Editorial

(c) Diseño de portada - Paula Pappalardo



Número 120

¡¡PASAJEROS AL TREN …..!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Julio ha llegado con sus fríos invernales … y ese silencio tranquilo de la naturaleza en reposo. Pero los escritores no reparamos en circunstancias climáticas a la hora de enlazar caminos de literatura y amistad. El fuego de la creación nunca se apaga y nuestras manos hormiguean ante la hoja en blanco, queriendo cubrirla de letras … que es otra cara del amor … Por eso volvamos a la huella para reencontrar a los amigos, de nuestro país y del exterior.

Y el trencito se aprontó ante el sonar de la campana. La locomotora dijo ¡presente! y partimos. Rumbo al sur, a esas tierras que aún guardan maravillas por descubrir. Pues en RÍO NEGRO nos esperaba un amigo, viajero frecuente: JORGE CASTAÑEDA. Poeta, escritor y periodista nacido de padres rionegrinos en la ciudad de Bahía Blanca y radicado en VALCHETA (prov. de RÍO NEGRO). Tiene publicados 12 libros entre ellos: “La ciudad y otros poemas”, “Poemas breves”, “30 poemas”, “Poemas sureños”, “Sentir patagónico”, “Los atabales del tiempo”, “Valcheta, un pueblo con historia”, “Suma Patagónica”, “Raíces de piquillín”. Ha participado en varias antologías. Es conferencista sobre temas patagónicos. Miembro de la Sociedad Argentina de Escritores y de asociaciones y entidades culturales de Argentina, España, Francia, Italia, Suiza, México, Colombia, Estados Unidos, Brasil, Chile. Es entre otras distinciones Ciudadano Ilustre de Río Negro, Cónsul de Poetas del Mundo y Embajador Universal de la Paz (UNESCO). Traigo hoy sus poemas, que reflejan su querida Patagonia.
E Mail: jorgecastaneda20032000@yahoo.com.ar

 
COPLAS ÍNTIMAS

En el Bajo del Gualicho
muchas veces me perdí;
¡Malhaya qué triste suerte
con mi destino infeliz!
En vano quise una estrella
cuando solo me sentí,
cielo oscuro y cerrazón
apagaron mi candil.
Al viento le di mi pena
y se apuró por seguir,
remolinos de paciencia
han poblado mi sentir.
Pocas cosas me importaron
para sentirme feliz;
por buscar en mis silencios
mi picada pude abrir.
Voy dejando mis ternuras
en las cosas del vivir,
afectos que nunca digo
viven muy dentro de mí.
Cuando solo me acompaño
mi sombra puedo seguir.
En virtud de mis razones
vertiente te siento fluir.
 
Mañana será otro día
-puñadito de alelí-
¡Qué poco somos los hombres,
ay, pobrecito de mí!
 
 
PATAGONIA SOY
 
Patagonia, soy distancia,
nevazón y pedregal.
El pecho blanco del ñanco
suerte tal vez me dará.
Patagonia, soy silencio
del coirón y chacayal.
El viento se hace cenizas
bajando del salitral.
Patagonia, soy michay,
cumbres, menuco, escorial:
un cerro más otro cerro
¿destino, dónde estarás?
Patagonia, soy vertiente
de agua pura, manantial;
picada abierta en la estepa,
sol ardido y arenal.
Patagonia, soy basalto,
mallín, guanaco y guadal.
De piedra son mis silencios
y de pircas mi soledad.
Patagonia, soy gaviotas,
señoras del litoral.
Rastrillada de las lanzas
¿mi tierra cómo olvidar?
En el Sur busco mi Norte,
su impronta prendida está.
Patagonia soy, meseta,
bajos, cerro y salitral.
 
 
EN EL BAJO DEL GUALICHO
 
Las salinas me embrujaron
con su llamado infeliz,
telarañas de silencio
han tejido mi raíz.
Las estrellas con su rumbo
me enseñaron a sufrir.
Hay que guapear el camino
para soñar y vivir.
Entre molles y alpatacos
sus picadas recorrí,
y mirando las estrellas
bajo el cielo me dormí.
En el bajo del Gualicho
muchas veces me perdí.
¡Malhaya, qué triste suerte
saberme lejos de ti!
Como el puma que hace daño
es montaraz mi sentir.
Forastero de los pueblos
sólo prefiero vivir.
Soy picada y salitral,
montes de basalto gris.
La guitarra compañera
y la luna mi candil.
 
 
MILONGA DIGO MILONGA
 
Milonga digo milonga,
¿por qué sendas andarás?
El silencio que te nombra
es difícil de escuchar.
Milonga digo milonga,
¿quién te pudiera encontrar?
En la picada y en la sombra
tu huella habrás de dejar.
Milonga digo milonga,
el viento te ha de llevar.
manantial que no se agota
tu pena quiero nombrar.
Milonga digo milonga,
pampa, cielo y salitral,
compañera de mis horas
tu paso quiero alcanzar.
Milonga digo milonga,
tristeza que no se va.
¡Pucha qué largas las horas
y no te puedo encontrar!
Milonga digo milonga,
cerrazón y soledad;
hermana que nadie nombra
¿milonga dónde andarás?


DOÑA SOFIA
 
La he visto a doña Sofía
siempre tejer y tejer;
el milagro de sus manos
un ángel supo tener.
Eran palomos sus sueños,
su cielo, su por tener
y las matras del telar
un jardín por florecer.
Anduvo entre anilinas
artesana del ayer,
cuando hilaba sus ternuras
con la fuerza de la fe.
La he visto a doña Sofía
siempre tejer y tejer,
un arco iris de colores
como después de llover.
Sus matras y caminitos
fueron un lujo de ver
y abrieron una picada
salidas de su taller.
En una estrella lejana
alguien la verá tejer,
para encender una luz,
para abrigar un clavel.
 
COMO QUISIERA
 
Como quisiera una estrella,
ay, molinillo de plata,
para que no ande mi pena
sin sueño de madrugada.
Como quisiera la luna
redonda por mi ventana
para mirar y mirar
adentro de mis nostalgias.
Amalaya fuera viento
para correr las distancias.
Muy poco debe pensar
aquél que mucho trabaja.
Si pudiera ser camino
para acomodar las cargas,
pensando en mis propias cosas
han de sobrar las palabras.
Si pudiera ser la sombra,
ahí cerquita me quedaba,
abajo del árbol grande
o durmiendo en la enramada.
Otro yo nunca sería,
soy yo y mi circunstancia:
Un hombre sobre la tierra
que escribe, se desvela y canta.

 
MILONGA LERDA
 
Milonga de tiro largo,
milonga lerda nomás,
al tranco de tus silencios
yo me suelo acomodar.
 
Milonga que sos prudente,
no sabés de importunar.
Tenemos la misma suerte:
ser callados por demás.
 
Milonga de la llanura,
todo cielo y soledad.
A lo largo del camino
nos habremos de juntar.
 
Milonga que sos sencilla,
¡cuántas penas llevarás!
Seguro nos parecemos
en esto de cavilar.
 
Milonga que sos de todos
y que no te haces notar,
hay que andar con disimulo,
nunca es bueno molestar.
 
Milonga que sos mi amiga,
si por la senda te vas,
como el árbol a la sombra
así te voy a extrañar.
 
                        de su libro RAÍCES DE PIQUILLIN
 
 
Nos despedimos de los amigos rionegrinos y la maquinista decidió que quería volver a las montañas. Por eso al tranquito corto la locomotora enfiló hacia SALTA. Confieso que es una ciudad que amé antes de conocerla … quizá por su riquísima historia que siempre me apasionó. Y allí aguardaba una buena amiga: MARTHA GRONDONA. Es salteña y reside en la ciudad capital; ha recorrido con igual hondura la poesía  y la prosa. Tiene publicados trece  libros, seis de poesía, cuatro de cuentos, dos novelas y un ensayo. Entre ellos, LETRA DE CAMBIO, LA MALA LECHE, BARRO Y ESTRELLAS, LA MUJER FACTOR TRANSCULTURADOR, TROCHA ANGOSTA, A CALLE ABIERTA, LA MANCHA DE IODO, LA MUELA DEL JUICIO, EL COBRADOR, CONTAME UN CUENTO, RELATOS DE BOLSILLO PARA JOVENCITOS. Tiene en prensa COMO UN DIOS BIFRONTE, inédita una obra de teatro, AZAHARES POR TODA LA ETERNIDAD y está preparando poesía. Participa de Congresos y Encuentros de Poetas y Escritores; colabora en periódicos y revistas virtuales y de papel de Argentina y del extranjero. Participó en antologías del país y del exterior. Ha sido Vocal, Secretaria y Órgano de Fiscalización de SADE Salta; fue Vocal y Secretaria de la Fundación Salta. Es miembro  de POETAS DEL MUNDO, de SADE Buenos Aires; pertenece a Gente de Letras. Martha Grondona es comentarista de libros, presentadora de libros. Ha dado conferencias y charlas sobre distintos temas: v. g. La mujer factor transculturador  en el NOA, La escritura femenina en Salta, Consideraciones sobre la obra literaria de Zulema Usandivaras de Torino, Personajes en la novela femenina de Salta, Poética de Sara San Martín en YO SOY AMÉRICA. Profesoras de la UBA y de la UNSA han tenido en cuenta su escritura en artículos y conferencias en el país y en el exterior. Recibió premios y distinciones por su labor literaria. Hoy nos deja un cuento y un poema. ¡A disfrutar!
E Mail: mgrndn3@gmail.com

 
                                      BARQUITOS DE PAPEL

                                                                                                  No hay muertos,
                                                                                                         sólo hay muerte.
                                                                                                                     Octavio Paz
 
Hoy día no lo ha traído, comadre.

Adónde lo habrá llevado, pues. Le habrán dado pancito. Ya debe estar con hambre, mi hijito, y con frío. Ahí estará jodiendoló. Le unta un pan con picadillo y cuando lo va a comer se lo retira; si sale a leñar le amaga con el hacha y entonces el chiquito llora. Se asusta, pues. Y él se ríe.

Ves que es opa tu chango. Si no le hago nada.

Ya dejá vivir a esa guagua. Todo el día lo estás haciendo llorar, meta joderlo nomás.

Éste llora de malcriado que es. Te va a salir mariquita. Qué le hago yo. Ni lo toco porque no soy su tata. Y vos ya me estás jodiendo por demás, también. Cualquier día me voy a ir.

Te voy a poner la fritanga de sombrero, ya me estás cansando, hombre.

Ah, sí, bien que te gusta, ¿o no?, ya me vas a pedir, calentame los pies. Jodete, cuando soy perro pila.

Callate, si yo me caliento los pies con un ladrillo. Eso he aprendido en el campo, con la mama vieja que me ha enseñado tantas cosas; no que vos te has criado siempre de balde, botado nomás.

La falda se le pega a los muslos, siempre trajinando.

Qué te hacés la mala, bien que te gusta vivir conmigo. Lo que pasa es que te andás acordando del padre del chico. De eso te acordás vos, seguro, y entonces te enojás conmigo. Nunca me has dicho quién es.

De ese ya ni me acuerdo. Además se ha ido para el Sur.

Pero yo si me acuerdo. Y es mejor que me olvide.

Callate. Siempre machado, pensando zonceras. Alcanzame un balde de agua, ah, para ir lavando los cacharros, que estoy fritando.

Por qué, pues. Mandalo a tu chango.

Que sea más grandecito ya va a ayudar. Ahora hay que pagar la pieza. Estamos atrasados. Y no sé qué tenés vos con la pobre guagua.

Llora noche y día. Ni dormir se puede tranquilo. Dalo por ahí. A lo mejor tu patrona quiera hacer una caridad.

Una carcajada del hombre la exaspera.

Cuando estés sano pueda ser que digas algo que sirva. Si no fuera que salgo a lavar qué comeríamos, ah; de eso no te acordás. Un Plan todavía no he conseguido.

 Bueno terminala che. Hoy he traído pan y picadillo. Y bien que a tu chango le gusta.

Más es lo que lo molestás que otra cosa. No debías ser así, vos. Del vino, de eso no te olvidás nunca. Te la pasás chupando en vez de salir a buscar algo, hay tantas patronas desesperadas porque alguien les haga el jardín, les acomode los cachivaches del fondo o rasquetee los pisos aunque sea. Cuánto han costado las herramientas y para qué, ah.

Ya voy a ir a ver si me conchabo por ahí. Recomendame a tu patrona, pues.

Y sí, vos más de changas no vas a hacer. Dónde vas a durar. Justo ahora que llueve querés ocuparte de los jardines

Basta que pienso en algo ya tenés que salir vos, siempre diciendomé  lo que tengo que hacer. Ya terminala che; no se puede vivir así.

Con tantas macanas que hablás te has acabado la botella, casi. Pan ni picadillo ya no quedan. Te crees que vos nomás sabés comer. Ahora tengo que vender todo lo que he fritado, a ver si alcanza para enterar el alquiler. Llevamelo al chiquito para mi comadre y abrígalo bien que sigue nublado.

Anoche me han dicho que el canal viene rebalsando. Chango, vamos a andar barquitos antes de ir a tu madrina. Después vengo a buscar las herramientas, total para las plantas lo mismo es más tarde. Ahora no va a decir que no me ocupo de él. No me río porque el muy oparrón se asusta de todo.

Botó un barquito de papel que hizo con una hoja de diario viejo, de los que ella junta para hacer fuego.

Andá traelo che.  Ya se ha ido muy lejos. Dale, pues.

Lo empuja en silencio, ni un pataleo se advierte. Sólo el agua.  

                           De su libro EL COBRADOR.

 
METAMORFOSIS

quiénes son aquellos
    que con desdén regalado
                               tanto odio
dicen
        sólo con los ojos
                      duro el mirar
                                   filoso
la frase indecible
cuáles
         los que quisieran
           me transformara
como el infortunado Samsa
  (eso sí: un insecto
                        pequeño
sin el agujero de la muerte
               poderlo reventar
                 de un pisotón)
yo desearía
        que mi torpe humanidad
                   se convirtiera
                       en mosca
y escapar
             por la ventana                                

      De su libro CIUDAD PERDIDA Y MIENTRASTANTO.

 
Brindamos con un rico torrontés de Cafayate (¡imperdible!) mientras reponíamos fuerzas con unas deliciosas empanadas. Y así reconfortados puso rumbo el trencito hacia el Litoral, concretamente la provincia de SANTA FE. Que allí esperaba mi gran amiga RAQUEL PIÑEIRO MONGIELLO. Nacida en Rosario (Santa Fe) reside en FUNES (prov. de SANTA FE). Les recuerdo su biografía. PUBLICACIONES: NARRATIVA BREVE: Mi Tiempo de Retorno. POESÍA: Rincones de Herencias y Oficios; Reflejos de un Juego; De Voces Ilesas (artesanal); A Modo de Amor (artesanal); Lenguaje de Pan (Edit.Univ.Nac.de Rosario); En Defensa Propia (Poesía y cuentos – Edit. Univ.Nac. de Rosario); Horas de Arena (Edit. Univ. Nac. de Rosario); Los nudos de Penélope (Edit. Univ.Nac.de Rosario). Participación en revistas virtuales, antologías de todo el país y fuera de él. Literatura infantil, participación en escuelas primarias y secundarias de Argentina. Talleres en escuelas de chicos discapacitados. PONENCIAS: Poesía en los Pueblos, ¿Qué es poesía?, Talleres Literarios y Reseña sobre Cultura Popular. Charla sobre Molina Campos y Cachilo, El poeta de los muros de Rosario. Varios Premios. ENCUENTROS DE ESCRITORES Y POETAS: Argentina. Fiesta Iberoamericana de la Cultura (Holguín –Cuba). Arequipa (Perú). Montevideo (Uruguay). Chile. México. Publicaciones en World Poetry – Almanac mundial 2008/2009. Seleccionada en la Publicación Oficial de X Café con Literatos –La Habana 2011. Reconocimiento aporte artístico cultural, sobre disertación obra Molina Campos, Sociedad Argentina Artes y Ciencias (Villa General Belgrano, Córdoba). Maratónica Poesía Biblioteca Nacional Buenos Aires, 2012. Mención especial Certamen de Las Varillas (Córdoba). Reconocimiento al mérito poético –Senderos de Palabras –Las Varillas – Cba -2013. Poemas traducidos al italiano, portugués e inglés. Hoy nos deja sus exquisitos poemas y una prosa poética.
E Mail: raquelmongiello@hotmail.com

 
ALMANAQUE

Recuerdos muerden cortezas
hablan de ausencias
un día se fisura.
Falanges no pueden tejer
ese discurso latente
en la membrana de hoy,
ni tampoco abrir textos
que el aire trae
en la silueta del viento.
Todo es raíz corporizando
una excusa cualquiera
para no olvidar los escenarios
que un día el almanaque
dejó hipotecado en sus galerías.
 

MIENTRAS EL DÍA CRECE

Mientras el día crece acerco distancias,
se despiertan los caminos erosionan la piel,
sin siquiera avisar toman mis manos
y se vuelven claves
de todos aquellos entretejidos indiscretos
que se juegan en los naipes de las horas.
Nada detiene el vuelo del otoño,
ni tampoco el deseo de volar;
todo confabula entre la niebla,
y no hay tregua en la humedad de los ojos.
Pero hay una algarabía de calandrias, con rastrillaje de tristezas,
que ellas saben esconder, cuando algo mira desde algún lado.
En tanto acerado de estrellas, un cielo descalza sus alegrías.

 
SOL, ABRIGO, SILENCIO

Sol, abrigo, silencio y secreto,
mar profundo en la revelación
de cada día que se inaugura.
 
Acordes de un misterio propio
fluyendo desde la tensión
de gritos desvelados.
 
Fugaces idas y vueltas
de un certificado de similitudes
en la filarmónica del alma.
 
Voz tejida en la garganta
canta escrituras de piel
que la luna guarda.
 
Noticias profundas
dicen de remolinos y fulgores
editando sonoridad de placer.
 
Un algo dejó la noche
en los altavoces del cielo
y  juega con sus lunas cartoneras.
 
 
       FUTURAS ORUGAS
 
La noche, los gatos, los espejos
 y esta medianera oscura que soporta el fin
de un día cualquiera, revelan
todos los sonidos del silencio
y lo nuevo incorporándose aquí.
Mientras lavo memorias
me enamoro de guitarras,
desconecto el hoy,
le aplico cataplasmas al circo de siempre
para jugar a vivir, cebándome porciones
de historias, que no se si disfruto.
Veo, en esa dimensión de futuras orugas
Como se cambia la danza de flujos,
Que se abren y miran sorprendidas
Esta noticia de transformación
Apabullando los diarios del alma.
Porque todo es cuestión de urgencias envasadas
En la madurez de una mano parturienta
Desatando por fin una palabra inconclusa.
 
 
  CELDITAS DEL ALMA
 
Le estoy poniendo punto y coma
a los documentos de tu mirada,
mientras veo como aún,
van y vienen los ecos de cosas
que tal vez no pasaron por pasar,
porque nada es tan así, tan simple,
tan sin porque.
Algo sumó un algo, en ese éxtasis,
hoy demorado en preguntar
si la magia fue, el codo doblado,
hacia el interior, de cada celdita del alma,
de cada algarabía, sosteniendo ese subir
de sensaciones, trepadas hasta no se donde.
O tal vez un eco, venido por venir,
a cubrir su cuota de solfeos pendientes,
en la música insondable de una noche,
deliberadamente azul, deliberadamente azul. 
 

BORRADORES SUELTOS

Con una mochila en la espalda y el sol entre los dedos, sigo escribiendo borradores, en el cuaderno que todos los días abro, para jugar a cazar poemas.

No se si siempre lo logro, a veces un almanaque despiadado, ilustra todavía antologías no editadas del todo, porque siempre sorprenden, incomodan e invitan a nuevas fotografías, que creí despeinadas de tiempo. Las miro, hago preguntas, juego con ellas, las acaricio un poco.

Me canso, entonces poco a poco, justifico cada gesto que me inspiran, marco algunas con una rayita, les hago algunas observaciones y quito repertorio de algunas cuestiones pendientes que cuelgo en la soga de la ropa.

Entonces subo a la proa de mi barco, derrito atmósfera atrevida y sigo porque me da la gana, llego a cubierta y saco sin miramientos máscaras cansadas y las tiro al agua.

Navego entre mares, exploro el aburrimiento de hoy y lo cocino a fuego lento.

Sin embargo, piedras históricas, tienen un orden establecido con sus prioridades y se ponen de manifiesto, las miro con displicencia y les doy vuelta la cara.

Ya, desmalezada de rugosas sensaciones, guardo otros borradores en mi mochila y con el sol entre los dedos, salgo a cazar la primera voz de una noche poblada de cielo.

 
La locomotora reclamaba a la maquinista, que estaba de gran charla con Raquel y hubo que seguir viaje. El trencito prosiguió con rumbo al Gran Buenos Aires, pues una nueva pasajera nos aguardaba para sumarse al recorrido: GRACIELA VODICKA. Reside en LANÚS (Gran BUENOS AIRES). Los dejo con su presentación: “Nací y crecí en Caseros pero hace bastante que la geografía del sur (Lanús y Avellaneda), sabe de mis pasos y de mi decir. La palabra literaria es una bella luz que siempre me espera al final del camino, por más arduo y vacilante que sea el andar. De su mano ingresé en los 90 al grupo literario Reencuentro, a la Sociedad de Escritores de General Alvarado y a los talleres literarios de Lanús. Ahora coordino mis propios talleres, en el Grupo de Jóvenes Abuelas del barrio de Once y en la Biblioteca de Bomberos de Lanús Este. Integro la delegación Avellaneda de la S.A.D.E. Surbonaerense y la Cooperativa Literaria de la Biblioteca de Bomberos de Lanús Este. Concurro a los encuentros literarios de la señora Marta de París en SADE Central. La literatura me ha dado muchas satisfacciones, entre otras, la de conocer a escritores de alma. Admiro la narrativa de Daniel Moyano y la poesía de Carlos Barbarito. Estas son algunas de mis criaturas, a las que quiero, cuido y me gusta compartir”. Nos trae hoy su poesía y un relato breve que, seguramente, disfrutarán.
E Mail: gracielavodicka@hotmail.com

 
CAVAR EL VERSO
La tierra sufre, aterida, ingrávida,
sin cielos que la acunen, ni mares que le canten.
Sufre su olvido, sus siglos de soledad.
La tierra se deshace, se dispersa en silencios infinitos,
que la llevan adrede hacia oquedades nuevas.
Se esparcen con ella, los instantes, los aires escondidos
y aquella subrepticia palpitación que tal vez
algún día, brotó sin ser oída.
Se diluye en un todo,
el todo primigenio.
 
Ahora mi hoja es la tierra.
Es ese único instante irrepetible
en que mi boca de arado
se decide y la cruza  en rituales impensados.
Mi rasguño es su aliento. Buscan mis manos,
sus ojos aún sin órbita. Y en el verso cavado,
se desfigura su impávida equidad, su lomo de quietud.
 
La tierra es fértil
como mi hoja.
Y mi verso
es brutal y despiadado.
Se ha apropiado de
todos mis secretos.
Los ha tironeado como a hebras.
Los ha enclavado
uno a uno, en
el destino atroz
de la palabra.
 

RESISTENCIA
 
Afuera hay un temblor de pájaro
sobre la rama incierta de la aurora,
un tremolar de luces
que el viento agita, salpicado aún
del aire de la noche, del vago resplandor de alguna estrella.
 
Afuera se suceden los minutos
en un alegre florecimiento de la tierra,
en la profundidad de la savia azorada,
en el azul despabilo del devenir del mundo.
 
Afuera el día se encarama
lentamente, sin preguntas,
la vida asume su nueva desmesura,
en algún punto, a lo lejos,
tal vez el mar estalle brevemente
en verdes subyacencias,
en transparencias tenues, que recuerden el color de tu mirada.

Aquí el fuego es amo y señor,
la llama abarca por ahora
la extensión de mis anhelos.
Persiana adentro, el latido es
el lento rasguear de alguna cuerda,
la voluntad oculta tras el párpado,
la impaciencia del nido no nacido.
Una línea de sol
y empiezo a comprender...
la lenta borrachera de la noche
se desprende de mi
como una piel sin tiempo,
me deja sin apuro, con desgano,
la lenta borrachera se baja por los pies de la cama
y la lisura fresca de una sábana nueva,
aborda la sombra de mi sombra.
 
Aquí estoy yo,
afuera el mundo reclama esa parte de él que soy,
esa tonta infinitud en camisón
que también le pertenece.
Cuando abra las ventanas,
cuando las llamas palidezcan,
cuando se instale el murmullo
sobre el haz luminoso,
ahí estaré yo,
comenzaré mi estreno repetido
pero siempre distinto,
la misma pulsación, pero con otro acorde,
idéntica esperanza pero con otros nombres.
 
Pero ahora, por un ratito más, el fuego manda aquí,
el alfa y el omega es este cuarto,
el crepitar de leños es el soplo vital
y todos los porqués se aglutinan en el hueco de mi almohada.
 
Afuera…afuera la persistencia de la luz
es una voraz herida que no veo,
una corola abierta al .cielo y desde el cielo,
una luz porque si.
Aquí el fuego inicia su cíclico desmayo,
la penumbra bosteza su cansancio
y sin tiempo a un adiós, se desvanece,
…afuera, cada vez más la luz,
…aquí, ahora también la noche desfallece.                  
 
 
LAS LILAS DEL ADIÓS

En ese momento supe que las lilas se morían. Agonizaban sobre el valle como agonizaba yo sobre mi catre.

Vi pasar la última caravana de soldados. Algunos sin casco, otros sin fusil y casi todos con las medallas sangrándoles al sol.

El retrato de mi madre que siempre me había acompañado, sonreía desde la mesita. Lo sentía tan cerca que su imagen se propagaba por el espiral de mi retina.

Ya no tenía aire. El pecho se agitaba obedeciendo a reflejos que ya no me pertenecían. Entonces todas la lilas agonizantes entraron por la ventana. Algunas volaron como plumas y se suspendieron demoradas hasta diseminarse por la habitación. Otras fueron a parar directamente al cubrecama raído, como queriendo develar su secreto más profundo. Una, la última, se posó exactamente en mi entrecejo y me transmitió ese vaho tristísimo de lo que alguna vez fue maravilloso. Quise alcanzarla con la mano, pero una puntada brutal en la costilla desguazada me lo impidió de movida. Comencé a pestañar, una, diez, interminables veces.

Cuando el sargento bajó mis párpados, endurecidos ya por el paso de las horas, me descubrí en el retrato junto a mi madre. Juntos contemplamos, como se alejaba valle abajo, el último soldado. Quise gritarle feliz regreso, pero una lila gigante comenzaba a cubrir el escenario de mi visión.

Era hora de regresar al pago, luego de tan largo recorrido. Y el trencito emprendió el camino rumbo a su andén. Y allí los espera con sus cuentos y poemas y una minibiografía. ¿Dónde?: letrasenelanden@gmail.com
Un largo y estrecho abrazo y ¡¡nos vemos!!

CRIS FERNÁNDEZ

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