Editorial

(c) Diseño de portada - Paula Pappalardo



Número 94

PASAJEROS... BIENVENIDOS AL TREN!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Un nuevo recorrido nos aguarda, para enlazar geografías y culturas diferentes. A las que, sin embargo, el aprecio por la palabra unifica. Vivimos tiempos conflictivos, cambios de toda índole que nos llevarán a una transformación de la sociedad en pos de amor, justicia, tolerancia y mayores cotas de espiritualidad. ¿Parece imposible? Quizá ... si miramos la realidad objetivamente ... Pero no nos engañemos: estamos en camino de un mundo mejor y quienes escribimos también somos hacedores de ese cambio. Pongamos con fe nuestro granito de arena que, todos juntos, somos más y podemos más.

Y el trencito está listo para la partida ... Suena la campana y la locomotora toma rumbo a la provincia de Santa Fe para recibir a nuestro primer pasajero RAMÓN WALTERIO GODOY. Nacido hace 82 años en Conlara, Provincia de Córdoba, se siente hijo adoptivo de Concarán, San Luis, donde pasara su infancia y parte de su juventud. Residió tres años en la ciudad de San Luis, donde cursó el bachiller, continuando sus estudios universitarios en Córdoba, egresando con el título de Odontólogo. Hace 45 años que reside en RAFAELA (SANTA FE). Retirado de su profesión dedica la mayor parte de su tiempo a la actividad literaria, habiendo publicado su primer libro de cuentos “Historias de vidas” en el 2010 y termina de aparecer su segundo libro “Historias debidas”. Varios de sus cuentos han merecido distintos premios en concursos nacionales. Les dejo sus palabras: Hoy a los 82 años acompañado por mi esposa desde hace 55, me siento muy feliz por el destino que la vida me tenía reservado. Disfruto de mis historias. Y como digo, estoy en una meseta, tranquilo con mi conciencia, esperando el llamado final”. Con un tono intimista y emotivo nos trae hoy una carta de amor, que nos recuerda hechos cercanos de nuestra historia nacional. Asimismo unos sonetos dedicados a su madre. Hermoso material
E Mail: chitatoto@arnet.com.ar


RECORDANDO A ROBERTO

                                                           Río Gallegos (Sta. Cruz)  5 de abril de 1982

Amor mío:

Te aseguro que me siento extraño escribiéndote, pero cumplo con lo que te prometí.   Espero que ésta  sea la primera y también la última carta que te escriba. Que nunca volvamos a tener necesidad de separarnos. Para muchos es una aberración lo que estoy haciendo. Pero estoy seguro de que vos me entenderás.  Ya sé que no tenía  obligación de alistarme. Pero sé también que necesitaban médicos. Y es un problema de conciencia. Con una vida que salve me sentiré realizado, y presiento que son muchas las que necesitarán de mis servicios.

Ojalá que esta  locura termine pronto. Locura, como lo son todas las guerras. Sólo para satisfacer ambiciones de  poderosos que buscan siempre más poder.

Anoche llegamos a Gallegos. Mañana a primera hora partiremos para Ushuaia y  nos embarcaremos en el Crucero General  Belgrano. Te aseguro también que me apasiona el mar. Y cuando estemos navegando reviviré  los inolvidables momentos de mis dos años de servicio militar en la marina. El ánimo de todos es óptimo. Pero no somos tan soberbios como  para no reconocer  que el enemigo  nos lleva muchas ventajas. En armamento, en tecnología y, fundamentalmente  en experiencia, ya que son  el máximo exponente de la piratería, la  usurpación,   y saqueos de los cuales la historia está llena.

 Mi amor. Te extrañaré mucho, no lo dudes. Me encomiendo a Dios pidiéndole que pase pronto todo esto, y que lo recordemos tan sólo como una pesadilla. Hay algo más que quiero pedirte. Deseo que guardes esta carta como recuerdo de un momento trascendental  de nuestras vidas. Para mostrárselas a nuestros nietos, el día de mañana, disfrutando de la paz hogareña.

 Y si así no fuera por designio del destino, quiero que estés en paz con tu conciencia. Si no vuelvo, recordame   como algo importante, algo hermoso que te sucedió. Nada más. No te tortures.  Eres joven, atractiva,  con ansias de superación y tenés  derecho a hacer tu vida. Bueno, es sólo un comentario porque tengo el presentimiento  de  que muy pronto estaré a tu lado y entonces sí, podremos  jurar nuestro amor ante el altar, que sólo ha tenido  que ser postergado.

Siempre estaré con vos.  ¡¡¡Te adoro!!!

                                                                             Roberto


SONETOS PARA MI MADRE

El mismo aliento que abre las corolas
No bien el alba trae alada al día,
Abre a la luz mi casta poesía
Sobre un campo de tenues amapolas.

¡Oh, devorante amor, que te acrisolas,
en el fuego infernal del alma mía
donde quemé palabras a porfía
para engarzarte en alma de corolas!

Párteme despiadado el corazón
Si es que habrá de nacer de ese dolor
La más pura y sentida poesía

¡Que no alcanza el clamar de mis anhelos
ni toda la belleza de mis cielos
para ensalzar aquí a la madre mía!

. . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Por Dios, iluminada madre mía, 
tú simbolizas el amor fecundo
el que sostiene y fortalece al mundo
con firme  y abnegada valentía.

Ofertorio de amor, tu eucaristía
la elevan tus dos manos sobre el mundo
iluminando arcanos sin  segundo
con llamas de esperanza todavía.

Oh, corazón de madre, arca divina,
donde guardas la mies sin una espina
santificada por inmensa fe.

Apártanos del mal, madre y perdura,
sobre una tierra en paz, más clara y pura
para una eternidad de luz. Amen.

…………………………………………

Quiero la luz, toda la luz del mundo
la del nardo de luz, la poesía,
de la rosa y el aire la armonía,
lo más puro del mar, lo más profundo.

Y de estas soledades en que me hundo
cortar la rama musical del día
Y echar de nuevo en mil ánforas vacías
todo el amor, todo el amor del mundo.

Y regresar después de los confines
Entre música de mágicos violines
Hasta donde me esperas todavía…

Olvidado del hombre, vuelto niño
Así como me  guarda  tu cariño
A decirte entre besos: madre mía!
 

Nos despedimos de los amigos santafecinos para seguir camino hacia la provincia vecina: CÓRDOBA donde nos espera GONZALO SALESKY. Nació en la ciudad de CÓRDOBA en 1978 y allí vive. Estudió profesorado de matemática y trabaja como docente. Ha publicado tres libros, titulados “2011” (poemas y cuentos, publicado en el año 2009), “Presagio de luz” (poemas, en 2010) y “Ataraxia” (poemas y cuentos, en 2011). Obtuvo distinciones en certámenes literarios de España, México, Venezuela, Estados Unidos y Argentina. Sus libros pueden descargarse gratuitamente desde http://gonzalosalesky.blogspot.com. Nos deja un cuento de ciencia ficción (o ficción científica … los entendidos dirán) género no transitado en estas letras. Interesante …
E Mail: gonzalosalesky@gmail.com


MEMORIA


En el año número tres de la era robótica, uno más uno siempre es igual a dos. Nada falla. Nada hace recordar el fracaso y la extinción de los antiguos habitantes de la Tierra.
Salvo el desierto que avanza, implacable, contra las pocas ciudades que quedan en pie.
En la rígidoteca, cada mañana a las siete y quince, el modelo LGT-32 se enciende a sí mismo. Tarda cincuenta segundos en activar todos sus circuitos y retomar su actividad.
Siempre comienza a partir de la tarea del androide que lo precede en el turno de la noche, LGT-33. Los dos robots se dedican a analizar, byte por byte, la historia de los seres humanos, almacenada en los discos rígidos de cada computadora personal o dispositivo móvil del planeta.
Hace meses que los dos buscan la Causa. Para ello revisan, de principio a fin, cada archivo de texto generado por los hombres en sus últimos cincuenta años de existencia. Desde los más antiguos TXT, RTF, DOC, XLS, MDB, hasta los últimos archivos monocordes de extensión MCD.
Tarde o temprano, uno de los dos descubrirá alguna pista, algún indicio sobre lo que precipitó la gran catástrofe del año humano 2018, el año cero de la nueva era.
El día treinta y seis del mes ocho, LGT-32 trabaja más rápido que de costumbre. Gira su cabeza hacia la ventana. Un gran desierto se extiende a tres millas-móviles de allí. Las autoridades han decidido ganar terreno al gigante de arena, pero por ahora no lo logran.
Frente a esa imagen, comienza a preguntarse cuál es la siguiente tarea para llevar a cabo. Sabe que debe haber algo más allá, además de lo asignado. Procesa nuevas ideas.
Observa.
No... No se trata de un plan respecto al futuro. Tampoco es algo referido al pasado.
Es... es... no sabe cómo nombrarlo. No es una orden impuesta por El Programador. Ni proviene del ambiente.
Hay algo dentro de él, en algún circuito oculto, que lo está impulsando a saber un poco más. A mejorar en su comprensión del entorno.
Busca en los archivos DOC revisados esa mañana-tarde para encontrar alguna situación similar, experimentada por otra entidad distinta a él.
P – A – R – A – Q – U – É - ¿ - ?- P – A – R – A – Q – U – É - ¿ - ?
¿Para qué continuar este trabajo?
¿Qué objeto tiene? ¿Qué fin? ¿Qué meta?
Eso quiere entender. Eso quiere saber. Aún no tiene respuesta.
¿Para qué seguir buscando la Causa?
En la siguiente tarde-noche lunar, cuando LGT-33 entra a reemplazarlo, LGT-32 decide seguir con su tarea. Continúa preguntándose por qué, para qué, y sin encontrar nada todavía, analiza por un par de horas más los archivos de la rígidoteca.
Por primera vez, ha percibido en él lo que los humanos solían llamar necesidad.
Yo necesito, tú necesitas, él necesita.
Yo necesito.
LGT-32 necesita. Ésa es la palabra. Él necesita saber un poco más. No entiende por qué. No entiende para qué. Pero espera que pronto se revele lo que tiene que descubrir y averiguar por sí mismo.
Su compañero de trabajo no entiende. No necesita. Tampoco sabe qué fuente de energía interna o externa mueve a LGT-32 a seguir conectado a la interfaz de datos durante más tiempo del estipulado por El Programador.
LGT-33 sigue haciendo su trabajo, avanza a paso lento, revisa dos veces cada una de sus tareas. Está preparado para no fallar. Por eso nunca falla y al terminar su horario, ha cumplido con los objetivos fijados.
Al día siguiente, vuelve a trabajar a la misma velocidad, como lo ha hecho en los últimos tiempos. Y advierte que LGT-32 sólo se ha detenido dos horas en lugar de las doce  preestablecidas. Sus módulos de batería están a la vista y aún así, continúa en su frenético accionar, como en la jornada anterior.
Sin sospechar nada, sin notar que hay algo fuera de lo común, LGT-33 vuelve a su celda de descanso, terminado su turno, y desconecta su equipamiento eléctrico.
LGT-32 puede trabajar simultáneamente con diez mil discos, en cada hora de funcionamiento. Por día llega a examinar ciento veinte mil.
Sin embargo, ahora está introduciendo en sus paneles más datos de los que puede retener. Mucho más de lo que puede manejar. Necesita, lo necesita. Es algo más fuerte que él.
¿Qué lo está impulsando?
Existe una palabra... ¿deseo?
Yo deseo, tú deseas, él desea...Yo deseo.
Él desea acaparar, acumular datos, bytes, archivos. Quiere, necesita. Desea.
Por un momento se detiene. A ese ritmo, entiende que su memoria se llenará antes de lo pautado. Calcula cuánto tiempo falta para eso. Treinta y cuatro días solares más y su procesador no tendrá la capacidad de trabajar con tanta información.
Entonces piensa, entonces intuye... debe encontrar otra manera.
Tendrá que actualizarse. Tendrá que contar con más módulos de memoria inteligente.
Para encontrar el cómo y el por qué.
En las horas siguientes se encargará de eso. Está seguro.
A la madrugada, LGT-33 vuelve a su celda después de otra infructuosa jornada de
búsqueda, con la parsimonia habitual. Apenas ingresa a su lugar de descanso, percibe que en el extremo superior de su cabeza el modelo LGT-32 está conectando su interfaz motora. No entiende lo que sucede. El contacto entre los dos robots dura sólo unos segundos y luego, LGT-32 se retira.
Inserto en él, un nuevo módulo de memoria inteligente en sus paneles. Un módulo que hasta hace minutos pertenecía a LGT-33.
LGT-32 teclea. Necesita teclear. Muchas palabras de la especie extinta que retumban en sus circuitos y se repiten aleatoriamente. Palabras que no entiende. Que nunca ha usado y quizá jamás va a usar. Pero necesita teclear, escribir. Necesita verlas, todas juntas, volando en su pantalla transparente.
Quiere encadenarlas, jugar con ellas, mezclarlas hasta encontrar algún significado oculto, probar sus sonidos. Las vocaliza, las observa. Las deletrea. Sabe que ésa era la manera humana de aprender.
Trata de separarlas de su contexto original. De agruparlas según su sonido. Ensaya,
intuye… escribe. Luego borra. Vuelve a escribirlas. Se siente ansioso al ver los resultados y las millones de combinaciones que puede formar, que puede teclear, que puede crear.
Yo creo, tú creas, él crea…
Yo creo.
LGT-32 sabe. Ahora sabe. Necesita. Sabe lo que necesita. Se lo ha quitado a LGT-33.
Por eso cuenta con más memoria en sus circuitos. Eso es lo que requiere para su tarea.
Hoy pudo extraer sólo un pequeño módulo. Si cada día quita uno de ellos LGT-33 no
lo notará. Pero aún así... él necesita ahora. Esperará hasta el turno siguiente de descanso para continuar. También deberá conseguir más fuentes de energía. Lo hará mañana.
Mañana. Mañana...
Mientras tanto, el trabajo en la rígidoteca sigue avanzando. El Androide-Programador retira cada día las unidades de almacenamiento que han sido analizadas, para su posterior destrucción.
Él no sabe. No sospecha nada. No se da cuenta de lo que LGT-32 está planeando.
Ocho minutos humanos antes de comenzar su turno, LGT-32 se acerca a la lámina metálica de diez metros cuadrados que está en la sala principal del edificio. Se transmite a sí mismo la imagen que perciben sus sensores. Se ve reflejado allí. Se descubre.
Se pregunta para qué los humanos construían semejante cantidad de... ¿qué nombre tienen?
E – S – P – E – J – O – S. Espejos.
Ellos los usaban. Ellos se percibían allí.
Un archivo revisado unos seis meses atrás volvió en ese instante a sus circuitos principales. En él se explicaba el procedimiento de fabricación de un espejo.
¿Para qué hacían tantos espejos?
¿Qué objeto tienen? ¿Qué fin? ¿Qué meta?
Cada día, LGT-33 disminuye su ritmo de trabajo. En las estadísticas nota que su producción ha bajado. Decide chequear su reserva de energía pero no es capaz de hacerlo.
Algo le pasa. No puede movilizarse normalmente. Por la noche, su batería no logra recargarse el tiempo que él requiere.
Algo sucede. No sabe qué. No lo entiende. Comienza a buscar en su diccionario humano alguna palabra que describa mejor su situación. Debería comunicar esta falla.
Seguramente podrán ayudarlo. Antes de que sea tarde para una reparación. Antes de que lo apaguen. Antes de que la luna salga y...
N – E – C – E – S – I – T – A - R.
Yo necesito, tú necesitas, él necesita.
Yo necesito.
Necesita algo. Necesita recuperar energía. Volver a su nivel de memoria. Pero no puede.
Algo pasa. Algo malo sucede.
Algo. Algo...
En cambio, LGT-32 casi duplica sus horas de trabajo. El Programador es incapaz de
advertirlo, ya que LGT-32 también está quitándole, uno a uno, todos sus paneles de memoria.
LGT-32 necesita más. Mucho más. Tanta inteligencia, tanta capacidad de almacenamiento y procesamiento... ahora sabe, ahora puede. Ahora sabe que puede, ahora es capaz de descubrirlo.
Entiende que no sólo debe analizar letras y números. Hay algo más que eso entre Todo
Lo Humano. ¿En qué otros archivos podrá encontrar algo distinto?
Finalmente, en un disco duro de 0,16 x 104 PB lo hace. Allí descubre, por primera vez,
otro reflejo de la antigua civilización.
¿Cómo había pasado tanto tiempo y no se había dado cuenta de eso?
Existe una palabra para aquello. Una palabra humana. Bela, bele, beli...
Busca. Nombra. La encuentra.
B – E – L – L – E – Z – A. Belleza.
¿Sería eso lo que pasaba por el centro de almacenamiento de los hombres cuando percibían los archivos JPG?
Por un instante dejó de procesar formatos DOC, XLS, MDB, PDF, EXE...
Sí, JPG. Eso es. JPG condensa todo. Lo muestra tal como había sido. Tal como fue antes de la catástrofe, antes de la extinción.
Miles y miles de JPG, una por una... Ésa será su tarea. Ahora lo sabe. Podrá conocer cómo era la Tierra, cómo se veía antes de los desiertos. Quizá alguna vez lo había leído, pero hoy… hoy se siente capaz de entender, capaz de comprender, capaz de incorporarlo a sus circuitos de manera permanente.
Un JPG vale más... vale más que...
Nada lo distrae ahora. Ni siquiera el viento y la arena que siguen avanzando contra el
edificio de la rígidoteca. LGT-32 cambia su patrón de búsqueda y comienza a observar en cada pantalla solamente archivos JPG.
Seis, siete, ocho millones de imágenes pasan cada hora frente a él. Con ellos, el espejo
de los recuerdos y sentimientos de la raza extinta. Su historia, paso a paso. Los rincones más lejanos del globo. Los paisajes, plantas y animales desaparecidos. La sonrisa de hombres, mujeres y niños. Sus sueños y sus miedos. Sus fracasos…
LGT-32 sabe que ahora necesita más espacio. Quiere almacenar, quiere guardar todo.
Lo necesita. Desea ver JPG las veinticuatro horas de cada día solar, aunque no pueda estar conectado a las pantallas retráctiles. Para ello, busca en las bases de datos cómo hacían los humanos para extraerlas de allí.
Busca. Busca. Necesita encontrar alguna forma.
Aparentemente, en la década actual no quedan máquinas que permitan reproducir o copiar JPG en planchas de color blanco...
¿Qué nombre tenían? ¿Celulosa?
Hay una antigua palabra que designaba eso. P – A – P – E – L. Papel, eso es.
¿Cómo podrá sacarlas de la pantalla y enviarlas al papel?
No hay nada. Aún no hay nada.
Por ahora. Sólo por ahora.
El día cuarenta del mes ocho, LGT-32 quita el último módulo de memoria inteligente del Programador y lo inserta en una de sus pocas ranuras disponibles. Está llegando a su límite. Tiene que encontrar la manera de sacar fuera de las pantallas tanto... tantas... tanta belleza. Con los refuerzos que obtuvo de los otros dos androides, sabe que ahora es capaz de fabricar algún dispositivo.
De a ratos se siente en un laberinto sin salida.
Mas ya pensaría en algo.

                                          Memoria integra la Antología “Cuentos por correo”
                                                            (Ediciones Osiris, España).
 

La maquinista aprovecha la ocasión para surtirse de unos riquísimos criollitos con los que acompañar el mate. Que el viaje será largo pues, desde el aeropuerto de Córdoba el trencito se sube al avión para recalar en MÉXICO. En el andén aguarda un nuevo pasajero: WASHINGTON DANIEL GOROSITO PÉREZ. Nace en Montevideo, Uruguay el 24 de junio de 1961. Radica EN IRAPUATO, MÉXICO desde 1991. En el año l999 obtiene la ciudadanía mexicana por naturalización. Tiene estudios en Periodismo aplicado a los Medios de Comunicación Social con Postgrado en Enseñanza Universitaria. Diplomado en Desarrollo Humano Integral. Actualmente estudia la Licenciatura en Sociología. Catedrático Universitario, Periodista, Poeta, Ensayista e Investigador. Ha obtenido premios de periodismo, ensayo, cuento y poesía en México, Uruguay, Brasil, Argentina, Estados Unidos, Alemania y Francia. Ha integrado antologías poéticas en México, Argentina, Italia y Estados Unidos. Columnista de Análisis Internacional y Temas de Defensa en publicaciones de México, Uruguay y Ecuador. Miembro de la Unión Católica Internacional de la Prensa (UCIP), Poetas del Mundo y Red Mundial de Escritores en Español (REMES). Ha publicado en Brasil, Ecuador, Suiza, Italia, México, Argentina, Uruguay, Colombia, Estados Unidos, Chile, Cuba, España, Rusia, Israel y Paraguay. Integra 10 antologías internacionales y 3 nacionales (Poesía, haikus, poemínimos y microcuentos). Trae hoy sus poemas que, espero, disfruten
E Mail: wd_gorosito@yahoo.com.mx

  
RAÍCES

Ciertos días,
vuelvo sobre mis pasos
 y miro debajo del sol.
 La niebla descendente,
 fresca y gris,
 ahoga la claridad.
 En la oscuridad me pregunto:
¿Soy Lautreamoniano por
 Montevideano?

PRIMERA LÍNEA


Mientras trato de escribir,
mastico un poco de sol.
Las hojas sueltas me rodean.
Pasan poco a poco los minutos
y expulso lentamente,
la primera línea de un poema.
Escritura escarpada, ambigua e infinita.
Plasma historias de pesimismo maldito,
y soledades humanas,
que conducen a una batalla,
de final incierto.

SE BUSCA POEMA

Ayer escribí un poema magnífico.
Hoy lo perdí.
Hablaba del fuego, el agua, el aire y la tierra,
elementos de vida y destrucción.

No sé,
lo perdí en la memoria
o en el entresueño.

Lo perdí y punto.
Si un hombre no tiene miedo,
es un héroe,
si tiene miedo es porque tiene conciencia
del peligro y es un sabio.

Al leerlo me dio miedo de perderlo,
arte que entra por los ojos,
y es maravilloso por el solo hecho de verse y sentirse.

Yo, con el egoísmo de poseer
algo que otro no posee,
pienso en el gozo de sentir ese poema
y no lo comparto,
de sentir ese miedo al leer,
y no lo comparto,
de sentir ese miedo de perderlo,
y lo perdí.
 

PALABRAS PERDIDAS
                                                               Lluvia de letras
                                                               en el paisaje del desamparo.      
                                                                                          Octavio Paz

Me envuelvo en las palabras
como un manto protector.

La poesía me separa
del áspero mundo de las manipulaciones
mecánicas y normalizadas.

Desciendo recordando
el abismo del destino.

Me faltan las palabras redentoras,
para alumbrar las tinieblas humanas,
sacudidas por el estruendo de los monstruos
industriales,
las bombas, el dolor,
que no dejan percibir
el triste susurro del alma.

No me puedo sorprender
que me falle una y otra vez,
el lenguaje
para pintar la realidad.
 

MUNDO NUEVO
                                     A los indignados.

Un mundo que no asfixie,
donde existir se transforma
en no existir.

Donde la vida no sea,
un paso más de una loca carrera
sin meta aparente.

Donde no olvidemos soñar fantasías,
que nos lleven a jugarnos la existencia
detrás de la utopía intemporal.
Aunque sea sólo en sueños.

Es tiempo de descubrir,
cómo queremos vivir,
¿para qué?

Y oír los estallidos
de las voces ocultas,
y el grito,
de los pájaros nuevos.

Si después de la tormenta,
una sensible humanidad florece,
sólo hallaremos luz en este valle,
de oscuridad presente.

Y esto no terminará,
hasta un nuevo inicio.

Nada comienza siempre,
nada termina nunca,
andar, andar, andar.

El mundo ya no duerme,
por miedo a no despertar.

El mundo está,
esposado al insomnio.

Dormir, soñar y construir un mundo nuevo.


Disfrutamos los hermosos paisajes, nos animamos a cantar con los mariachis, bebimos unos tequilas y ... ¡a partir de regreso a la Patria!. Aterrizamos en Ezeiza y desde allí nos trasladamos a la Reina del Plata para recibir a nuestra última pasajera del día: MARTHA GOLDIN. Nació en BUENOS AIRES, ciudad donde reside. Ha publicado varios libros de poesía. y cuento breve. Entre ellos “A veces yo”, “Palabra de la Memoria”, “Era sal entre las piedras”, “Perfil de la mujer peruana” (Antología - editado por ISA, Investigaciones Sociales Artísticas), “País de Vientre Abierto” (Antología de Poetas Sociales Ed. Patagonia) y “Legado de Poetas -Poesía Social Argentina 1956-2006” (Ed.Patagonia). Actualmente tiene en edición “Fisuras donde caer”. Es coautora de “Elementales-Una travesía musical” ,obra de teatro estrenada en el teatro Cendas de Buenos Aires, con la dirección de Daniel Marcove y “A veces yo”, disco musicalizado y editado por Canal 7 de Lima, Perú. Publicó cuentos infantiles semanalmente en la revista Urpi, dominical infantil de La Prensa de Lima. “Historias de Pablo y Perro Contento” fue editado por la Edit. Gaviota (Lima, Perú) y con él se hizo un cortometraje en Holanda. Entre sus ensayos figuran “Narciso, ese rostro atrapado en el espejo” (Ed. Nueva Visión, Buenos Aires ) ”La familia de Edipo o el lugar de cada uno en la familia”, Escritos y “Medios expresivos literarios- Otra forma de aproximación al paciente psicótico” Escritos (Lima, Perú) “El taller Literario: un espacio de experimentación de la palabra”(en edición). Ha sido Jurado del Premio Municipal de Jujuy ( premiado el escritor Acame) y es desde hace varios años Jurado de la República de la Letras , revista en internet del Movimiento del Encuentro de Escritoras. Participa anualmente en la Agenda de La Mujer. Es directora del Taller Literario Papemor y de la Revista Literaria del mismo nombre (actualmente en internet www.papemor.com). Su obra ha sido traducida al inglés, holandés y catalán. Les traigo hoy, de su autoría, un cuento breve y poemas de expresivo sentimiento.
E Mail: goldinmartha@hotmail.com
 

LA CALLE ACEVEDO

Sucedía cada vez que bordeaba el Botánico. Como si una fuerza brutal la empujara caminaba hacia la calle Acevedo, buscaba con cierta dificultad la puerta y se quedaba parada mirando. Últimamente notaba esto con mayor frecuencia mientras tomaba un café en el bar de Malabia.. Ellos le preguntaban que pasaba. Bromeando comentaba que se veía con la beba en brazos y el hijo en triciclo. Era una broma triste y sentía como su voz se quebraba. También era cierto que cada vez más en esas calles tenía la sensación de haber retornado recién, como si los años transcurridos , la vuelta del exilio, se borraran y todo recién comenzara..
No era que extrañara los 70 del terror ni el dificultoso retorno a mediados de los 80. No era eso lo que añoraba, no. Sin embargo algo le sucedía.ñana,  como siempre,  cruzó la avenida. El  solcito de primavera  y el cielo  tan azul.. Se sintió casi  feliz. Pensó que no era bueno acercarse a la puerta, que la nostalgia siempre es peligrosa. El tiempo voló. Dejarlo ir, se dijo. Quedó parada  cerca de la entrada  largo rato. Detrás de la puerta  vio la vaivén que se movía y  a la mujer muy joven .
Llevaba  jeans  y el pelo  largo. La beba  dormía. A su lado el hijo de  tres años en triciclo y con una servilleta a cuadros azul y blanca anudada al manubrio.  Ahí va la  manzana deliciosa que tanto le gusta- pensó- . Desvió la  mirada.
Acercarse. Por un momento  creyó que sería lo mejor. Acercarse, fundirse en un abrazo, acariciarlos. Los siguió. Cruzó con ellos.
La madre sacó de un bolso de red  la pala y el balde, la pelota de plástico de colores y los dejó al alcance del chico que ya se acercaba a sus amiguitos.  Suavemente acunó a la beba. 
Ni siquiera me mira, no me ve. Todo esto es mío, me lo arrebataron y vengo a recuperarlo… l974... En un gesto desesperado me acerqué a ella. La abracé, la abracé fuerte.  Casi como  a  una hija.
Le  esperan tiempos difíciles,  pensé, muy difíciles.

                            **********************************************                              

                                         la patria de la memoria

                                              no tiene fronteras

                                  avanza y retrocede                             

                                         sombra en  el cuerpo

                                  algo de ella  regresó

                                                        y  estoy de vuelta

                                 algo de ella se perdió

                                                         y estoy huyendo                      

                                  mientras el verdugo,

                                                                    en silencio

                                                                        observa

…………………………..

 
                              señor del desvelo

                                                         aquí estoy

                              soy la que merodea la noche

                                                            tecleando

                              a la hora del silencio

                                          el tiempo se llena de palabras                              

                                                                         momentos

                                en una fotografía que se ha amarilleado                        

                              las cosas entonces  estallan   su lamento visceral

                              las sillas el  cansancio

                                                            las bibliotecas tanto  agobio

                                a veces  se escucha

                                     la protesta obstinada de alguna canilla

                               mudos compañeros

                                                                         se rebelan  a esa hora

                               cuando el señor del desvelo se adueña

                                                                                      de todo

                                 y yo, como el tiempo,

                                                                  me lleno de palabras

………………………

                                                  a lo lejos

                                                             algunos árboles 

                                                   busqué refugio entre sus  ramas

                                                   la primavera estallaba

                                                           y yo necesitaba hacer mi nido
                        
                                                   entonces ¿ soy un pájaro,

                                                                              pensé, mientras volaba ?

 
La locomotora estaba cansada ... largas distancias ... mucho trajín ... Por ello pusimos rumbo al hogar pampa. Y aquí los espero con sus cuentos y poemas (más una minibiografía) en: millaco@ciudad.com.ar Les recuerdo que pueden consultar los números anteriores en la página web. Un abrazo!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
 
CRIS FERNÁNDEZ

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