¡¡PASAJEROS AL TREN….!!!!!!!!!!!!!!!
Pues el frío invernal no detiene su marcha. Ni la
pandemia le impide acercarse a los amigos (siempre con mascarilla virtual …) En
estos tiempos de desolación necesitamos más que nunca entibiar el alma,
recuperar la sonrisa, predicar la esperanza. No bajemos los brazos ni dejemos que
el pesimismo aliente en nuestro corazón.
Por eso … ¡partimos!
La locomotora ronroneó un poco y emprendió la marcha
hacia los pagos santiagueños, para recibir a un nuevo pasajero: JUAN MANUEL ARAGÓN. Nació en 1959 en San Miguel de Tucumán. Vive en la ciudad de SANTIAGO DEL ESTERO, es periodista
´free lance´ y reportero gráfico, actualmente confinado por pandemia. Tiene 60
años, una mujer, Marcela, dos hijos, María Celia y Juan Manuel. Cuatro
libros publicados “Platita” y “De última” (en tres tomos). Participó
en antologías y en concursos de cuentos, con suerte diversa. Hoy nos deja dos
relatos plenos de emoción y nostalgia.
E Mail: juanmanuelaragon@gmail.com
UN ARO DE BICICLETA Y UN FIERRITO PARA EMPUJARLO ERAN
SUFICIENTES
Mi tata me regaló un aro de rueda de bicicleta y un fierrito
doblado en la punta para empujarlo. Se lo había visto a algunos amigos y me
parecía un aparato lujoso. Y un buen día, ahí estaba, yendo de un lado para
el otro, llevándolo para todas partes como si hubiera tenido un pony.
Después heredé su bicicleta de carrera, pero mucho tiempo anduve pasando los
pies por debajo del caño, porque no llegaba a los pedales. El hecho de que
fuera inmensa, rodado 28, y tuviera algo de herrumbre no mermaba mi
alegría por tener una que usaban los grandes.
A la siesta en el campo jugábamos con soldaditos.
Una felicidad vea. A veces estaba tan lindo, que nos daba pena dejar de andar
en esos caballos fabulosos, por aquellas montañas, haciendo grandes hazañas:
pero los grandes se levantaban y debíamos levantar campamento.
Para qué le voy a contar lo que eran a las
escondidas en la casa de los abuelos, llena de recovecos, cañas
huecas, paraísos. De grande, cuando mis primos chicos jugaban, siempre
me prendía. Era un deber enseñarles los trucos de aquella diversión, a
saber: a) nunca esconderse lejos de la piedra y b) no perder de vista al que la
contaba para calcular bien la disparada salvadora.
Las noches de invierno jugábamos a la loba con mi mamá y
mi abuela. La vieja nunca se iba descartando como el resto, esperaba tener
los juegos armados para recién bajarlos y ganarnos. A veces le hacíamos burla
porque si ganaba otro, acumulaba de golpe, un montón de puntos en contra. No lo
hacíamos ni por un caramelo, sino para no irnos a dormir a las 9 de la noche.
En las fiestas, los chicos teníamos una mesa aparte y comíamos
antes, ¡qué maravilla!, para seguir jugando. Nos habríamos molestado si nos
hubieran entreverado con los grandes, obligados a oir sus
conversaciones, estar callados, tener compostura.
Pero luego la vida cambió.
El teléfono era negro y mis abuelos tenían el 15945, en Tucumán,
antes de que le agregaran los otros números. Estaba en una repisa y
debajo de él había una guía. Los chicos deseábamos, sueño inalcanzable,
un karting a motor, un equipo completo de nuestro equipo de fútbol,
una ametralladora de plástico con lucecitas. Pero, ¿un teléfono?, ¿para qué, diga?
Lo mejor eran los cumpleaños: un montón de chicos
jugando a la pilladita, sudados y felices. Las madres servían la torta al
principio porque después, en medio de los juegos, nadie iba a posar para la
foto. ¿Un payaso en un cumpleaños, dice?, ¿un mago?, ¿un castillo
inflable? ¿Por qué íbamos a estar quietos, justamente en una fiesta?
El mundo era de los grandes, los chicos éramos un
apéndice para reírse un rato con sus gracias. Y luego tu madre decía:
“Rajen de aquí, ¿no ven que estoy ocupado conversando con la tía
Mabel?”.
A veces pienso en el aro aquel. Y me digo qué bueno sería
regalarle uno a mi chango. Y que lo aprecie, se canse de correr por
detrás, imaginándose que es camionero, maquinista del tren.
Piloto de avión
Astronauta camino a la Luna.
Pero la vida no es solamente la vida. Es también lo que hicimos
con los chicos, abandonándolos en manos de la televisión, los celulares, las
niñeras, el jardín de infantes, para ir detrás del aire acondicionado,
el auto último modelo, los pantalones a la moda, el celular de Corea.
Cuando llega la vejez, un día te acuerdas de
aquello y redactas una crónica. Luego le pones punto final al escrito.
Y debajo de todo lo firmas.
UN ÁNGEL NEGRO PARA EL ÚLTIMO VINO
TINTO
Muy de noche, cuando las estrellas son un
recuerdo acompasado entre la respiración de mi mujer y el reloj de la Casa de Gobierno, me suele
chistar desde el patio algo como un silbido, un “vení, vení”. Nunca le hago
caso, suelo quedarme mirando entre la penumbra, el ventilador en el techo, que
da vueltas tirando un aire caliente, pesado, gomoso. Antes, cuando fumaba,
quizás habría encendido un cigarrillo para aguaitar despierto y averiguar si al
rato me sigue llamando o se calla y se va para otra parte. Pero me duermo de
nuevo con una angustia en el corazón, una tenaza que me acogota en las
pesadillas posteriores.
A veces quisiera conocerlo, saber cómo
es, mirarlo de frente y preguntarle qué quiere o, en todo caso, por qué me
persigue, por qué no se va de una buena vez y me deja en paz, qué le he hecho.
Por el momento permanece en la categoría de chamuscada luz, sombra de una
sombra de las tres y media de la mañana, cuando por la Absalón Rojas suelen
merodear los espantos del pasado, dando vueltas en remolinos de recuerdos
agridulces, haciendo asustar a los que regresan de la fiesta en otro barrio, en
otros brazos, en un mundo distante, a recuperar el amor que dejaron en la casa
por andar tunanteando por ahí.
Me quedo quieto, tratando de no moverme,
esperando que se vaya o se calle, midiendo el tiempo que queda hasta que me
despierte definitivamente en la mañana, olvidado del horror de las tinieblas.
Lo volveré a recordar la noche siguiente, cuando por la ventana vuelva a
silbarme en un ruego que no descansa: “Vení, vení”. Tengo miedo de contar lo
que me sucede, me dirán que me levante a ver qué es, que venza el temor por lo
desconocido y finalmente descubra qué es ese recelo que me acecha en las altas
tinieblas de la profunda noche.
La vez pasada quizás pisó una ramita,
rozó una pared, no sé, entonces sentí como una presencia real, más allá del
chistido y sus evoluciones. La oscuridad estaba agazapada debajo de la negra
noche sin luna, dando vueltas por el patio, como yendo del lavadero a la parra
del fondo y volviendo a observarme desde la abierta ventana del dormitorio con
sus ojos de carbón. Quedé petrificado esperando que se revelara, que dijera qué
se le ha perdido que anda en una búsqueda tan constante. Pero nada dijo. Ni una
palabra, ni una señal, sólo silencio en medio de mi soledad.
Tengo que apartarlo de cualquier manera.
Mi casa no debería ser reducto obligado de espectros de apariciones que no han
sucedido. Voy terminando el vaso de vino tinto, una de estas noches, cuando me
halle descuidado, tirará de la cuerda de la vida y apagará mi corazón para
siempre. Entonces, este ángel negro de mis pesadillas más atroces, quizás
saldrá volando por el cielo del barrio Alberdi, a la misma hora en que el reloj
de la Casa de
Gobierno le avise al general San Martín, que son las tres y media de la
madrugada.
Y que me he ido para siempre.
Nos despedimos de los amigos y amigas
santiagueños y el trencito rumbeó para Córdoba, que allí nos aguardaba otra nueva pasajera: HILDA AUGUSTA SCHIAVONI. Reside en
INRIVILLE (Prov. de CÓRDOBA). Prof. de latín Literatura y Castellano,
Doctorada Honoris Causa en Portugal y EEUU, publicó 15 Libros y más de un
centenar de antologías en EEUU, Italia Brasil, Colombia, Chile, Uruguay y
Argentina e India. Recibió más de 80 premios literarios desde, Japón, España,
Panamá, Uruguay, Perú, Italia, Brasil, Guatemala… Sus poemas fueron traducidos
al italiano, francés, inglés, portugués, árabe y griego. Es miembro de
instituciones literarias de EEUU, Italia… Delegada Cultural de Uniletras,
Colombia, recibió reconocimientos a nivel nacional y latinoamericano por su
trayectoria cultural, Cónsul Honoraria del Parlamento de escritores de
Colombia, pertenece al grupo Poetas del Mundo, a Mil Milenios para la Paz , a la Organización Mundial
para la Paz ,
cofundadora del Círculo Internacional de narradores y poetas del MERCOSUR y
premiada por la
Federación Mundial por la Paz. Recibió el Lauro
de oro desde Colombia. Disfrutemos de sus poemas claros e intensos, que inducen
a reflexionar.
ADELANTE
Levanta
la frente
y
mira la vida.
Recubre
la mente
con
una fortaleza de piedra
y
deja
el
corazón palpitante
dentro
de la corriente efervescente.
Todo
toma la dimensión
del
canto del grillo
o
de los anillos
de
la semilla de alfalfa
fruto-aroma-color.
Todo
pasa por
círculos
concéntricos
que
se diluyen
para
dar lugar
a
otras ondas.
Todos
labramos
nuestra
propia estatua,
de
arena, de greda, de sal
o
del Ser Intermitente
que
mira más allá del mar,
mientras
el azul grandioso
modela
la luz en perfume,
en
abono,
en
fuerza vital.
Nada,
jamás,
entorpecerá
tu
destino inmortal.
Levanta
la frente
ante
los siglos que esperan.
Camina
recta
y
nadie impedirá
que
llegues al final.
POEMA AZUL
Círculos
de luz
que
descienden,
me
rodean, me abrazan
y
me elevan.
Una
plenitud de esencia
que
ilumina y recrea,
lentamente,
me
da su fosforescencia.
¡Oh,
potente faro
que
recorre mi existencia,
nada
por el torrente
de
mis lágrimas añejas,
cosquillea
en la piel,
deja
un sabor a glicinas
entremezclado
con abejas
y
vibra,
temblando
en la médula!
¡Oh
radar!,
luminosidad
concéntrica
que
me atrapa,
titila
en un torbellino
y
sobre una gota iridiscente
entrega
su soplo mágico,
polvo
de luciérnagas,
para
que pueda buscar
los
soles trepidantes
de
las estrellas
y
emborracharme de claridad
en
los otros caminos
de
la existencia.
Mi
poema más hondo
no
tiene palabras.
Habita
en una zona
de
agua clara
que
dejé correr
porque
no
quise mostrarlo
El
cauce
era
natural, pleno
y
llenaba de luz
mis
entrañas.
Su
murmullo distante
me
sosegaba el alma
pero,
retuve
mi poema
lleno
de silencios
que
mitiga
mis
espacios iluminados.
La
armonía es un concierto
de
miles de ruiseñores
donde
impera la belleza
entre
hermosos sones.
Es
el mármol suavizado
bajo
formas perfectas.
Es
la melodía selecta
que
anida en los corazones.
Es
un poema melodioso
donde
resplandece la concordia
o
una niña candorosa
que
camina entre flores.
La
armonía es la versión perfecta
que
une el primor
se
solaza entre las Musas,
los
Hombres y el Señor creador.
PERCEPCIONES
Mi
poema hace arabescos
en
la zona inmemorial del recuerdo.
Mi
poema busca en los arcanos del futuro
y
sedoso serpentea
en
el área del sentimiento.
Mi
verso es un mercenario
que
ametralla
los
escollos del silencio.
Mi
verso camina
y
al hacerlo exalta
a
los ídolos que fueron.
HIJOS ETÉREOS
Hoy
voy en búsqueda de mis versos
con
aliento reseco.
Los
busco con mis manos ásperas,
los
envuelvo
en
mi frente trasnochada
como
a un dulce recuerdo,
como
a una cosa querida
que
se metió muy adentro.
El
verso, sosiego de sinsabores,
luciérnagas
de adentro
me
da la mano
como
si no fuera
una
partícula inmaterial
de
mi cuerpo.
CAMINANTES CIEGOS
Me
detuve
como
el Dante
en
el borde
del
camino
y
contemplé
la
vida que corre.
Vi
que existen
otros
ríos
debajo
de los caminos,
otros
rostros
detrás
de las caras.
Vi
como miran la existencia
los
caminantes ciegos
y
sonámbulos
que
transitan hacia la muerte
evadiendo
la
cárcel del pensamiento.
ALAS PARA SOÑAR
EI
hombre,
que
siempre tuvo sueños de pájaros
se
quiso poner alas
para
imitarlos.
No
sólo fueron cosas de Ícaro
ni
de locos milenarios
que
soñaban
que
entre rubores y blanduras
se
elevaban mágicos.
Hoy,
el Hombre,
vuela
como las aves
y
en la medida en que se eleva en el espacio
va
perdiendo su sueño de pájaro
que
lo acercaba a las estrellas
y
le develaba
los
más sutiles arcanos.
Y otra pasajera esperaba en la misma provincia para viajar con
nosotros: AMANDA TOMALINO. Vive en SAN MARCOS SIERRAS (Prov. de CÓRDOBA) Y
se define “Soy esta mirada nacida en el monte que habito. Soy un navegante
en la aventura de la creación estética. Una mujer que aprende a recordar y
relata su historia. Que enfoca el pasado para verlo más de cerca. Soy una mujer
que desea y seduce con lo que nombra, con el silencio que rodea la palabra. Y
donde se gesta el poema busco al lector que me complete”. Obra publicada -
género: poesía: De sortilegios y
pasiones- 1998 - Calendario de
flecha – 2001 - Los ojos del lobo
– 2005 - Equinoccial – 2007 - El cuerpo infinito – 2010 - El cuaderno de mi madre – 2011 - Thesión, la isla del laberinto – 2012 - Un lugar en el espejo – edic bilingüe
– 2014 - Toda la noche afuera – 2015
- El vértigo no importa – edic.
bilingüe- 2016. Hoy nos trae sus poemas plenos de luz.
E Mail: brevedad@hotmail.com
ARENA Y VIENTO
Acaso soy todos
los nombres.
Esta mujer
pronunciada en la garganta,
resonando
profundo,
curvada como un
arco.
Mujer prestada a
la tierra
tallo frágil y
encendido
alegría doliendo
de tanta primavera.
Mujer,
todos mis nombres
silencio que
aguarda detrás de la lluvia.
Mujer de errores
cóncavos,
audaz como el
abismo,
extensa y firme
como un grito,
soy esa voz,
soy este mismo canto.
A veces en la madrugada
se queja tu boca.
Nombras el musgo,
la abeja,
las cuevas, los
volcanes
y otras palabras
nuevas ….
dolor, temor,
tristeza.
En la madrugada
se pierde tu alma
como quien da un
traspié en la penumbra.
Y con las últimas
plegarias del verano
otra vez nombras
las cosas
y lo que nombras,
me reconoce.
A la locomotora le sobraba energía y estando
cerca de un aeropuerto decidió subirse al avión para visitar las tierras del
norte y allí recibir a MARÍA TERESA ARRAZOLA. Nació en Bogotá,
Colombia. Su obra poética ha sido traducida al inglés y publicada en numerosas
antologías. Actualmente vive en St PAUL,
MINNESOTA, U.S.A. Estudió arte y psicología en Anoka Ramsey Community
College y realzo una maestría de MLS en la Universidad Estatal
metropolitana. Pinta en acrílico, acuarela y óleo. Su trabajo ha sido expuesto
en Imágenes de los años 2001/03/05/07/08, en Anoka Ramsey Community College
Library y Congregational Church Art Gallery. Ganó el primer lugar en la feria
estatal de Minnesota el 2007, y el Segundo lugar en Imagen 2008 en Mora MN.
Actualmente participa en un grupo de artistas y escritores llamado el Espacio
de los Creadores donde tiene varios cuadros en exposición. Acompaña hoy sus
poemas, en un vuelo libre y de altura. Pertenecen a su último libro que trae
versión bilingüe en inglés y español.
E Mail: northeen03@yahoo.com
ALCATRAZ
Vuelo de alcatraz
embriagado de viento y luna.
Tu amor sin ataduras
vendrá a mí.
ICARO
Te presiento
cóndor liberado
que traspasas barreras
y vuelas
hacia el sol.
Voluptuoso despliegue
de gigantescas alas.
AGUA PROFUNDA
Claridad y penumbra
Impredecible proyección
de ángulos obtusos.
Hábil variante
en los desniveles del tiempo.
Centella de luz
que nos unió por un
instante.
ECLIPSE
Imperceptible movimiento.
Aparente inutilidad
de la espera.
La sombra lunar
eclipsa el día.
Más allá de la oscuridad
se adivina
la corona radiante del
sol.
ALBATROS
Lejanía de alas en la bruma
sobre un oleaje de plata.
Tempestad de centellas
que marcan rutas imposibles.
Las antárticas pupilas del
albatros
se encienden en espejismo de
aurora boreal.
SAGITARIO
Me revestiré de alba
me ungiré de noche y de
luceros
para el delirio irreverente del
fuego.
Como una saeta me lanzare al
infinito
para arrancarle palabras
al silencio implacable de las
estrellas.
Soy tan solo una tuerca
desprendida
del complicado engranaje
de las cosas en orden
que nunca han dejado de ser
de deslizarse como una enorme
rueda silenciosa
que gira sin cesar.
Dame ya mi lugar! Dame la ruta
donde alguien como yo quiera
arrancarle
palabras al
vacío con la cabeza herida de soledad…
del libro inédito “Agua Profunda”.
Y el trencito regresó, ahora sí cansadito, a su
andén. Aquí los espera con sus poemas y sus cuentos (más una minibiografía).
Pueden enviar sus trabajos a: letrasenelanden@gmail.com
Un
abrazo
CRIS
F.
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Me alegra volver a ver escritos de María Teresa Arrazola! Gracuias
ResponderEliminarla originalidad de tus versos querida Amanda, transportan, elevan y me recuerdan esa, tu Tierra con nombre de santo, caminos arbolados, riachuelo y piedras, muchas piedras y formas redondas... ¡Cómo olvidar ese aire, montes y manos amigas!
ResponderEliminarGracias querida Cris por tu tren que siempre nos acerca!!!