciese ni una mísera marquita de cicatriz. O los americanos eran
geniales o había gato encerrado. Atento a que soy una dama con mucha discreción
ni mencioné el tema pero... fue evidente que los ojos me traicionaron. Y así,
mientras me maquillaba para ir a cenar se paró frente a mí, tal como mamá lo
trajo al mundo, y preguntó
-¿No crees que me operaron?
¿Qué iba a
responder? ¿Qué no entendía la falta de cicatriz en el abdomen o zona aledañas? Opté por poner mi mejor cara de sorpresa y
manifestar:
-¿Acaso yo dije algo? Me parece que estás
un poco nervioso …- y lo dejé correr.
Hizo un poco de teatro (drama puro) pero se
tranquilizó y marchamos al restaurant.
Se preguntarán que había sido del dúo
Coco-Beto. Pues bien: el maestro tenía con ellos un contacto diario, onda
informe de noticias, vía celular.
La máxima fue el segundo día. Jugaba San
Lorenzo con River. Ya desde el mediodía Ricardo me había informado que iba a ver
el partido (lo trasmitían en la tele) y no tuve nada que objetar. Como siempre
cargo con algún libro, decidí dedicarme a la lectura mientras el doctor sufría
con sus cuervos. Y realmente sufrió pues el partido era un desastre. En la
pausa luego del primer tiempo sonó el celular. Era Beto. ¿Pueden creer que
dedicaron los quince minutos del entretiempo no solo a lamentarse sino a
analizar a fondo la actuación del equipo?
Y no conformes con eso siguieron conectados buena parte del segundo
tiempo, padeciendo a dúo los desaciertos de su escuadra sanlorencista,
haciéndose acotaciones y gritando juntos? Y después que no me digan que los
varones futboleros no son un espectáculo en sí mismos …
Los 400 kms. de regreso fueron matizados
con otra porción de su autobiografía: esta vez dedicada a su estudio del
lunfardo, sus aplicaciones, como era miembro de la Academia de ídem, que
había dado cursos sobre el tema … Menos mal que es un tema que me interesa que
si no … era para amordazarlo …
Luego de
la parada para cargar combustible me comentó que era amigo de Cacho Castaña.
Tenía unos Cd’s justito en la
guantera. Los puso. Los fuimos escuchando … ¡todos!. No se
sorprendan si les digo que desde ese momento he odiado al pobre Cacho pues
quedé saturada de su voz aguardentosa.
Esta extraña (o cuasi rara) relación
llevaba dieciocho meses cuando … ¡¡se deprimió!! ¡Era lo que faltaba! Si nunca
estuvieron en contacto con un depresivo no les sugiero que hagan la experiencia. Generalmente
llamaba dos veces por semana, a la noche, pues argumentaba que necesitaba “una
oreja comprensiva y amorosa” Y mis orejas quedaban al rojo vivo y la lengua
reseca de tanto hablarle. Amenazaba suicidarse … después confesaba pasarse el
tiempo metido en la cama, a oscuras, sin salir … que los amigos estaba
preocupadísimos, que lo visitaban o llamaban diariamente. Yo le hacía terapia
telefónica (de haber cobrado honorarios habría obtenido una fortuna): una
combinación de psicología, metafísica, filosofía oriental … cualquier cosa que
pareciera ser útil y adecuada. Y
obtenía, al fin de la conversación, la promesa de suspender el suicidio hasta
la próxima llamada.
Por fin salió a flote … Y yo respiré
aliviada y todo volvió a la ¿normalidad?
Nos reencontramos en Buenos Aires. Ricardo
lucía bien, saludable, descansado. Me agradeció profusamente mi apoyo en sus
momentos de crisis. Sonreí enigmática y callé.
Fuimos a cenar. Bonito lugar, buen
ambiente, excelente comida. Todo marchaba en forma fluida y cómoda. Traté de
que no surgieran temas conflictivos para no arruinar la noche.
En un momento de la conversación (que
versaba sobre sí mismo, por supuesto) decidió confesarme su pasado amoroso,
tema que, hasta el momento, había permanecido en las sombras y que no me
interesaba particularmente.
Acoté que no era necesario pero el maestro
estaba decidido y, en esos casos, no lo paraba nadie. Así tomé conocimiento que
durante diez años, y estando aún casado, había tenido una amante. Una
profesional mucho más joven que él. No les voy a transcribir todas las
interioridades que relató, incluidos detalles de cama. Que la dama en cuestión
había decidido poner fin a la relación y que él estuvo más de un año
persiguiéndola para que volviese. Me sentía bastante violenta, como es lógico y
permanecí sin formular comentarios.
Y la cena y la noche concluyeron
abruptamente cuando me dijo, lo más campante:
-Y ¿sabés qué? Si ésta noche volviera, si
me llamara, me iría con ella sin dudarlo.
Quedé estupefacta. El grisín con el que
estaba jugueteando salió despedido y se le clavó sobre la camisa dejando un
reguero de migas. Si hubiera sido el cuchillo ya estaban llamando a la
emergencia médica …
Lo miré con ojos asesinos, me levanté y
respondí:
-Pues tendrás que ir a buscarla pues yo estoy
harta de tu locura y de tus delirios.
Y sin que atinara a decir ni pío fui hasta
la vereda, paré un taxi que pasaba y terminé la noche llorando sobre el hombro
de Marisa.
Tuvo la caradurez de enviarme tres correos
intentando explicar lo inexplicable. Ni siquiera se disculpaba, solo apelaba a
mi comprensión.
¿Y saben qué? … A los dos años me envió un
mail. Como si nada hubiese sucedido… ¿Podía alojarlo en mi casa por un tiempo?
Tenía algunas deudas con un conocido usurero … no podía pagar … y querían
hacerlo boleta por lo que era mejor borrarse por un tiempo …
Quedé en estado de shock … no sabía si reír
o llorar …
Nunca respondí. De vez en cuando repaso la
página de noticias policiales. Hasta hoy su nombre nunca apareció. ¿Habrá
encontrado un hogar sustituto?
Final
del viaje. La locomotora resopló cansada de tanto andar y se estacionó en el
andén pampa. Y aquí los espero con sus poemas, sus cuentos y una minibiografía.
La
cita es en letrasenelanden@gmail.com
Un
abrazo y ¡hasta la próxima!!!!!
CRIS FERNÁNDEZ
Muy buena Cris, como siempre.
ResponderEliminarCaperucita y el Lobo, me agradó su picaresca originalidad.
Gracias Ime Biassoni. Me reconforta su comentario.
ResponderEliminarEres un Sol eres la Luna eres esa plácida sonrisa
ResponderEliminarque ama con los ojos cerrados mi indómito beso fugaz
en tu deliciosa boca ardorosamente sublime; sólo así sabrás que nunca te olvidaré jamás.
¿Cuánta pasión debo agregar para vaciar en tu corazón
que se niega a escuchar el sonido de mis latidos
y, el apetito insistente de mi paladar amenazador
ante todo voraz pero dócil sin dejar de suspirar
por ti en esta atmósfera terrestre
tras el espejo de ilusión en las cálidas noches?
Así se abalanzan cabalgando con sus tropiezos irresolutos
los hambrientos potros salvajes que relinchan
al trotar por el camino pedregoso
que abarca la explanada formidable
entre los espejismos que asoman insolentes
por tu fulgurante mirada de estrellas
esas que rezuman lágrimas que gota a gota
caen desde la Bóveda del Firmamento.
Si tus ojos se iluminan
ResponderEliminary tu mirada se aclara
es porque tú te aproximas
al Espejo de tu Alma.
Es porque tu sonrisa se arrima
a tu más íntimo deseo y, a ese beso
que nunca nadie te dio
a tus ojos en el sublime
Universo de Dios.