Editorial

(c) Diseño de portada - Paula Pappalardo



Número 128

¡¡PASAJEROS AL TREN !!!

Que sale al encuentro de amigos y letras, cruzando fronteras y estrechando en un abrazo hermano a quienes escriben y leen. Escribimos para dejar fluir sentimientos, o reflejar situaciones de vida, o denunciar los males que nos duelen. Escribimos para sentirnos libres. Y necesitamos del otro, del lector que, quizá, se vea reflejado en nuestras palabras. Por eso retomamos el camino …

La locomotora humeó y el jefe de estación dio la orden de partir. Nuestro primer destino era una ciudad enclavada entre montañas (muy bella por cierto): Catamarca. Allí nos esperaba nuestro amigo RODOLFO LOBO MOLAS. De auténtica sangre catamarqueña, reside en la ciudad de CATAMARCA. Es Poeta, Escritor, Piloto Comercial de Avión, Piloto de Planeador, Locutor, Periodista. Es miembro de la SADE, Sociedad Argentina de Escritores. Ha publicado el libro “Catamarca, Ensueño y Leyenda”, sobre historia, arqueología, costumbres, creencias, etc, editado por la Universidad Nacional de Catamarca y el libro de poemas “Los pájaros de la lluvia”. Ha sido seleccionado y ha participado de más de una docena de antologías nacionales e internacionales de poesía, cuentos y microficciones y ha obtenido diversos premios literarios, entre ellos, en 2012 ganó el 1º Premio del III Concurso de Cuentos y Relatos de la Sociedad Italiana de San Pedro, Buenos Aires, En 2013 obtuvo el 1° premio del VIII Certamen Nacional de Sonetistas y el 3° premio del II Certamen de Microrrelatos de Bialet Massé, Córdoba, Argentina. Ha sido seleccionado para integrar ocho antologías de Microrrelatos en España, ha recibido la “Distinción al Mérito San Fernando”, por su actividad literaria, otorgada por la Municipalidad de la Ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca y el “Reconocimiento al Aporte de las Artes”, del Poder Legislativo de Catamarca. Tiene varios libros inéditos de poesía, microficciones y cuentos además de algunos ensayos y un Diccionario de Voces catamarqueñas de pronta aparición. Organizó y condujo diversos cafés  literarios y programas de radio y televisión sobre temas artísticos, como así también ha dado conferencias y talleres sobre temas culturales. Les dejo hoy sus microficciones, que me gustaron mucho.

Caperucita y el Lobo
Todos los veranos iba al bosque a visitar a la abuelita. Ansiaba ese tiempo de verdes exuberantes porque entre la vegetación la esperaba el lobo, con quien –luego que se sacara el disfraz de feroz animal- daba rienda suelta a su ardoroso amor. Después los jóvenes inventarían la conocida fábula para esconder su romance. La abuelita que sufría de demencia senil, jamás pudo desmentir nada y fue así cómo la historia llegó a nosotros como si fuera un cuento.

El canto de las sirenas
Ulises no amaba a Penélope e inventaba viajes para alejarse de ella, aunque de tanto en tanto volviera a Ítaca.
Aquella vez en que regresaba del castillo de Circe no necesitó taparse los oídos con cera, pues el canto de las sirenas jamás perturbaría su espíritu, ya que en ese entonces mantenía un apasionado romance con Penémacros, el más joven y apuesto marinero de su tripulación.

Desencuentro
A mi hija Alejandra Lob Heredia
Se citaron el domingo en la esquina del parque. Sin haberlo dicho ambos sabían que allí comenzaría el romance. Llegaron puntualmente pero no se encontraron. Se esperaron.  Al cabo de un rato –y desde las opuestas esquinas donde aguardaban-  cada uno se fue con su decepción a cuestas. Se cruzaron cerca de la fuente, pero  el ruido del agua silenció  el toc toc de los bastones blancos.

Seducción
Adán  deambulaba solitario por el Paraíso. La víbora aprovechando la circunstancia desplegó sus encantos y lo sedujo. Cuando Dios advirtió ésto, dijo: No, no; no es bueno que el hombre esté solo, y creó a la mujer. Adán, entusiasmado, empezó un romance con Eva. La serpiente, despechada, urdió el plan de la manzana.


Salinidades
A Jorge Paolantonio
La historia bíblica de Sodoma y Gomorra en verdad también ocurrió en otras partes, solo que las Sagradas Escrituras no lo consignan.
Es así que en muchos lugares –al igual que la mujer de Lot- otras mujeres se convirtieron en estatuas de sal. El inexorable paso del tiempo fue desmoronándolas y hoy sus restos llegan a nuestras mesas en artísticos saleros.

La cigarra y la hormiga
La hormiga se preparaba para enfrentar el invierno. El gato subió por el tronco del árbol, pasó a la hormiga que iba con su carga y cuando estuvo a punto de comerse a la cigarra, ésta le dijo: –no nos dejes sin fábula.

Perder la cabeza 
A Rosa Beatriz Valdés

Nunca entenderé como hay hombres que pierden la cabeza por una mujer
-meditaba Juan en las sombras- mientras Salomé le sacaba brillo a una bandeja de plata.


El carpintero
A Teresita Flores

José revisaba las maderas recién llegadas a su carpintería. Separó un grupo de ellas pensando que deberían estacionarse más tiempo para un mejor secado y mayor robustez. Y así fue: treinta y tres años después -secas ya- se erguían sólidas y en cruz  al final del Calvario.

 Hiroshima

En segundos todo fue un caos indescriptible. La vida aparentaba haber desaparecido. Ella se sacudió el polvo que la cubría y se levantó de entre las ruinas: sus ojitos azorados vieron el espanto. De pronto asomó otra cucaracha y juntas se escabulleron por entre los escombros.

Juegos
Ajenos al fragoroso ruido que hacían los adultos con sus juegos de grandes, los pequeños hacían ruido con sus juegos de niños. Fútbol, para atajar un penal cada uno.
Cuando Jacob hizo su lanzamiento, Muhamad se estiró pero no llegó a detener el balón: su cuerpo destrozado yacía al costado del improvisado arco.
Jacob corrió hacia el sector judío. Algunos palestinos corrieron a levantar a Muhamad…

Escéptico  
                                                              A mi hija Mariana Lobo Heredia
Cada noche, mientras escribía mis minificciones, el gato negro y blanco de la casa se acercaba y me miraba casi con éxtasis. Yo creía encontrar una mirada conocida en esos ojos extraños y penetrantes cuando nos observábamos por largos momentos sin decir nada. Hasta que un día caí en la cuenta que se parecía mucho a la mirada de mi padre, pero como yo no creía en reencarnaciones pensé que debió ser la brisa que entraba por la ventana, aquel escalofrío que me recorrió la espalda cuando el gato se alejaba con una mueca de sonrisa humana….

Nos despedimos de Rodolfo prometiendo regresar y al tranquito corto el trencito puso rumbo a las serranías cordobesas, para recibir a una nueva pasajera: ANA ELIZABETH TEJEDA. Nacida en Córdoba el 14/04/1960. Reside en RÍO CEBALLOS (pcia. de CÓRDOBA). Realizó sus estudios primarios y secundarios en la Escuela de Niños Cantores de Córdoba e Instituto Domingo Zipoli. Creció en una familia donde el Arte era cotidiano. Recibida de Médica cirujana en diciembre de 1985, continua ejerciendo hasta la fecha. Ha escrito Poesía desde su juventud, y también letras de canciones de diferentes géneros, entre ellas la canción conmemorativa de los 50 años de fundación de la Escuela de Niños Cantores, junto a Tomi Arinci. Dice que continuará escribiendo hasta que las velas no ardan. Hoy nos trae sus poemas.


A LOS AÑOS

A los años vividos, fui perdiendo
juventud, soñares, compañeros,
la arrogancia cargada en la mirada,
el candor y la simpleza de la lágrima.
A los años vividos, fui dejando,
la impetuosa arremetida a los amores,
el intrépido asalto de brazos sin memorias,
y la voraz caída hacia la nada .
A los años vividos, le agradezco,
el celeste conservado de mis ojos,
la libre carcajada , sin reparos,
cuando el día es un encuentro fulguroso.
A mis años, a mis días, a mi vida,
les digo "..estoy aquí … me ves ?
reflorecida, tranquila, descubierta,
pacíficamente dócil y entregada.
Lo que traigas, lo que lleves, lo que tomes,
será capullo y nuevo brindis de las noches,
ofrecerás, elegiré,
seré sonrisas.
A mis años, estreno cada día,
nueva savia,
que me nutre, me transforma, me divide.
Soy fulgor ,soy retirada,
soy estrella , soy el sol y tenue nube,
soy ahora,
y también seré mañana.-


SI ME PONGO EL VERBO TRISTE


Hay días sin sus noches en los cuales
solo acercaría tu gesto hasta mi cara,
ya que inconfesado, igual persiste
el irreal sentido de nostalgia.

Mis ojos solo ven, mi boca calla,
y que el tiempo pase, y sople el viento,
el siempre me viajará al oficio
de ser el presente del encuentro.

Si me pongo el verbo triste
no soy justa con todo lo bueno que he tenido,
pero puedo titubear algunas veces
y querer ser pájaro con nido.

DESPEDIDA/OTOÑO/13

Como niño que no quiere
dejar la calesita,
asi se aferra el Otoño
a sus extremos días.
Ven,
caminemos entre los últimos dorados
de hojas y de cielos.
Digamos, por ejemplo,
las palabras de aquel juego
que cuenta como amarse
cuando ya todo se ha perdido.
Yo tendré mi mano en tu hombro
y andaremos.
Que importan los hostiles !
Que dejen rodar sus lenguas
y rumores !
Ven,
cantemos las últimas canciones
antes que silbe el Invierno
sus propias aflautadas notas
de látigo, agua y viento.
Que importan los banales !
Que tomen sus brebajes de amarguras.
Tu y yo nos iremos perdiendo
en el adiós del Otoño.
Luego,
como luz,
renaceremos.


COMO SE AMAN DOS POETAS

¿ Cómo se aman dos poetas?
En algunas ocasiones remedan
los pasos saltarines e intangibles
de los pardos gorriones
y arropan sus mínimas alas al vuelo.
Dos poetas que se aman
no se besan,
se murmuran palabras labio a labio
sin dejar de mirarse,
no podrían.
Transitan las calles,
aunque nunca rectas,
no visitan diques por los paredones,
tampoco estadios
ni altos edificios.
Dos poetas que se aman
se recluyen en el verde
o en la sábana
para urdir las tramas de la lumbre del poeta,
decirse " no te vayas"
decirse " yo me quedo".
Dos poetas que se aman
se regalan vida,
se donan los sueños,
se mojan la boca,
no saben de horas,
desconocen tiempos.
Los reconocerás dónde sea.
Siempre van tomados
por la punta de los dedos,
y cuando tratan de separase,
sus manos se extienden
como pequeños restos de naufragios olvidados.
Dos poetas que se aman
nunca están solos.
Siempre están con ellos.
( dejan huellas de colores
o miguitas de pan..
según la circunstancia que ese día amen)

No podían faltar los criollitos y unos ricos mates para fortalecer a la maquinista y así, seguir viaje hacia la Reina del Plata. Donde aguardaba otra pasajera frecuente: CRISTINA VILLANUEVA. Nació en BUENOS AIRES, ciudad donde reside. Psicóloga egresada de la universidad de Buenos Aires, poeta y narradora oral. Le otorgaron numerosos premios en poesía y cuentos breves. Publicó en revistas del país, Austria, España, Uruguay e Israel, en papel y virtuales. Publicó en antologías de Argentina, Cuba y Colombia, entre otras una antología de poetas editada por la Biblioteca Nacional y otra antología de poetas cubanos y argentinos. Forma parte del consejo de redacción de “Te doy ni palabra", noticias de los cuentacuentos, escribe el editorial y otros artículos. Se desenvuelve como animadora cultural de espacios de literatura en bares, librerías, centros culturales y en la radio. Participó como invitada en encuentros de narración oral en el país, en España, Uruguay, Colombia y Cuba. Dictó talleres literarios y de narración oral en Misiones, en la Feria del libro de Catamarca, Mendoza, La Plata, Olavaria. Es también Coordinadora en la Argentina de la Bienal de Oralidad que se realiza en Santiago de Cuba. Participó y dio talleres de N.O en encuentros de culturas hermanas y en encuentros de poetas en Cuba. Coordinó junto con Claudio Ledesma el encuentro Cultural Habana en el año 2009 y 2010 que se realiza en Cuba. Publicó Cuentos para Convidar, Editorial Mima, 2002, Lengua Suelta, Editorial Generación 2220, gente de arte, 2007. Relaciones Textuales de Editorial Patagonia Poesía, 2009. Festín Efímero de editorial Instituto Lucchelli Bonadeo. Forma parte del Círculo de Cuenta cuentos que todos los años realiza el Festival Internacional “Te doy mi Palabra”. Participa en la organización tanto del Festival como de "La noche de los Cuentos" en bares de la ciudad de Buenos Aires y en la Narratón24 horas de cuentos. Participó de la Cátedra de Narración oral en La Facultad de Periodismo de La Plata. Les traigo hoy micro prosas poéticas. Espero les gusten.


Esa niña
la que mira
extrañada el barro
sobre el cuerpo marcando edades
La que se desola
se desierta, se arrodilla cansada de fingir,
se enmuda y no sabe y no entiende
porqué la penitencia, porque la vida a veces
vienen sin ninguna señal.
Esa niña no es la que todos nombran en los manuales de autoayuda, esa
es la que no ha crecido por una anemia de corpúsculos de seda
la escondo, trato de sosegarla.
La otra que disfruta del juego es una mujer que aprendió de grande
Pasa que como los idiomas que no son la lengua madre, a veces fallan,



Una buena mandarina
Con los ojos cerrados toca la cáscara apenas rugosa, la desprende. La fruta desnuda se abre en gajos. Los hilos distraen o adornan el jugo dulce son como vías que cierran o abren los labios, protegen o anticipan la pulpa naranja.
Ella abre los ojos, los caminos llevan al olor, se pregunta por los restos de esa iluminación sensorial. Arman una pintura, el ojo y la fruta se miran.
No hay más que sol en el interior del cuerpo.
Antídoto efímero contra las uñas del tiempo que marcan

BIBLIOTECA CUERPO CASA

Los libros se aduelan de la casa que es como un adueñarse con pena porque son nómades, libres, no esperan ser amos, les gusta desparramarse como el agua, van desde la multiplicidad hacia las manos y los ojos y se derivan en tiempo, azar, deseo, memoria. Hay una biblioteca que sube escalón por escalón a la promesa de cielo, siempre incumplida. Estantes blancos que abrazan los vacíos. Mis libros preciados, están adelante, enfrentados con el jardín, abriendo diálogos vegetales. Se cuentan un origen común. En ese espacio que es como un balconeo de cuerpo femenino nutricio. Libros que hablan sobre libros, miniaturas de cuentos, fragmentos y esas lecturas de placeres textuales, los que producen cierta exaltación, van y vuelven, a la cama, al sillón rojo del dormitorio .Hay varios en juego, para darles pequeños mordiscos, o tocarles las páginas hasta que suelten un olor, un secreto, una caricia.. Son los elegidos que comparten ese amoroso abrazo con la biblioteca del dormitorio, la de adelante se pronuncia, me incita. La de atrás, poesía; la del consultorio, psicoanálisis. La de otro mueble biblioteca, temas sociales, los libros del ausente, sus marcas, los que nunca leí. Hay una biblioteca, viva, vital y otra que casi no se toca y otra más, detrás de un mueble como un secreto inmovilizado, mudo. Porqué dejaremos en la oscuridad ciertas zonas, ciertos libros, en este caso la dificultad de acceso parece justificarlo, aunque lo perdido, lo soslayado, no siempre tiene lógica. Pensarlo angustia, esa ciudad que no vimos, el lugar al que no llegamos, lo que ya no conoceremos. Los oscuros- claros, la civilización y la barbarie, el cerrado espacio sin salida. Del lado de la luz, la mesa con su mantel bordado de flores de Guatemala tiene cajitas que guardan poemas y pequeños textos que convido. Como bombones. En un labrado porta Corán se ofrecen servilletas y poemas, asoma un Borges dando inesperados giros. A veces, a cierta distancia, me parece ver un barco entre los libros. Me gustaría tomarlo, escribir lo que queda del día, navegar ese mar de lenguaje y convidar. Convidar palabras, muelle, mórbido, huella, preciosa, almohada, hada, Alhambra como un palacio de las 1000 y una y contar, leer, escribir, infinitos cuentos. Una noche más para gozar de la felicidad clandestina de los libros que se pierden y recobran. Una noche más, que han quedado tantos sin leer en los recovecos de mi propia casa. Una noche más.



Era ya momento de regresar al pago. Y esta maquinista quiso subirse también al tren. Mi biografía la tienen en esta página. Acompaño hoy un cuentito de la serie “Galanes en Internet: encuentro@ilusiones.com Constituyen una serie de relatos basados en experiencia propias y ajenas, enfocados desde la ironía y el humor. Ojalá los disfruten.


EL TROESMA

    La cita casi concluye antes de comenzar. Debería haber tomado esa señal como indicio de lo que podría seguir pero … una está marcada por la ilusión …

    Ricardo se fascinó conmigo cuando respondía a su primer correo llamándolo “Troesma” Según parece no tenía en su haber muchas damas conocedoras del lunfardo. ¡Je! Esas cositas que una tiene …
    Tras un mes de intercambio epistolar diario, divertido y sabroso, combinamos de encontrarnos en mi siguiente viaje a la Reina del Plata. El señor, abogado para más datos, vivía en La Lucila y pasaría a buscarme por la casa de mi prima Marisa quien me aloja habitualmente.
    Mi prima es una mina genial, con quien he compartido gran parte de mi vida, escuela incluida. Manejamos los mismos códigos y nos entendemos con la mirada. Por tanto la supervisión de mi producción fue rigurosa. Aprobó la pollera negra y la camisa estampada al tono, me retocó el rouge y me envió a la puerta (a la hora señalada) con las mismas expectativas que una madre. Ni que decir que, a esa altura, habíamos puesto al doctor del derecho y del revés e imaginado todas las situaciones posibles.
    La avenida Nazca no es, precisamente, un lugar de poco tránsito. Dado que desconocía el auto que Ricardo manejaba me posicioné con mi mejor postura en la puerta de entrada (onda lady inglesa a la espera del lord) e intenté adivinar cual de los innúmeros e ignotos vehículos que circulaban era el de mi galán. Transcurridos quince minutos de espera comencé a pensar que quedaría cual una margarita … plantada … Decidí darle algunos minutos más de chance y ¡oh sorpresa! Justo, justito, un Peugeot se arrimó a la vereda, descendió un señor y con voz recia de galán me preguntó:
    - ¿Marcela?
     Era el elegido …
    Nos saludamos con besito en la mejilla y partimos raudamente.
    Luego del cortés intercambio de rigor (salud, viaje, clima) inquirió en que lugar me gustaría almorzar.
    Caramba - me dije - es gentil y todo un caballero.
    Respondí que confiaba en su elección (lo que era una buena manera de “sumar” puntos a mi favor) y concluimos el recorrido en “La Parolaccia” de Puerto Madero. Me vino de perlas pues la zona la conocía de lejos nomás … y el restaurant era en verdad lindo. Arrancamos degustando una copa de champagne (ventajas de concurrir a un lugar “paquete”) y Ricardo decidió que las pastas … también las acompañaríamos con esa deliciosa bebida.
(Se ruega no hacer comparaciones … ¿recuerdan? … ¿pizza con champagne? …)
    Mientras comíamos me confesó que había pasado dos veces por frente al departamento … que me había visto y no era yo lo que esperaba … que su target eran las mujeres altas, flacas y rubias … nada que ver conmigo por supuesto. Que reflexionó y le pareció de poca educación dejarme esperando y por eso a la tercera se detuvo. Que ahora se felicitaba de haberlo hecho pues era yo una personita muy interesante.
    ¿Qué se puede responder a una declaración de ese tipo? ¿Recordarle que en fecha anterior le había enviado una descripción, absolutamente sincera, de mi look? ¿Qué, asimismo, le había enviado una foto? Sonreí y elegí el silencio … como una opción más civilizada que clavarle el cuchillo en la carótida
    El almuerzo transcurrió en un clima muy distendido. Ricardo era una persona interesante, con muchos temas de conversación y ameno en su desarrollo. Al concluir decidimos ir a pasear por la Costanera. Y paseamos y charlamos y seguimos paseando, con una pausa para tomar un cafecito.
    A esa altura del encuentro yo había depuesto mis intenciones asesinas, viendo que, en verdad, parecía un tipo normal y con un cierto atractivo.
    Pues había química … se notaba … 
    Cuando regresamos a casa de Marisa combinamos un próximo encuentro en el lapso de un mes, cuando yo retornase a Buenos Aires.
    Se preguntarán por qué no acordamos vernos al día siguiente, domingo. Muy sencillo: el doctor era fan de San Lorenzo de Almagro e iba a la cancha todas las fechas junto a sus inseparables amigos Coco y Beto. Y post partido celebraban o hacían la catarsis, según hubiera sido la actuación del equipo.
    O sea: una dama recién conocida no era competencia para el equipo de los cuervos.
    Le hice a Marisa un racconto y luego de un par de frases irreproducibles me dejó librada a mi suerte. Según ella el troesma era un caso perdido …

    La relación proseguía vía mail diario o teléfono. Los temas eran variados: desde la evolución del lunfardo hasta el último caso judicial que estaba llevando entre manos, pasando por cuestiones más románticas y personales.
    El siguiente encuentro fue modificado y terminamos yendo a Mar del Plata, ciudad de sus amores. Durante el viaje comenzó a contarme la historia de su vida y a lo largo de los 400 kms. fue desgranando anécdotas de infancia y adolescencia. Era evidente que le fascinaba el sonido de su propia voz pues la mía poco se oyó. Me dije a mi misma que tendría tres días para emparejar los tantos y me dediqué a escuchar.
    La estadía transcurrió bien. Ricardo tenía a su favor ser un señor con gustos de sibarita, por lo que frecuenté restaurants y confiterías que jamás había conocido  excepto desde el exterior.
    La primera tarde estábamos en el Richmond tomando un aperitivo y contemplando el mar, cuando sonó el celular. Se disculpó y atendió. Era Beto. Cual no sería mi sorpresa al escuchar la conversación, donde el letrado le detalló nuestros pasos, sus sensaciones y emociones al estar conmigo y otra serie de detalles. ¿Rendición de cuentas? ¿Informe de situación?
    Confieso que no sabía si reír o abandonarlo allí. Consideré que era solo una muestra de inmadurez … que ya había perdido el colectivo de ese día rumbo a mi hogar … y lo dejé correr.
    Durante la charla, entre otras cosas me confesó que le encantaba el juego, razón por la cual venía con frecuencia a estas playas junto al infaltable dúo Beto-Coco. Que los azares de la suerte casquivana casi lo habían fundido por lo que se había llamado a reposo y hacía dos años que no pisaba la casa de piedra enclavada en la Rambla. Proseguí mentalmente anotando los puntos relevantes para tener en cuenta …
    La estadía culminó yendo a presenciar un show de tango, con un joven cantor marplatense. El espectáculo era realmente bueno y no pude menos que entusiasmarme y gritar algunos ¡bravo! llevada por mi natural pasión musical. ¡Para qué!  Ricardo me miraba con cara de horror y tiraba premiosamente de mi blusa para que me sentara. ¡Pobre! Según parece era alérgico a ese tipo de manifestaciones. Para él lo sensato era escuchar calladito y aplaudir nomás … Si esperaba una disculpa … no la obtuvo …  Pese a que estuvo gentil y me regaló un Cd del cantor.
    El viaje de regreso fue tranquilo, prosiguiendo la historia personal del señor a toda máquina. Con lo cual, al depositarme en Retiro para tomar el ómnibus que me devolvería a mi hogar, sabía más de su vida que de la de mi ex marido.

    Y comenzó la época de las catástrofes.
    Una quincena había transcurrido desde el viaje cuando un jueves se cortó la comunicación. El correo no traía nada y el teléfono estaba mudo. ¿Qué suponer? Que el letrado había decidido “borrarse” sin más ni más.
    El lunes a la noche sonó ¡por fin! el teléfono. Cual no sería mi asombro cuando, al atender, se presentó un señor que dijo ser Beto. Casi forzado y medio lloroso, me explicó que me llamaba de parte de su amigo Ricardo, quien había sufrido un grave accidente de auto. Al parecer un camión se había cruzado en su camino y el letrado terminó impactando contra un árbol. Que lo habían tenido que rescatar los bomberos, que estaba grave pero se recuperaría.
    ¡Y yo que creía haber sido abandonada sin más trámites! Me sentí culpable … en verdad.
A los tres días llamó el propio accidentado. Si bien en la clínica no le dejaban tener el celular, aprovechaba que Beto estaba de visita para usar el de su amigo. Necesitaba escuchar mi voz y mis palabras de aliento porque me extrañaba demasiado … ¿no era romántico?
    Comprenderán si les digo que durante una semana mi voz en el celular lo acompañó todas las noches. Saqué a relucir mis mejores recursos para confortarlo, alentarlo, hacerlo reír … una terapia telefónica de luxe.
    Y al fin volvimos a la normalidad … o eso parecía …

    Dada la gravedad de las heridas (fractura de un par de costillas, desgarro del gemelo y algunas cositas más) era necesaria la rehabilitación. Por lo que quedaron descartados nuevos encuentros por el momento. Ofrecí mis servicios de enfermera (onda Florence Nigthingale) pero fui informada que, amén de su hija, lo cuidaban amorosamente … ¡Beto y Coco! Esos son amigos me dije…

    Pasaron los meses, la rehabilitación concluyó. Yo debía viajar a Buenos Aires por lo que combinamos otro encuentro. Nos reunimos un sábado para cenar.
    Todo venía de maravillas hasta que me confió que, a raíz del accidente y de algunas molestias que sentía, se había hecho análisis completos. Y que el resultado no era agradable: tenía cáncer de estómago.
    Se me atragantó el bife de chorizo, lo miré despavorida y pregunté
    -¿Y ahora qué vas a hacer?
    El diagnóstico era definitivo por lo que no quedaba otro recurso que operar. En pocos días se internaba. Que el pronóstico era bastante favorable dado que se había descubierto el tumor en una etapa temprana de desarrollo.
    El día señalado para la cirugía fue viernes. Por esas cosas de la vida el mismo día que la selección argentina jugaba (por el Mundial) un partido decisivo contra los ingleses. Semanas atrás, habíamos acordado en el grupo de amigos juntarnos para verlo. Realmente no me sentía con ánimo pero tanto insistieron que allí terminé a las ocho de la mañana, comiendo tortas negras y mateando mientras penábamos con nuestra gloriosa albiceleste que, en rigor de verdad, no tenía una fecha inspirada. Los chicos gritaban, saltaban, agitaban banderas, alentaban y yo … lloraba nomás … ¿Pueden creerlo? Y no era por el fútbol … claro …

    A esta altura de las circunstancias ya no sabía que esperar. En su próxima comunicación Ricardo me informó que la operación había sido un éxito pero … que en dos meses debían completar la extirpación del tejido canceroso que no había podido ser removido en esta cirugía. Que había estado realizando varias consultas con especialistas y que había decidido, para esta segunda operación  ¡viajar a los Estados Unidos!
    Soy bastante ingenua … debo confesarlo … pero el aguijón de la duda comenzó a clavarse profundamente en mi corazoncito. Comencé a desconfiar.
    Seguimos comunicados vía correos y teléfono. Supuestamente fue y volvió recauchutado por los americanos a nuevo, según me informó lleno de alegría.
 -¡Albricias! - dije. Y acto seguido pregunté con mi voz más dulce - Entonces … ¿cuándo podremos vernos otra vez?
    Después de varios dimes y diretes combinamos otra ida a Mar del Plata.

    Paseamos por al Rambla, comimos alfajores, nos hicimos una escapada a Pinamar. Ya la primera noche me había sorprendido que no luciese ni una mísera marquita de cicatriz. O los americanos eran geniales o había gato encerrado. Atento a que soy una dama con mucha discreción ni mencioné el tema pero... fue evidente que los ojos me traicionaron. Y así, mientras me maquillaba para ir a cenar se paró frente a mí, tal como mamá lo trajo al mundo, y preguntó
     -¿No crees que me operaron?
¿Qué iba a responder? ¿Qué no entendía la falta de cicatriz en el abdomen o zona aledañas?    Opté por poner mi mejor cara de sorpresa y manifestar:
    -¿Acaso yo dije algo? Me parece que estás un poco nervioso …- y lo dejé correr.
    Hizo un poco de teatro (drama puro) pero se tranquilizó y marchamos al restaurant.

    Se preguntarán que había sido del dúo Coco-Beto. Pues bien: el maestro tenía con ellos un contacto diario, onda informe de noticias, vía celular.
    La máxima fue el segundo día. Jugaba San Lorenzo con River. Ya desde el mediodía Ricardo me había informado que iba a ver el partido (lo trasmitían en la tele) y no tuve nada que objetar. Como siempre cargo con algún libro, decidí dedicarme a la lectura mientras el doctor sufría con sus cuervos. Y realmente sufrió pues el partido era un desastre. En la pausa luego del primer tiempo sonó el celular. Era Beto. ¿Pueden creer que dedicaron los quince minutos del entretiempo no solo a lamentarse sino a analizar a fondo la actuación del equipo?  Y no conformes con eso siguieron conectados buena parte del segundo tiempo, padeciendo a dúo los desaciertos de su escuadra sanlorencista, haciéndose acotaciones y gritando juntos? Y después que no me digan que los varones futboleros no son un espectáculo en sí mismos …
    Los 400 kms. de regreso fueron matizados con otra porción de su autobiografía: esta vez dedicada a su estudio del lunfardo, sus aplicaciones, como era miembro de la Academia de ídem, que había dado cursos sobre el tema … Menos mal que es un tema que me interesa que si no … era para amordazarlo …
Luego de la parada para cargar combustible me comentó que era amigo de Cacho Castaña. Tenía unos Cd’s justito en la guantera. Los puso. Los fuimos escuchando … ¡todos!. No se sorprendan si les digo que desde ese momento he odiado al pobre Cacho pues quedé saturada de su voz aguardentosa.

    Esta extraña (o cuasi rara) relación llevaba dieciocho meses cuando … ¡¡se deprimió!! ¡Era lo que faltaba! Si nunca estuvieron en contacto con un depresivo no les sugiero que hagan la experiencia. Generalmente llamaba dos veces por semana, a la noche, pues argumentaba que necesitaba “una oreja comprensiva y amorosa” Y mis orejas quedaban al rojo vivo y la lengua reseca de tanto hablarle. Amenazaba suicidarse … después confesaba pasarse el tiempo metido en la cama, a oscuras, sin salir … que los amigos estaba preocupadísimos, que lo visitaban o llamaban diariamente. Yo le hacía terapia telefónica (de haber cobrado honorarios habría obtenido una fortuna): una combinación de psicología, metafísica, filosofía oriental … cualquier cosa que pareciera ser útil y adecuada.  Y obtenía, al fin de la conversación, la promesa de suspender el suicidio hasta la próxima llamada.
    Por fin salió a flote … Y yo respiré aliviada y todo volvió a la ¿normalidad?

    Nos reencontramos en Buenos Aires. Ricardo lucía bien, saludable, descansado. Me agradeció profusamente mi apoyo en sus momentos de crisis. Sonreí enigmática y callé.
    Fuimos a cenar. Bonito lugar, buen ambiente, excelente comida. Todo marchaba en forma fluida y cómoda. Traté de que no surgieran temas conflictivos para no arruinar la noche.
    En un momento de la conversación (que versaba sobre sí mismo, por supuesto) decidió confesarme su pasado amoroso, tema que, hasta el momento, había permanecido en las sombras y que no me interesaba particularmente.
    Acoté que no era necesario pero el maestro estaba decidido y, en esos casos, no lo paraba nadie. Así tomé conocimiento que durante diez años, y estando aún casado, había tenido una amante. Una profesional mucho más joven que él. No les voy a transcribir todas las interioridades que relató, incluidos detalles de cama. Que la dama en cuestión había decidido poner fin a la relación y que él estuvo más de un año persiguiéndola para que volviese. Me sentía bastante violenta, como es lógico y permanecí sin formular comentarios.
    Y la cena y la noche concluyeron abruptamente cuando me dijo, lo más campante:
    -Y ¿sabés qué? Si ésta noche volviera, si me llamara, me iría con ella sin dudarlo.
    Quedé estupefacta. El grisín con el que estaba jugueteando salió despedido y se le clavó sobre la camisa dejando un reguero de migas. Si hubiera sido el cuchillo ya estaban llamando a la emergencia médica … 
    Lo miré con ojos asesinos, me levanté y respondí:
    -Pues tendrás que ir a buscarla pues yo estoy harta de tu locura y de tus delirios.
    Y sin que atinara a decir ni pío fui hasta la vereda, paré un taxi que pasaba y terminé la noche llorando sobre el hombro de Marisa.

    Tuvo la caradurez de enviarme tres correos intentando explicar lo inexplicable. Ni siquiera se disculpaba, solo apelaba a mi comprensión.

    ¿Y saben qué? … A los dos años me envió un mail. Como si nada hubiese sucedido… ¿Podía alojarlo en mi casa por un tiempo? Tenía algunas deudas con un conocido usurero … no podía pagar … y querían hacerlo boleta por lo que era mejor borrarse por un tiempo …   
    Quedé en estado de shock … no sabía si reír o llorar …
    Nunca respondí. De vez en cuando repaso la página de noticias policiales. Hasta hoy su nombre nunca apareció. ¿Habrá encontrado un hogar sustituto?


Final del viaje. La locomotora resopló cansada de tanto andar y se estacionó en el andén pampa. Y aquí los espero con sus poemas, sus cuentos y una minibiografía.
Un abrazo y ¡hasta la próxima!!!!!


CRIS FERNÁNDEZ

4 comentarios:

  1. Muy buena Cris, como siempre.
    Caperucita y el Lobo, me agradó su picaresca originalidad.

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  2. Gracias Ime Biassoni. Me reconforta su comentario.

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  3. Eres un Sol eres la Luna eres esa plácida sonrisa
    que ama con los ojos cerrados mi indómito beso fugaz
    en tu deliciosa boca ardorosamente sublime; sólo así sabrás que nunca te olvidaré jamás.


    ¿Cuánta pasión debo agregar para vaciar en tu corazón
    que se niega a escuchar el sonido de mis latidos
    y, el apetito insistente de mi paladar amenazador
    ante todo voraz pero dócil sin dejar de suspirar
    por ti en esta atmósfera terrestre
    tras el espejo de ilusión en las cálidas noches?


    Así se abalanzan cabalgando con sus tropiezos irresolutos
    los hambrientos potros salvajes que relinchan
    al trotar por el camino pedregoso
    que abarca la explanada formidable
    entre los espejismos que asoman insolentes
    por tu fulgurante mirada de estrellas
    esas que rezuman lágrimas que gota a gota
    caen desde la Bóveda del Firmamento.


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  4. Si tus ojos se iluminan
    y tu mirada se aclara
    es porque tú te aproximas
    al Espejo de tu Alma.


    Es porque tu sonrisa se arrima
    a tu más íntimo deseo y, a ese beso
    que nunca nadie te dio
    a tus ojos en el sublime
    Universo de Dios.

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