Nuevamente en viaje, llevando la palabra de los
creadores a todos los rincones, para iluminar, sorprender, divertir, emocionar.
Para crear un lazo que supere fronteras, ideologías y creencias. Pues la
palabra tiene fuerza y está viva.
Y así el trencito se pone en marcha. Humeando la
locomotora y atenta a la campana del jefe de estación. Esta maquinista quiere
hoy comenzar el viaje con un modesto homenaje a un grande de las letras
cordobesas: JULIO HORACIO YOFRE MOYANO.
Tuve el placer de compartir con él largas charlas,
en Villa Dolores y en su hogar en la capital cordobesa. Fue un amigo dilecto
que me honró con su afecto y de quien mucho aprendí. Nació y vivió en la ciudad
de CÓRDOBA hasta su muerte. Colaboró
en diarios y revistas, una de ellas “LAUREL” dirigida por el poeta Díaz Bagú. Libros:
“La sangre que resbala”, “Otoño adentro”;
“Lo que el ángel me deja”. Asimismo publicó varias plaquetas. Asiduo
asistente al Encuentro de Poetas de Villa Dolores (Córdoba). Traigo hoy sus
poemas, exquisitos, plenos de emoción y luminosidad. Espero los disfruten.
RESPONSO POR
LA SOMBRA DE
MI PARRA
Hoy sepulté la sombra del último verano,
benéfica y gratuita.
La que alivió mis siestas y noches en Febrero,
la que veló mis sueños sin pesar en mis ojos.
De tanta luz
bebida,
palideció su
rostro.
Mediando el mes
de Junio,
se fue con el
Otoño.
Tras de sedienta espera,
llegópor fin,
la lluvia.
Liviana para el aire,
el agua,como las hojas, cae.
Parpadea la sombra:
como perro embravecido,ladra el fuego
y entremezcla la música y el ruido.
(Es
noche de bengalas
festejando la lluvia)
POR QUE DE
MI NOSTALGIA
El tiempo, detenido,
escucho que me llama desde el lugar de siempre.Los recuerdos me aguardan.
Bendita sea l memoria, que al corazón desciende,
a revivir mi vida y de los míos,
devolviéndome arrullos del regazo materno
de cuando yo era un ángel…
(No sé si aun soy niño
porque me apura el hombre
buscándose a si mismo)
Acudo a mi nostalgia,
si me llama,
porque siento que en ella,
mi corazón se lava.
Embravecido mar frente a celeste playa.
Montañas y hondonadas.
Eso es Pampa de Achala.
Miro la piedra y pienso:
endurecida tierra. Fuego congelado.
Aquí, compadecida el agua se demora en las grietas,
y aguarda que despierten raíces a beberla.
(Un verde niño,
bebe la luz,
y con la brisa juega)
Mirando el Champaquí,
pienso en los Andes y su eterna nieve,
custodia de los fuegos demorados.
Meditando en la piedra,
creo que dios, en ella,
guarda su silencio.
del libro “Lo que el ángel me deja”
EL CHUBASCO
Tarde de sol, rubia como de greda.
Se apetecen potásicas naranjas.Es que pesa hasta el hierro de la sangre.
Cambio, anuncian los reumas y los gallos.
Seco trueno se aleja entre derrumbes,
veda la astronomía y, de pronto,
como un enorme burro desbocado
bate el viento sus patas;
corre el canto de gallos y ladridos,
y hay pánico en los árboles.
Todo un peso de mar soporta el aire;
de mar embravecido que deriva
carabelas, fragatas y veleros,
moviliza cetáceos y peceras,
y en su periplo el viento
circunnavega nubes,
quema azufre en el aire,
inventa quemazones,
observa plantaciones, besanas y jardines,
cristaliza una napa y les tritura,
y abre todos los grifos de las fuentes.
Ya pasado el chubasco,
un fresco y grato olor deja la lluvia;
-sabe a dulzor de hinojo y gramillales-
además, un alivio,
y aparecen curiosos que comentan
un dolor vegetal que los conmueve,
mientras allá en el aire limpio, despejado,
el cielo es un cardumen de plácidas sardinas.
del libro “Otoño adentro”
Nos despedimos de los
tantísimos amigos que tenemos en Córdoba y nos fuimos hasta el aeropuerto, para
embarcarnos rumbo a México. Allí nos reencontramos con un amigo que ya ha
viajado con nosotros: DANIEL GOROSITO.
Nace en
Montevideo, Uruguay el 24 de junio de 1961. Radica en IRAPUATO, MÉXICO desde 1991. En el año l999 obtiene la ciudadanía
mexicana por naturalización. Estudios en Periodismo aplicado a los Medios de
Comunicación Social con Postgrado en Enseñanza Universitaria. Licenciado en Sociología. Diplomado en
Desarrollo Humano Integral. Catedrático Universitario, Periodista,
Conferencista, Poeta, Ensayista e
Investigador. Ha obtenido premios de periodismo, ensayo, cuento y poesía en
México, Uruguay, Brasil, Argentina, Estados Unidos, Alemania y Francia. Ha
integrado antologías poéticas en México, Argentina, Italia y Estados Unidos.
Columnista de Análisis Internacional y Temas de Defensa en publicaciones de
México, Uruguay, Argentina y Ecuador. Miembro de la Unión Católica
Internacional de la Prensa
(UCIP), Poetas del Mundo y Red Mundial de Escritores en Español (REMES). Ha
publicado en Brasil, Ecuador, Suiza, Italia,
México, Argentina, Uruguay, Colombia, Estados Unidos, Chile, Cuba,
España, Rusia, Israel y Paraguay. Integra 10 antologías internacionales y 3
nacionales (Poesía, haikus, poemínimos y microcuentos). Les traigo hoy sus
poemas, plenos de emoción.
E Mail: wd_gorosito@yahoo.com.mx Un domingo de julio
llueve.
El viento iracundo y helado
rompe el silencio inaudito.
Montevideo ciudad mágica
entre el mar y el cielo.
La calle está sola
una cafetera la cruza
es del tiempo del ñaupa.
Un canillita parado
en la puerta del boliche
con su grito
invade el empedrado.
Surgen pedacitos de nostalgia
nada queda del ayer.
Quizás el viento recuerde algo
atrás quedaron voces…
El diluvio persiste.
Agua terca.
Lenta tristeza
penetra en los poros
de la cotidianeidad.
A lo lejos un linyera
deambula extraviado por la escollera
cargando su imagen encorvada
que ya escuché en un Tango.
De pronto,
lanza una piedra al agua
que despierta la brisa marina,
de aromas salobres.
En el horizonte,
designios del destino .
Los mástiles del “Calpean Star”
siguen devorando almanaques
y rasgan el gris impertinente
de la tarde.
2º Premio Concurso “Alberto Pocho Domínguez” de Poesía Ciudadana - Academia del Tango de
PROMESAS DE AMOR
Prólogo de fuego.El sol
te dora, ilumina
y refleja
tu color de espiga.
Y vos
criatura desvestida,
un cuerpo abandonado
piel de perlas.
Nuestros espíritus somnolientos
una mueca de cansancio
impide
intercambiar mariposas
y cuentas de cristal multicolor.
No sé
si ya existía
o entre los dos
inventamos el amor.
Aún hay tiempo
para poseer y
poseernos,
recuperando el cielo
que algún día
te prometí.
MAR AMANTES
El mar
alberga los sueños de amor,
los amantes
se buscan y se enlazan
entre las algas fosforescentes, corales y estrellas
creando su propio arrecife-.
Entre el murmullo de olas
y el cantar de gaviotas
te buscan los cuerpos
despojados de amor.
Los cobijas tiernamente
en la embriaguez
de las profundidades.
De pronto,
emerges como la sirena que eres
me abrazas tiernamente.
Desnudos en cuerpo y alma
arropados por besos salitrosos.
Los azahares de tu cuerpo
invaden mis sentidos,
primavera marina.
Las nubes con sus figuras
invitan a amarnos.
El agua no apaga nuestros fuegos.
México era una fiesta
pero el trencito debía proseguir su viaje. Asi fue como aterrizamos en la
provincia de Santa Fe para recibir al siguiente pasajero: RAMÓN GODOY ROJO. Este “joven” de 85 años,
residente de RAFAELA (Prov. de SANTA FE)
se presenta solo. “A los seis años, procedente de Conlara (Cba.) llegamos con mi familia
a Concarán, San Luis. Éramos trece hermanos. Yo el número diez. La escuela
primaria para mi fue un martirio. En tercer grado quería dejar. Le argumentaba
a mi mamá que ya sabía escribir, leer y las cuatro operaciones para qué más.
Pero ese argumento no fue suficiente y tuve que terminar sexto grado. Ese día
fue el más feliz de mi vida. ¡¡¡NUNCA MÁS LIBROS!!! Felizmente el trabajo me
gustaba. Fui cadete de tienda, de farmacia, peón de albañil. A los 13 años
entre como ayudante de playa de una estación de servicio al frente de mi casa.
Al año siguiente quedé a cargo de todo; significaba trabajar las 24 horas del
día y los 365 días del año. Nunca me sentí explotado. Estaba cómodo. Tal vez lamentando no poder
participar de los partidos de fútbol, únicamente. Al año siguiente,
sorpresivamente recibí una carta expreso del Ministerio de Telecomunicaciones;
se me comunicaba que “por resolución
ministerial ha sido nombrado mensajero en el correo local con 6 horas de
trabajo de lunes a sábado y 75 pesos de sueldo”. En la estación de servicio
ganaba 30. Fue lo que cambió mi vida. A los 17 años me ascendieron a
telegrafista, empecé a relevar al jefe los fines de semana y ahí se me produjo
un click: tenés que estudiar. Y empezó mi lucha. En el pueblo no había
secundario. A los 19 años ya estaba decidido. Pedí traslado a Villa Dolores (me
tenía que auto mantener), me inscribí en la Escuela D. Velez
Sarsfield, y en julio, tuve que regresar
sin haber logrado mi propósito porque no me llegó el traslado. Por diversas circunstancias, largas de
contar, recién conseguí el traslado en
octubre, pero a San Luis. De inmediato pedí planes de estudio en el Colegio
Nacional. Entre Diciembre y marzo rendí 1º libre. Hice 2º regular y rendí 3º
libre. Me llegó la cédula de llamado para
el servicio militar y estuve incorporado 13 meses. Felizmente me destinaron al Distrito Militar 50 y como las tareas no eran tan abrumadoras, tuve tiempo de
estudiar y rendir 4º libre pasando a 5º, aprobándolo eximiéndome en todas las
materias. En síntesis hice 2º y 5º regular. Luego opté por odontología y me fui
a Córdoba terminando los 5 años sin ningún problema. Una síntesis: a los 19
años no había rendido ninguna materia del bachiller y a los 27 ya era
odontólogo. Falta agregar que en San Luis
fui a la pensión donde paraba desde hacía varios años, uno de mis hermanos.
Quiso el destino que la hija del dueño
de la pensión fuera la dama que el destino me tenía reservada, y con la que
compartimos nuestro andar desde hace 58 años, en total y perfecta armonía. Ella
se recibió de Farmacéutica en San Luis y de Bioquímica en Córdoba, ya casados.
Hace 50 años que vivimos en Rafaela
(Santa Fe), ciudad que nos abrió
generosamente sus puertas permitiéndonos trabajar con total comodidad, contando
con numerosos amigos que nos hacen muy placentera nuestra vida. Mi hobby
preferido es la literatura. Mis dos
libros editados, “Historias de Vidas” y “Historias Debidas” me llenan de satisfacción. Doy gracias a
Dios cada amanecer por la senda que el destino me tenía reservado”. Agrego
que varios de sus cuentos han obtenido premio en concursos nacionales,
integrando varias antologías. Hoy nos
trae sus cuentos que espero disfruten como yo.
MI PRIMER GRAN AMOR
Yo también fui atraído por ella; francamente quedé impactado por la belleza típica
Italiana de esa muchacha. Su simpatía proverbial con su enigmática sonrisa y su
cabello renegrido contrastando con
la blanca piel de su hermoso rostro.
Realmente quedé sin palabras ante tamaña e inusitada belleza.
Entonces
al verme confundido me preguntó:
-¿Qué desea joven, una carpeta o tal vez un libro?
- Un libro, -le alcance a
balbucear...
-¿Cuál...? :
-Los poemas de Paul
Verlaine...! -manifesté.
A lo que ella respondió con una sonrisa amplia
de su boca inquietante ¡Qué romántico ...! y arrimando una escalera a un
estante repleto de libros, procedió a subirse armoniosamente.
El espectáculo de sus piernas blancas,
alabastrinas, torneadas a la
perfección, llenas de vida, me dejó anonadado. En un momento resbaló de
la escalera y se le cayó un libro;
entonces presuroso, para que no se dañara en la caída, la protegí con mi
cuerpo, y pude sentir su agitada respiración y sus tibias formas adheridas a
las mías. Una sensación de felicidad me recorrió por completo con sabor a gloria. Ella se sonrojó y yo quedé
perturbado...
Desde entonces diariamente visitaba la
librería con cualquier excusa; por una goma,
un secante, etc. Siempre me recibió con una sonrisa franca y
encantadora; era evidente que se estaba generando ente ambos una corriente de
simpatía.
Una noche cuando concurría a
mis cursos nocturnos de la
Marina Mercante , no sé por qué razón adelanté mi horario y el
mismo coincidió con el horario del cierre de los negocios. Entonces la vi que
iba sola caminando por calle Mendoza. Presuroso le intercepté el
paso y solicité su permiso para acompañarla, cosa que aceptó de inmediato,
sin retaceos. Cada vez que cruzábamos una bocacalle tomaba con firmeza su brazo y
ella se dejaba conducir dócilmente; se podría decir que adivinaba mis movimientos.
Hablábamos de la tortuosa poesía de Charles Budelaire y la sublime de Paul Verlaine
y ambos recordábamos de memoria, algunos de los más sentidos poemas de ellos.
Desembocamos en la
calle San Luis , donde súbitamente, las brillantes luces del
centro, con sus vidrieras y escaparates rutilantes de fantasías, cedían a las sombras de la noche
y a la deficiente iluminación, hasta
aproximarnos a la pasarela elevada que estaba ubicada sobe las vías del
Ferrocarril Belgrano. Cuando subimos la angosta escalinata rodeé con mi brazo
su cintura y pude sentir entonces un estremecimiento y una exquisita
calidez; y ya en la angosta pasarela,
casi sin luz, no la solté y ella no se resistió, como asustada de la altura se
“pegó” más aún a mí.
Desde arriba, las vías del tren brillaban a la luz de la enorme luna llena
como cintas de plata, enmarcando ese
escenario; paisaje de suburbio y
soledad.
La noche era bastante
fría. y a medida que avanzábamos con
lentitud, sentí su respiración fatigosa. Un silencio cargado de voces extrañas
como coros lejanos parecían arrullarnos; entonces ella detuvo su paso, se apoyó
sobre la baranda, sus ojos brillaron en
la tenue luz lunar, y en ese momento
nuestros labios se sellaron.
Nos sobresaltó el agudo silbato
de una locomotora que raudamente pasó por la parte de abajo y nos llenó de una nube de cálido vapor...
Balbuceé algunas palabras de amor y muy unidos en un abrazo, fuimos
descendiendo las escalinata de la pasarela hasta desembocar en la calle Uruguay ,
bordeada de añosos árboles, y pronto desembocamos en la plaza, que era toda luz
y destellaban en las chispeantes aguas de su fuente rumorosa.
-¡Soltame! -dijo ella, -en esa esquina está mi casa y la que está en
la puerta es mi mamá. –
La casa de mi abuela estaba a
tres cuadras de allí; sin saberlo éramos casi vecinos...
Y así fue que noche tras noche, nuestro amor avasallante
se afianzara rápidamente de una manera incontenible a la manera de Charles Budelaire y sus
“Flores del mal”.
Cundo volví de la visita que realizara a mi
padre en Villa Edén, le conté de la decisión del mismo sobre mi persona.
Entonces una sombra de profunda tristeza cruzó su rostro. Es que tendríamos que
separarnos justamente cuando lo nuestro recién había comenzado...Hasta que yo
fuera médico, tendría que pasar mucho tiempo y a muchos kilómetros distancia. ¿Qué pasaría entonces
con nuestro incipiente amor?...
Por su propia iniciativa,
ella tomó una decisión; se entregaría a
mí para consolidar así nuestro amor...
Y así fue como sin pena ni
gloria, muy poco romántica y distinto de
lo que había soñado y deseado, de una manera vulgar y obscena fue mía...
Tuvimos que juntar algo de
dinero para costearnos una habitación en un hotelucho de mala muerte, situado
frente a la
estación Ferroviaria del Belgrano. Ella estaba muy ansiosa y
yo muy preocupado, contrariado por tal circunstancia. Había deseado en mis
ensueños románticos una playa de arenas rubia y fina, a la luz de la luna
brillando sobre su cuerpo en nuestra primera relación. No así, de esta manera
como a una prostituta cualquiera...
-Tienen una hora!...-nos dijo
una gorda madam, que tenía mas rímel en la cara que grotesca mascarita de
carnaval,...
Una puerta evidente
baqueteada pintada de verde, nos condujo a nuestro nido nupcial. La habitación no podía ser más vulgar: piso de
baldosas rojas desteñidos y deteriorados por el tiempo y un camastro de madera que impresionaba como
un féretro. En una cómoda, cubierta de una marmolina gris, estaban las toallas
desteñidas, un jarrón antiguo floreado con agua y una palangana de terracota
también floreada, completaban la escena típica de siglos pasados.
¡Tan distinto a lo que yo
había soñado para esa primera vez!
“HACIA LA DOCTA ”
El viaje me resultó
espléndido: en cómodas butacas, ambiente calefaccionado, servicio de bar a
bordo y el “bicho” se desplazaba por la campiña a unos cien kilómetros horarios.
En unas pocas horas ya estaba en Córdoba, donde ya podía ver por las ventanillas,
sobre el horizonte los oscuros perfiles montañosos de las sierras Cordobesas.
¡Espectáculo sorprendente y único que
experimentaba por primera vez! ¡Y
cuántas emociones nuevas y gratificantes
me esperaban aún!
En Córdoba empezaba a
anochecer, y desde el mateo que se
desplazaba presuroso por la ondeante Avenida General Paz, de Alta Córdoba,
pasando por el coqueto barrio Cofico,
desde donde se podía contemplar la gran ciudad que comenzaba a encender sus
luces rutilantes enmarcado espléndidamente por una cinta de plata que era la famosa Cañada.
A medida que se desplazaba el
mateo, entre el tráfico intenso de
vehículos, tranvías, trolebuses y gran
cantidad de apurados peatones, latía el
pulso acelerado de la gran urbe mediterránea. Quedé totalmente deslumbrado; dos
ojos eran pocos para tratar de ver y sentir toda esa palpitante maravilla.
Hay que tener en cuenta que
era la primera vez que visitaba una gran ciudad. Enredado en el tráfico endiablado,
el mateo pasó enfrente al histórico Cabildo, más allá un magnifico monumento
colonial: la Catedral
y frente a ella la Plaza San Martín , se detuvo el mateo:
-¿Hemos llegado señor..!!
Temblaban mis piernas de la emoción y me sentí
como un príncipe cuando ingresé al Hall
del hotel, bordeado de columnas
coronadas de hermosos capiteles, y me
dirigí hacia la conserjería donde mi padre había hecho
la reserva; mi habitación estaba en
el tercer piso, y desde un amplio
ventanal podía observar gran parte de la
rutilante ciudad y las avenidas que “trepaban” hacia Alta Córdoba.
-El comedor se abre a las
veinte horas y a las doce de medio día;
tenemos servicio de bufete a
cualquier hora y puede solicitarlo por el teléfono a su habitación...!
-manifestó el conserje.
Cuando me estaba duchando,
sonó el teléfono en mi habitación. Era mi padre, para saber como había llegado
y si todo estaba en orden.
Me recomendó que visitara una
serie de céntricas confiterías con espectáculos,
-Esa es su ciudad, disfrútela
mi hijo, como yo lo hice en mi época de estudiante. Ud. Doctor, bien merecido se lo tiene-...! y
con voz visiblemente emocionada cortó la
comunicación...
Después de la cena en el
lujoso comedor, el mozo me asesoró acerca de donde se encontraban las
confiterías de espectáculos recomendadas
por mi padre y hacia allí encaminé mis
pasos; cada vez más asombrado por el intenso
movimiento.
Peatones, todos apresurados y sus tortuosos pasadizos donde las
rutilantes luces de sus vidrieras ofrecían un espectáculo totalmente
desconocido para mi. Cada instante era una sorpresa me sentí inmensamente feliz. En las diversas confiterías que visité esa
noche, inmerso en ese mundo ciudadano, disfruté plenamente de los mágicos espectáculos, de las
canciones, de sus intérpretes y me aturdí en los aplausos de esa multitud...
A altas horas de la
madrugada, regresé al hotel, henchido de felicidad; es que había tomado posesión plena de la que sería
en adelante “mi ciudad”.
Me despertaron las campanadas
de la Catedral
que tenía enfrente. Entonces me levanté presuroso, desayuné como un gran señor
y asistí mezclándome en el Santo Oficio dominical, que me recordaba los días
vividos en el Colegio San Roque de
Las Violetas y entonces agradecí a Dios por haberme premiado después de
tantas vicisitudes que había vivido. Ese Domingo “glorioso” paseé por la Cañada , el parque Velez Sarsfield,
el parque Las Heras y me deleité caminando por el Boulevar San Juan con sus
típicas calles en dos niveles.
El lunes temprano fui al
Decanato de la Facultad
de Medicina y me inscribí en Medicina como alumno regular. Y, ¡¡Oh sorpresa!!
¿A quien encontré en la cola? A mi amigo Scarafía, compañero de curso en el
Colegio San Roque, que venía a inscribirse en
Odontología. Entre calurosos abrazos de alegría me contó que él había
quedado como presidente a cargo de la Congregación , de la
que yo fuera fundador hasta mi expulsión.
Al rato nomás dijo: - Mirá
quien está en la cola: la
morsa Brunas , el otro compañero del mismo curso que venía a
inscribirse en Bioquímica ¡Qué casualidad! Los viejos y queridos compañeros de
andanzas, otra vez juntos...!
En un intercambio de
múltiples abrazos, evocando los viejos tiempos, una vez más el destino nos
juntaba... Entonces decidimos vivir en la misma casa de pensión y constituirnos
en una triple alianza denominada: “La barra de los Correntinos”...
Ya no estaba solo en mi
querida “docta”. Ese mediodía nos despedimos; ellos retornaron a Corrientes y yo a Villa Edén. La suerte que
otrora me fue esquiva; ahora me premiaba en demasía...
Por la tarde, en la Estación Ferroviaria
de Villa Edén estaba mi padre esperándome, su rostro hecho una pascua con una
amplia sonrisa, sus ojos, tras los cristales de los lentes, brillaban de
alegría. Su actitud inesperada logró emocionarme y una furtiva lagrima rodó
sobré mi mejilla...
Ansioso requirió mi libreta de inscripción en la Facultad de Medicina, y
entonces me abrazo fuertemente mientras decía: -Mi hijo, el Doctor...¡
¡Qué gratificante nuestra mutua felicidad!
Los días siguientes transcurrieron vertiginosos, plenos de
eventos sociales; entonces fui el niño mimado por mi pueblo y todos querían que
les aplicara las inyecciones el futuro Doctor...
Ya cercana la fecha de
comienzo de clases, solicité el permiso
a mi padre, para ir a Corrientes
a despedirme de mi abuela y de mi gran amor.
Sabía que la despedida sería
cruel, dolorosa. Deshecha en un mar de
lágrimas mi amor, ya presagiaba que
nuestra separación sería el epílogo del triste final de nuestro apasionado amor... Ella lo intuía, lo presentía, por eso la causa de su
amargo llanto, porque sutilmente percibía
que era el principio del fin...
Juré que nunca la abandonaría
ni dejaría de amarla, y que mantendríamos
vivo nuestro amor, escribiéndonos frecuentemente.
En fin, aunque se tengan buenos propósitos, la distancia y el tiempo
van fatalmente diluyendo todo, y termina destruyendo un amor que parecía
indestructible.
Partí, finalmente de
Corrientes, con la bendición de mi abuela, y
el beso ferviente de despedida de mi amor. Por primera vez en mi vida sentí pena y desazón, que no había sentido ni en
los peores momentos del desarraigo de mi
familia, cuando estuve pupilo en el Colegio San Gabriel.
Nos despedimos de Ramón,
degustamos unos deliciosos alfajores santafecinos y … ¡¡seguimos!!! Pues el
último destino era la ciudad de Buenos Aires, para recibir a nuestra amiga CRISTINA
VILLANUEVA. Nació
en BUENOS AIRES, ciudad donde
reside. Psicóloga egresada de la universidad de Buenos Aires, poeta y narradora
oral. Le otorgaron numerosos premios en poesía y cuentos breves. Publicó en
revistas del país, Austria, España, Uruguay e Israel, en papel y virtuales.
Publicó en antologías de Argentina, Cuba y Colombia, entre otras una antología
de poetas editada por la
Biblioteca Nacional y otra antología de poetas cubanos y
argentinos. Forma parte del consejo de redacción de “Te doy ni palabra",
noticias de los cuentacuentos, escribe el editorial y otros artículos. Se
desenvuelve como animadora cultural de espacios de literatura en bares,
librerías, centros culturales y en la radio. Participó como invitada en
encuentros de narración oral en el país, en España, Uruguay, Colombia y Cuba.
Dictó talleres literarios y de narración oral en Misiones, en la Feria del libro de
Catamarca, Mendoza, La Plata ,
Olavaria. Es también Coordinadora en la Argentina de la Bienal de Oralidad que se realiza en Santiago de
Cuba. Participó y dio talleres de N.O en encuentros de culturas hermanas y en
encuentros de poetas en Cuba. Coordinó junto con Claudio Ledesma el encuentro
Cultural Habana en el año 2009 y 2010 que se realiza en Cuba. Publicó Cuentos para Convidar, Editorial Mima,
2002, Lengua Suelta, Editorial
Generación 2220, gente de arte, 2007. Relaciones
Textuales de Editorial Patagonia Poesía, 2009. Festín Efímero de editorial Instituto Lucchelli Bonadeo. Forma
parte del Círculo de Cuenta cuentos que todos los años realiza el Festival
Internacional “Te doy mi Palabra”. Participa en la organización tanto del
Festival como de "La noche de los Cuentos" en bares de la ciudad de
Buenos Aires y en la Narratón
24 horas de cuentos. Participó de la
Cátedra de Narración oral en La Facultad de Periodismo de
La Plata. Nos
deja hoy un poema y varias micro prosas poéticas. Espero les gusten.
E Mail: libera@arnet.com.ar
Creo en Violeta Parra
alumbrada de música y poemas
En Salvador Allende su entera dignidad
En Miguel Hernández su huella
de sangre y de belleza
En la libertad que escribe incesante con
uñas en los muros.
En la alegría, el abrazo.
En la fiesta que continua al dolor
en la dulce tristeza
en las flores
la amistad
creo en los luchadores que buscan
en la ternura
en la oscuridad salpicada de sueños
en el arte de pensar
los libros en la cama
sobre la mesa
en los libros que asaltan todos los rincones.
En mi ciudad, mi casa, mi cuerpo, surcados de
latidos.
En la
leche tibia de las palabras.
En la rebelión
En los títeres,
el cine, los cafés, los recuerdos,
la murga
en el amor
que acaricia a todo lo que creo.
El café, los diarios, ciertas lloviznas, unas rosas rebeldes, libros en la cama, marchas, multitudes, la música de los amigos, palabras en red, un silencio poblado, algunas callecitas de Palermo, la voz de Cortázar que cuenta, los compañeros del alma de
Deseos
Quisiera ser fiesta, una
guirnalda de flores rojas que encienda las mañanas. La mesa con manteles
blancos. Mar cálido que acune en su vaivén .Lluvia que limpia. Una negra
bahiana que bambolea en su cuerpo la música-del mundo. Esencias en el escote.
para jugar al tesoro escondido. Puntillas, filigranas, agujeritos para espiar.
Una voz para contar como se viaja a Itaca en el borde del poema. Quisiera ser
telas, una seda para las caricias, terciopelo para el roce casual, la carta de
Seda. La selva con su techo de hojas y la luz que se filtra y el rumor de los
insectos y la flor abierta y el lugar entre los árboles donde se liberan perfumes
que acarician
Biblioteca
cuerpo casa
Los libros se aduelan de la
casa que es como un adueñarse con pena porque son nómades, libres, no esperan
ser amos, les gusta desparramarse como el agua, van desde la multiplicidad
hacia las manos y los ojos y se derivan en tiempo, azar, deseo, memoria. Hay
una biblioteca que sube escalón por escalón a la promesa de cielo, siempre
incumplida. Estantes blancos que abrazan los vacíos. Mis libros preciados,
están adelante, enfrentados con el jardín, abriendo diálogos vegetales. Se
cuentan un origen común. En ese espacio que es como un balconeo de cuerpo
femenino nutricio. Libros que hablan sobre libros, miniaturas de cuentos,
fragmentos y esas lecturas de placeres textuales, los que producen cierta
exaltación, van y vuelven, a la cama, al sillón rojo del dormitorio .Hay varios
en juego, para darles pequeños mordiscos, o tocarles las páginas hasta que
suelten un olor, un secreto, una caricia.. Son los elegidos que comparten ese
amoroso abrazo con la biblioteca del dormitorio, la de adelante se pronuncia,
me incita. La de atrás, poesía; la del consultorio, psicoanálisis. La de otro
mueble biblioteca, temas sociales, los libros del ausente, sus marcas, los que
nunca leí. Hay una biblioteca, viva, vital y otra que casi no se toca y otra
más, detrás de un mueble como un secreto inmovilizado, mudo. Porqué dejaremos
en la oscuridad ciertas zonas, ciertos libros, en este caso la dificultad de
acceso parece justificarlo, aunque lo perdido, lo soslayado, no siempre tiene
lógica. Pensarlo angustia, esa ciudad que no vimos, el lugar al que no
llegamos, lo que ya no conoceremos. Los oscuros- claros, la civilización y la
barbarie, el cerrado espacio sin salida. Del lado de la luz, la mesa con su
mantel bordado de flores de Guatemala tiene cajitas que guardan poemas y
pequeños textos que convido. Como bombones. En un labrado porta Corán se
ofrecen servilletas y poemas, asoma un Borges dando inesperados giros. A veces,
a cierta distancia, me parece ver un barco entre los libros. Me gustaría
tomarlo, escribir lo que queda del día, navegar ese mar de lenguaje y convidar.
Convidar palabras, muelle, mórbido, huella, preciosa, almohada, hada, Alhambra
como un palacio de las 1000 y una y contar, leer, escribir, infinitos cuentos.
Una noche más para gozar de la felicidad clandestina de los libros que se
pierden y recobran. Una noche más, que han quedado tantos sin leer en los
recovecos de mi propia casa. Una noche más.
Me la
donaron .Nací en su mar .Me incubaron de horror, de asco, de pasión, de placer,
de risa, sus palabras.
También
me la gané, desagregando de todos los textos y las charlas, las que quedaron en
mi y me representan.
Ahora,
estoy en los zapatos de mi lengua como si fuera a bailar un tango que está por
comenzar.
Estoy con
los compañeros del alma de mi lengua diciendo en voz alta un discurso de
justicia, de verdad.
Abriéndome
a la ternura de la palabra quechua que nombra a mi nieta, una brisa que junta.
Los
sonidos del italiano, del iddish, del gallego, del árabe, resplandecen, suenan
y se abren.
Acá tan
chiquita para tanta historia, una mujer saborea en su boca, con su lengua, el
lenguaje sin el que no sentiría lo que siente, ni pensaría lo que piensa.
Su cuerpo
no sería el que es, sin sus palabras propias, las de su placer, las de su
dolor, las de su rabia. Emociones.
Es su
lengua, la arrancó a mordiscos para decir su verdad frente a las versiones de
los poderes. A veces suplicó una palabra de rodillas para expresar lo inefable.
Su lengua
cobija al silencio como a un amigo que empuja lo que dirá mañana
A todos
los que leyó y escuchó y a los que escucharon y leyeron esos que ella leyó y
escuchó, cadena infinita, como una síntesis, un resplandor besado en la boca,
gracias
Mi viernes
Viernes,
un anuncio, una promesa, pequeño paraíso. El ruido del mar antes de que
aparezca, la carta sin abrir, deseo de, lecturas, música, el olor del pan
todavía en el horno, la espera del tiempo sin apuro del café con diarios
desplegados en la cama. Una cita con la asamblea de pájaros del jardín. Un
abrazo posible de paisaje. El esbozo de tanto, una síntesis de vacaciones en la
brevedad de los dos días por venir .Si fuera poema un haiku.
La
tradicional vuelta al Obelisco … una pasadita por la avenida Corrientes y …
¡regresamos al pago! Aquí los espero con sus poemas y sus cuentos, así como con
su minibiografía. Pueden enviarlos a: letrasenelanden@gmail.com
La revista la hacen todos ustedes … ¡¡no sean
perezosos y envíen material!! Para consultar todas las revistas anteriores, les
recuerdo que están en esta página web.
Nos
vemos!!!!!!!!!!!!!! Un abrazo
CRIS FERNÁNDEZ
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