El clima frío ya se hace sentir por estas latitudes
sureñas. Pero el corazón mantiene encendido el fuego de la esperanza, de la
ilusión de que un mundo mejor es posible. Mientras nuestras letras volarán con el
viento llevando ese mensaje.
Y quiero comenzar hoy con un homenaje a un grande de
las letras pampeanas: GUILLERMO HERZEL,
quien acaba de fallecer trágicamente junto con su esposa el 6 de junio ppdo.
Había nacido en la localidad de GUATRACHÉ (prov. de LA PAMPA ) ciudad donde
residía. Ejerció la docencia desde 1.963 hasta su jubilación. Era miembro de la Asociación Pampeana
de Escritores, de la cual fue presidente durante los años
1993/1994. Ha sido uno de los fundadores de la Comisión de Cultura del Instituto
Juan Bautista Alberdi, que luego deviene en Comisión Municipal de Cultura
de Guatraché. Sumamente creativo, realizó diversos trabajos
audiovisuales, como el video "Sueño
de un pelo", con textos de su autoría, por el cual recibió un premio
del Instituto Nacional de las Artes Audiovisuales. Fue autor de los
textos "Canto a la tierra que
habito", espectáculo musical que junto al
grupo Cultrum fue presentado en diversas ciudades del país en la
década del ´80, como así también de los que integran la cantata "Trigo y discordia",
donde se relata la rebelión de los trabajadores rurales de la localidad de
Jacinto Arauz, en 1921. Es
autor de los textos que integran la cantata, trabajo musicalizado por el
compositor pampeano Mario Figueroa e interpretado por el grupo La Mestura , junto a los
músicos Camiletti y Rodríguez y Coral Guatraché. El Fondo Editorial Pampeano ha editado sus libros "Nosotros" (Poesía,
1994) y "En el nombre de los
padres" (Poesía, 1999). En 2006 publicó "Historias en bicicleta" (Cuentos), "Cantares de la tribu" (Poesía), presentado
en Guatraché en agosto de 2009; y "Crónica de un viaje largo" (Poesía 2011), dedicado a la
comunidad mapuche de Ruca Choroy (Neuquén); asimismo “La increíble historia del Flaco Chávez” (cuento) y “Maestros” (cuento). Numerosos
textos literarios de su autoría han sido musicalizados por artistas
pampeanos, expresión genuina de nuestra cultura, recorriendo con
ellos diversos escenarios de nuestro país, como por ejemplo
el guión que escribiera en 1989 para la delegación oficial
pampeana que se presentó en Cosquín. Sus poesías han sido publicadas
en diversos medios del país, formando parte de antologías pampeanas y
nacionales; varias de ellas han cosechado premios provinciales y
nacionales. Últimamente, estuvo presentando junto a Alberto “Fueguito”
Acosta, el espectáculo “Canto
Continente”, basado en el trabajo discográfico de ambos que lleva el
mismo nombre; editado por la
Editorial Voces de la Cooperativa Popular de
Electricidad de Santa Rosa. El trabajo aborda un homenaje al hombre y a
la mujer que en todos los tiempos -originarios o llegados del otro lado de
los mares-, apostaron sus vidas a la construcción de la gran patria
latinoamericana.
Aquí les dejo algunas de sus creaciones.
MUERTE DE BELGRANO
Nadie tendrá paz: Ni Castelli que muere durante el juicio,
ni el propio San Martín, que combate en Chile. Belgrano
muere en la pobreza y el olvido el mismo día de caos
en que Buenos Aires cambia tres gobernadores.
Osvaldo Soriano "Cuentos de los años felices"
Para
Mario Figueroa
El reloj...
Debajo de la almohada...
Para usted, doctor,
aliviador de mis males,
calmante y consuelo de mi martirio.
Este hombre abandonado,
sigue escuchando el cañón,
el llamado de la sangre derramada.
Todo lo que tengo,
para usted,
que me acercó tan tiernamente
al país de la muerte.
Este abogadito hecho soldado
sueña todavía lo que el pueblo sueña,
aun en la escasez de la derrota.
Por usted, doctor, es menos triste la
batalla
sobre este campo de algodones,
bajo este cielo de borrasca.
Este guerrero traicionado,
emparentado a la miseria
de los que niegan el abrazo,
va a capitular su último combate
Le falta ese sol que usted merece.
No lo tiene este generalito
en la oscuridad de su fracaso.
Este fabricante de sueños y
estandartes
arma su coraje ante la última
contienda.
Rendirse será menos sombrío
por usted, cántaro de agua fresca,
piedad, sombra de los nogales,
misericordia, entrega...
El reloj, doctor...
Debajo de la almohada... (2006)
LA MURALLA
|
Una larga muralla construyen los
gringos.
De Este a Oeste.
De disparate a hipocresía. De lo
artero a la impostura.
De mar a mar repta el veneno.
Han hecho un llamamiento a los
expertos:
Especialistas en
saña,
diestros y
pacientes estafadores,
competentes
farsantes.
Todos acudieron pródigos a dejar sus
modelos
a prueba de sueños y otros males.
Pondrá esta muralla
coto a la invasión de los bárbaros,
que, desde sus rústicos países y sus
olores,
enarbolan reclamos y reclamos.
Habrá que ocupar en la muralla
a todos los hombres sin trabajo.
Construirla rápidamente.
Cercar Canadá cuando se concluya
Méjico.
De angustia a regocijo, la muralla.
Finalmente, dos cuadrillas de
bienaventurados
terminarán de cerrar el mar y el mar.
Recién entonces,
-después de invitar a que pasen
los que admiren ese paraíso,
después de dar lugar a que huyan sus
agobiados-
cuando hayamos comprobado
que es imposible violentar tanto
trabajo...
... recién entonces, comenzará la
fiesta.
La muralla, voluntad de los hombres,
será finalmente la paz sobre la Tierra.
ESE ROSTRO
Ese rostro que cruza la multitud,
lleva todos los vientos y los exilios
del espanto.
Tiene formas de madera
y destino celeste de araucaria.
Sobre él han trabajado los años.
Heridas de los abuelos
|
que vuelven para habitarlo.
El paso es firme
y la voluntad del reclamo
pone su nombre sobre la pancarta.
Marcos me mira,
desde una remera, interrogante.
Quizá no entienda
que entre tanta palabra
esta mujer pueda concentrar su
batalla
en la poesía de Roque Dalton
que con ella ha vuelto
a enarbolar la esperanza.
Ese rostro que cruza la multitud
me mira desde los ojos originarios de
América
Me mira desde un mundo incendiado.
Lleva en la mirada coraje de cinco
siglos,
y su reproche suena como las armas.
Ese rostro tiene el color
de las camisas pintadas.
El color de la arcilla
que, día por día, sus manos amasan.
Y vuelve a mirarme Emiliano Zapata
desde el único espacio de su
pasamontañas.
También allí hay dos ojos
con todo el dolor de América
postergada..
Es el momento preciso en que un
médico
me golpea con su palabra para
recordarme,
para recordarle a la multitud
que los tambores no suenan en vano.
Una vieja mapuche ha cruzado la calle
Su rostro y su pancarta
llevan todos los vientos y los
exilios del espanto.
Los tambores, no suenan en vano...
(Neuquen.
Movilización de los trabajadores de la salud. (Último viernes de abril de 2005)
PAMPA DEL INDIO
Aquello era
darle sentido a la vida. Condimentarla. Ponerles un sol gigante a las
tormentas. Ser lluvia fresca y abundante sobre la tierra reseca del Chaco.
Los médicos
habían vuelto a “Pampa del Indio” después de seis meses.
Traían
medicamentos y pan. Amor para curar las heridas más graves y lágrimas para
estrenar con sus hermanos.
Todo eso y una
foto que, medio año antes, se habían llevado en la oscuridad de una cámara,
para hacerla color en Buenos Aires.
Era la foto de
las dos más pequeñas, de los once hijos de Pantaleón Pelegrino.
Los atendió la
madre cuando, enarbolando el trofeo, llamaron a la puerta del rancho.
Le mostraron la
foto con algarabía.
Ella dijo,
entonces, que la Julita (La que en la foto está en los brazos
de Andrea) había muerto por picadura de víbora y la Andrea tuvo
la fiebre y apenas si duró dos días.
Esa tarde en
“Pampa del Indio”, a unos poquitos kilómetros de Resistencia, ya nada tuvo
sentido.
Alguna vez
prometieron hasta el último esfuerzo
por defender la
vida de sus semejantes.
Volvían con el peso de una montaña...
Era una de miles
la historia aquella de “Pampa del Indio”
¿Cuántos niños
devora el hambre
en este país de
fábula y despilfarro?
¿Sobre qué
espaldas deberemos cargar
el peso de esta
larga historia?
¿Cuántas piedras
deberán arrojarse todavía?
No hay teléfonos
ni vidrios ni cajeros
que alcancen
para cobrarles
una sola
lágrima,
un viejo
abandonado,
un niño con
hambre.
Llegará el día
en que los hombres ganen la altura.
Irán al mar las
injusticias
o a deambular al
espacio.
Entonces no
habrá más piedras...
... ni un solo
traidor a quien tirarle.
La
locomotora estaba lista cuando sonó la campana. Y el trencito emprendió viaje
allende la Cordillera ,
para recibir a un nuevo amigo: EDUARDO
URETA AHUMADA. Nació
en Santiago de Chile el 12 de junio de 1948 y reside en LIMACHE (CHILE). Antes de convertirse en escritor, trabajó en
diferentes oficios del área de la administración y la gestión, mientras
escribía. Sin pensarlo, llegó a vivir al balneario de Algarrobo, donde se
integró al Taller Literario “Naciente”, donde compartió con poetas y narradores
de vasta trayectoria. Fue en ese Taller donde conoció el mundo de las letras y
durante un tiempo, se dedicó a escribir las narrativas que iban surgiendo de su
imaginación y que desvelan la magia de los azares cotidianos. Por motivos laborales se trasladó a la
ciudad de Limache (muy cerca de Viña del Mar) Es esta ciudad, donde desarrolló toda una actividad literaria
hasta el día de hoy e incluso participa como integrante de la Sociedad de Escritores de
Valparaíso. A la fecha, tiene 10 libros publicados y además, mensualmente
publica la
Revista Literaria de Limache y constantemente está
desarrollando talleres de Memoria Narrativa, dirigidos a personas de la Tercera Edad. Entre sus obras, las que
más destacan son: Bajo el Sol, una
selección de cuentos (2005); Sueños y
Esperanzas, historias de la vida; El Palote, novela (2006); Sueños y Esperanzas (2007), Más cuentos, cuentos (2008), Cuentos al viento (2009), El faro y Detrás de la puerta. Nos acompaña con uno de sus relatos que espero
disfruten
E Mail: eduardo.ureta@gmail.com
CAMBIO DE FOLIO
Quien lo diría, lo rápido que pasan los años sin que
nadie se de cuenta, salvo cuando comienzan los síntomas de diversas
enfermedades propias de la tercera edad. No solo síntomas, sino también
aspectos en su piel, en su pelo y extremidades, que van delatando el lento
caminar, su pelo encanecido y la llegada de algunas arrugas.
Esa noche no fue placentera en absoluto, las piernas le
dolían por doquier, para que decir las articulaciones de los brazos, que el
tiempo haya pasado dejando huellas imborrables, es real. Ya no dormía ocho
horas continuadas, ahora el sueño es más liviano, más corto, se despierta
cuando el amanecer aún no aclara; pero también nota que se duerme más temprano,
ya no soporta estar hasta muy tarde y menos, trasnochar.
Esa mañana al despertar, nota que le será imposible
seguir conciliando el sueño, por lo que decide levantarse. Se pone de pié,
dejando atrás la cama, la mira y camina en dirección al baño. Se mira al espejo
y comprueba que su cabello se cae con facilidad, que su canosidad ha aumentado,
ya no quedan mechones negros, están cambiando paulatinamente, dejando ver
aquella calvicie reluciente antes escondida.
Juan José, era un hombre de aspecto formal, de estatura
mediana, medio regordete, muy simpático cuando deseaba serlo y recontra pesado
si se lo proponía. Conversador, nunca le faltaba el tema apropiado, halagador
por excelencia y zalamero.
Juan José, ya no estaba trabajando, se había pensionado.
Laboralmente no tenía cabida, daba la impresión que al pasar los 60 su vida
sufriría un cambio total, no tendría posibilidad alguna de trabajar, sería
considerado como un ente que ya había concluido su vida útil, nadie daría nada
por él. Los posibles trabajos estaban destinados a gente más joven, no para
personas mayores con experiencia, responsabilidad y puntualidad. En su mente se
acumulaban palabras que se atropellaban por expresar, volviendo sus
pensamientos a la época juvenil --- Yo crecí sano, pues en las fotos familiares
parezco un niño saludable…..Comparaciones odiosas solamente-----.
Para aquel hombre, su identidad como persona se ha basado
fundamentalmente en el ámbito laboral, quedando con una sensación de vacío al
cerrársele las puertas laboralmente y de no tener nada que hacer ante situación
semejante. Todo lo cual significa la pérdida del rol que ha definido su vida
----el trabajo ----
El hecho de tener menos cosas que realizar durante el día
y más tiempo libre, el tedio comenzó a empujar a Juan José a llevar a la
tentación de buscar, exclusivamente en su compañera de la vida, todo el sentido
de la existencia, creando una dependencia total prácticamente, lo cual dio paso
a diferentes roces hasta lograr alcanzar la paz interior de ambos.
Comenzaban la nueva etapa de la vida y a entender en
carne propia el ciclo de la vida familiar. Esa que uno nunca se imagina que
alcanzará y que se inicia con la pareja y concluye con ésta nuevamente sola. Al
inicio se tenía un futuro por construir y compartir, ahora se tiene la historia
ya vivida y lo que queda por recorrer en conjunto --- solos nuevamente ----.
Empujados a vivir el desafío de este período, Juan José y
su compañera de la vida, comienzan a mirar el pasado vivido, aceptando la
propia historia recorrida paso a paso, como la única que pudo ser vivida por
cada uno, en el matrimonio, reencontrándose con su propia historia pasada y
dando un sentido especial al presente y al futuro que viene; facilitando vivir
el aquí yel ahora como parte significativa de una secuencia de vida escrita en
el subconsciente al momento de nacer.
Es en esta época cuando el nido comienza a desarmarse. En
algunos casos poco a poco en cambio en otros, violentamente. Es en estos
instantes de la vida cuando los hijos ya adultos, deciden la partida de la casa
paterna y se viene la etapa del nido vacío, donde Juan José y su esposa
comienzan un retroceso sin darse cuenta; pero que afecta sus sentimientos, su
estima y amor por la familia. Y por la mente de este hombre pasa
vertiginosamente las reflexiones del carácter del hombre en la vida, que según
Jasper --- Para nosotros historia es el recuerdo, no solo para conocerlo, sino
para vivir de él. La historia es el fundamento ya asentado al cual quedamos
vinculados cuando no queremos disolvernos en nada, sino que aspiramos a
participar en el ser del hombre –
La partida de los hijos, viene a sumarse a la ya
debilitada situación psicológica de Juan José, que junto a su esposa han
entrado en la otra etapa de sus vidas, hojear los antiguos álbum fotográfico,
recordar los primeros pasos de los hijos cuando aún eran bebe, cuando terminaron
sus estudios, cuándo se titularon, cuando decidieron formar una familia y hasta
quedar solos.
Para luego entrar en la etapa en la que comienzan los
quejidos, las enfermedades inician su ciclo de molestias, haciéndose más
frecuentes, dando cuenta que no en vano han pasado los años.
Los seres queridos, aquellos que ya abandonaron el nido
materno ya no tienen tiempo para ellos, trabajan todo el día y por las tardes,
deben preocuparse de sus parejas y familias que comienzan a formar, al cuidado
de sus propios hijos que llegan a este mundo cubierto de envidias, mentiras,
traiciones y veleidades. El fin de semana, deben asear sus hogares, cortar el
césped o salir de compras y en fin tantas otras cosas de un hogar. No alcanza
el tiempo para visitar a los viejos. Cuando se comunican por teléfono, lo hacen
los más breve posible,
---- Sabes…. Estoy
lleno de pega y ya no me queda tiempo ---- otro día te llamo.
---- Ya no me queda carga en el celular y se va a cortar
------ o simplemente llamar la atención con voz mandona
---- ¡Pero si te
dije que no debías comparar eso o aquello!
--- ¿Hasta cuándo, la van a revolver ustedes?
---- ¡Por culpa de
ustedes se resfrió la guagua!
---- ¿Cómo, por culpa nuestra? ---- Si, porque se
vinieron a meter a la casa con el bichito de la gripe y se la pegaron a la
guagua.
---- Pero otra vez te enfermaste, preocúpate de cuidarte
será mejor, para que no la revuelvas más.
Palabras cariñosas a la distancia, que como padres
recibimos con el correr del tiempo. Es entonces cuando la soledad comienza a
pesar, a doler y cuesta sobre llevar. Es el momento en que la pareja debe
unirse aún más, para evitar sufrir la depresión del olvido, esa que no se
acuerda donde dejó las llaves, no encuentra los lentes y no sé que se me hizo
el libro.
Cada día que pasa, el ser se va deteriorando, las
articulaciones le duelen, al caminar se cansa con mucha facilidad, no resiste
mucho tiempo sentado, debe estirar las piernas, ya que tiene la sensación de
adormecimiento de las pantorrillas, tampoco puede hacer mucha fuerza, de lo
contrario al día siguiente, sus brazos no lo podrá mover.
Algunos amigos le recomiendan la participación en grupos
sociales y talleres que le ayuden a realizar el cambio lo más suavemente, sin
que se resienta el cuerpo, el alma y el espíritu.
De esta manera, Juan José y su mujer, participa de un
grupo de amigos, con quienes comparten similitudes en juegos de salón y temas
de conversación y de vez en cuando se reúnen alrededor de un asado, donde
planean algunas actividades comunitarias o simplemente visitar el cementerio
parroquial y colocar flores en todas aquellas tumbas que últimamente no han
tenido visitas de sus seres queridos, limpiar sus lápidas, colocar un pequeño
florero y desearles tranquilidad a sus espíritus, acciones que los hacen
sentirse útiles por algunos instantes y muy felices en el alma.
Es en esta época cuando Juan José pasa a convertirse en
un ser de poca actividad, pero que busca su otro yo, donde aparecen nuevas
habilidades donde la pintura irrumpe fuertemente, dando forma y color a
paisajes, naturaleza muerta y retratos que con el pincel va dándole forma,
dándole vida. Desde hacía un tiempo, se había pensionado, por lo tanto mes a
mes recibía un cheque que le permitía vivir tranquilo y que lo hacía aumentar
con otros ingresos provenientes de sus actividades que desarrollaba para no
quedar enquistado y por el contrario, sentirse útil.
Para su esposa, la pasión eran las plantas y los prados,
que eran su obsesión permanente. Podía pasar el día entero limpiándolas,
podándolas y removiéndole la tierra, buscando nuevas especies o
transplantándolas de un lado a otro. Le encantaba escuchar el canto de los
pájaros, como peregrinos del cielo, que cruzan el espacio de un lado a otro,
con alegría sin cansarse, que al cruzarse en pleno vuelo con otras especies, da
la impresión que se saludaran con un suave movimiento de cabeza sin dejar de
aletear ni disminuir la velocidad del vuelo.
Poco le importaba que fuera domingo o festivo, para él
todo los días eran iguales, no existía distingo alguno, salvo las estaciones
climatológicas, ya que el invierno --- me carga ---- solía decir Juan José. La
primavera es la estación predilecta para él, por las flores y la belleza de las
plantas y árboles. El verano era abrumador por el excesivo calor, en cambio el
otoño, es agradable, fresco, con una suave brisa que impulsa la caída de las
hojas de los árboles. Los días, comienzan a ser más cortos, oscurece más
temprano y aclara más tarde, así el día avanza velozmente el tiempo sin que nadie
logre cumplir con sus expectativas.
Algunas tardes, le encantaba caminar por esas pequeñas
colinas cercanas a su casita, desde donde podía disfrutar de la inmensidad del
mar, con sus aguas color turquesa, donde solía escudriñar el horizonte en busca
de algún buque carguero en viaje al puerto y en otras ocasiones, admirar los
despliegues de movimientos que con soltura realizan los parapentes, suspendidos
en el aire y empujados por el viento suavemente, imaginando la visión que
podrán observar aquellos arriesgados pilotos o manejadores de estos pájaros de
tela y tirantes.
Todas estas maravillas eran posible disfrutarlas aquí en
Roca Alta, pequeño caserío a orillas del mar, donde las olas azotan fuertemente
las rocas que protegen las colinas, dando paso en un pequeño recodo de los
roqueríos a una playa de arenas blancas, donde se puede mojar los pié con agua
de mar, mientras la espuma que arrojan las olas suben por las piernas de quien
esté parado allí, empapándolo todo, para luego recogerse y alejarse por breves
segundos y volver a la carga, es el juego del mar en la playa.
Un poco más arriba, las docas cubren todo espacio
disponible, dando verdor a la tierra y color con sus flores en el verano, lo
mismo hacen las hortensias con sus grandes flores en tonos rosados y azules que
alcanzando grandes alturas entremezclándose con los pinos y eucaliptos que
cubren parte de las colinas, en un afán de impedir que el viento arrojado por
el mar, penetre en el valle calmo y templado.
Esa tarde quiso caminar sin rumbo fijo, en su mente
anidaba un cúmulo de pensamientos y recuerdos. Tomó un cigarrillo del paquete
que guardaba en el bolsillo superior de su chaqueta y llevándolo a la boca lo
encendió en silencio, fumó y expelió el humo cuidadosamente. Su vista estaba perdida
en el horizonte del océano, mientras la brisa del mar le soplaba la cara
suavemente. Sus pensamientos se atropellaban en su mente, recordó a sus padres,
lo mucho que les agradaba el mar, se los imaginaba corriendo por la orilla del
mar, haciéndole el quite a las olas para no mojarse las piernas y su ropa o
cuando su padre deseaba pescar y pasaba tardes enteras tratando pescar unos
pececillos sin resultado alguno, para finalmente ya derrotado, encaminarse
hasta donde llegaban los botes de los pescadores y comprarles unos cuantos
pescados para llevar a casa como un trofeo simbólico.
Su infancia se vino a la mente, para recordar que de
pequeño nunca se fijaba en su alrededor ni donde pisaba, chocando con algo o
tropezándose con una piedra, por ello casi siempre aparecía en las fotos
familiares con un enorme parche en la frente, producto de una caída o golpe.
Cuando su padre le regaló un auto a pedales, corría y corría atropellando a
quien se pusiera por delante, sin importarle nada. Miraba; pero no veía, no sé
si era aquel párpado caído que le impedía ver con mayor claridad o simplemente
no tenía cuidado en mirar bien.
Juan José, volvía a la realidad y mirando a su esposa,
compañera por tantos años, toda una vida, testigo de tantas batallas – pensaba
en la vitalidad intrínseca, de apoyo y estímulo mutuo en la búsqueda de nuevas
oportunidades y del compromiso recíproco para encontrar el sentido al tramo de
vida que les resta por caminar, logrando el nuevo equilibrio que permite darle
un significado al presente y mirar al futuro con paz y esperanza.
Atrás, quedan los recuerdos de la partida, cierto de
aquella en la cual se conocen y deciden de mutuo propio unirse para comenzar
una vida junta, justo cuando el sacerdote dándoles la bendición les declaraba
marido y mujer por toda la vida.
Abandonaban la nave central de la Iglesia tomados de la mano
para dar inicio al núcleo familiar. Pronto llegó el hijo deseado, llenando de
algarabía el hogar, poco tiempo después, llegó el hermanito anhelado, para
completar la familia con la niña, la mujer de la casa.
La familia había crecido, crecido y crecido hasta verlos
jóvenes, estudiantes y sanos muchachos de amplio diálogo con sus padres.
Los muchachos habían crecido tanto que ya estaban a punto
de titularse en sus respectivas carreras. Sus pensamientos ya no eran los
mismos, las prioridades sufrieron cambios en sus vidas, sus sueños eran
diferentes, en sus mentes no estaba la palabra matrimonio ni familia, solo
parejas sin compromisos profundos, sin presente ni futuro.
La educación recibida durante toda su vida, no había
servido de nada, él haber estudiado en Colegio religioso tampoco. Ahora
imperaba otra ley, la de la juventud, la de moda. Por lo mismo, la opinión de
los viejos, tampoco importaba.
Entonces, el nido vacío era la otra vuelta, la de empezar
de nuevo, de cero kilómetro y ver hasta donde llegaban solos sin la
intervención de la descendencia, de sus llamados, sus visitas e interés por
saber de ellos De pronto se da cuenta que su vida ya no es la misma y que
inicia una nueva y comienza a compartir con aquellos amigos los cumpleaños, los
santos, a participar en cuanta actividad se programe, aquí es donde aparecen
los nuevos amigos al igual que en la era de la juventud, aquellos que hoy son
la compañía, esos con los cuales conversan, intercambian ideas y ríen, con los
cuales a diario se encuentran en las compras del supermercado, con los que se
visitan, con los que lloran en los momentos de penas, esos son la nueva
compañía, la verdadera compañía ---- total ahora son felices nuevamente tienen
nuevos amigos.
Dimos una vueltita para conocer algo más, nos
deleitamos con la vista del océano Pacífico, y el trencito puso rumbo a nuestro
país. Y al tranquito corto llegó hasta el Litoral, que allí aguardaba un pasajero
frecuente: GUSTAVO M. GALLIANO. Nació en Gödeken (prov. de Santa Fe) y reside en ROSARIO
(prov. de SANTA FE). Poeta, narrador, docente universitario de Historia
Constitucional Argentina (Facultad de Derecho, UNR). Galardonado en concursos
nacionales e internacionales de Poesía y Narrativa. Ha publicado con marcado
éxito el libro de relatos breves: "La Cita " (Ed. Aries,
Bs. As., Argentina). Inéditos un nuevo libro de narrativa (Un dragón en el acuario) y un poemario (Ocultos tras la bruma). Ambos registrados. Participante en
numerosas antologías literarias nacionales e internacionales. Ha publicado en
revistas literarias de diversos países, siendo a su vez traducido a más de diez
idiomas. Colaborador literario y columnista en revistas de literatura y arte en
Argentina, Canadá, España, Estados Unidos, etc. Designado en diversas
oportunidades como jurado de certámenes literarios, tanto de adultos como
adolescentes y categorías infantiles. Honrado con la elección para prologar
poemarios internacionales y el libro histórico de los 125 aniversario de la
fundación de su pueblo natal (Gödeken). Es miembro fundador de Naciones Unidas
de las Letras (Bogotá, COLOMBIA). Embajador Mundial de la Palabra y Miembro del
Museo de la Palabra
(Toledo, ESPAÑA). Embajador Universal de la Paz - Cercle Universal des Ambassadeurs de la Paix – SUISSE / FRANCE.
Miembro de Honor y Corresponsal en Argentina de ASOLAPO- ESPAÑA. Miembro de la Red Mundial de
Escritores en Español (REMES). Miembro del Movimiento POETAS del MUNDO. Miembro
de Unión Hispano Mundial de Escritores (UHE). Colaborador
Permanente de la Revista
Long Island Al Día (New York, USA). Les dejo hoy, de su
autoría, poemas que invitan a pensar.
EL CREYENTE
Cuando niño creí que los niños mayores
jugaban con las respuestas de las preguntas todas,
y pedí, rogué, supliqué, en vano,
pues ellos fingían los saberes.
Cuando joven creí que los jóvenes mayores
despreciaban las respuestas a las preguntas todas,
y escuché, repetí, recité, memoricé, en vano,
ellos no eran más que viles mercaderes.
Cuando adulto creí que los adultos mayores
fabricaban las respuestas a las preguntas todas,
y dudé, examiné, confronté, discrepé, en vano,
ellos manipulaban, abusadores de dialéctica.
Cuando anciano creí que los ancianos mayores
ocultaban las respuestas a las preguntas todas,
y presentí, comprendí, accedí, no en vano…
la avidez de respuestas, no necesita preguntas.
RECUERDO SAPIENS
Me detuve en el tiempo,
y el silencio fue sicario,
ignorante del presente
se ha cobrado mi pasado.
Amigos devenidos en pompas de jabón,
familiares conceptuales de nylon,
compañeros dibujados en spray,
nadie es corpóreo, ya nadie.
Aquel pasado no fue exorbitantemente mío,
pero la marca preña a fuego,
sonrisas
fotográficas encuadran la ciudad
en el libro espurio de la hipocresía.
Tiempo, que
solo muta en tiempo,
creí antes del silente sicario,
pero el viento se detuvo, antojadizo,
hasta convertirme en sapiens.
Como
no podía ser menos la maquinista se deleitó con unos ricos alfajores
santafecinos y el trencito prosiguió su marcha hacia la provincia de Buenos
Aires, que allí aguardaba CRISTINA
NOGUERA.
Nació en Rosario (prov. de Santa Fe) por “accidente” y vive en PERGAMINO (prov. de BUENOS AIRES). Es
docente jubilada. Ha transitado por distintos talleres literarios desde el año
1993. LIBROS PUBLICADOS: Año 2000: “Palabras
de Mujer”; Año 2010: “Juego de Damas”;
(compartido con Chavalito); Año 2012: “Los
Lirios de Abril” (compartido con Colom); Año 2014: “El grito de Alcorta”; Año 2016: “Abanico de rostros”. Integra el grupo “SIETE MUJERES” desde el año
1996. Junto a ellas ha publicado cuatro poemarios. Ha recibido
premios nacionales e internacionales. Trae hoy sus poemas.
E Mail: crisnoguerapoet@hotmail.com
VENTANAS
Hay al jardín, a la calle
al
patio, a la terraza.
La
del corazón a veces la abro
para
ventilar el pasado.
Entonces
se mueven libres
los
niños, la cuna, la casa.
Y yo
navego en la dulzura
entre
tules templados
melodías
de mieles.
Y me
sumerjo en el ayer
entre
rostros con magia.
La ventana de
tormentas
esa
nunca la abro
está
cubierta de inviernos
cortinados
amargos
ortigas
que lastiman.
No
abro el dolor del alma.
Infierno en las calles.
La
justicia distraída.
El
pueblo maltratado.
Ráfagas
de violencia.
La
coreografía confusa.
La
brújula equivocada
Y sigo soñando
esta
casa ordenada
sin
estos ni aquellos
sin
vómitos de odio
melodía
de cofre tibio
color
celeste y blanco.
¿Brillará
el sol mañana?
¿Será
esta la cobija de mis hijos?
¿Las
gaviotas abrirán su vuelo?
Y
sigo soñando
esta
casa ordenada…
ABISMO
“Hay palabras que empujan al
abismo”
Mónica Scaldferro
Hay
palabras que empujan al abismo
Guerra,
muerte
Soldado
niño
Hambre
de amor
Plato
sin pan
Infancia
desnutrida.
El
poema lava el paladar
con
el amargo de las lágrimas
y la
música duele.
Con
el dolor de lo cotidiano
y si
nos moja con indiferencia
“el a
mi no me importa”
ensucia
aún más la palabra
que
cae al abismo.
Dejamos atrás la llanura pampeana para dirigirnos a
nuestro último destino, la capital de la República. Que
allí nos esperaba ALBA
ESTRELLA GUTIÉRREZ. Nacida
en BUENOS AIRES, ciudad donde reside, es
Maestra Normal y trabaja en la Academia Argentina de Letras. En la editorial
Notabil fue asesora literaria en libros de poesía. Esta editorial le publicó
más de 40 textos en posters, tarjetas, miniposters, con traducciones a otros
idiomas, los cuales fueron utilizados en Canal 11. En radio actuó en espacios
culturales: FM Cultura, FM Clásica, FM La Tribu , Radio Nacional (Microprograma para niños),
FM Sol y Municipal. Colaboraciones como poeta: Diario La Prensa ,
Tribuna Literaria, Poesía de Venezuela, Cartón de Poesía, Ala, La Letra Nueva. Boletín
de la SADE ,
Vendaval, Gente de Letras, HP (Japón), Bibliorama, Cruzada Literaria. Actuó
como intérprete de la poesía en muchos lugares, como Argentores, Bar Tuñón, Los
Porteños, La
Biblioteca Café , Bartolomeo, etc., también en Mar del Plata,
San Pedro, y en diversos colegios. Viene de una familia de escritores -su padre
es Fermín Estrella Gutiérrez y su hermana María del Mar E.G.- y escribe desde
los 6 años. Ha dado infinidad de recitales de poesía, en muchos bares de Buenos
Aires y de la provincia, y desde el 2005, presenta recitales de poesía y música
con compositoras y músicas, como Andrea Spinadel y Julia Lascano. "Nanas
para Lucía" (uno de sus libros) lo presentó con el canto de Cristina
Meyrialle. Obtuvo varios premios: 1er. Premio Internacional de Poesía, otorgado
por “La Rosa Blanca ”
y “Amanecer”
de la ciudad de Zárate; 2do. Premio en Prosa, correspondiente al Certamen
Iniciación, otorgado por la
Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación , Mención del Jurado
en Poesía en el Concurso T. Speroni , de la ciudad de La Plata ; Mención del Jurado en
Cuento en el Concurso “Manuel Gálvez de la Ciudad de La Plata ; 2do. Premio en Poesía Concurso B.Popular
“Martín del Barco Centenera”. Fue incluida
en Antologías: 1999 Poemas Café de Buenos Aires y 2003 Letras Argentinas de Hoy.
Libros publicados: "Los vulnerables cipreses del otoño" (2005); "Nanas para
Lucía (2006); "Los pasos de la memoria" (2007). "Hilandera del
viento (2008). Nos
deja aquí sus poemas para nuestro deleite.
E Mail: alba.estrella@gmail.com
a mi hermana Josefina
recién ahora
toco tu falta
penetro tu hondura
sola
como todos los muertos
recuerdo tu presencia
voz grave y tu risa de apenas
como un lazo en mi trenza
recién ahora
las campanas sueltan
su tañido de ausencia
ahora vuelvo tu regreso
y te contemplo en tus hijos
tus nietos
penetro tu hondura
sola
como todos los muertos
recuerdo tu presencia
voz grave y tu risa de apenas
como un lazo en mi trenza
recién ahora
las campanas sueltan
su tañido de ausencia
ahora vuelvo tu regreso
y te contemplo en tus hijos
tus nietos
y en el
corazón del viento
los amigos
a veces los amigos
nos restauran el alma
son orfebres ocultos
que cosen la memoria
a veces nos abrazan los miedos
con silencio de magia
todo lo pueden
son patios de acequias y aljibes
nos defienden del miedo
y son anclas de insomnio
una puerta sin llaves
y un cerrojo de lágrimas
espejos del nombre
a veces olvidamos
duendes trasgresores
despiertan la sangre
porque son y existen
con ellos gambeteamos la muerte
los amigos
desnudo de asombro
sueño de barro en las manos
edipo de luz recién nacido
grito mi fragilidad de minotauro
estoy de pie
acuclillada frente a tus ojos
nazco de vertical ausencia necesaria
desgarro con mis dientes de alquimista
el aire del caos
dibujo el otro vértice del prisma
y trafico mi sangre umbilical
cópula y laberinto
de un dios apenas imperfecto
sueño de barro en las manos
edipo de luz recién nacido
grito mi fragilidad de minotauro
estoy de pie
acuclillada frente a tus ojos
nazco de vertical ausencia necesaria
desgarro con mis dientes de alquimista
el aire del caos
dibujo el otro vértice del prisma
y trafico mi sangre umbilical
cópula y laberinto
de un dios apenas imperfecto
último
espejo
nosotros
los que apostamos al amor
y a un solo pleno
nos jugamos el roto corazón
a ganar o perder
no importa el resultado
pájaros ciegos
Ulises exilados
lloramos el dolor
distintos tan iguales
rifamos dignidad
perdimos nuestro nombre
en sábanas de humo
tatuados por el otro
salteamos el vacío
de espejos vulnerables
descalzos de nostalgia
erguimos el coraje
aceptamos que somos y podemos
los que apostamos al amor
y a un solo pleno
nos jugamos el roto corazón
a ganar o perder
no importa el resultado
pájaros ciegos
Ulises exilados
lloramos el dolor
distintos tan iguales
rifamos dignidad
perdimos nuestro nombre
en sábanas de humo
tatuados por el otro
salteamos el vacío
de espejos vulnerables
descalzos de nostalgia
erguimos el coraje
aceptamos que somos y podemos
comenzar de
nuevo
dos cuerpos
desnudan el
amor
huelen su
fragilidad
y van hacia
la magia
él desconoce
la prisa
y ella
impacienta sus ojos
mientras sus
ingles
se abren
como muelle de mar
huérfanos de
anclas y naufragios
él la
descubre voraz sin disciplina
y a la vez
es un miedo acuclillado
no sabe de
regresos
ni de ruinas
ella sabe
sólo de llegadas y conquistas
en él
corcovean los años
ella arquea
la espalda sobre espuelas de humo
y ronronea
entre sus dedos
y las bocas
se buscan sin pudor
porque él
sabe del final
ella lo
ignora
más y más y
más susurra su juventud
y él se
arrodilla
como un
cristal sin voz
salta el
abismo
El trencito estaba cansado de tanto
andar por lo que decidió regresar al pago. Y aquí los espera la maquinista para
recibir vuestros poemas y cuentos. Más una minibiografía. Enviar a: letrasenelanden@gmail.com
Un abrazo cálido y será hasta el
próximo viaje
CRIS FERNÁNDEZ
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