Editorial

(c) Diseño de portada - Paula Pappalardo



Número 76

QUERIDOS PASAJEROS:

Que de nuevo estamos por iniciar el viaje ... El trencito y la maquinista se han tomado unas vacaciones y, colmados de energía, se aprestan a visitar a los amigos afectos de la pluma y la palabra. Soñadores escribas ... tenaces lectores ... todos unidos por el mismo amor hacia las letras.

El jefe hizo sonar la campana ... la locomotora humeó ... y ascendió en esta ciudad nuestro primer pasajero a quien dejo que se presente solito: "HÉCTOR OMAR PÉREZ FARÍAS y este último lo he agregado en nombre de mi madre, porque después de tanto esfuerzo no tiene porque permanecer en el olvido. Nací un 15 de marzo del año 1939, cuando mi viejo que era "milico de la policía del territorio", estaba cumpliendo con su función en Eduardo Castex, luego de haberse "paseado" de "a caballo" por todo el oeste pampeano. Cuando estaba por cumplir los tres años, junto a todo el grupo, nos afincamos definitivamente en General Pico y desde entonces aquí estoy. Pasé la escuela primaria que fue la Nº 57. Mi secundario fue un fracaso y aunque estudié "Comercio" en una academia, con el correr de muchos años me di cuenta que no me servía para nada, por ese motivo y cuando las décadas sumaban seis sobre mis hombros, hice el secundario junto a unos cuantos veteranos y otros no tanto. Esto de escribir me viene de hace muchos años. Solía comentar para el diario "Primera hora" y "La Reforma", las carreras de bicicletas y a veces me metía con historias pasadas y hasta comentando algún viaje, ya que siempre me interesó mi tierra pampeana, la que tuve oportunidad de conocer un poco más, gracias al trabajo que desarrollé durante más de treinta años en una empresa del estado. Recalé un día en un taller literario que dirigía Silvia Eiras, mi querida amiga "Chavoti" y ella descubrió en mi cierta facilidad para describir paisajes, situaciones, aconteceres reales o imaginados de la vida cotidiana. A partir de allí fui, no descubriendo, sino dibujando y pintando a mi pueblo con su gente, personajes algunos, pero la mayoría ligados a la formación y crecimiento de un pueblo que nació entre los médanos y se fue agrandando a pesar de que en algunos momentos de su vida, fue soltado de la mano. Una vez lanzado a esto que hago, apareció en mi vida una persona que se ha empeñado en corregir verbos, tiempos y otros detalles de la gramática, Olga Liliana Reinoso. No hay nada que hacer, casi siempre le gano. Gracias a estas dos personas estoy aquí, repito, no se si bien o mal, pero tratando de dejar en el papel parte de la historia de mi pueblo y para ello colaboré en el libro "Retazos de Gral. Pico". Luego edité "Mis Personajes" con treinta y cuatro personas que dejaron algo en la historia, allí encontramos a trabajadores comunes, deportistas y de los otros, esos chicos que estarán siempre en el recuerdo de cualquier ciudad o barrio. Más adelante en "Aquellas viejas historias", armé un paquete de recuerdos de mi barrio y los juegos de una barra de ocho o diez chiquilines en calles de tierra con los juguetes que solamente sus manos se los podían proveer. La lectura en mis años jóvenes, estuvieron ligados a las aventuras, con Julio Verne, Emilio Salgari. Las grandes historias policiales y de detectives en revistas de la época, como también las ediciones literarias de Selecciones." Aquí les traigo dos relatos de su autoría, sencillos y escritos con el corazón. 


                                                   LA NOVIA
            No era fácil. Para "Paquita" no era fácil porque tenía que volver a servir, a quien le había usurpado su amor, ese amor que sienten los colegiales; y que, por esas cosas se va quedando tan adentro que al final, es difícil sacarlo.
            María Esther, la modista, recibiría aquella tarde a una de las muchachas más afortunadas del pueblo, afortunada realmente porque la cartera de su padre era una de las más abundantes de la región. Ella por sí sola, estaba limitada para pelear por un hombre.
            Además, de tan mala y egoísta ni siquiera contaba con amigas.
            Paquita formaba parte, con otras tres chicas, del taller de costura de María Esther desde los trece años. El ambiente era siempre alegre; y claro, es un lugar donde "el rodete" no puede faltar.
            Completó como muchas otras el secundario, pero trabajando al mismo tiempo. Las tareas de modista le habían entusiasmado desde que tomara la primer aguja y había adquirido una rara habilidad para cortar gasa, seda o brocato. La figura de esta novia en particular, no tenía nada de espectacular, sólo por su juventud mantenía alguna línea, aunque el pecho realmente hacía juego con la billetera del viejo. En eso, no en la billetera, había puesto los ojos y años de experiencia María Esther, como para que no resalten más de lo necesario. Sabía que al cura, esas cosas lo ponían nervioso.
            "Paquita" lo tenía presente y el corte lo hizo "un poquitito" más ajustado de lo que debía. Nadie se dio cuenta, mucho menos la novia que prestaba el cuerpo con pocas ganas para que ajusten las costuras.
La tristeza de "Paquita" ese día, se convirtió en euforia: un optimismo por otra parte normal en la jovencita de líneas casi perfectas, envidiada por las clientas del taller. Esa tarde contrastaban aún más, ante la presencia aburrida y malhumorada de la novia que se estaba quedando con Jorge: alegre, buen mozo y heredero de "El Gran Almacén", el joven que fuera su ilusión desde que era una niña: un muchacho que por otra parte, eligió el otro camino del amor, el de una robusta billetera, con la que se hacía difícil competir.
            Pero no todo estaba terminado. María Esther ajena a todo eso, miraba con atención cada centímetro, con la novia puesta sobre una pequeña tarima, para que no se escape detalle alguno. Sin embargo, algo no estaba bien, se aleja un par de metros para observarla con más profundidad y ahí puede ver que a la altura de uno de sus prominentes pechos, una costura puede llegar a ocasionar problemas.
Le pide a "Paquita" que retoque el detalle. Los ojos de la hermosa criatura brillan diferente por una fracción de segundo. Esperaba el momento, porque el corte "Fallado" no le podía "Fallar". Se dirige resueltamente hacia la aburrida novia y sacando un alfiler de la almohadilla que llevaba como muñequera, abrocha con odio: tela, corpiño y... todo, pinchando el globo derecho de quien le estaba robando su amor.
             No fue un grito, más bien fue un alarido y la novia que sale disparando del taller saltando desde la tarima, con el vestido sin terminar.
             Faltaban dos días para la boda.
             Lentejuelas, perlas y canutillos quedaron desparramados por el piso, entre alfileres y retazos de raso y tul...
             Mientras, Paquita recupera su tranquilidad y vuelve a sus tareas como si nada hubiera pasado.
 

                                                ALGO SOBRE MI NOMBRE

          No tengo recuerdos adonde mis padres me hayan dejado en claro el porqué  de mi nombre; pero hasta donde sé, viene del griego "prudente" y significa "Defensor tenaz"
          Como onomástico no figura en el calendario, ya que no hay ningún San Héctor, porque se trata de un nombre mitológico.
          Es el héroe de Troya y los tuvo "cortitos" por más de diez años a los asaltantes griegos, hasta que en una de esas se cruzó con Patroclo y le dio muerte. El problema fue que se enteró Aquiles y se vengó dándole muerte, antes de que le metan una flecha en el talón.
          Este nombre fue redescubierto por el siglo XVIII y desde entonces no ha dejado de usarse.
          Se ve que para los años en que yo naciera, se había puesto nuevamente de moda, por lo que a mi madre le quedó cómodo ponérmelo, sin consultarle a nadie; está a la vista, no hay abuelo ni tio, ni pariente que lleve ese nombre.
          Cuando busqué el origen, me encontré con algo que me agradó y es muy probable que mi madre algo habrá leído y como buena madre me intuyó en su panza, porque según parece, Héctor quiere decir que es un ser sociable, entusiasta, extrovertido y con facilidad para la expresión y como además es dulce, pacífico, sensible y humanitario, le cae muy bien a la gente y no le cuesta hacer amistades.
          Cuando se siente motivado, es capaz de realizar grandes esfuerzos, mostrándose metódico, ordenado y muy detallista, pero como es muy nervioso, a veces puede caer en un exceso de movilidad y dispersarse.
          En el terreno sentimental es seductor, encantador, sensual e hiperemotivo, por lo que es fácil herirlo sentimentalmente, ante lo cual es incapaz de reaccionar como no sea huyendo.
          Y como la carne es débil, su fidelidad también puede ser débil.


La locomotora traqueteaba y silbaba contenta con rumbo al aeropuerto de Ezeiza. Debíamos embarcar en el avión rumbo a la Madre Patria, ESPAÑA,  pues allí aguardaba una nueva pasajera: MARÍA TERESA BRAVO BAÑÓN. Nacida en Alicante (España)1954. Maestra  de Enseñanza Primaria. Antóloga de poesía universal, dinamizadora de bibliotecas escolares  e institutos para el fomento de la lectura y la poesía como vivencia existencial. Fue  Coordinadora  de la Revista Literaria  Generación. Profesora del Instituto de Ciencias de la Educación de talleres de Creatividad literaria y divulgación de la poesía. Colaboradora de numerosas  revistas  literarias y pedagógicas. Bibliografía: Sombras de la Razón, Colección Ibn Gabirol, Málaga 1981 (Prólogo de Dionisia García). Entre las Crines del Viento, Editorial Salobe, Málaga 1984. Liturgias del Crepúsculo, Pliegos del Crotalón, Colección de Víctor Infantes, 1985. Invitación a la metáfora, Editorial Málaga-Marruecos, 2005 (Prólogo de Juan Carlos Conde, Profesor  Medievalista  en  Bloomington, Indiana, Estados Unidos). Es un crimen  talar el almendro florecido, Editorial Silva, Tarragona (prologado por Ernesto Kahan Premio Nobel de la Paz 1985). Blog: http://lasmanosdetiza.blogspot.com/. Les Dejo aquí sus poemas, femeninos, sensitivos, claros para que disfruten.


ES UN CRIMEN TALAR EL ALMENDRO FLORECIDO

Y se murió de espanto
cuando amados violines
volvían a brotarle por sus venas.
A la memoria retornaban :
que ya no había remedio; ni placebo
¡Para vivir hay que vivir en carne viva¡.
Huracán fueron sobre su cuerpo,
desabrochada la conciencia ,
desnuda la expusieron.
- sin un jirón de piel con qué cubrirse -
Ni del corazón quedó rincón
que no le fuera sacudido .

Y tembló por los relojes a galope.
Y tembló por su sangre florecida.
Y tembló por la tala de sus ramas.


LUZ DE LEVANTE

                                     (A mi madre )

Sobre la cama turca
- expuestos como alegres caracolas -
aquellos vestidos de niña esperaban
mi morenita piel de la playa de Benalúa .
Tiras bordadas,
canesúes en punto de nido de abeja,
rasos, piel de ángel , organdíes…
hermosos,
cosidos , almidonados y planchados
por la mano de mi madre .

Mi infancia :
sopas de leche,
anginas, el practicante,
(inyección mía de cada día)
-El médico ya viene si no comes-
zarzuelas por la radio,
cuplés de mi abuela ,
y “ Nena” de Sarita Montiel;
mi tortuga,
mis conejos de indias
y los grillos del abuelo
en las jaulas del patio .


TORTOLILLA

“Ven, pues, mi prenda amada,
Que ya fallece mi cansada vida
De esta ausencia pesada”
(Sor Juana Inés de la Cruz)


Suspirante, la color me ha mudado
tras las celosías de mi cuerpo.
Tortolilla que de su prisión
no sabe alzar volada
si no es en la holgura de tus brazos.
Me devuelves la gracia de la espera,
en este dulce- ¡ay, de mí, mi amor!-
trote de potrillo en un pulso invernal
- ya tan desasosegado –
Ayer yo fui sensata encina
en claustro de exangües arrayanes,
hoy soy clavel de lumbre para tu boca loca,
amapola de los sentidos,
para ser acariciada por la sed de tus dedos


LA PLEAMAR DE LA PRÓXIMA LUNA

Ya no tengo la paciencia de esperarte
a que llegues a mis Playas de Poniente
como pleamar en la próxima luna.
Me consume la sal.
Aquí sólo quedan calcinadas vértebras
de varadas ballenas y violáceas cabelleras de medusas.
Rodearé tu cuello en el cabotaje corto de mis brazos,
mis muslos serán enredaderas de espuma
resbalando por tus acantilados del deseo.
Seré el eterno gemido de los guijarros
cuando el mar retrocede y se adentra de nuevo.
Flujo y reflujo
-oscilación perversa-
armonía de Universo conjugado.
Atolones de lumbre tatuarán tu espalda
por entre las yemas de mis dedos.
Seré el maremoto:
 de  a donde quieras conducirme .
Esta sed es de siglos .
Moriré en tu lenta caricia; mientras me sacias
con agua fresquísma de tus ríos interiores


JUNTO AL VALLE DE LAS ORTIGAS BLANCAS

Del pozo de tus noches oscuras
te rescaté con los dogales
de mi amor paciente.
Fui pescadora de tus perlas
buceando a pulmón libre
en el más profundo de los piélagos .
Junto al valle de las Ortigas Blancas,
en denso cenagal crecía el puro lirio
-Aquél que Salomón codició por vestidura-
Como a mar abierto de naufrago me arrojé,
por el negro cieno de cañas en flor,
sólo por ir a buscarte, amor mío.


PÁJARO FRÍO

A la luz de las farolas aleteaba
un pobre pajarillo confundido.
Las arañas que colgaban sus tramoyas
lo miraron insolentes .
Las blancas mariposillas le cedieron
un lugar en la fila organizada .
Él venía frío de la noche, tremolando
su alma atribulada de pájaro desahuciado.
Se arrimó con  ahínco al fuego fatuo
encerrado en redoma de bombilla .
En su pecho le nació una herida
de petirrojo chamuscado .


QUIERO SER LA LUZ

Quiero ser la luz
que se desmaya en las niñas de tus ojos,
gota de miel en los panales de tus labios.
Aspirar a ser tu fuente confiada,
el fresquísimo venero saciador
de las salinas de tu lengua;
rosal agreste de tus montes,
corazón de lirio vulnerado
por una mariposa blanca …
Que allá donde de mí
tus labios se posen
siempre salgas renacido .


Al trencito le gusta viajar por los cielos, así que decidió poner rumbo al Caribe, para visitar en la isla de CUBA al amigo LEONARDO ZAPATA ALMAGUER. Nació en Ciudad de La Habana el 31 de Octubre de 1968. Estudió Comercio y Computación, enseñanza Media. Actualmente es Promotor Cultural de ARTEX.S.A. (Empresa promotora artística y literaria del Ministerio de Cultura). Escribe a poco pulmón y mucho corazón. Inquisidor del alma humana. Graduado del Diplomado: Historia de la Creación Poética en el Centro de Promoción Cultural: Dulce María Loynaz. Su formación y desarrollo literarios son autodidactos, caóticos y eclécticos. Es fundador de varios talleres literarios municipales. Fue primera mención en el concurso literatura juvenil de la Editora Abril en el año 2003 con su libro de poemas  Una Osada Visión de Ternura”. En ese mismo año fue premiado en el concurso internacional de poesía “Calma Infinita” con su poema “Para un Adolescente”, auspiciado por el Centro Poético de España. Actualmente colabora con la revista cuatrimestral Pueblo y Educación de Cuba y a distancia con las revistas literarias virtuales de poesía "Con Voz Propia" y "La Máquina de Escribir" todas de Argentina. Poemas suyos también se han publicado en la revista literaria Aliás en Brasil. Obras: Una osada visión de ternura (2003) Ciudad al Hombro (2006) Plenilunio (2006) La novia de nadie y desconocida (2006) Animal urbano (2007) Ad Ovo (2007) Fin de la estadía última (2007) La máquina del Destiempo (2008) Lector de piedras (2008) Jardín de Camaleones (2008) El hombre de todos los días (2008) y Habanápolis(2009) . Libros publicados hasta la fecha: La máquina del Destiempo (2008)  (impreso y editado en Catamarca- Argentina) y la Antología Poética: El Hombre de todos los días .Los poemas que acompaño traen rumores y aromas de su tierra natal.


del libro Habanápolis (2009)

La ciudad me ha enseñado infinitos temores:
un gentío, una calle me han hecho estremecer,
un pensamiento a veces, espiado en un rostro.

Cesare Pavese
(Santo Stefano Belbo, 1908-1950)


EL ÁRBOL

En esta hora 12 en punto de la noche 
una mujer le da tres vueltas a un árbol,
a la primera promesa le entalla una cinta roja,
al segundo sollozo le deja caer una moneda
y en el último lamento de las eternas campanadas
reza, reza un rezo sin rezar,
porque como Dios nunca está a la vista
por si acaso se casaron la política y la caridad,
pero ese día todos saben que son:
buenos, malos o enfermos graves
y que nadie a de parar obedientes
darle tres vueltas al mismo árbol,
apenas hoy el gallo incierto cante divinamente
a la raíz de esta vida que todavía no vive,
una mujer le dará tres vuelta al mismo árbol
más bien por futuro que por bendita.


 AVISO
El espejo avisa a un hombre
de un metro setentaitanto,
iba a salir ahora con sus pies
a donde la ciudad es una calle soleada,
pero decidió no renunciar a sus bienes,
a su habitación periódica,
a desabrocharse los 6 botones
con poco disimulo
y mirar la abierta mercadería
de la mujer dormida en su lecho
sin ninguna resistencia,
y que tiene la belleza
de quien nace
conveniente para el fuego,
volvió fortalecido
porque había dejado de fumar,
porque María era perfecta
sobre la revuelta cama,
porque tiene un sexo
y unos pocos años como él
o porque viven demasiado
lejos de la tierra.

PUERTO
En este puerto es de noche
y quiero abrazarte
aunque todavía
no me hallas jurado tu nombre,
tamaño muro para este mar
que fuimos, somos y seremos,
pero tu vestido es de vidrio
y mi traje: de aluminio,
y además porque tú eres una lastimada
y yo un arrepentido
por no querer ser un lastimado.

Te recuerdo que en este puerto es de noche
y el mar acostumbra al hombre
a hablar con su oreja,
e insiste e insiste pescar
un diálogo duradero
con las desconocidas,
y como fondo otra versión de la ciudad
sin saber por qué
tan apagada
todavía arroja humo.


Del libro: La Máquina del Destiempo (2008)


LA MÁQUINA DEL DESTIEMPO

Tú cuentas la vida igual a como yo la cuento
pero en tu reloj nunca será la misma hora que en el mío,
habrá que inventar la máquina del destiempo
para que nazca el arte más grande del mundo:
la humanidad.

Desde este principio lo que nos conmueve
será una mujer embarazada procurando dar a luz
un As, un rey y una reina.

Sólo tú y yo tenemos la llave maestra
de la tal máquina perfecta,
sólo las mujeres tienen talento
en nombre del gran autor de la vida:
el Amor.
¡BIENVENIDOS A LA MÁQUINA!

¡Bienvenidos a la máquina!,
en cambio, no olvidemos a la rosa.
El óxido perfora el ritmo de los relojes,
embargado por Dios el hombre simula decencia,
el esfuerzo del corazón por respirar
ya es trabazón en la garganta.

Qué nos juran las palabras?
el amor se desamora
con la pasión de la tecnología.
A esta hora, justo a esta hora
la luna es un experimento
para despistar a los enemigos,
de tanto insinuar el futuro
se inventó el destiempo.

Sí, bienvenidos a la máquina,
hoy el ingenio más caro del hombre
es la indiferencia prematura
y esta es nuestra más moderna hipocresía:
el inevitable dolor opcional.


Como no podía ser menos, aprovechamos para bailar unas habaneras y alguna bachata. ¡Quedamos cansados! Por eso la locomotora puso proa a nuestra tierra. Sobre todo porque nos esperaba ansioso nuestro últimos pasajero: EMILIO NUÑEZ FERREYRA de SAN ANTONIO DE PADUA (provincia de BUENOS AIRES). Amigo que ya nos ha acompañado en otros recorridos (Nº 63) y para los distraídos le recuerdo brevemente sus datos: Nacido en Barcelona en 1944. Transplantado en Buenos Aires cuando aún no había cumplido los 5 años. Hace más de medio siglo que reside en San Antonio de Padua. Concurrió a los Talleres de Dalmiro Saenz, Gabriel Landoni y Juan Alberto Núñez. En 2001 y 2003, la Universidad de Morón lo distinguió con el tercer premio en Cuento Breve. En 2002, una Editorial de Necochea, hizo lo mismo con el primer premio en Cuento Brevísimo. Y para no "perder la mano" siguió cosechando distinciones. Participó en Antologías. Tiene publicados varios trabajos  en revistas y diarios. En junio de 2006, publicó su primer libro de cuentos: “Historias en sepia” (Ed. Dunken). Hoy nos trae un relato con cálidos recuerdos de infancia. 

PIBE DEL 57

            No sé si a todos les pasará lo mismo, pero cada vez que busco una cosa, encuentro otra. Admiro a esa gente que, a sus papeles los guarda prolijamente en un archivo. Yo soy un desastre: Todo en cajas de zapatos. Por ende, entre tanto papeleo, en busca de una factura, se me aparece algo semejante a uno de esos amigos que ya no extrañamos porque hace muchísimo que no sabemos nada de ellos. Pero esta ahí, enfrente de uno. Entonces, la emoción nos embarga.

            Sí, acabo de encontrar una fotografía que tenía  olvidada, y me quedo extasiado, contemplándola un buen rato.
           
La fotografía fue tomada en el año 1957, y luego de casi medio siglo, se presenta ante mí como si tal cosa fuera. Esta foto es una impertinente, hace que sensaciones ambiguas acudan a mi ánimo, pues si bien me alegra reencontrarme con ella, a la vez, siento una congoja inexplicable.

En ella hay un grupo de niños. Debió ser plasmada en pleno invierno, pues tres de los que están parados, tienen sobre el delantal, el sobretodo puesto. Como nunca pertenecí a la pandilla de los más altos, al instante recordé que tendría que buscarme entre los que están sentados en el suelo.

      Hay uno que entre sus manos sostiene una pequeña pizarra que anuncia "6º Grado A 1957 ". Con un pañuelo de papel, limpio los anteojos con insistencia. Luego me los coloco, pongo toda mi atención en ese niño, y descubro que estoy lejos de ser ese. Me angustio; sé que estoy ahí, no me explico por qué dudo, lo recuerdo perfectamente, pero en ese instante, me pasa lo que muchas veces:

No sé quién soy.

De pronto, la sonrisa de costado, la cabeza un poco inclinada hacia la derecha, las manos entrelazadas sobre la falda del guardapolvo, y un endemoniado remolino al final de la impecable raya del engominado pelo, me dicen a las claras que acabo de hallarme después de cinco décadas.

Ahora sí, comienzan a "caerme todas las fichas", (como dicen mis hijos). De los 31 compañeros, hay dos que no tengo idea de cómo se llamaban, pero los apellidos del resto me fluyen a modo de cascada. Y por un momento, hasta me parece escuchar la dulce voz de  la señorita Raquel, pasando lista.

Mi atención vuelve a mí, al niño ese que fui. Él me mira sonriente, y yo, algo emocionado, también le sonrío. Llevo mi índice derecho hasta sus manitos. De pronto, todo lo que esas manos han hecho, se me representan como en cámara ligera. Con el mismo dedo acaricio su boca y como en un acto de reflejo, con el otro índice toco los dientes de hoy y me asombro de que sean aún los mismos.

Las cejas oscuras contrastan con la claridad del pelo, y como están algo caídas, le dan a mi rostro cierto aire de melancolía. Quizás me hallaba en uno de esos días en que el asma me acosaba. Tal vez, como era la última foto que tendría de la Escuela Primaria, estaba pensando qué sería de mí, en la ignota Secundaria. O divagaba, preguntándome, con qué hilos tejería el destino las vidas de Torrillas, Armengol, Bocca, Pedrito Nefi, el entrañable Manolito Seijo... Y tantos otros...

A algunos los veo de vez en cuando; dos de ellos a menudo... Los otros: Dios sabrá la suerte que amasó para ellos...

Ahora llega a mis fosas nasales el penetrante aroma a mandarinas verdes, pequeños frutos que robábamos desde la medianera del fondo de la Escuela. Me parece volver a sentir la emoción de ser yo, en un determinado día, el que tiene la dicha de tocar la campana, anunciando la hora de salida.

Acerco la fotografía a mi boca y me beso. Me beso con el mismo amor que he besado y beso a mis hijos y a mis nietas, y comienzo a verme empañado. Y el pibe que fui me mira, sonriendo de costado, con la cabeza algo inclinada, indiferente a la emoción del viejo que ya es. Pues ahí, en esa fracción de segundo de aquel día, una cámara lo ha eternizado niño. Vuelvo a quitarme los lentes y con el mismo pañuelo, seco el rostro del que soy ahora.

Me apabullan los recuerdos. Me parece ver los titulares de los periódicos de ese año. Con letras gigantes anuncian que ha comenzado la locura. Los soviéticos han puesto en órbita a la segunda nave Sputnik. Y a mí, lo único que preocupa es la suerte de la perrita Laika.

En la fotografía no hay ninguna chica, entonces evoco el contacto sutil que teníamos con ellas, o en los recreos o en las nefastas clases de música. Dos ojos verdes se anteponen a las demás nostalgias: Son los de María de los Ángeles, la que por primera vez, me hizo comprobar lo doloroso que puede ser el amor.

Vuelvo a encontrarme con mi antigua mirada, la sonrisa, las manos, el jopo. Sonrío. Suspiro hondo. Me muerdo un labio. Pregunto:

 - ¿Vos te imaginabas, pibe, que 30 años después se te manifestaría la pasión por la literatura?.

Me responde que sí; que eso siempre estuvo en él y me recuerda que tanto ayer como hoy, nunca nos gustaron las matemáticas.

  - ¿O no te acordás con qué pasión leía todo lo que llegaba a mis manos?. Estas que están entrelazadas, las mismas con las que me acaricias ahora. Sí, arrugadas, con alguna que otras cicatrices, (aunque no tantas como las que guardas en el alma).-me susurra y me imagino que me guiña un ojo.

Entonces me las miro, y admito que aún hoy, se emocionan al abrir un libro; digamos de García Marquez, José Saramago, Osvaldo Soriano o Mujica Láinez.

El yo de ayer percibe mi turbación. Desde ese amarillento cartón, con tantos rostros juveniles impresos, me dice que no tenga miedo. Me persuade a acatar, a resignarme que siempre he de tener alguna nana. Trata de convencerme en que nada nos será fácil,; pero que no nos impedirá crecer. Que al final, habremos de convertirnos en un hombre sensible, quizás iluso. Decididamente: Un pertinaz soñador de utopías.

 Intento nutrirme de lo que dice de mí (o sea de nosotros). No tengo más remedio que darle la razón.  Pues por un momento, hasta me animo a pensar, (y eso no se lo digo, sería petulancia), que en mí no hay lugar para la traición, la ingratitud y el rencor. Tal vez por ser un tipo sencillo. Acaso algo bueno.

 - Y bastante pelotu... -añade, meneando la cabeza.

 - Pará.-le digo. No te pasés de piola. Después de todo, vos podés ser el que soy yo, y a la vez, no ser el mismo.- agrego.

Y desde esa sonrisa canchera, me dice que no me la crea. - Que poco a poco, mientras te olvidaste de mí, la vida se ha encargado de templar algunas cosas que de nosotros no te gustaban. Además, te ha sabido inculcar un poco de paciencia y bastante resignación para soportar lo insoportable.

  - Tenés razón, galleguito.-le respondo. Si yo fuera la maestra, te pondría un 10 en filosofía.

Y el viejo del 2005, sonríe. Es una sonrisa cargada de emoción. Lo hace de costado,  exactamente, como el pibe del 57.


Realmente fue un largo y entretenido viaje. Más era hora de regresar al pago y así, al tranquito corto, arribamos a nuestra estación. Y aquí los espero, como siempre en millaco@ciudad.com.ar . Con trabajos, minibiografías o comentarios. AGRADECERÉ profundamente que, si cambiaron la dirección de mail en el transcurso del 2.010 me lo hagan  saber, pues me son devueltos algunos correos.
Nos seguimos encontrando !!!!!!!!!!!!!! Un abrazo

                                       CRIS