Editorial

(c) Diseño de portada - Paula Pappalardo



Número 137

QUERIDOS PASAJEROS:



El clima frío ya se hace sentir por estas latitudes sureñas. Pero el corazón mantiene encendido el fuego de la esperanza, de la ilusión de que un mundo mejor es posible. Mientras nuestras letras volarán con el viento llevando ese mensaje.



Y quiero comenzar hoy con un homenaje a un grande de las letras pampeanas: GUILLERMO HERZEL, quien acaba de fallecer trágicamente junto con su esposa  el 6 de junio ppdo. 

Había nacido en la localidad de GUATRACHÉ (prov. de LA PAMPA) ciudad donde residía. Ejerció la docencia desde 1.963 hasta su jubilación. Era miembro de la Asociación Pampeana de Escritores, de la cual fue presidente durante los años 1993/1994. Ha sido uno de los fundadores de la Comisión de Cultura del Instituto Juan Bautista Alberdi, que luego deviene en Comisión Municipal de Cultura de Guatraché. Sumamente creativo, realizó diversos trabajos audiovisuales, como el video "Sueño de un pelo", con textos de su autoría, por el cual recibió un premio del Instituto Nacional de las Artes Audiovisuales. Fue autor de los textos "Canto a la tierra que habito", espectáculo musical que junto al grupo Cultrum fue presentado en diversas ciudades del país en la década del ´80, como así también de los que integran la cantata "Trigo y discordia", donde se relata la rebelión de los trabajadores rurales de la localidad de Jacinto Arauz, en 1921. Es autor de los textos que integran la cantata, trabajo musicalizado por el compositor pampeano Mario Figueroa e interpretado por el grupo La Mestura, junto a los músicos Camiletti y Rodríguez y Coral Guatraché. El Fondo Editorial Pampeano ha editado sus libros "Nosotros" (Poesía, 1994) y "En el nombre de los padres" (Poesía, 1999). En 2006 publicó "Historias en bicicleta" (Cuentos), "Cantares de la tribu" (Poesía), presentado en Guatraché en agosto de 2009; y "Crónica de un viaje largo" (Poesía 2011), dedicado a la comunidad mapuche de Ruca Choroy (Neuquén); asimismo “La increíble historia del Flaco Chávez” (cuento) y “Maestros” (cuento). Numerosos textos literarios de su autoría han sido musicalizados por artistas pampeanos, expresión genuina de nuestra cultura, recorriendo con ellos diversos escenarios de nuestro país, como por ejemplo el guión que escribiera en 1989 para la delegación oficial pampeana que se presentó en Cosquín. Sus poesías han sido publicadas en diversos medios del país, formando parte de antologías pampeanas y nacionales; varias de ellas han cosechado premios provinciales y nacionales. Últimamente, estuvo presentando junto a Alberto “Fueguito” Acosta, el espectáculo “Canto Continente”, basado en el trabajo discográfico de ambos que lleva el mismo nombre; editado por la Editorial Voces de la Cooperativa Popular de Electricidad de Santa Rosa. El trabajo aborda un homenaje al hombre y a la mujer que en todos los tiempos -originarios o llegados del otro lado de los mares-, apostaron sus vidas a la construcción de la gran patria latinoamericana. 

Aquí les dejo algunas de sus creaciones.



MUERTE DE BELGRANO


Nadie tendrá paz: Ni Castelli que muere durante el juicio,

ni el propio San Martín, que combate en Chile. Belgrano

muere en la pobreza y el olvido el mismo día de caos

en que Buenos Aires cambia tres gobernadores.

Osvaldo Soriano "Cuentos de los años felices"

Para Mario Figueroa



El reloj...

Debajo de la almohada...

Para usted, doctor,

aliviador de mis males,

calmante y consuelo de mi martirio.

Este hombre abandonado,

sigue escuchando el cañón,

el llamado de la sangre derramada.

Todo lo que tengo,

para usted,

que me acercó tan tiernamente

al país de la muerte.

Este abogadito hecho soldado

sueña todavía lo que el pueblo sueña,

aun en la escasez de la derrota.

Por usted, doctor, es menos triste la batalla

sobre este campo de algodones,

bajo este cielo de borrasca.

Este guerrero traicionado,

emparentado a la miseria

de los que niegan el abrazo,

va a capitular su último combate

Le falta ese sol que usted merece.

No lo tiene este generalito

en la oscuridad de su fracaso.

Este fabricante de sueños y estandartes

arma su coraje ante la última contienda.

Rendirse será menos sombrío

por usted, cántaro de agua fresca,

piedad, sombra de los nogales,

misericordia, entrega...

El reloj, doctor...

Debajo de la almohada... (2006)



LA MURALLA




Una larga muralla construyen los gringos.

De Este a Oeste.

De disparate a hipocresía. De lo artero a la impostura.

De mar a mar repta el veneno.

Han hecho un llamamiento a los expertos:

Especialistas en saña,

diestros y pacientes estafadores,

competentes farsantes.

Todos acudieron pródigos a dejar sus modelos

a prueba de sueños y otros males.

Pondrá esta muralla

coto a la invasión de los bárbaros,

que, desde sus rústicos países y sus olores,

enarbolan reclamos y reclamos.

Habrá que ocupar en la muralla

a todos los hombres sin trabajo.

Construirla rápidamente.

Cercar Canadá cuando se concluya Méjico.

De angustia a regocijo, la muralla.

Finalmente, dos cuadrillas de bienaventurados

terminarán de cerrar el mar y el mar.

Recién entonces,

-después de invitar a que pasen

los que admiren ese paraíso,

después de dar lugar a que huyan sus agobiados-

cuando hayamos comprobado

que es imposible violentar tanto trabajo...

... recién entonces, comenzará la fiesta.

La muralla, voluntad de los hombres,

será finalmente la paz sobre la Tierra.



ESE ROSTRO


Ese rostro que cruza la multitud,

lleva todos los vientos y los exilios del espanto.

Tiene formas de madera

y destino celeste de araucaria.

Sobre él han trabajado los años.

Heridas de los abuelos



que vuelven para habitarlo.

El paso es firme

y la voluntad del reclamo

pone su nombre sobre la pancarta.

Marcos me mira,

desde una remera, interrogante.

Quizá no entienda

que entre tanta palabra

esta mujer pueda concentrar su batalla

en la poesía de Roque Dalton

que con ella ha vuelto

a enarbolar la esperanza.

Ese rostro que cruza la multitud

me mira desde los ojos originarios de América

Me mira desde un mundo incendiado.

Lleva en la mirada coraje de cinco siglos,

y su reproche suena como las armas.

Ese rostro tiene el color

de las camisas pintadas.

El color de la arcilla

que, día por día, sus manos amasan.

Y vuelve a mirarme Emiliano Zapata

desde el único espacio de su pasamontañas.

También allí hay dos ojos

con todo el dolor de América postergada..

Es el momento preciso en que un médico

me golpea con su palabra para recordarme,

para recordarle a la multitud

que los tambores no suenan en vano.

Una vieja mapuche ha cruzado la calle

Su rostro y su pancarta

llevan todos los vientos y los exilios del espanto.

Los tambores, no suenan en vano...

(Neuquen. Movilización de los trabajadores de la salud. (Último viernes de abril de 2005)





PAMPA DEL INDIO


Aquello era darle sentido a la vida. Condimentarla. Ponerles un sol gigante a las tormentas. Ser lluvia fresca y abundante sobre la tierra reseca del Chaco.

Los médicos habían vuelto a “Pampa del Indio” después de seis meses.

Traían medicamentos y pan. Amor para curar las heridas más graves y lágrimas para estrenar con sus hermanos.

Todo eso y una foto que, medio año antes, se habían llevado en la oscuridad de una cámara, para hacerla color en Buenos Aires.

Era la foto de las dos más pequeñas, de los once hijos de Pantaleón Pelegrino.

Los atendió la madre cuando, enarbolando el trofeo, llamaron a la puerta del rancho.

Le mostraron la foto con algarabía.

Ella dijo, entonces, que la Julita (La que en la foto está en los brazos de Andrea) había muerto por picadura de víbora y la Andrea tuvo la fiebre y apenas si duró dos días.

Esa tarde en “Pampa del Indio”, a unos poquitos kilómetros de Resistencia, ya nada tuvo sentido.

Alguna vez prometieron hasta el último esfuerzo

por defender la vida de sus semejantes.

Volvían con el peso de una montaña...

Era una de miles

la historia aquella de “Pampa del Indio”

¿Cuántos niños devora el hambre

en este país de fábula y despilfarro?

¿Sobre qué espaldas deberemos cargar

el peso de esta larga historia?

¿Cuántas piedras deberán arrojarse todavía?

No hay teléfonos ni vidrios ni cajeros

que alcancen para cobrarles

una sola lágrima,

un viejo abandonado,

un niño con hambre.

Llegará el día en que los hombres ganen la altura.

Irán al mar las injusticias

o a deambular al espacio.

Entonces no habrá más piedras...

... ni un solo traidor a quien tirarle.




La locomotora estaba lista cuando sonó la campana. Y el trencito emprendió viaje allende la Cordillera, para recibir a un nuevo amigo: EDUARDO URETA AHUMADA. Nació en Santiago de Chile el 12 de junio de 1948 y reside en LIMACHE (CHILE). Antes de convertirse en escritor, trabajó en diferentes oficios del área de la administración y la gestión, mientras escribía. Sin pensarlo, llegó a vivir al balneario de Algarrobo, donde se integró al Taller Literario “Naciente”, donde compartió con poetas y narradores de vasta trayectoria. Fue en ese Taller donde conoció el mundo de las letras y durante un tiempo, se dedicó a escribir las narrativas que iban surgiendo de su imaginación y que desvelan la magia de los azares cotidianos. Por motivos laborales se trasladó a  la ciudad de Limache (muy cerca de Viña del Mar) Es esta ciudad, donde desarrolló toda una actividad literaria  hasta el día  de hoy e incluso participa como integrante de la Sociedad de Escritores de Valparaíso. A la fecha, tiene 10 libros publicados y además, mensualmente  publica la Revista Literaria de Limache y constantemente está desarrollando talleres de Memoria Narrativa, dirigidos a personas de la Tercera Edad. Entre sus obras, las que más destacan son: Bajo el Sol, una selección de cuentos (2005); Sueños y Esperanzas,  historias de la vida; El Palote, novela (2006); Sueños y Esperanzas (2007), Más cuentos, cuentos (2008), Cuentos al viento (2009), El faro y Detrás de la puerta. Nos acompaña con uno de sus relatos que espero disfruten 




                                   CAMBIO DE FOLIO



Quien lo diría, lo rápido que pasan los años sin que nadie se de cuenta, salvo cuando comienzan los síntomas de diversas enfermedades propias de la tercera edad. No solo síntomas, sino también aspectos en su piel, en su pelo y extremidades, que van delatando el lento caminar, su pelo encanecido y la llegada de algunas arrugas.

Esa noche no fue placentera en absoluto, las piernas le dolían por doquier, para que decir las articulaciones de los brazos, que el tiempo haya pasado dejando huellas imborrables, es real. Ya no dormía ocho horas continuadas, ahora el sueño es más liviano, más corto, se despierta cuando el amanecer aún no aclara; pero también nota que se duerme más temprano, ya no soporta estar hasta muy tarde y menos, trasnochar.

Esa mañana al despertar, nota que le será imposible seguir conciliando el sueño, por lo que decide levantarse. Se pone de pié, dejando atrás la cama, la mira y camina en dirección al baño. Se mira al espejo y comprueba que su cabello se cae con facilidad, que su canosidad ha aumentado, ya no quedan mechones negros, están cambiando paulatinamente, dejando ver aquella calvicie reluciente antes escondida.

Juan José, era un hombre de aspecto formal, de estatura mediana, medio regordete, muy simpático cuando deseaba serlo y recontra pesado si se lo proponía. Conversador, nunca le faltaba el tema apropiado, halagador por excelencia y zalamero.

Juan José, ya no estaba trabajando, se había pensionado. Laboralmente no tenía cabida, daba la impresión que al pasar los 60 su vida sufriría un cambio total, no tendría posibilidad alguna de trabajar, sería considerado como un ente que ya había concluido su vida útil, nadie daría nada por él. Los posibles trabajos estaban destinados a gente más joven, no para personas mayores con experiencia, responsabilidad y puntualidad. En su mente se acumulaban palabras que se atropellaban por expresar, volviendo sus pensamientos a la época juvenil --- Yo crecí sano, pues en las fotos familiares parezco un niño saludable…..Comparaciones odiosas solamente-----.

Para aquel hombre, su identidad como persona se ha basado fundamentalmente en el ámbito laboral, quedando con una sensación de vacío al cerrársele las puertas laboralmente y de no tener nada que hacer ante situación semejante. Todo lo cual significa la pérdida del rol que ha definido su vida ----el trabajo ----

El hecho de tener menos cosas que realizar durante el día y más tiempo libre, el tedio comenzó a empujar a Juan José a llevar a la tentación de buscar, exclusivamente en su compañera de la vida, todo el sentido de la existencia, creando una dependencia total prácticamente, lo cual dio paso a diferentes roces hasta lograr alcanzar la paz interior de ambos.

Comenzaban la nueva etapa de la vida y a entender en carne propia el ciclo de la vida familiar. Esa que uno nunca se imagina que alcanzará y que se inicia con la pareja y concluye con ésta nuevamente sola. Al inicio se tenía un futuro por construir y compartir, ahora se tiene la historia ya vivida y lo que queda por recorrer en conjunto --- solos nuevamente ----.



Empujados a vivir el desafío de este período, Juan José y su compañera de la vida, comienzan a mirar el pasado vivido, aceptando la propia historia recorrida paso a paso, como la única que pudo ser vivida por cada uno, en el matrimonio, reencontrándose con su propia historia pasada y dando un sentido especial al presente y al futuro que viene; facilitando vivir el aquí yel ahora como parte significativa de una secuencia de vida escrita en el subconsciente al momento de nacer.

Es en esta época cuando el nido comienza a desarmarse. En algunos casos poco a poco en cambio en otros, violentamente. Es en estos instantes de la vida cuando los hijos ya adultos, deciden la partida de la casa paterna y se viene la etapa del nido vacío, donde Juan José y su esposa comienzan un retroceso sin darse cuenta; pero que afecta sus sentimientos, su estima y amor por la familia. Y por la mente de este hombre pasa vertiginosamente las reflexiones del carácter del hombre en la vida, que según Jasper --- Para nosotros historia es el recuerdo, no solo para conocerlo, sino para vivir de él. La historia es el fundamento ya asentado al cual quedamos vinculados cuando no queremos disolvernos en nada, sino que aspiramos a participar en el ser del hombre –

La partida de los hijos, viene a sumarse a la ya debilitada situación psicológica de Juan José, que junto a su esposa han entrado en la otra etapa de sus vidas, hojear los antiguos álbum fotográfico, recordar los primeros pasos de los hijos cuando aún eran bebe, cuando terminaron sus estudios, cuándo se titularon, cuando decidieron formar una familia y hasta quedar solos.

Para luego entrar en la etapa en la que comienzan los quejidos, las enfermedades inician su ciclo de molestias, haciéndose más frecuentes, dando cuenta que no en vano han pasado los años.

Los seres queridos, aquellos que ya abandonaron el nido materno ya no tienen tiempo para ellos, trabajan todo el día y por las tardes, deben preocuparse de sus parejas y familias que comienzan a formar, al cuidado de sus propios hijos que llegan a este mundo cubierto de envidias, mentiras, traiciones y veleidades. El fin de semana, deben asear sus hogares, cortar el césped o salir de compras y en fin tantas otras cosas de un hogar. No alcanza el tiempo para visitar a los viejos. Cuando se comunican por teléfono, lo hacen los más breve posible,

 ---- Sabes…. Estoy lleno de pega y ya no me queda tiempo ---- otro día te llamo.

---- Ya no me queda carga en el celular y se va a cortar ------ o simplemente llamar la atención con voz mandona

 ---- ¡Pero si te dije que no debías comparar eso o aquello!

--- ¿Hasta cuándo, la van a revolver ustedes?

 ---- ¡Por culpa de ustedes se resfrió la guagua!

---- ¿Cómo, por culpa nuestra? ---- Si, porque se vinieron a meter a la casa con el bichito de la gripe y se la pegaron a la guagua.

---- Pero otra vez te enfermaste, preocúpate de cuidarte será mejor, para que no la revuelvas más.



Palabras cariñosas a la distancia, que como padres recibimos con el correr del tiempo. Es entonces cuando la soledad comienza a pesar, a doler y cuesta sobre llevar. Es el momento en que la pareja debe unirse aún más, para evitar sufrir la depresión del olvido, esa que no se acuerda donde dejó las llaves, no encuentra los lentes y no sé que se me hizo el libro.

Cada día que pasa, el ser se va deteriorando, las articulaciones le duelen, al caminar se cansa con mucha facilidad, no resiste mucho tiempo sentado, debe estirar las piernas, ya que tiene la sensación de adormecimiento de las pantorrillas, tampoco puede hacer mucha fuerza, de lo contrario al día siguiente, sus brazos no lo podrá mover.

Algunos amigos le recomiendan la participación en grupos sociales y talleres que le ayuden a realizar el cambio lo más suavemente, sin que se resienta el cuerpo, el alma y el espíritu.

De esta manera, Juan José y su mujer, participa de un grupo de amigos, con quienes comparten similitudes en juegos de salón y temas de conversación y de vez en cuando se reúnen alrededor de un asado, donde planean algunas actividades comunitarias o simplemente visitar el cementerio parroquial y colocar flores en todas aquellas tumbas que últimamente no han tenido visitas de sus seres queridos, limpiar sus lápidas, colocar un pequeño florero y desearles tranquilidad a sus espíritus, acciones que los hacen sentirse útiles por algunos instantes y muy felices en el alma.

Es en esta época cuando Juan José pasa a convertirse en un ser de poca actividad, pero que busca su otro yo, donde aparecen nuevas habilidades donde la pintura irrumpe fuertemente, dando forma y color a paisajes, naturaleza muerta y retratos que con el pincel va dándole forma, dándole vida. Desde hacía un tiempo, se había pensionado, por lo tanto mes a mes recibía un cheque que le permitía vivir tranquilo y que lo hacía aumentar con otros ingresos provenientes de sus actividades que desarrollaba para no quedar enquistado y por el contrario, sentirse útil.

Para su esposa, la pasión eran las plantas y los prados, que eran su obsesión permanente. Podía pasar el día entero limpiándolas, podándolas y removiéndole la tierra, buscando nuevas especies o transplantándolas de un lado a otro. Le encantaba escuchar el canto de los pájaros, como peregrinos del cielo, que cruzan el espacio de un lado a otro, con alegría sin cansarse, que al cruzarse en pleno vuelo con otras especies, da la impresión que se saludaran con un suave movimiento de cabeza sin dejar de aletear ni disminuir la velocidad del vuelo.



Poco le importaba que fuera domingo o festivo, para él todo los días eran iguales, no existía distingo alguno, salvo las estaciones climatológicas, ya que el invierno --- me carga ---- solía decir Juan José. La primavera es la estación predilecta para él, por las flores y la belleza de las plantas y árboles. El verano era abrumador por el excesivo calor, en cambio el otoño, es agradable, fresco, con una suave brisa que impulsa la caída de las hojas de los árboles. Los días, comienzan a ser más cortos, oscurece más temprano y aclara más tarde, así el día avanza velozmente el tiempo sin que nadie logre cumplir con sus expectativas.

Algunas tardes, le encantaba caminar por esas pequeñas colinas cercanas a su casita, desde donde podía disfrutar de la inmensidad del mar, con sus aguas color turquesa, donde solía escudriñar el horizonte en busca de algún buque carguero en viaje al puerto y en otras ocasiones, admirar los despliegues de movimientos que con soltura realizan los parapentes, suspendidos en el aire y empujados por el viento suavemente, imaginando la visión que podrán observar aquellos arriesgados pilotos o manejadores de estos pájaros de tela y tirantes.



Todas estas maravillas eran posible disfrutarlas aquí en Roca Alta, pequeño caserío a orillas del mar, donde las olas azotan fuertemente las rocas que protegen las colinas, dando paso en un pequeño recodo de los roqueríos a una playa de arenas blancas, donde se puede mojar los pié con agua de mar, mientras la espuma que arrojan las olas suben por las piernas de quien esté parado allí, empapándolo todo, para luego recogerse y alejarse por breves segundos y volver a la carga, es el juego del mar en la playa.

Un poco más arriba, las docas cubren todo espacio disponible, dando verdor a la tierra y color con sus flores en el verano, lo mismo hacen las hortensias con sus grandes flores en tonos rosados y azules que alcanzando grandes alturas entremezclándose con los pinos y eucaliptos que cubren parte de las colinas, en un afán de impedir que el viento arrojado por el mar, penetre en el valle calmo y templado.



Esa tarde quiso caminar sin rumbo fijo, en su mente anidaba un cúmulo de pensamientos y recuerdos. Tomó un cigarrillo del paquete que guardaba en el bolsillo superior de su chaqueta y llevándolo a la boca lo encendió en silencio, fumó y expelió el humo cuidadosamente. Su vista estaba perdida en el horizonte del océano, mientras la brisa del mar le soplaba la cara suavemente. Sus pensamientos se atropellaban en su mente, recordó a sus padres, lo mucho que les agradaba el mar, se los imaginaba corriendo por la orilla del mar, haciéndole el quite a las olas para no mojarse las piernas y su ropa o cuando su padre deseaba pescar y pasaba tardes enteras tratando pescar unos pececillos sin resultado alguno, para finalmente ya derrotado, encaminarse hasta donde llegaban los botes de los pescadores y comprarles unos cuantos pescados para llevar a casa como un trofeo simbólico.

Su infancia se vino a la mente, para recordar que de pequeño nunca se fijaba en su alrededor ni donde pisaba, chocando con algo o tropezándose con una piedra, por ello casi siempre aparecía en las fotos familiares con un enorme parche en la frente, producto de una caída o golpe. Cuando su padre le regaló un auto a pedales, corría y corría atropellando a quien se pusiera por delante, sin importarle nada. Miraba; pero no veía, no sé si era aquel párpado caído que le impedía ver con mayor claridad o simplemente no tenía cuidado en mirar bien.



Juan José, volvía a la realidad y mirando a su esposa, compañera por tantos años, toda una vida, testigo de tantas batallas – pensaba en la vitalidad intrínseca, de apoyo y estímulo mutuo en la búsqueda de nuevas oportunidades y del compromiso recíproco para encontrar el sentido al tramo de vida que les resta por caminar, logrando el nuevo equilibrio que permite darle un significado al presente y mirar al futuro con paz y esperanza.

Atrás, quedan los recuerdos de la partida, cierto de aquella en la cual se conocen y deciden de mutuo propio unirse para comenzar una vida junta, justo cuando el sacerdote dándoles la bendición les declaraba marido y mujer por toda la vida.

Abandonaban la nave central de la Iglesia tomados de la mano para dar inicio al núcleo familiar. Pronto llegó el hijo deseado, llenando de algarabía el hogar, poco tiempo después, llegó el hermanito anhelado, para completar la familia con la niña, la mujer de la casa.

La familia había crecido, crecido y crecido hasta verlos jóvenes, estudiantes y sanos muchachos de amplio diálogo con sus padres.

Los muchachos habían crecido tanto que ya estaban a punto de titularse en sus respectivas carreras. Sus pensamientos ya no eran los mismos, las prioridades sufrieron cambios en sus vidas, sus sueños eran diferentes, en sus mentes no estaba la palabra matrimonio ni familia, solo parejas sin compromisos profundos, sin presente ni futuro.

La educación recibida durante toda su vida, no había servido de nada, él haber estudiado en Colegio religioso tampoco. Ahora imperaba otra ley, la de la juventud, la de moda. Por lo mismo, la opinión de los viejos, tampoco importaba.

Entonces, el nido vacío era la otra vuelta, la de empezar de nuevo, de cero kilómetro y ver hasta donde llegaban solos sin la intervención de la descendencia, de sus llamados, sus visitas e interés por saber de ellos De pronto se da cuenta que su vida ya no es la misma y que inicia una nueva y comienza a compartir con aquellos amigos los cumpleaños, los santos, a participar en cuanta actividad se programe, aquí es donde aparecen los nuevos amigos al igual que en la era de la juventud, aquellos que hoy son la compañía, esos con los cuales conversan, intercambian ideas y ríen, con los cuales a diario se encuentran en las compras del supermercado, con los que se visitan, con los que lloran en los momentos de penas, esos son la nueva compañía, la verdadera compañía ---- total ahora son felices nuevamente tienen nuevos amigos.





Dimos una vueltita para conocer algo más, nos deleitamos con la vista del océano Pacífico, y el trencito puso rumbo a nuestro país. Y al tranquito corto llegó hasta el Litoral, que allí aguardaba un pasajero frecuente: GUSTAVO M. GALLIANO. Nació en Gödeken (prov. de Santa Fe) y reside en ROSARIO (prov. de SANTA FE). Poeta, narrador, docente universitario de Historia Constitucional Argentina (Facultad de Derecho, UNR). Galardonado en concursos nacionales e internacionales de Poesía y Narrativa. Ha publicado con marcado éxito el libro de relatos breves: "La Cita" (Ed. Aries, Bs. As., Argentina). Inéditos un nuevo libro de narrativa (Un dragón en el acuario) y un poemario (Ocultos tras la bruma). Ambos registrados. Participante en numerosas antologías literarias nacionales e internacionales. Ha publicado en revistas literarias de diversos países, siendo a su vez traducido a más de diez idiomas. Colaborador literario y columnista en revistas de literatura y arte en Argentina, Canadá, España, Estados Unidos, etc. Designado en diversas oportunidades como jurado de certámenes literarios, tanto de adultos como adolescentes y categorías infantiles. Honrado con la elección para prologar poemarios internacionales y el libro histórico de los 125 aniversario de la fundación de su pueblo natal (Gödeken). Es miembro fundador de Naciones Unidas de las Letras (Bogotá, COLOMBIA). Embajador Mundial de la Palabra y Miembro del Museo de la Palabra (Toledo, ESPAÑA). Embajador Universal de la Paz - Cercle Universal des Ambassadeurs de la Paix – SUISSE / FRANCE. Miembro de Honor y Corresponsal en Argentina de ASOLAPO- ESPAÑA. Miembro de la Red Mundial de Escritores en Español (REMES). Miembro del Movimiento POETAS del MUNDO. Miembro de Unión Hispano Mundial de Escritores (UHE). Colaborador Permanente de la Revista Long Island Al Día (New York, USA). Les dejo hoy, de su autoría, poemas que invitan a pensar. 


 


EL CREYENTE

Cuando niño creí que los niños mayores

jugaban con las respuestas de las preguntas todas,

y pedí, rogué, supliqué, en vano,

pues ellos fingían los saberes.

Cuando joven creí que los jóvenes mayores

despreciaban las respuestas a las preguntas todas,

y escuché, repetí, recité, memoricé, en vano,

ellos no eran más que viles mercaderes.

Cuando adulto creí que los adultos mayores

fabricaban las respuestas a las preguntas todas,

y dudé, examiné, confronté, discrepé, en vano,

ellos manipulaban, abusadores de dialéctica.

Cuando anciano creí que los ancianos mayores

ocultaban las respuestas a las preguntas todas,

y presentí, comprendí, accedí, no en vano…

la avidez de respuestas, no necesita preguntas.



RECUERDO SAPIENS

Me detuve en el tiempo,

y el silencio fue sicario,

ignorante del presente

se ha cobrado mi pasado.

Amigos devenidos en pompas de jabón,

familiares conceptuales de nylon,

compañeros dibujados en  spray,

nadie es corpóreo, ya nadie.

Aquel pasado no fue exorbitantemente mío,

pero la marca preña a fuego,

 sonrisas fotográficas encuadran la ciudad

en el libro espurio de la hipocresía.

Tiempo, que  solo muta en  tiempo,

creí antes del silente sicario,

pero el viento se detuvo, antojadizo,

hasta convertirme en sapiens.



Como no podía ser menos la maquinista se deleitó con unos ricos alfajores santafecinos y el trencito prosiguió su marcha hacia la provincia de Buenos Aires, que allí aguardaba CRISTINA NOGUERA. Nació en Rosario (prov. de Santa Fe) por “accidente” y vive en PERGAMINO (prov. de BUENOS AIRES). Es docente jubilada. Ha transitado por distintos talleres literarios desde el año 1993. LIBROS PUBLICADOS: Año 2000: “Palabras de Mujer”; Año 2010: “Juego de Damas”; (compartido con Chavalito); Año 2012: “Los Lirios de Abril” (compartido con Colom); Año 2014: “El grito de Alcorta”; Año 2016: “Abanico de rostros”. Integra el grupo “SIETE MUJERES” desde el año 1996.  Junto a ellas  ha publicado cuatro poemarios. Ha recibido premios nacionales e internacionales. Trae hoy sus poemas. 




VENTANAS



Hay al jardín, a la calle

al patio, a la terraza.

La del corazón a veces la abro

para ventilar el pasado.

Entonces se mueven libres

los niños, la cuna, la casa.

Y yo navego en la dulzura

entre tules templados

melodías de mieles.

Y me sumerjo en el ayer

entre rostros con magia.



La  ventana de tormentas

esa nunca  la abro

está cubierta de inviernos

cortinados amargos

ortigas que lastiman.

No abro el dolor del alma.



LA CASA



Infierno en las calles.

La justicia distraída.

El pueblo maltratado.

Ráfagas de violencia.

La coreografía confusa.

La brújula equivocada



Y  sigo soñando

esta casa ordenada

sin estos ni aquellos

sin vómitos de odio

melodía de cofre tibio

color celeste y blanco.



¿Brillará el sol mañana?

¿Será esta la cobija de mis hijos?

¿Las gaviotas abrirán  su vuelo?

Y sigo soñando

esta casa ordenada…





ABISMO



             “Hay palabras que empujan al abismo”

                    Mónica Scaldferro



Hay palabras que empujan al abismo

Guerra, muerte

Soldado niño

Hambre de amor

Plato sin pan

Infancia desnutrida.

El poema lava el paladar

con el amargo de las lágrimas

y la música duele.

Con el dolor de lo cotidiano

y si nos moja con indiferencia

“el a mi no me importa”

ensucia aún más la palabra

que cae al abismo.





Dejamos atrás la llanura pampeana para dirigirnos a nuestro último destino, la capital de la República. Que allí nos esperaba ALBA ESTRELLA GUTIÉRREZ. Nacida en BUENOS AIRES, ciudad donde reside, es Maestra Normal y trabaja en la Academia Argentina de Letras. En la editorial Notabil fue asesora literaria en libros de poesía. Esta editorial le publicó más de 40 textos en posters, tarjetas, miniposters, con traducciones a otros idiomas, los cuales fueron utilizados en Canal 11. En radio actuó en espacios culturales: FM Cultura, FM Clásica, FM La Tribu, Radio Nacional (Microprograma para niños), FM Sol y Municipal. Colaboraciones como poeta: Diario La Prensa, Tribuna Literaria, Poesía de Venezuela, Cartón de Poesía, Ala, La Letra Nueva. Boletín de la SADE, Vendaval, Gente de Letras, HP (Japón), Bibliorama, Cruzada Literaria. Actuó como intérprete de la poesía en muchos lugares, como Argentores, Bar Tuñón, Los Porteños, La Biblioteca Café, Bartolomeo, etc., también en Mar del Plata, San Pedro, y en diversos colegios. Viene de una familia de escritores -su padre es Fermín Estrella Gutiérrez y su hermana María del Mar E.G.- y escribe desde los 6 años. Ha dado infinidad de recitales de poesía, en muchos bares de Buenos Aires y de la provincia, y desde el 2005, presenta recitales de poesía y música con compositoras y músicas, como Andrea Spinadel y Julia Lascano. "Nanas para Lucía" (uno de sus libros) lo presentó con el canto de Cristina Meyrialle. Obtuvo varios premios: 1er. Premio Internacional de Poesía, otorgado por “La Rosa Blancay “Amanecer” de la ciudad de Zárate; 2do. Premio en Prosa, correspondiente al Certamen Iniciación, otorgado por la Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación, Mención del Jurado en Poesía en el Concurso T. Speroni , de la ciudad de La Plata; Mención del Jurado en Cuento en el Concurso “Manuel Gálvez de la Ciudad de La Plata; 2do. Premio en Poesía Concurso B.Popular “Martín del Barco Centenera”.   Fue incluida en Antologías: 1999 Poemas Café de Buenos Aires y 2003 Letras Argentinas de Hoy. Libros publicados: "Los vulnerables cipreses del otoño" (2005); "Nanas para Lucía (2006); "Los pasos de la memoria" (2007). "Hilandera del viento (2008). Nos deja aquí sus poemas para nuestro deleite. 






a mi hermana Josefina



recién ahora toco tu falta
penetro tu hondura
sola
como todos los muertos
recuerdo tu presencia
voz grave y tu risa de apenas 
como un lazo en mi trenza 
recién ahora 
las campanas sueltan 
su tañido de ausencia
ahora vuelvo tu regreso
y te contemplo en tus hijos
tus nietos

y en el corazón del viento




los amigos


a veces los amigos
nos restauran el alma
son orfebres ocultos
que cosen la memoria
a veces nos abrazan los miedos
con silencio de magia
todo lo pueden
son patios de acequias y aljibes
nos defienden del miedo
y son anclas de insomnio
una puerta sin llaves
y un cerrojo de lágrimas
espejos del nombre
a veces olvidamos
duendes trasgresores
despiertan la sangre
porque son y existen
con ellos gambeteamos la muerte

los amigos




desnudo de asombro
sueño de barro en las manos
edipo de luz recién nacido
grito mi fragilidad de minotauro
estoy de pie
acuclillada frente a tus ojos 
nazco de vertical ausencia necesaria 
desgarro con mis dientes de alquimista 
el aire del caos 
dibujo el otro vértice del prisma 
y trafico mi sangre umbilical
cópula y laberinto 
de un dios apenas imperfecto

último espejo





nosotros
los que apostamos al amor
y a un solo pleno
nos jugamos el roto corazón
a ganar o perder
no importa el resultado
pájaros ciegos
Ulises exilados
lloramos el dolor
distintos tan iguales
rifamos dignidad
perdimos nuestro nombre
en sábanas de humo
tatuados por el otro
salteamos el vacío
de espejos vulnerables
descalzos de nostalgia
erguimos el coraje
aceptamos que somos y podemos

comenzar de nuevo





dos cuerpos

desnudan el amor

huelen su fragilidad

y van hacia la magia

él desconoce la prisa

y ella impacienta sus ojos

mientras sus ingles

se abren como muelle de mar

huérfanos de anclas y naufragios

él la descubre voraz sin disciplina

y a la vez es un miedo acuclillado

no sabe de regresos

ni de ruinas

ella sabe sólo de llegadas y conquistas

en él corcovean los años 

ella arquea la espalda sobre espuelas de humo

y ronronea entre sus dedos

y las bocas se buscan sin pudor

porque él sabe del final

ella lo ignora

más y más y más susurra su juventud

y él se arrodilla

como un cristal sin voz



salta el abismo





El trencito estaba cansado de tanto andar por lo que decidió regresar al pago. Y aquí los espera la maquinista para recibir vuestros poemas y cuentos. Más una minibiografía. Enviar a: letrasenelanden@gmail.com

Un abrazo cálido y será hasta el próximo viaje



CRIS FERNÁNDEZ

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